"Siempre pensé, que si entraba al seminario tendría que colgar la guitarra, meterla en un armario y no volvería a verla más. Incluso pensé que era bueno porque había intentado durante tanto tiempo tocar la guitarra para alcanzar la fama, por conseguir atención, que no me importaba dejar todo eso atrás y dedicar mi vida a Cristo”
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