“Y por mucho que hayamos batallado, no nos corresponde tampoco a nosotros decidir cuándo ha llegado la hora de que el Señor nos siente a su mesa para recompensarnos. A nosotros nos corresponde creer incondicionalmente en su amor y su fidelidad y responder con esa misma fidelidad inquebrantable, haciendo, como pobres siervos, «lo que tenemos que hacer» en cada momento”
No hay comentarios:
Publicar un comentario