* «No se conoce al Señor sin esta costumbre de adorar, de adorar en silencio. Adorar. Creo – si no me equivoco – que esta oración de adoración es la menos conocida por nosotros, es la que hacemos menos. Perder el tiempo – me permito decir – ante el Señor, ante el misterio de Jesucristo. Adorar. Y allí en silencio, el silencio de la adoración. Él es el Señor y yo adoro»
No hay comentarios:
Publicar un comentario