* «El espíritu del mal siembra guerras. Siempre. Celos, envidias, luchas, habladurías… son cosas que destruyen la paz y, por tanto, no puede existir la unidad. ¿Y cómo es el comportamiento de un cristiano en favor de la unidad, para encontrar esta unidad? No se puede dar la paz sin la humidad. Donde está la soberbia, hay siempre guerra, siempre el deseo de vencer sobre el otro, de creerse superior. Sin humildad no hay paz y sin paz no hay unidad»
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