* “Los cristianos podrán superar todas las dificultades humanamente insalvables gracias a la asistencia del Espíritu Santo, el Paráclito, el Defensor, que les dará «palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario», Deben tener la convicción inquebrantable de que «ni un cabello de sus cabezas perecerá» y que cuando sea destruido su cuerpo, templo del Espíritu Santo, será reconstruido en plenitud y para siempre”
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