* «El Reino de Dios se vuelve fuerte en la esperanza… Preguntémonos a nosotros mismos: ‘¿Tengo esperanza? ¿O voy adelante, voy adelante como puedo y no sé discernir lo bueno de lo malo, el trigo de la cizaña, la luz, la apacible luz del Espíritu Santo de la luminosidad de esta cosa artificial?»
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