“Doy gracias a Dios porque, desde que nos casamos, Sameh tenía la costumbre de hablarme de Dios, de los milagros. Amo a Dios gracias a él. No volver a verle será difícil, y seguirá siendo duro hasta el final de mi vida, pero no estoy triste. Como cristianos, lo que ha pasado nos ha hecho sentirnos orgullosos de nuestra religión. Nuestro Señor Jesucristo fue crucificado, flagelado y torturado por nosotros. ¡Así que nosotros podemos resistir eso! ¡Bien podemos nosotros verter unas gotas de nuestra sangre por Él!”
No hay comentarios:
Publicar un comentario