“El hecho es que es difícil para las personas entender que nosotros recibimos la Palabra de la Iglesia, optamos por tener una familia numerosa, decidimos arriesgar en el Señor, y que al final, esa es una elección que sólo nosotros dos podemos hacer (al final, aquí entra el fuero interno de la pareja, ¿no es así?), y que no me arrepiento ni un momento. ¿Si vienen más? Serán acogidos con toda la alegría. Dios nos ha dado los hijos y también las gracias para educarlos con mucho cariño. Son niños lindos, educados, amorosos, inteligentes (soy mamá gallina, asumido), maravillosamente inquietos y son la alegría de nuestra casa”

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