* «La consolación del Señor te lleva a llorar por tus propios pecados. Además, cuando vemos a Jesús y su Pasión, a llorar con Jesús… Del mismo modo te eleva el alma a las cosas del Cielo, a las cosas de Dios y, asimismo, tranquiliza el alma en la paz del Señor. Ésta es la verdadera consolación. No es una diversión – la diversión no es algo malo cuando es buena, somos humanos, y debemos tener alguna – pero la consolación te envuelve y precisamente la presencia de Dios se siente y se reconoce que éste es el Señor»
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