* «No fue de la noche a la mañana. Desde que sentí la llamada de Dios hasta que entré en el convento ha pasado un año. Y a lo largo de este tiempo, Dios me ha ido hablando, me ha pedido que le entregue mi vida, y yo le he dicho que sí. El amor de Dios hace que cada día sea distinto, nuevo. Por eso, cada vez estoy más enamorada de Él. Dios me llamó aquí, y aquí estoy. Y haciendo la voluntad de Dios es como me siento más feliz»
No hay comentarios:
Publicar un comentario