* «Pero al llegar la plenitud de los tiempos» se produce una nueva experiencia de Dios que va a reventar los viejos odres del judaísmo y a revolucionar nuevamente la concepción de Dios: con la encarnación de su Verbo eterno y la efusión de su Espíritu. Considerando «lo que ha visto y oído», San Juan tendrá que concluir que «Dios es amor» (1 Jn 4,8)»
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