Elizabeth y Gabriela, gemelas separadas al nacer, llevadas por Dios a ser monjas en el mismo convento: «Nuestra madre obró desde el cielo en pos de nuestra vocación»
* «Cuando murió nuestra madre, una de las hermanas de nuestra comunidad religiosa estaba sosteniendo su mano…. Esta forma de reunión, este camino compartido como novicias y postulantes en nuestra vocación, es el regalo más precioso de nuestra madre, un regalo enviado desde el cielo»
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