* «Durante la etapa de universidad me encontré con personas que me decían cosas como “tienes cara de padrecito” pero no les tomaba importancia. La inquietud volvió al darme cuenta que no hacía nada bueno o productivo con mi vida, era vacía, así que en mi corazón vuelve a surgir dicha inquietud. Decido vivir un preseminario donde durante esa semana tuve una fuerte vivencia para decidir si entrar o no al seminario. Fue una semana bastante pesada en cuanto que tenía miedo de tomar alguna decisión. Es así que decido dejar todo, abandonar los apegos y seguir a Jesús a través de esa vocación. Hoy no me arrepiento, porque cada momento desde mi niñez ha sido un plan de Dios y el proyecto es de Él. Decidir dejar todo por seguir a Jesús»
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