* «Tres cosas son las que me hicieron “vulnerable” a la llamada de Cristo: Un estado de salud deplorable es una escuela de humildad; el conocimiento del Holocausto a través de mi trabajo; y el contacto regular con presos estadounidenses condenados a muerte a los que escribí. En cierto modo siempre he tratado de servir a la gente. Y pasé de una lucha política a una lucha contra mí mismo»
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