Dale Recinella era abogado en Wall Street, enfermó, pide a Dios qué hacer, lo deja todo y atiende a condenados a muerte hablándoles de Cristo: «En la cárcel encontramos a Jesús»
* «Si el condenado pide que sea yo su asistente espiritual, me permiten quedarme con él al menos doce horas a la semana. Si hay familiares que lo acompañan en esta larga agonía, tienen la oportunidad de conocer a mi esposa Susan. Será ella quien les consolará durante y después de la ejecución»Leer más...
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