Helena Expósito, 24 años, se alejó de la Iglesia pero al sufrir una enfermedad sintió que debía conocer y hablar con el Señor: «Me sentí amada por Dios y soy religiosa misionera»
* «El Señor me transformó con su llamada, dándome vida en el proceso de supervivencia de mi enfermedad y me ha salvado la vida muchas veces con su misericordia. Cuando entras en el convento, el Señor te pide permiso para romperte y poder dejarte en sus manos; es un proceso precioso»Leer más...
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