* «Decidí hacer una Confesión general. Escribí en un papel los pecados con los que había lastimado al Señor todos esos años. El Espíritu Santo me ha recordado incluso ofensas menores desde la niñez, como tomar monedas de la cartera de mi abuela sin que ella lo supiera. Esa confesión fue un gran comienzo. El comienzo de una maravillosa aventura con Dios»
No hay comentarios:
Publicar un comentario