«Abrirse a la acción del Espíritu, en cualquier estado de vida que uno se encuentre. El Espíritu Santo no es monopolio de nadie, mucho menos del movimiento pentecostal y carismático. Lo importante es no permanecer fuera de la corriente de gracia que atraviesa, bajo diversas formas, toda la cristiandad; ver en ella una iniciativa de Dios y una oportunidad para la Iglesia, y no una amenaza o una infiltración ajena al catolicismo»
No hay comentarios:
Publicar un comentario