Mark Gile se refugió en las drogas, fundó una banda callejera, pero el Señor le llamó para ser sacerdote: «Quería la vida. Doy gracias a Dios por la Iglesia, que ahora es mi hogar»
* «Soy hemofílico y estoy enfermo y cojo. Incluso pensaba que Dios no me quería porque, si Dios me quiere, ¿por qué me ha dejado nacer con esta enfermedad? Me rebelé porque no aceptaba mi enfermedad… Gracias a la Palabra, a la comunidad y a la Eucaristía, que me ha nutrido y donde el Señor me ha dado la gracia para ver que mi enfermedad es una gracia. Ésta es mi cruz, y la cruz de Cristo es la prueba más grande que tengo de que Dios me quiere»
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