"En 2005 me atropelló un coche a toda velocidad y sufrí graves heridas en la cabeza. Me desperté en la UCI con una completa pérdida de la memoria. Era incapaz de recordar nada, y estaba aterrorizado, cuando reparé en un crucifijo sobre la puerta. Aunque era incapaz de recordar ni siquiera quién era yo, sí recordé a Cristo y su sacrificio perfecto. Luego mi memoria regresó y supe que Cristo tenía que ser el centro de mi vida"
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