El cirujano entró en la habitación y se encontró al paciente despierto y asintomático. «¿Qué estoy haciendo aquí?», preguntó. Sucesivos exámenes confirmaron el restablecimiento definitivo de su patología cerebral, y poco después pudo volver a su trabajo y a su vida diaria habitual. ¿Qué había sucedido? La esposa de este hombre, devota de la Madre Teresa, pidió a sus conocidos, que invocaran su intercesión para obtener su curación. «Decid a Madre Teresa que lo cure», pedía
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