Un sacerdote católico que iba a visitar a otro preso entró en su celda por error. Vació ante ese sacerdote toda la carga de dolor y secretos que guardaba... “He cometido lo irreparable y los hombres no me han perdonado. Y no sé si Dios podrá. Aquel hombre, que no he vuelto a ver, me abrió una nueva dimensión espiritual y filosófica. Decidí que no sería más un animal, que sería un hombre”
No hay comentarios:
Publicar un comentario