«Los bienes que durante mi vida había administrado, los empecé a repartir a la gente que tenía necesidad; los negocios los regalé y empecé desde cero. Han sido momentos difíciles, momentos de dificultad donde he querido responder a esta vocación y poder hacer la voluntad de Dios. Quiero responder fielmente a este llamado por el bien mío y de la Iglesia. Por eso, le digo a Dios: “Señor, en tus manos pongo mi vida, y si me llamas a ser sacerdote dame la fortaleza para amarte con todo mi corazón”»
No hay comentarios:
Publicar un comentario