* «Era la décima noche. Muchos estaban perdiendo la paciencia, la esperanza, la energía física y el valor. No podíamos hacer nada para cambiar la situación. Lo único que podía hacer era rezar. Dije a Dios: yo sólo soy un muchacho. En este momento no puedo hacer nada. Por favor ven, protégenos y ayúdanos a los 13. Y a continuación terminé mi oración, dando gracias a Dios por todo lo que me había ocurrido a mí y a mis amigos—a los 13 que estábamos allí»
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