* «En aquella Misa, empecé a creer que aquel pan era Jesucristo. Desde ese momento en adelante descubrí que, aunque ni vi ni toqué a Dios, sí creía que ese pedazo de pan no era un pedazo de pan, era el verdadero Jesucristo, que en aquel pan lo podía tocar y comer, que ya no era pan. ¡Ese Jesús fue hacia mí 3 veces! Él no depende de mi fe o falta de fe para actuar, en mi vida. Él vino a mí y me hizo una persona nueva, una persona feliz que ya no sigue las modas del mundo»
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