* «La parábola del buen samaritano nos pide reflexionar sobre nuestra capacidad de detenernos en el camino de la vida, de poner al otro por encima de nuestra prisa, de nuestro proyecto de viaje. Nos pide estar dispuestos a reducir las distancias, a implicarnos, a ensuciarnos si es necesario, a hacernos cargo del dolor del otro y gastar de lo nuestro, volviendo a su encuentro, porque el prójimo es para nosotros alguien cercano»
Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa León XIV ha hecho en nuestro idioma
* «Mi pensamiento se dirige con frecuencia al pueblo ucraniano, afectado por nuevos y graves ataques contra civiles e infraestructuras. Aseguro mi cercanía y mi oración por todas las víctimas, especialmente por los niños y las familias. Renuevo enérgicamente mi llamamiento a detener la guerra y a apoyar todas las iniciativas en favor del diálogo y la paz. Pido a todos que se unan en la oración por la paz en Ucrania y en todos los lugares donde se sufre a causa de la guerra. Desde la Franja de Gaza, el llanto de madres y padres se eleva cada vez con más intensidad al Cielo, sosteniendo en sus brazos los cuerpos sin vida de los niños, quienes se ven obligados continuamente a desplazarse en busca de un poco de alimento y un refugio más seguro ante los bombardeos. A los responsables, renuevo mi llamamiento: ¡alto el fuego, liberación de todos los rehenes, pleno respeto del derecho humanitario!»
28 de mayo de 2025.- (Camino Católico).- En la Audiencia General, en la plaza de San Pedro, ante miles de peregrinos, el Papa León XIV ha invitado a meditar sobre la parábola del samaritano y explica que la vida «está hecha de encuentros» y al encontrarnos «frente al otro, frente a su fragilidad y su debilidad» la elección es ocuparse de él o hacer como si no pasara nada. La prisa a menudo nos hace pasar de largo, pero para ofrecer ayuda hay que detenerse, no guardar las distancias. Se ayuda de verdad si se está dispuesto a sentir el peso del dolor del otro.
León XIV ha hecho esta propuesta a los fieles: “Los animo a contemplar con esperanza todas las veces que Jesús se detuvo ante nosotros cuando nos encontrábamos caídos al borde del camino, pidiéndole que nos dé entrañas de misericordia para tener la misma compasión con los demás que Él tuvo con nosotros”.
El Papa ha pedido el fin de la guerra en Ucrania y el alto el fuego en Gaza al final de la audiencia genera y ha elevado su voz para que cese el estruendo de las armas, se rece por la paz, por el diálogo y el alto el fuego. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:
LEÓN XIV
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles, 28 de mayo de 2025
Ciclo de catequesis - Jubileo 2025. Jesucristo, nuestra esperanza
Catequesis - II. La vida de Jesús. Las parábolas 7. El samaritano. «Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió» (Lc 10).
Queridos hermanos y hermanas:
Continuamos meditando sobre algunas parábolas del Evangelio que nos ofrecen la oportunidad de cambiar de perspectiva y abrirnos a la esperanza. La falta de esperanza, a veces, se debe a que nos quedamos atrapados en una cierta forma rígida y cerrada de ver las cosas, y las parábolas nos ayudan a mirarlas desde otro punto de vista.
Hoy me gustaría hablarles de una persona experta, preparada, un doctor en la Ley, que sin embargo necesita cambiar de perspectiva, porque está concentrado en sí mismo y no se da cuenta de los demás (cf. Lc 10,25-37). De hecho, le pregunta a Jesús cómo se «hereda» la vida eterna, utilizando una expresión que la considera como un derecho inequívoco. Pero detrás de esta pregunta, quizás se esconde precisamente una necesidad de atención: la única palabra sobre la que pide explicaciones a Jesús es el término «prójimo», que literalmente significa «el que está cerca».
Por eso, Jesús cuenta una parábola que es un camino para transformar esa pregunta, para pasar del «¿quién me quiere?» al «¿quién ha querido?». La primera es una pregunta inmadura, la segunda es la pregunta del adulto que ha comprendido el sentido de su vida. La primera pregunta es la que pronunciamos cuando nos situamos en un rincón y esperamos, la segunda es la que nos impulsa a ponernos en camino.
La parábola que cuenta Jesús tiene, de hecho, como escenario un camino, y es un camino difícil y áspero, como la vida. Es el camino que recorre un hombre que baja de Jerusalén, la ciudad en la montaña, a Jericó, la ciudad bajo el nivel del mar. Es una imagen que ya presagia lo que podría ocurrir: efectivamente, sucede que ese hombre es asaltado, golpeado, despojado y abandonado medio muerto. Es la experiencia que se vive cuando las situaciones, las personas, a veces incluso aquellos en quienes hemos confiado, nos quitan todo y nos dejan tirados.
Pero la vida está hecha de encuentros, y en estos encuentros nos revelamos tal y como somos. Nos encontramos frente al otro, frente a su fragilidad y su debilidad, y podemos decidir qué hacer: cuidar de él o hacer como si nada. Un sacerdote y un levita bajan por ese mismo camino. Son personas que prestan servicio en el Templo de Jerusalén, que viven en el espacio sagrado. Sin embargo, la práctica del culto no lleva automáticamente a ser compasivos. De hecho, antes que una cuestión religiosa, ¡la compasión es una cuestión de humanidad! Antes de ser creyentes, estamos llamados a ser humanos.
Podemos imaginar que, después de haber permanecido mucho tiempo en Jerusalén, aquel sacerdote y aquel levita tienen prisa por volver a casa. Es precisamente la prisa, tan presente en nuestra vida, la que muchas veces nos impide sentir compasión. Quien piensa que su viaje debe tener la prioridad, no está dispuesto a detenerse por otro.
Pero he aquí que llega alguien que sí es capaz de detenerse: es un samaritano, es decir, alguien que pertenece a un pueblo despreciado (cf. 2 Re 17). En su caso, el texto no precisa la dirección, sino que solo dice que estaba de viaje. La religiosidad aquí no tiene nada que ver. Este samaritano se detiene simplemente porque es un hombre ante otro hombre que necesita ayuda.
La compasión se expresa a través de gestos concretos. El evangelista Lucas se detiene en las acciones del samaritano, al que llamamos «bueno», pero que en el texto es simplemente una persona: el samaritano se acerca, porque si quieres ayudar a alguien, no puedes pensar en mantenerte a distancia, tienes que implicarte, ensuciarte, quizás contaminarte; le venda las heridas después de limpiarlas con aceite y vino; lo carga en su montura, es decir, se hace cargo de él, porque solo se ayuda de verdad si se está dispuesto a sentir el peso del dolor del otro; lo lleva a una posada donde gasta su dinero, «dos denarios», más o menos dos días de trabajo; y se compromete a volver y, si es necesario, a pagar más, porque el otro no es un paquete que hay que entregar, sino alguien que hay que cuidar.
Queridos hermanos y hermanas, ¿cuándo seremos capaces nosotros también de interrumpir nuestro viaje y tener compasión? Cuando hayamos comprendido que ese hombre herido en el camino nos representa a cada uno de nosotros. Y entonces, el recuerdo de todas las veces que Jesús se detuvo para cuidar de nosotros nos hará más capaces de compasión.
Recemos, pues, para que podamos crecer en humanidad, de modo que nuestras relaciones sean más verdaderas y más ricas en compasión. Pidamos al Corazón de Cristo la gracia de tener cada vez más sus mismos sentimientos.
Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:
Queridos hermanos y hermanas:
En esta catequesis releemos la parábola del buen samaritano. El Señor la dirige a un hombre que, a pesar de conocer las Escrituras, considera la salvación como un derecho que le es debido, algo que se puede adquirir. La parábola le ayuda a cambiar de perspectiva, y a pasar de centrarse en sí mismo a ser capaz de acoger a los otros, sintiéndose llamado a hacerse prójimo de los demás, sin importar quienes sean, y no sólo juzgar cercanas a las personas que lo aprecian.
La parábola gira en torno al camino que hace cada personaje, al modo de aproximarse a los demás y a cómo se comporta cada uno cuando ve al prójimo en dificultad. En definitiva, la parábola nos habla de compasión, de comprender que antes de ser creyentes debemos ser humanos. El texto nos pide reflexionar sobre nuestra capacidad de detenernos en el camino de la vida, de poner al otro por encima de nuestra prisa, de nuestro proyecto de viaje. Nos pide estar dispuestos a reducir las distancias, a implicarnos, a ensuciarnos si es necesario, a hacernos cargo del dolor del otro y gastar de lo nuestro, volviendo a su encuentro, porque el prójimo es para nosotros alguien cercano.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España, México, Argentina, República Dominicana, Puerto Rico, Colombia, Guatemala y Chile. Los animo a contemplar con esperanza todas las veces que Jesús se detuvo ante nosotros cuando nos encontrábamos caídos al borde del camino, pidiéndole que nos dé entrañas de misericordia para tener la misma compasión con los demás que Él tuvo con nosotros. Muchas gracias.
Además, en otras lenguas el Pontífice ha dicho:
En estos días, mi pensamiento se dirige con frecuencia al pueblo ucraniano, afectado por nuevos y graves ataques contra civiles e infraestructuras. Aseguro mi cercanía y mi oración por todas las víctimas, especialmente por los niños y las familias. Renuevo enérgicamente mi llamamiento a detener la guerra y a apoyar todas las iniciativas en favor del diálogo y la paz. Pido a todos que se unan en la oración por la paz en Ucrania y en todos los lugares donde se sufre a causa de la guerra.
Desde la Franja de Gaza, el llanto de madres y padres se eleva cada vez con más intensidad al Cielo, sosteniendo en sus brazos los cuerpos sin vida de los niños, quienes se ven obligados continuamente a desplazarse en busca de un poco de alimento y un refugio más seguro ante los bombardeos. A los responsables, renuevo mi llamamiento: ¡alto el fuego, liberación de todos los rehenes, pleno respeto del derecho humanitario!
¡María, Reina de la Paz, ruega por nosotros!
Finalmente, mi pensamiento se dirige a los jóvenes, los enfermos y los recién casados. Pensando en la inminente solemnidad de la Ascensión del Señor, animo a cada uno a difundir y dar testimonio, como los Apóstoles, del Evangelio de Cristo. ¡Mi bendición para todos!
Papa León XIV
Fotos: Vatican Media, 28-5-2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario