* «San Vicente, diácono y mártir, te pidieron renegar de la fe y en un tremendo interrogatorio no perdiste la calma ni tu sencilla pero poderosa oratoria al proclamar a Cristo como Dios y Señor. Te sometieron a todo tipo de torturas y sufrimientos. En uno de estos intentos, el Señor te llamó a su presencia para entregarte la palma del martirio de aquellos, que sin odio, vertieron su sangre y sembraron Valencia y España de semillas de nuevos cristianos. Ayúdanos a no tenerle miedo a la muerte por confesar a Jesucristo y mostrarlo, como lo hiciste tú, como camino, verdad y vida de todo hombre y mujer que se mueven por este mundo»
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