* «La oración es un trabajo: un trabajo que nos pide voluntad, nos pide constancia, nos pide ser determinados, sin vergüenza. ¿Por qué? Porque yo estoy llamando a la puerta de mi amigo. Dios es amigo, y con un amigo yo puedo hacer esto. Una oración constante, insistente. Pensemos en Santa Mónica por ejemplo, cuántos años rezó así, incluso con las lágrimas, por la conversión de su hijo. El Señor, al final, abrió la puerta»
11 de octubre de 2018.- (Caminocatólico.com) Hay que ser valerosos cuando se pide algo al Señor. Lo dijo esta mañana el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Dios es el amigo que nos puede dar lo que necesitamos. Y ofreció el ejemplo de un hombre – que él conoció – que obtuvo tras pedir con insistencia. El Papa Francisco centró su homilía en el pasaje del Evangelio de hoy que afronta el tema de la oración, de cómo debemos rezar. En efecto, Jesús habla a sus discípulos de un hombre que, a medianoche, llama a la puerta de la casa de un amigo suyo para pedirle algo de comer. Y el amigo responde que no es el momento oportuno, que ya está en la cama, aunque después se levanta y le da lo que le pide.