* «No es un pacto de trabajo: «Yo tengo que hacer», el hacer está en segundo plano; yo debo recibir el don y custodiarlo como un don y de ahí todo fluye, en la contemplación del don. Cuando olvidamos esto, nos apropiamos del don y lo transformamos en función, perdemos el corazón del ministerio, perdemos la mirada de Jesús que nos ha mirado a todos y nos ha dicho: «Sígueme», perdemos la gratuidad. De esta falta de contemplación del don, del ministerio como don, surgen todas aquellas desviaciones que conocemos, desde las más feas, que son terribles, hasta las más cotidianas, que hacen que centremos nuestro ministerio en nosotros mismos y no en la gratitud del don y en el amor hacia Aquel que nos ha dado el don del ministerio»
Video traducido y editado por Laudate Dominum
19 de septiembre de 2019.- (Camino Católico) El ministerio ordenado es un don del Señor, «que nos ha mirado y nos ha dicho ‘Sígueme'», antes que un servicio, y ciertamente no “una función” o “un pacto de trabajo”. El Papa Francisco recordó también en su homilía de la Misa de la mañana en la Casa de Santa Marta, a quienes celebran el 25º aniversario de ordenación y al Cardenal Edoardo Menichelli, Arzobispo emérito de Ancona, que se encuentra en el umbral de los 80 años de edad. E invitó a todos los presentes, y también a sí mismo, a reflexionar acerca de la primera Carta de San Pablo a Timoteo, propuesta por la liturgia y centrándola, precisamente, en la palabra «don», en el ministerio como don que hay que contemplar, siguiendo el consejo de Pablo al joven discípulo: «No descuides el don que hay en ti».
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