CaminoCatólico.com.- Alina Dulgheriu estaba embarazada de ocho semanas y había sido presionada por todo su entorno para abortar. Ella no quería, pero su novio la obligaba, sus padres se lo exigían y hasta la despidieron de su trabajo. Al final no consiguió soportarlo y eligió la única solución que se le presentaba, la de acabar con la vida de su hijo. Pero un Rosario vino en su ayuda, un Rosario providencial que la hizo tomar otra dirección, enfrentarse a la oscuridad y vencer.
Era invierno de 2009 en Londres. Pocas semanas antes, en octubre, descubrió que estaba embarazada. Lo primero que hizo fue llamar a su novio para comunicarle esta gran alegría. Pero su respuesta fue tajante: “¡Tienes que abortar!”.
Ella no quería, sabía que era algo malo y deseaba poder continuar con su embarazo. Pero él la presionó más: “¿Vas a hacer tú de padre del niño?”. E insistió en que “no puedo tener otro hijo”. Alina le dijo que continuaría adelante con el embarazo, a lo que el novio contestó con una risa burlona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario