Elige tu idioma

Síguenos en el canal de Camino Católico en WhatsApp para no perderte nada pinchando en la imagen:

jueves, 22 de agosto de 2024

Oración de acción de gracias a María Reina por su sí a Dios / Por P. Carlos García Malo

P. Carlos García Malo / Camino Católico.–  Cada 22 de agosto la Iglesia celebra a María Reina, la que comparte la vida y el amor de Cristo Rey. “Es una Reina que da todo lo que posee compartiendo, sobre todo, la vida y el amor de Cristo”, dijo San Juan Pablo II al referirse a la Virgen como Reina del Universo. La Fiesta fue instituida por el Papa Pío XII en 1954.


En la Encíclica “Ad Caeli Reginam” (punto 15), que trata sobre la dignidad y realeza de María, se lee que “Cristo, el nuevo Adán, es nuestro Rey no sólo por ser Hijo de Dios, sino también por ser nuestro Redentor”. “Así, según una cierta analogía, puede igualmente afirmarse que la Beatísima Virgen es Reina, no sólo por ser Madre de Dios, sino también por haber sido asociada cual nueva Eva al nuevo Adán”.


Por su parte, el Papa Benedicto XVI mientras celebraba esta Fiesta en el 2012 dijo que María “es Reina precisamente amándonos y ayudándonos en todas nuestras necesidades, es nuestra hermana y sierva humilde».


He aquí una de las tantas razones por las cuales el Papa Francisco ha twiteado este mes pequeñas oraciones de súplica a la Madre de Dios por la paz en el mundo y en especial por los cristianos en Medio Oriente. Como la del 14 de agosto que dice: “María, Reina de la paz, ayúdanos a erradicar el odio y a vivir en armonía”. O la del día siguiente, en la que pide a María, Reina del Cielo, que nos ayude a transformar el mundo según el designio de Dios.


Demos gracias a la Virgen María que siempre ha cumplido la voluntad de Dios desde su sí incondicional en la encarnación:


Virgen y Madre del Rey de reyes y Señor de señores.


Tú obedeciste siempre puntual a Dios.


Tú te dejaste modelar por Él


y le hiciste una digna morada en tu vientre donde tomó forma humana.


Lo recibiste humilde y amorosa en el pesebre de Belén.


Lo amamantaste y criaste.


Escuchaste maravillas de los pastores y magos.


Hasta los ángeles cantaban su nacimiento.


Lo viste crecer y lo acompañaste en su vida pública,


pasión, muerte y resurrección.


Lo viste elevarse al cielo junto al Padre,


y fuiste ungida, de nuevo, por el Espíritu Santo en Pentecostés.


Acompañaste a los apóstoles en sus primeros años de evangelización.


Discreta, cerraste los ojos a este mundo


y los abriste en cuerpo y alma en el Paraíso.


Hoy era digno reconocer en ti tu dedicación a Dios y a todos tus hijos.


Por eso el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,


rodeados de la corte celeste,


te envuelven en manto de triunfo y reconocimiento,


y además, te coronan como Reina y Señora de todo lo creado,


del cosmos infinito, del Cielo beatísimo, de todo cuanto existe.


La creación entera se inclina y te rinde pleitesía


pues la luz que de ti emana, fiel reflejo de la luz de Cristo,


eclipsa toda oscuridad llenándolo todo de alegría y majestad respetuosa.


Gracias María por tu sí.


Tu reinado es para siempre.


Amén.


Carlos García Malo


No hay comentarios:

Publicar un comentario