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viernes, 7 de septiembre de 2007

Teresa de Calcuta: Luz desde la oscuridad / Entrevista al padre Kolodiejchuk


(ZENIT.org).- ¿Cómo fue la «noche oscura» de la Madre Teresa de Calcuta? A esta pregunta responde en esta entrevista concedida a Zenit el padre Brian Kolodiejchuk, misionero de la Caridad.

El padre Kolodiejchuk acaba de publicar el libro «Come Be My Light» («Ven, sé mi luz»), en el que recoge escritos de la beata, en parte inéditos, que revelan cómo durante largos años de su vida experimentó el terrible sufrimiento de no experimentar el amor de Dios.

--La extraordinaria vida interior de la madre Teresa ha sido descubierta después de su muerte. Según sus directores espirituales, ¿cómo era su vida, especialmente su sufrimiento de oscuridad espiritual, oculto a todos los que la conocieron?

--Padre Kolodiejchuk: Nadie tenía ni la menor idea de lo que vivía interiormente, pues sus directores espirituales conservaban estas cartas. Los jesuitas conservan algunas, otras están en el arzobispado, y el padre Joseph Neuner, otro de sus directores espirituales, tiene algunas.

Estas cartas fueron descubiertas cuando buscábamos los documentos para la causa.

Cuando vivía, la madre Teresa pidió que su información biográfica no se diera a conocer.

Pidió al arzobispo Ferdinand Périer de Calcuta que no dijera a ningún otro obispo cómo empezó todo. Le dijo: «Por favor no les dé nada de los inicios porque, una vez que la gente conozca los inicios, cuando oigan hablar de las locuciones interiores, entonces la atención se centrará en mí y no en Jesús». Ella siempre decía: «Obra de Dios. Esta es la obra de Dios».

Incluso las hermanas más cercanas a ella no tenían ni idea de su vida interior. Muchos podrían haber pensado que ella tenía una gran intimidad con Dios y que ésta iluminaba su camino en medio de dificultades de la Orden o de la pobreza material que sufrió.


--El libro habla el voto secreto que ella hizo al principio de su vocación por el que prometió no negar a Dios nada que tuviera que ver con el dolor provocado por el pecado mortal. ¿Qué papel desempeñó este voto en su vida?

--Padre Kolodiejchuk: La madre Teresa hizo el voto, en 1942, de no negar nada a Dios. Sus cartas inspiradas por Jesús llegaron enseguida. En varias cartas, Jesús le pregunta, comentando su voto: «¿Dejarás de hacer esto por mí?».

Por tanto su voto es el sustrato de su vocación. Luego, en las cartas inspiradas, se ve que Jesús le explica su llamamiento.

Ella entonces sigue adelante porque sabe que Jesús lo quiere. Está motivada por el pensamiento del dolor de Jesús porque los pobres no le conocen y, por tanto, no le aman.

Este fue uno de los pilares que la mantuvo en su camino a través de la prueba de la oscuridad. Gracias a la certeza de su llamamiento y a este voto, en una de las cartas escribe: «Estuve a punto de dejarlo y entonces recordé el voto, y esto me hizo levantarme».


--Se ha hablado mucho sobre la noche oscura de la madre Teresa. Su libro la describe como un «martirio de deseo». Su sed de Dios ha sido desconocida durante mucho tiempo. ¿Puede describirlo?

--Padre Kolodiejchuk: Un buen libro para leer y comprender algunas de estas cosas es «Fire Within» («Fuego interior»), del padre Thomas DuBay's, habla del sufrimiento de la pérdida y del sufrimiento de la sed para explicar que el sufrimiento de la sed es más duro.

Como aclara el padre Dubay, en el camino hacia la auténtica unión con Dios, existe la etapa purgativa, llamada «noche oscura», y después el alma entra en un estado de éxtasis y verdadera unión con Dios.

En el caso de la madre Teresa, parece que la etapa purgativa tuvo lugar durante su formación en el convento de Loreto.

En el momento de su profesión, dijo a una compañera que a menudo experimentaba la oscuridad. Las cartas de esa época son las típicas cartas de una persona que está en la «noche oscura».

El padre Celeste Van Exem, su director espiritual en aquella época, dijo que probablemente en 1946 ó 1945 se encontraba ya cerca del éxtasis.

Después se da una referencia al momento en que aparecieron las inspiraciones y las locuciones interiores, el momento en el que las dificultades de fe cesaron.

Posteriormente, la madre Teresa escribió al padre Neuner, explicando: «Y usted sabe cómo actuó Él. Y fue como si nuestro Señor se me entregara plenamente. Pero la dulzura, el consuelo y la unión de aquellos seis meses pasados desapareció pronto».

De manera que la madre Teresa experimentó seis meses de intensa unión, tras las locuciones interiores y el éxtasis. Estaba ya en la etapa espiritual de la unión transformante. En ese momento, volvió la oscuridad.

Pero. a partir de entonces, la oscuridad que experimentaba se daba en medio de la unión con Dios. Esto no significa que vivió la unión y luego la perdió. Perdió la consolación de la unión que se alternaba con el dolor de la pérdida y con una profunda nostalgia de Dios, una verdadera sed.

Como decía el padre Dubay, «a veces la contemplación es deleitosa y otras es sustituida por una fuerte sed de Dios». Pero en el caso de la madre Teresa, a excepción de un mes, en 1958, no tuvo esta consolación de la unión.

Hay una carta en la que ella dice: «No padre, no estoy sola, tengo su oscuridad, tengo su dolor, tengo una terrible nostalgia de Dios. Amar y no ser amado, yo sé que tengo a Jesús en la unión que no ha sido rota, mi mente está fija en Él y sólo en Él».

Su experiencia de la oscuridad en la unión es sumamente rara, incluso entre los santos, pues para la mayoría el final es la unión sin oscuridad.

Su sufrimiento, entonces --utilizando el término del teólogo dominico Reginald Garrigou-Lagrange--, se debe más a los pecados de los demás que a al carácter purificador de sus propios pecados. Está unida a Jesús con una fe y un amor capaces de llevarla a compartir su experiencia del huerto de Getsemaní y de la cruz.

La madre Teresa comentó que el sufrimiento en Getsemaní fue peor que el de la cruz. Y ahora comprendemos de dónde venía esto, porque ella había comprendido la sed de almas de Jesús.

Lo importante es que se trata de una unión. Como indicaba Carol Zaleski en un artículo publicado en la revista «First Things», esta clase de prueba es nueva. Se trata de una experiencia moderna de santos de los últimos cien años: sufrir el sentimiento de que uno no tiene fe y de que la religión no es verdadera.


Sin el sufrimiento, la labor de la madre Teresa de Calcuta hubiera sido simplemente trabajo social y no obra de Jesucristo, explica el postulador de su causa de canonización citando a la misma beata. Hablamos ahora con el padre Brian Kolodiejchuk, misionero de la Caridad, del libro que acaba de publicar con el título «Come Be My Light» («Ven, sé mi luz»), en el que recoge escritos de la madre Teresa, en parte inéditos, que revelan cómo durante largos años de su vida experimentó el terrible sufrimiento de no experimentar el amor de Dios.

--El nombre del libro «Ven, sé mi luz» fue una petición de Jesús a la madre Teresa. ¿Cómo se relaciona su sufrimiento redentor por los demás, en medio de esa profunda oscuridad, con su carisma particular?

--Padre Kolodiejchuk: Durante los años cincuenta del siglo pasado, la madre Teresa se rindió y aceptó la oscuridad. El padre Joseph Neuner [uno de los directores espirituales que tuvo en su vida] la ayudó a comprenderlo, relacionando la oscuridad con su carisma: saciar la sed de Jesús.

Ella solía decir que la mayor pobreza era no sentirse amado, solicitado, cuidado por nadie, y era exactamente lo que ella estaba experimentando en su relación con Jesús.

Su sufrimiento redentor era parte de la vivencia de su carisma al servicio de los más pobres de los pobres.

De manera que, para ella, el sufrimiento era no sólo un medio para identificarse con la pobreza física y material, sino que, a nivel interior, se identificaba con los no amados, con los que están solos, con los que son rechazados.

Renunció a su propia luz interior para iluminar a quienes vivían en la oscuridad, diciendo: «Sé que no son más que sentimientos».

En una carta a Jesús, escribió: «Jesús, oye mi oración, si esto te complace. Si mi dolor y sufrimiento, mi oscuridad y separación, te da una gota de consolación, haz conmigo lo que quieras, todo el tiempo que desees. No mires mis sentimientos ni mi dolor».

«Soy tuya. Imprime en mi alma y vida los sufrimientos de tu corazón. No mires mis sentimientos, no mires ni siquiera mi dolor».

«Si mi separación de ti permite que otros se acerquen a ti y tú encuentras alegría y deleite en su amor y compañía, quiero de todo corazón sufrir lo que sufro, no sólo ahora, sino por la eternidad, si fuera posible».

En una carta a sus hermanas, hace más explícito el carisma de la Orden: «Mis queridas hijas, sin sufrimiento, nuestro trabajo sería sólo trabajo social, muy bueno y útil, pero no sería la obra de Jesucristo, no participaría de la redención. Jesús deseaba ayudarnos compartiendo nuestra vida, nuestra soledad, nuestra agonía y muerte. Todo esto él lo asumió en sí mismo, y le llevó a la noche más oscura. Sólo siendo uno de nosotros nos podía redimir».

«A nosotros se nos permite hacer lo mismo: toda la desolación de los pobres, no sólo su pobreza material, sino también su profunda miseria espiritual deben ser redimidas y debemos compartirlas; rezad entonces así cuando esto os resulte difícil: “Quiero vivir en este mundo que está lejos de Dios, que se ha alejado tanto de la luz de Jesús, para ayudarle, para cargan con una parte de su sufrimiento”».

Y esto resume lo que considero el fundamento de su misión: «Si un día llego a ser santa, seguramente seré una santa de la “oscuridad”. Seguiré estando ausente del Cielo para dar luz a quienes están en la oscuridad en la tierra...».

Así es como comprendió su oscuridad. Muchas de las cosas que dijo tienen más sentido y resultan más profundas ahora que sabemos esto.


--Entonces, ¿qué les dice usted a quienes califican su experiencia como una crisis de fe y que ella realmente no creía en Dios, o a quienes sugieren que su oscuridad era un signo de inestabilidad psicológica?

--Padre Kolodiejchuk: Ella no tuvo crisis de fe, o falta de fe, sino que tuvo una prueba de fe en la que experimentó el sentimiento de que ella no creía en Dios.
Esta prueba requirió mucha madurez humana porque, si no, no habría sido capaz de soportarla. Se habría desequilibrado.

Como dijo el padre Garrigou Lagrange, es posible experimentar simultáneamente sentimientos contradictorios entre sí.

Es posible tener una «alegría cristiana objetiva», como la llamó Carol Zaleski, y al mismo tiempo entrar en la prueba o sentimiento de no tener fe.

No hay dos personas aquí sino una persona con sentimientos a diferentes niveles.

Podemos realmente estar viviendo la cruz de algún modo --es dolorosa y nos hace daño--, y aunque la espiritualicemos esto no quita el dolor. Ahora bien, al mismo tiempo, podemos estar alegres porque estamos viviendo con Jesús. Y esto no es falso.

Aquí está el cómo y el por qué la madre Teresa vivió una vida tan llena de alegría.


--Como postulador de su causa de canonización, ¿cuándo cree que podremos llamarla santa?

--Padre Kolodiejchuk: Necesitamos otro milagro --hemos examinado algunos, pero ninguno es suficientemente claro--. Hubo uno para la beatificación pero estamos esperando el segundo.

Quizá Dios ha esperado que se publicara antes el libro, pues muchos tenían a la madre Teresa por santa pero era tan sencilla y se expresaba de una manera tan sencilla que no comprendían la profundidad de su santidad.

El otro día escuché hablar sobre ello a dos sacerdotes. Uno decía que él nunca había sido muy aficionado a la madre Teresa porque pensaba que era piadosa, devota, y que hizo obras admirables, pero que cuando oyó hablar de su vida interior, esto le cambió lo que pensaba de ella.

Ahora tenemos algo más que una mera idea de su evolución espiritual y una parte de su profundidad ha sido revelada.

Una vez que llegue el milagro, tardaremos al menos dos años, aunque el Papa podría acelerar el proceso si lo desea.


--¿Qué ha pasado con la Orden desde la muerte de la madre Teresa?

--Padre Kolodiejchuk: La Orden ha crecido casi en mil hermanas, de unas 3.850 a 4.800 hoy, y hemos añadido unas 150 casas en más de catorce países. La obra de Dios sigue.

Santa Regina, Virgen y Martir: 7 de septiembre


Hija de un ciudadano pagano de Alise, en Borgoña, la santa -cuya madre falleció al dar la luz- fue entregada a una nodriza que era cristiana y que la educó en la fe. Su belleza atrajo las miradas del prefecto Olybrius, quien, al saber que era de noble linaje, quiso casarse con ella, pero ella se negó a aceptarlo y no quiso atender los discursos de su padre, quien trataba de convencerla para que se casara con un hombre tan rico.-

Ante su obstinación, su padre decidió encerrarla en un calabozo y, como pasaba el tiempo sin que Regina cediese, Olybrius desahogó su cólera haciendo azotar a la joven y sometiéndola a otros tormentos.-

Una de aquellas noches, recibió en su calabozo el consuelo de una visión de la cruz al tiempo que una voz le decía que su liberación estaba próxima. En el momento de la ejecución (decapitación), apareció una paloma blanquísima que causó la conversión de muchos de los presentes.-

La devoción a la santa aumentó a partir del siglo VII.

Sé tú mismo / Autor: Carles Albert Leoz


Leí que se está organizando un congreso titulado "Sé tú mismo". Seguramente los ponentes y conferencistas hablarán muy elocuentemente sobre la autenticidad y sobre lo mucho que a los jóvenes nos hace falta la vivencia de esta virtud. Pero… ¿qué significa realmente ser uno mismo?

Me suena como frase de película, aunque de alguna no muy buena. Esta máxima suena muy manoseada. Podría pegar con una nueva publicidad para vender un refresco, algo como "sé tu mismo, bebe X-cola". Pero ese be yourself tan desprestigiado tiene un significado más profundo de lo que imaginamos.

No es el que algunas almas mediocres podrían manejar como narcótico de su conciencia. Ser uno mismo no significa hacer lo que me venga en gana. "Yo no trabajo porque así soy yo". O cambia "trabajo" por estudio, cumplir mis deberes, rezar, superarte. Ser auténtico significa luchar por el fin que quiero alcanzar, no conformarme con las cortedades que ya tengo.

¡Pero cuidado! También está la estafa de la moda. Todas las marcas nos dicen que usemos su ropa para ser nosotros mismos. Pero, ¿quién se hubiera atrevido a salir a la calle con los calzones por fuera antes de que se pusiera de moda? O ¿qué chica pasada en kilos hubiera enseñado las llantitas antes de que "todas lo hicieran"? Si alguien te tiene que marcar el paso de cómo te tienes que vestir, qué debes pensar o cómo debes hablar para estar in, no serás muy auténtico que digamos.

No tenemos que inventar grandes cosas para ser originales, basta con que saquemos lo que llevamos dentro, porque ¿cuándo has visto a dos personas que sean exactamente iguales? Hasta los gemelos monocigóticos suelen ser totalmente diferentes el uno del otro. Ser tú mismo significa no dejarte arrastrar. Ser tú mismo significa decir la verdad – aunque a veces duela –; Significa defender tus derechos y no tener miedo a pasar vergüenzas. ¡Eso es ser tú mismo! Y no las monadas que nos venden en la tele.

Hace unos cuantos siglos mataron a un hombre porque fue él mismo. El rey le pedía que firmara un documento que iba en contra de sus principios. No hubo remedio: le cortaron la cabeza. Y no se amilanó ni siquiera cuando su misma hija le rogó – con lágrimas en los ojos – que desistiera de su intransigencia. Si ese hombre hubiera cedido ante la peor presión de la sociedad, si hubiera dejado de ser él y sus principios para consentir lo que todos pensaban, hoy no conoceríamos su nombre. Sin embargo el correr de los años no ha borrado aún el nombre de Sir Thomas More, mejor conocido como Tomás Moro.

Oración por las relaciones en el hogar / Enviado por Isabel Asensio


SEÑOR:
Haz de nuestro hogar un sitio de tu amor.
Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión.
Que no haya amargura porque Tú nos bendices.
Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas.
Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros.
Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón.
Que sepamos marchar hacia Ti en nuestro diario vivir.
Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio.
Que cada noche nos encuentre con más amor de esposos.
Haz Señor de nuestras vidas que quisiste unir, una página llena de Ti.
Haz Señor de nuestros hijos lo que Tú anhelas; ayúdanos a educar, a orientar por tu camino.
Que nos esforcemos en el consuelo mutuo.
Que hagamos del amor un motivo para amarte más.
Que demos lo mejor de nosotros para ser felices en el hogar.
Que cuando amanezca el gran día de ir a Tu encuentro nos concedas el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

Explica a Dios / Autor: Daniel Dutton, 8 años de edad


Lo siguiente fue escrito por un niño de 8 años de edad, Danny Dutton de Chula Vista, California, como tarea para una de sus clases de tercer grado. La asignación era "Explica a Dios".

El principal trabajo de Dios es el hacer la gente. Los hace para reemplazar a todos los que mueren, para que así siempre haya suficientes personas que cuiden este mundo.El no hace gentes mayores. Creo que los pequeños deben ser más fáciles de hacer. De esa forma no pierde su valioso tiempo enseñándolos a caminar y a hablar. Eso se lo deja a las mamás y a los papás.El segundo trabajo más importante de Dios es el escuchar nuestras oraciones. Un montón de tiempo se le va en esto, ya que las personas rezan a toda hora y no sólo antes de acostarse. Dios no tiene tiempo de escuchar la Radio o ver la TV. Dios ve todo y escucha todo y está en todos lados, por eso siempre está muy ocupado. Por eso no debemos ocupar su tiempo pidiéndole cosas que papá y mamá dicen que no podemos tener. Los ateos son personas que no creen en Dios. No creo que haya muchos en Chula Vista. Por lo menos no hay ninguno que venga a misa.

Jesús es hijo de Dios y hace todo el trabajo pesado como caminar sobre el agua y realizar milagros. La gente finalmente se cansó de su predicación y lo crucificaron. Pero El era bueno y amable como su Padre y le dijo a su Padre que los perdonara, porque ellos no sabían lo que hacían y Dios dijo “O.K.”Su Padre (Dios) agradeció todo lo que él hizo y todo su trabajo en la tierra y le dijo que ya no tenía que volver para acá nunca más. Que se podía quedar en el cielo. Y así lo hizo. Y ahora le ayuda a su Papá escuchando nuestras oraciones y viendo cosas que son importantes para que Dios las resuelva y cuáles puede resolver él sin molestar a Dios. Se puede rezar a cualquier hora y ten por seguro que te ayudarán, ya que entre ellos (Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo) arreglaron las cosas de tal forma que siempre uno está de guardia. Debemos ir a la iglesia todos los domingos porque eso hace feliz a Dios, y si hay alguien a quien debes hacer feliz es a Dios. No faltes a la iglesia solo porque piensas que hay cosas más divertidas que hacer como ir a la playa. Eso está mal. Además, de todos modos, aquí en California el sol no sale en la playa hasta medio día.Si no crees en Dios, aparte de ser un ateo, te la pasarás muy solo, porque tus papis no pueden estar siempre contigo, como cuando estás en el campo, pero Dios si puede. Es bueno saber que El está junto a ti en esos lugares obscuros que asustan o cuando los niños grandes te tiran al agua muy profunda y no sabes nadar. Pero... no solo debes pensar en las cosas que Dios puede hacer para ti. Me imagino que Dios me puso aquí y me puede llevar con Él cuando quiera. Y... Por eso creo en Dios.

Escrito por Daniel Dutton, 8 años de edad. Traducido por Héctor González Torres.

Enviado por: PAM
Pamela A. Martínez Ruiz de Castilla

Amar en vida / Enviado por Vivy


Dos amigos se encontraban tomando un café y uno le comenta en tono de queja al otro:

- Mi mamá me llama mucho por teléfono para pedirme que vaya a conversar con ella. Yo voy poco y en ocasiones siento que me molesta su forma de ser. Ya sabes como son los viejos: Cuentan las mismas cosas una y otra vez. Además, nunca me faltan compromisos: que el trabajo, que los amigos...

-Yo en cambio - le dijo su compañero- converso mucho con mi mamá. Cada vez que estoy triste, voy con ella; cuando me siento solo, cuando tengo un problema y necesito fortaleza, acudo a ella y me siento mejor.

- Caramba - se apenó el otro -.Eres mejor que yo. -

-No lo creas, soy igual que tú - respondió el amigo con tristeza -.
Visito a mi mamá en el cementerio. Murió hace tiempo, pero mientras estuvo conmigo, tampoco yo iba a conversar con ella y pensaba lo mismo que tú. No sabes cuánta falta me hace su presencia, cuánto la echo de menos y cuánto la busco ahora que ha partido. Si de algo te sirve mi experiencia, conversa con tu mamá hoy que todavía la tienes, valora su presencia resaltando sus virtudes que seguro las tiene y trata de hacer a un lado sus errores, que de una forma u otra ya forman parte de su ser. No esperes a que esté en un cementerio porque ahí la reflexión duele hasta el fondo del alma, porque entiendes que ya nunca podrá hacer lo que dejaste pendiente, será un hueco que nunca podrás llenar. No permitas que te pase lo que me paso a mi.

En el automóvil, iba pensando en las palabras de su amigo. Cuando llegó a la oficina, dijo a su secretaria:

-Comuníqueme por favor con mi mamá, no me pase más llamadas y también modifique mi agenda porque es muy probable que este día, ¡¡se lo dedique a ella!!

¿Tú crees que esto solo se refiere a los padres? Desafortunadamente no. Siempre estamos devaluando el cariño o la amistad que otras personas nos ofrecen y en ocasiones los perdemos porque no sabíamos cuan importantes eran, hasta que ya no están a nuestro lado.

jueves, 6 de septiembre de 2007

El Espíritu Santo es para evangelizar / Autor: José H. Prado Flores


Pentecostés comenzó a las 9 de la mañana con 120 personas reunidas en el Aposento Alto, pero terminó por la tarde con 3,120 convertidos, llenos del Espíritu de la Promesa.
Es decir, Pentecostés incluye tanto el derramamiento del Espíritu Santo sobre los 120 reunidos en el Cenáculo, como la evangelización y la conversión de la multitud congregada de toda lengua y nación que hay bajo el cielo. Esa mañana Pedro y los once dieron testimonio de la muerte redentora y de la gloriosa resurrección de Jesús, que ha sido constituído Señor y Mesías. La abundante cosecha en el Espíritu Santo fue una multitud de creyentes que aceptaron a Jesús como el único nombre dado a los hombres para ser salvados.

El reloj de Pentecostés no se ha detenido. Sonó la hora de bajar del Aposento alto y testificar con el poder del Espíritu Santo la victoria de Cristo Jesús sobre el pecado y la muerte, anunciar la Buena Nueva de que tanto ha amado Dios a este mundo que ha enviado a su Hijo, de manera especial a los pecadores, para que se conviertan y vivan como hermanos que implanten la civilización del amor aquí en la tierra.

La Iglesia existe para evangelizar. Esta es su gran misión, pero desde hace 20 años esta misión tiene un nombre NUEVA EVANGELIZACION. Nueva en su ardor, nueva en sus métodos y nueva en su expresión.

Para quienes trabajamos en la evangelización, La Nueva evangelización tiene tres características que se sintetizan en La Palabra, que es la conjunción de Kerygma, los Karismas para evangelizar y la Koinonia que anuncia la Buena Nueva.

Kerygma:
Anuncio gozoso de la muerte y resurrección de Jesucristo. No hay otro evangelio que Jesús muerto y resucitado.

Karisma:
Con el poder del Espíritu Santo, (parresía) es decir con convicción, fuerza y libertad para manifestar que Cristo está vivo hoy en la Iglesia y el mundo. Los signos y prodigios son parte de la evangelización de Jesús y por tanto de todos los tiempos.

Koinonía:
Instaurando en este mundo el Reino de Dios mediante comunidades evangelizadas y evangelizadoras que se distingan por la santidad de vida. Familias santas, presbíteros santos, parroquias santas... Una Iglesia santa. Si el mundo de hoy tiene necesidad de santos(as), tiene más necesidad de comunidades santas.

Pentecostés no se reduce a lo que sucedió a las nueve de las mañana, sino que incluye el anuncio de la muerte y la proclamación de Jesús como Salvador, Señor y Mesías, acompañada de signos, prodigios y milagros que construyan la comunidad cristiana que es el cuerpo de Cristo.

Pentecostés es eminentemente evangelizador. El Espíritu Santo es para evangelizar.

Creer en Jesús / Autor: José Miguel Arráiz


Así dice el Señor:

“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.” Juan 6,47

Si, con estas palabras, nuestro Señor nos dice que para tener vida, hay que creer en Él.

Pero ¿Qué significa creer en Jesús?

Creer en Jesús significa creerle a Jesús, creer que todo lo que dice es verdad, y conformar nuestra vida conforme a eso.

“Si me amáis, guardaréis mis mandamientos;” Juan 14,15

“Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado.” Juan 14,23-24

Creer en Jesús significa aceptarle como Señor supremo de nuestra vida, y que en nuestra vida no se haga nuestra voluntad, sino la suya.

Jesús, único maestro

Muchas veces decimos creer en Jesús, pero cada vez que aceptamos o seguimos un maestro cuyas enseñanzas contradicen el mensaje de Jesús, no estamos creyendo en Jesús, sino que estamos creyendo en otro maestro, diferente.

“Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.” Juan 14,6

Jesús debe ser nuestro único maestro, si deseamos ser de verdad discípulos de Él.
Y para poder saber cual es la enseñanza del maestro, para poder conocer la voluntad de Dios, debemos alimentarnos de su palabra y de la enseñanza de la Iglesia:

“Mas él respondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. ” Mateo 4,4

Si un cristiano no estudia a diario su palabra, y no se alimenta de ella ¿Podrá saber cual es la voluntad de Dios? ¿Podrá obedecer a Dios sino conoce su palabra?

No se puede hacer lo que no se conoce, no podemos saber que quiere de nosotros sino leemos su palabra, sino escuchamos la enseñanza de la Iglesia, a quien Cristo prometió llevar a la verdad completa:

“Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir.” Juan 16,13

Y les dio autoridad:

“Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.»” Juan 20,21

Ya que escucharles es escucharle a Él:

“«Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.»” Lucas 10,16

En fin, para saber cual es la voluntad de Cristo, lo principal es acudir asiduamente a las fuentes que nos ha dejado para conocerla, que son su palabra y la enseñanza de nuestra Iglesia.

Pero el cristiano no debe limitarse a escuchar la palabra de Dios, sino debe tratar por medio de la gracia de Dios, y de todas sus fuerzas en practicarla:

“No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; = apartaos de mí, agentes de iniquidad!" = «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»” Mateo 7,21-27

Si no tomamos en serio el estudio de la palabra, y no la practicamos, nos pasará como la tierra llena de espigas, donde al caer la semilla se vio ahogada y no dio fruto.

Creer en Jesús es guardar su palabra, que significa estudiarla, meditarla y practicarla, para que algún día podamos decir como Pablo:

“y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2,20

Eso es: Creer en Jesús…

La voz del silencio / Autor: Juan Tauler, o.p. (1300-1361)


Introversión

Es de todo punto necesaria la vuelta al interior, entrar dentro de nosotros mismos, para que Dios nazca en el alma. Apremia lograr un fuerte impulso de recogimiento, recoger e introducir todas nuestras potencias, inferiores y superiores, y trocar la dispersión en concentración, pues, como dicen, la unión hace la fuerza.Cuando un tirador pretende golpe certero en el blanco cierra un ojo para fijarse mejor con el otro. Así el que quiera conocer algo a fondo necesita que todos sus sentidos concurran en un punto, dirigirlos al centro del alma de donde salieron.

Al encuentro del Señor

Así nos habremos dispuesto para salir al encuentro del Señor. Salgamos ahora fuera y avancemos por encima de nosotros mismos hasta Dios. Se necesita renunciar a todo querer, desear o actuar propio. Nada más que la intención pura y desnuda de buscar sólo a Dios, sin el mínimo deseo de buscarse a sí mismo ni cosa alguna que pueda redundar en su provecho. Con voluntad plena de ser exclusivamente para Dios, de concederle la morada más digna, la más íntima para que El nazca allí y lleve a cabo su obra en nosotros, sin sufrir impedimento alguno.

En efecto, para que dos cosas se fusionen es necesario que una sea paciente y la otra se comporte como agente. Únicamente cuando está limpio el ojo podrá ver un cuadro colgado en la pared o cualquier otro objeto. Imposible si hubiera otra pintura grabada en la retina. Eso mismo ocurre con el oído: mientras que un ruido le ocupa está impedido para captar otro. En conclusión, el recipiente es tanto más útil cuanto más puro y vacío.

A esto se refiere San Agustín cuando dice: "Vacíate para llenarte, sal para entrar". Y en otro lugar: "Oh tú, alma noble, noble criatura, ¿por qué buscas fuera a quien está plena y manifiestamente dentro de ti? Eres partícipe de la naturaleza divina ¿por qué, pues, esclavizarte a las criaturas? ¿qué tienes tú que ver con ellas?".

Vacío y plenitud

Si de tal modo el hombre preparase su morada, el fondo del alma, Dios lo llenaría sin duda alguna, lo colmaría. Romperíanse, si no, los cielos para llenar el vacío.

La naturaleza tiene horror al vacío, dicen. ¡Cuanto más sería contrario al Creador y su divina justicia a abandonar a un alma así dispuesta!. Elige pues una de dos. Callar tú y hablar Dios o hablar tú para que El calle. Debes hacer silencio.

Entonces será otra vez pronunciada la palabra que tú podrás entender y nacer: Dios en el alma. En cambio, ten por cierto que si tú insistes en hablar, nunca oirás su voz. Lograr nuestro silencio, aguardando a la escucha del Verbo es el mejor servicio que le podemos prestar. Si sales de ti completamente, Dios de nuevo, se te dará en plenitud. Porque en la medida que tú sales, él entra. Ni más ni menos.

Silencio del alma

A ese sosiego del espíritu se refiere el cántico de la Misa que comienza: "Cuando un sosegado silencio todo lo envolvía" (Sb 18,14). En pleno silencio, toda la creación callaba en la más alta paz de media noche. Entonces, oh Señor, la palabra omnipotente dejó su trono por acampar en nuestra tienda (Liturgia de Navidad). Será entonces, en el cenit del silencio, cuando todas las cosas quedan sumergidas en la calma, sólo entonces se hará sentir la realidad de esta Palabra. Porque, si quieres que Dios hable, hace falta que tú calles. Para que El entre, todas las cosas deberán haber salido.

Ídolos de Egipto

Cuando el Niño Jesús entró en Egipto, los ídolos se derrumbaron a su paso. Cualquier cosa, por buena y santa que parezca, si impide que Dios nazca interiormente en nuestras almas, esos serán los ídolos de Egipto para ti. "Yo he venido -dice el Señor- a traer espada. He venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra y sus propios familiares serán los enemigos de cada cual" (Mt 10,34). Tus peores enemigos son en verdad los más íntimos a ti. Las múltiples imágenes con que aprisionas al Verbo le oscurecen e impiden nacer, aunque la paz de su presencia no se ausente por completo. Esta paz en plenitud, tan limitada por la culpa, viene a ser la madre del nacimiento de Dios en el alma.Debes, pues, conseguir pleno silencio con frecuencia, hasta vivirlo habitualmente. La repetición de actos te llevará al pleno dominio de ti mismo, pues lo que resulta imposible a los bisoños, no implica la menor dificultad para el experto. La costumbre hace maestros.

A oscuras

Dios obra sin imagen, sin medios. Lo mismo el hombre. Cuanto más desnudo está de imágenes, cuanto más se interiorice, cuanto más de todo se ha olvidado, tanto más se acerca al modo de obrar de Dios. En tal sentido el divino Dionisio invita y exhorta a Timoteo, su discípulo, diciendo: "Tú, en cambio, Timoteo carísimo, ejercítate en la contemplación de lo divino. Deja los sentidos y las operaciones del espíritu, las cosas sensibles y las inteligibles, las que son y lo que no es. Únete a aquel que está sobre toda sustancia y toda ciencia. Encamínate a El dejando dormidas tus potencias, saliendo de ti mismo. De todas las cosas por completo liberado y puramente trascendiendo vuela al rayo suprasubstancial de la tiniebla divina. En desnudez total, en plena libertad". Así, así es de todo punto necesario desprendernos de las cosas. A Dios le disgusta actuar sobre representaciones de la imaginación. El actúa en el alma, en su misma esencia sin que nadie conozca su divino hornaguear.

Calma en la tempestad

Debemos estar, además, prevenidos sobre esto: el hombre que busca puramente a Dios experimenta a veces cierta angustia y tristeza. Teme que sus esfuerzos y trabajos sean perdidos. Esto proviene a veces de temperamento melancólico, clima, impresiones ingratas. También del enemigo, que busca por todos los medios turbar la paz de hombres tan nobles. Hace falta entonces armarse de paciencia. Algunos se hacen violencia por desechar la tristeza, hasta causarse dolores de cabeza. Otros acuden a médicos y a los amigos de Dios en busca de consejo. Tratan de evadirse y liberarse y no consiguen más que aumentar la turbación. Cuando estalla una terrible tempestad en el alma, el hombre deber proceder como hace la gente en las tormentas de lluvia y granizo, se refugian en cobertizos hasta que pase el mal tiempo. Así debe hacer el hombre que tiene realmente conciencia de no querer ni desear algo fuera de Dios. En la hora de la tentación y hasta hallar su calma, ha de evadirse prudentemente de sí mismo, refugiarse en abandono y esperar a Dios en la angustia. ¡Quién sabe dónde y en qué forma le agradará a Dios venir y darle sus dones! Que el hombre se mantenga, pues, en dulce paciencia, en el puerto de la divina voluntad.

Los cuarenta años

El hombre no hallará paz verdadera hasta los cuarenta años de edad. No será en su corazón un hombre celestial antes de haber cumplido dicha edad. ¡Tantas cosas le tienen ocupado! La naturaleza le impele de acá para allá inestable, emprende cosas diversas, es el yo quien domina cuando se creía que era Dios. No se puede quemar etapas, no puede el hombre antes de tiempo llegar a la paz verdadera y perfecta y hacerse del todo celestial. Sólo es posible por gracia de Dios, dada con abundancia excepcional, como ha sucedido en muchos casos.

Diez años más

El hombre debe esperar aún diez años más, para que le sea dado realmente el Espíritu Santo, el Consolador, el Espíritu que enseña todas las cosas de Dios. Llegan los cuarenta años; hombre reposado, celestial y divino, naturaleza vencida. Diez años más, los cincuenta. El Espíritu Santo le será dado de modo más noble, que le enseñe toda la verdad, en cuanto es posible aquí alcanzarla. En estos diez años, si el hombre ha llegado a vida divina y la naturaleza está vencida, llegará a recogerse, a sumergirse, a fundirse en el sumo y purísimo bien de la divinidad. Simplicidad donde la noble chispa de vida interior, estrella, precio del alma, atrae y torna a su origen con movimiento de amor parecido a aquel de donde brotó. Donde este reflujo se cumple, toda deuda está pagada, aunque iguale a la de todos los hombres que hayan vivido desde el origen del mundo. Gracia y felicidad rebosan ya. El hombre está divinizado.

Contemplación

Dios es unidad indivisible. Podemos, sin embargo, distinguir en El atributos y contemplar sucesivamente su realidad y bondad trascendente, la intimidad misteriosa de su naturaleza, su soledad y sus tinieblas. Moisés dijo: "Escucha, Israel, Yahveh es nuestro Dios, sólo Yahveh". En Dios no hay pluralidad, pero podemos sacar provecho de los nombres especiales, particulares y distintivos que atribuimos a Dios y su Ser, al comparar con El nuestra nada. Lo he dicho muchas veces: mientras que al principio el hombre debe dar a la meditación un contenido temporal, como el Nacimiento, las obras, la vida y ejemplos de Nuestro Señor, ahora tiene que levantar su espíritu y aprender a volar por encima del tiempo, en vida eterna.El hombre puede reflejar en su alma eficazmente los atributos de Dios. Hay que considerar que El es el Ser puro; Ser de los seres sin identificarse con ninguno de ellos; Dios; lo que es en todo aquello que es ser y bondad. San Agustín dice: "Si ves a un hombre bueno, un ángel bueno, un cielo hermoso, prescinde del hombre, del ángel y del cielo. Lo que queda es la esencia del bien: es Dios. El está en todas las cosas y muy por encima de todo. Las criaturas contienen, sin duda, un elemento de bondad y de amor, de todo lo que se puede llamar Ser, que el hombre puede desear".

Desasimiento

¿En qué consiste la desnudez espiritual? Consiste para el hombre en separarse por completo de todo lo que no es pura y simplemente Dios, ver si Dios sólo es el objeto de su intención. Si descubre algún otro deseo no relacionado con Dios, que lo corte y eche fuera. Esto, por lo demás, no es exclusivo del hombre noble y consagrado a la vida interior. Es deber de toda persona honrada. Hay, en verdad, muchas y honradísimas gentes que hacen cosas muy laudables, pero que no saben nada de la vida interior. Tienen asimismo obligación de examinar aquello que les podría separar de Dios a fin de abandonarlo por completo. Tal desapego es absolutamente necesario para quien desee recibir al Espíritu y sus dones. No ha de buscarse más que a Dios y desasirse de todo aquello que le desagrade.

Teólogos y contemplativos

Mejor es sentir estos misterios que hablar de ellos. No es muy agradable tener que explicarlo u oírlo, al comprobar que nuestras palabras corresponden a cosas exteriores. También a causa de la desproporción de su objeto inexpresablemente lejano y extraño a nuestra inteligencia. Superior a la inteligencia angélica también. Dejemos esto a profesores de Teología y otros Doctores. Es de su incumbencia tratar de estos misterios, para defensa de la fe y han escrito en realidad grandes volúmenes. A nosotros nos basta fe sencilla.

Opina Santo Tomás que «nadie debe temerariamente ir más allá de lo que han aportado los doctores, quienes, con su vida digna, han merecido que el Espíritu Santo les iluminase para poderlo exponer». Nada hay tan deleitable como sentir este misterio, pero nada más peligroso que errar en él. Conviene por eso dejar de lado toda discusión, creer sencillamente y abandonarse en Dios. Quede esto para los doctores, que muestran ahora más agudeza que nunca en estos temas. Procurad, pues, que la Trinidad nazca en vosotros de verdad, no por operación de entendimiento sino esencialmente, en el fondo del alma.

Dones del Espíritu

Dos de estos dones dirigen nuestra actividad: el de piedad, que hace al hombre compasivo, y el de ciencia, que discierne lo que sea más provechoso para el alma. Las virtudes correspondientes progresan y los dones las hacen crecer aún mucho más. Entrelazados siguen los dones que perfeccionan nuestra pasividad: consejo y fortaleza. Le sigue un don intuitivo: el de temor, que guarda y afianza lo que el Espíritu ha creado. Finalmente los dones más altos de inteligencia y de sabiduría, que es gustar del mismo Dios.

Dentro del alma

La búsqueda interna, en cambio, es muy superior a ésta. Consiste en que el hombre entre en su propio fondo, en lo más íntimo de sí mismo, y busque al Señor de la manera que nos ha sido indicada cuando El dijo: «El Reino de los cielos está dentro de vosotros» (Lc 17,21). El que quiere encontrar el Reino, que no es otro que Dios con todas sus riquezas, y su propia esencia y naturaleza, le debe buscar donde se halla, es decir, en el fondo más íntimo, profundo centro, donde El está mucho más íntimamente junto al alma, mucho más presente que ella lo es a sí misma. Este fondo debe ser buscado y encontrado. Debe el hombre entrar en esta casa renunciando a sus sentidos, a todo lo que le sea sensible, a todas las imágenes y formas particulares que los sentidos le hayan dejado impresas. Impresiones de la imaginación y sentidos. Sí. Incluso sobrepasar las representaciones racionales, operaciones de la razón, que sigue las leyes de la naturaleza y propia actividad.

Cuando el hombre entra en esta mansión, y allí busca a Dios, el Señor es quien cambia el alma de arriba a abajo.Siempre con Dios

Ahora os voy a decir algo que nadie entiende por más que yo hable bien el alemán. Solamente comprenderán este pensamiento aquellos que han tenido cierto presentimiento y luz de gracia. Ninguno más. Entrar en esta casa no consiste en penetrar alguna que otra vez, para salir enseguida y ocuparse de las criaturas. Es revolver toda la casa y la acción por la cual Dios busca al hombre. Todas las representaciones, todas las formas de cualquier género que fueren, por las que Dios se hace presente, desaparecen por completo cuando Dios llega a esta casa, en este fondo interior. Todo eso es desechado como si jamás lo hubiese poseído. Ideas y luces particulares; lo que hubiera sido manifestado o dado al hombre; lo que hasta ahora había gustado. Todo cae cuando entra de este modo el Señor buscando al alma. Si la naturaleza puede soportar este derribo siete veces setenta, día y noche; si el hombre pudiese pasivamente recibir la divina operación que así dispone, progresaría mucho más que cuanto pueda captar por su inteligencia y por todas las luces que pudiera él conseguir. En este derrumbamiento, el hombre que se abre dócilmente, receptivo de la divina operación, sube más alto de cuanto pudiera imaginar. Por encima del grado adonde pueden conducirle las obras, las prácticas o buenas intenciones que hayan sido jamás imaginadas o inventadas. Sí, aquellos que llegan hasta aquí, ciertamente, se transforman en los más amables de todos. La intimidad con Dios les es tan fácil que pueden en un abrir y cerrar de ojos, cuando lo desean, replegarse en su interior trascendiendo sus naturales impresiones.

Sensibleros

Hay otros un poquito mejorados. Reconocida su equivocación, han dado la espalda a los primeros extravíos. Su vida religiosa, sin embargo, descansa en los sentidos. No saben desprenderse de la imaginación. Piensan con frecuencia en la dulce humanidad de Jesucristo, circunstancias de su nacimiento, vida, pasión y muerte. Gran deleite se sigue y lágrimas fluyen como barcos deslizando por el Rin. Emociones sensibles, nada más. Esto es lo que en el Florilegio de homilías se dice amor camal y yo prefiero llamar amor sensible. Con esto se indica que tales personas consideran a Nuestro Señor de los pies a la cabeza nada más con los sentidos y la imaginación. Lo que atrae a estas gentes de ordinario es el gozo y sentimiento por ciertas devociones, mucho más que el amor realmente divino. Todavía les quedan restos de fariseísmo. Piensan más en su propia obra que en el Señor a quien las obras se dirigen. Anteponen sus gustos y comodidades a lo que debería ser centro de atención e intención. Lo accidental es preferido a lo esencial, el camino a la meta, el exterior al interior. Tan apegados están a lo de fuera que es mínima la parte de Dios en su intención. Tan de la mano van en ellos amor natural y amor de Dios que confunde amor divino y egoísmo.Ciertamente, será más provechoso al hombre hacer todo lo que pueda, privado de consuelos. Llegaría a mejor conocimiento de sí mismo. Sin embargo, quiera Dios que no falten gentes de esta clase, a pesar de su manera de vivir y de sentir.Anudamiento con Dios

Proclo, un filósofo pagano, lo llama sueño, silencio, reposo divino, y dice: «Hay en nosotros una búsqueda secreta del Uno, que sobrepasa mucho la razón y la inteligencia. Si el alma se recoge en este búsqueda, se hace divina y divinamente vive».

El hombre, por el contrario, se ocupa de las cosas exteriores y sensibles, está en actividad, no puede saber nada de esa búsqueda y ni siquiera cree que existe en él este tesoro. El impulso substancial, la raíz, está puesta en nosotros de tal modo que es planta con fuerza eterna de arrastre y atracción. El impulso substancial tiene inclinación eterna, profunda, de volver a su origen. Inclinación que no se extingue jamás, ni siquiera en el infierno. Esto constituye el mayor sufrimiento de los condenados, porque nunca pueden lograr satisfacer la radical tendencia de ir a Dios.

Ambiente para la contemplación

Mis amigos, la experiencia de este sentimiento depende de lugar, tiempo, recogimiento y desapego. La noche es el momento más propicio por ser larga y silenciosa. Si nos acaece sentir algo de estas impresiones divinas, la urgencia de quehaceres impide centrar la atención interiormente en desasimiento de todo lo creado. Llega entonces el diablo, que obstruye el camino de tal dicha para que nunca te sea concedida esta gracia, o Dios la reparte a otro alguno en tu lugar. Amigo, si Dios te da un reino, no te faltará un convento. Si te da tan grande gracia, te facilitará con mayor razón aquello que debe acompañarla. El mayor perjuicio os viene de que no os consagráis a ella del todo. Nadie debe mezclarse en los asuntos de almas parecidas, que ni el Papa ni la Iglesia interfieren. Dios directamente se va a arreglar con ellas.

Voces de silencio

Se podría bien probar la existencia de este estado de alma por muchas citas de escritos que dejaron los santos de todos los tiempos. David dice así: «Me acuesto en paz y enseguida me duermo, pues tú solo, Yahveh, me asientas en seguro» (Sal 4,9). San Pablo: «Paz de Dios que supera todo conocimiento» (Flp 4,7). San Juan: «Se hizo un silencio grande en el cielo, como de media hora» (Ap 8,1). Otros grandes santos de la Iglesia, San Dionisio y San Gregorio y muchos otros han escrito detenidamente a este propósito. Hagamos lugar a esta contemplación y apliquémonos a ella como advierte San Agustín: «Cuando Dios quiere actuar hay que esperar atentamente su operación».

Silencio de esperanza

Tales hombres oirán a Nuestro Señor que les enseña la dulzura y humildad y que su yugo es suave como la carga ligera. Yugo es algo de lo que se tira y arrastra. El Padre celestial conduce y atrae a estos hombres interiormente, en su foro interno y externo, por muchas y espantosas pruebas y prácticas penosas. Todo esto es suave a estos hombres y todos los pesos les son increíblemente ligeros. El Padre puede atraerlos como quiera. Si deja caer golpes duros sobre ti, guarda solamente calmado silencio. El desea oprimir tus espaldas con su peso. Dice el refrán: «Si pierdes la cabeza has perdido la verdad». Pero calla. En esta carga que Dios te ha impuesto no ha querido que te corten la cabeza, como hicieron con los santos.

Podamos nosotros seguir y ver de tal suerte que nuestros ojos sean dichosos. Dios nos ayude.

Fondo dinámico

San Pablo apremia: debéis renovaros en el espíritu, en el impulso substancial. Si el impulso substancial está en perfecta disposición, hay en él constante inclinación a replegarse hacia el fondo del alma, donde mora la imagen de Los Tres, más allá de las potencias superiores. La actividad del impulso substancial sobrepasa en nobleza y altura las otras facultades, más que un odre lleno de vino a una sola gota de agua. En este impulso substancial es donde el hombre debe renovarse, replegándose continuamente hasta su hondón, de cara a Dios, sin estorbo de otros medios, en caridad operante, fijos los ojos en él. Este poder de conversión es propio del impulso substancial, que puede orientarse sin ninguna interrupción, mientras que las potencias del alma no pueden constantemente estar unidas a su Dios. Así debe hacerse la renovación en el impulso substancial. Puesto que Dios es espíritu, el espíritu creado debe concentrarse en Dios, elevarse, dilatarse luego en el espíritu increado, como en una fuga del mismo impulso substancial. El hombre anterior a la creación era Dios en Dios. Así debe aquí esforzarse para volver a entrar en El completamente, con toda su naturaleza ahora creada.

Se preguntan los doctores si el espíritu del hombre muere cada vez que deliberadamente se orienta hacia las cosas que perecen. La mayoría responde que sí. Mas un noble y grande doctor dice: «Desde el momento que el hombre se vuelva con el impulso substancial y plena voluntad a juntar su espíritu con el espíritu de Dios trascendiéndolo todo tiempo, en ese mismo instante, todo lo perdido se recobra». Si esta conversión se pudiese realizar mil veces al día otras tantas sería el hombre renovado. Es esta interna operación la más noble, la más pura renovación que pueda darse: «Yo te he engendrado hoy» (Sal, 2,7).

Cada vez que el espíritu, con todo lo que él tiene, se sumerge plenamente en este fondo, para levantarse a lo más íntimo de Dios, será recreado y renovado. Dios inunda y sobreinforma entonces el espíritu, tanto más cuanto que éste, con mayor fidelidad y pureza haya seguido el camino, teniendo en Dios exclusivamente la intención. Dios se expande en él como el sol se difunde por el aire. La luz se extiende y penetra hasta tal punto que no hay quien perciba y discierna dónde una termina y sigue el otro.¿Quién, pues, podrá establecer separación en esta sobrenatural, divina unión en unidad, donde el espíritu es atraído y absorbido en el abismo del principio? Si alguien pudiese ver el espíritu en tal estado, divinizado, creería sin duda alguna haber visto al mismo Dios.

Fondo elevante

Mis amigos, en esta continua renovación y conversión, el espíritu se eleva en todo tiempo por encima de sí mismo, como jamás águila alguna haya volado a encontrarse con el sol. Se levanta hasta el cielo, como el fuego jamás lo ha conseguido. Es entonces cuando el espíritu se lanza a las tinieblas divinas, según advierte Job:«A un hombre el camino está cerrado ya quien Dios por todas partes ha cercado» (Job 3, 23). Se arroja, pues, el espíritu a las tinieblas de lo divino desconocido, allí donde está Dios, por encima de todo lo que se le puede atribuir, sin nombre, sin forma, sin representación. Por encima de todos los seres limitados, de todas las esencias. Éstas, mis amigos, son las verdaderas conversiones. El tiempo de la noche y su silencio le son muy favorables al espíritu, y una gran ayuda para estas conversiones. Al despertar del largo sueño, para acudir a maitines, el monje debe dar libertad a los sentidos y las otras facultades. Luego, concluidos, sumérjanse bien hondo, láncense por encima de imágenes y formas. Olviden las propias facultades. Al verse tan pequeño, no debe preocuparle acercarse a las nobles tinieblas. Un santo ha escrito de ellas: «Dios es una oscuridad más allá de toda luz». Impenetrable misterio. Podrán verlo los ciegos.

Que el hombre se abandone simplemente, nada pida, exija nada. Se contente con tener en Dios su pensamiento, su amor. Arroja, pues, todas tus cosas en este Dios desconocido, también tus defectos y pecados, y todo cuanto puedas proyectar con tus acciones. Ponlo todo en El con gran fervor. En la oscura, desconocida voluntad de tu Señor. Fuera de aquí, un tal hombre no debe jamás perseguir nada, ni querer de algún modo reposar o actividad, ni esto ni aquello, ni tal estado ni el otro. Sólo abandonarse simplemente en la desconocida voluntad de Dios

Actividad orante

Ocupado en esta obra interior, si Dios te pide abandonar operación tan noble y elevada, para servir a un enfermo y prepararle manzanilla, deberás hacerlo con gran paz. Si yo fuere tal hombre y debiera dejar este ejercicio para irme a predicar o cumplir un ministerio parecido, bien podría ser que Dios me estuviese más presente y que hiciese más bien por esta obra exterior que en la profunda oración. Cuando este hombre noble se ha ejercitado en conversión interior, durante la noche y también un poco en la mañana, podrá ir en paz a sus quehaceres, como Dios haya dispuesto a cada uno. Ponga en Dios su atención mientras trabaja, que Dios le acompaña. A veces mejor que en la contemplación momentos antes. San Pablo nos da a entender que debemos trabajar con nuestras manos, porque es bueno que el hombre trabaje para sí, y también para otros cuando la necesidad se hace sentir.

(Fragmentos extraídos de Juan Tauler, Instituciones:
temas de oración ED. SIGUEME).

Fundador de las Conferencias San Vicente de Paúl: Antonio Federico Ozanam / Autor: Hº Jaime Ruiz Castro CM


Antonio Federico Ozanam nació en Milán el 23 de abril de 1813, tercer hijo del matrimonio Juan-Antonio Francisco Ozanam y Maria Nantas. Federico, dice el mismo, que da gracias al Señor por el don de sus padres profundamente cristianos.

Este seglar del siglo XIX, cristiano en un mundo secularizado, fue un auténtico profeta de su tiempo en la Iglesia a la que él "ama con gran amor y sumisión". Federico realizó sus estudios secundarios en Lyon y su carrera universitaria en París. Durante un periodo de su adolescencia tuvo grandes problemas de orden espiritual, pero se confió a la dirección del abad Noirot, gran filósofo, que le ayudó a superarlas, él mismo escribe "he prometido a Dios dedicar mi vida al servicio de la verdad que me colma de paz".

En tiempos de revolución en la sociedad y en la Iglesia, Ozanam y sus amigos se propusieron tener, además de las conferencias de historia, las conferencias consagradas a la caridad, unir la acción a la palabra y afirmar con las obras la vitalidad de su fe.


En 1833 con un grupo de siete amigos fundó la Sociedad de San Vicente de Paúl, al que eligen como patrono. El mayor de ellos Emmanuel Bailey, 39 años, Federico 20 años, sólo uno del grupo era más joven que él. Cuando deciden ir al encuentro de los pobres Emmanuel Bailey les envía a Sor Rosalía Rendu, Hija de la Caridad, gran apóstol y sierva de los desheredados del barrio parisino de Saint-Médard. El estilo de las conferencias es la visita domiciliaria, la relación directa con el que sufre. Hoy las conferencias se han extendido por todo el mundo.

Federico como hijo, marido, padre y amigo, dotado de una rara sensibilidad, impresionó profundamente a todos aquellos que lo conocieron.

Fue testigo de la Caridad en toda su vida personal, familiar, profesional y cívica. Expresó un deseo ardiente "Es necesario abrazar el mundo en una red de caridad". Fue fiel defensor de los pobres.

Fue Profesor titular de derecho comercial, en la Facultad de Lyon, y más tarde profesor de Literatura Extranjera en la Sorbona.

Por motivos de salud tuvo que abandonar la enseñanza, que ejercía como un apostolado, dedicó sus últimas fuerzas a la investigación científica y a la Sociedad de San Vicente de Paúl.

Tras una larga enfermedad murió a los 40 años en Marsella, el 8 de septiembre de 1853 en una actitud de total entrega a Dios.

Fue beatificado por Pablo II en París el 22 de agosto de 1997, durante las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Toma mi mano / Enviado por viviana Baigorria


Toma mi mano,
déjame ayudarte,
pero espera,
no soy muy fuerte,
así que toma impulso ,
para que el esfuerzo se
divida entre los dos.

A lo mejor mi mano,
nada más será una guía,
y el esfuerzo será nada más tuyo,
y lo único que necesitabas
era confianza para poder elevarte.

No titubees, mi mano sigue extendida,
sin condiciones ni requisitos ,
si la tomas , no estas adquiriendo
conmigo ningún compromiso
ni tampoco alguna deuda.

Quien diga, que no ha necesitado
de una mano amiga para caminar
hacia adelante, es que no ha recapacitado bien

El afirmar que somos lo que somos
gracias sólo a nuestro esfuerzo es
una verdad a medias.

Porque el hombre siempre ha necesitado
un estímulo para mirar hacia arriba,
nomás que a veces nos concentramos
tanto en nuestra tarea , que no le
damos importancia a las manos
que se extendieron, porque
fueron tan rápidas , que no
se notaron.

Ojalá que eso haya sido,
y no nuestra ambición y egoísmo,
que nos cegó de tal manera,
que no nos permitió ver la
existencia de esas ayudas,
durante nuestras vidas.

Así que, tomemos un respiro en
nuestras actividades , meditemos
y exclamemos.. .

! benditas esas manos anónimas
que se tendieron para ayudarme
a llegar hasta donde estoy !

Pero espera,
aun quedan planos más altos por subir,
pero no te preocupes ....aquí esta mi mano
extendida... .pero esta vez, si te pediré algo......

! Mira hacia abajo, y si hay alguien que
necesite una mano, extiéndele la
tuya , y.....


! SUBIREMOS TODOS!

Los estigmas, ¿pueden sucederle a cualquiera? / Autores: Ignacio Ibañez - Tito Paolo Zecca


El estigma es un fenómeno místico extraordinario por medio del cual se presentan en el cuerpo las llagas de la pasión de Cristo. Y como afirma De Grandmaison, reconocida autoridad en el campo de la investigación sobrenatural, esta experiencia se concede únicamente a quienes merecen ser presencia amorosa de Dios en el mundo. El estigma es un hecho del todo extraordinario, como comprueba el doctor Imbert Gourbeyre, quien dedicó años a investigar sobre estos casos. El primer caso famoso fue el de San Francisco de Asís. Son numerosos los testimonios de quienes lo vieron y presenciaron.

La Iglesia nunca ha querido servirse de estos acontecimientos sobrenaturales para promover la fe católica o la misma imagen de la Iglesia. Al contrario, siempre ha adoptado una actitud de reserva, dando más importancia a las virtudes y al testimonio de vida que al carácter sobrenatural de los que han recibido la estigmatización en su cuerpo.

El último caso que ha dado la vuelta al mundo es el Padre Pío. Aunque el Padre Pío llevó durante 53 años la herida de los estigmas en sus manos, en sus pies y en su costado, la Iglesia nunca quiso hacer alarde de ello. Las llagas permanecían cerradas todos los días y sólo se abrían y sangraban los viernes. Las fotos que existen fueron tomadas de manera espontánea por gente que se saltó la prohibición de fotografiar las manos del capuchino. A pesar de la evidencia del caso, la Iglesia nunca declaró oficialmente que los estigmas del P. Pío fueran de origen divino.

Los estigmas no se han producido en gente neurótica, trastornada o hipocondríaca. La psiquiatría experimental afirma que no pueden ser simples fluxiones o supuraciones de sangre producidas por el poder de la imaginación, ya que las heridas aparecen y sangran sin ninguna intención ni esfuerzo por parte del estigmatizado.

Los estigmas se han dado siempre de manera instantánea, causando gran sorpresa e impresión en quienes los han recibido. Las llagas nunca han supurado y su sangre se ha mantenido siempre fresca y limpia. Además, han sido heridas que no se curan nunca y que permanecen un gran número de años sin que pueda darse una explicación médica o científica. Es cierto también que algunos ilusos se han dejado llevar por un fanatismo exagerado y han fingido llevar las huellas de las llagas de Cristo. No hay que dejarse llevar por quienes tratan de apantallar. Ni en la vida, ni mucho menos, en la fe.

Han sido muy pocos quienes a lo largo de la historia han recibido realmente en su cuerpo la impresión de los estigmas. Siempre ha sido gente excepcional, virtuosa, probada en el dolor y convencida de la fe. Gente que ha recibido un don del que nunca se han sentido merecedores ni dignos. Gente que nos recuerda que es maravilloso imitar a Jesús. En las sonrisas y en las heridas. En todo. Y ofreciendo el dolor de sus heridas para que haya más sonrisas en todos. Como Jesús.


Los estigmas, desconcertante signo de la pasión de Cristo. Entrevista con el catedrático de espiritualidad Tito Paolo Zecca

Los estigmas, signo distintivo de la pasión de Cristo, se han convertido en el centro de un debate teológico muy interesante.

Desde Francisco de Asís (primer santo de la historia en que se ha podido comprobar este fenómeno) hasta el beato Pío de Pietrelcina (uno de los últimos casos) se han dado unos 250 casos de personas con estigmas, en la mayoría de los casos con comprobación científica. Pero, ¿qué significan esas llagas dolorosas en las manos y en los pies de personajes que en algunos casos, con su espiritualidad, han cambiado la historia del mundo y del cristianismo?

Para comprender mejor el debate, Zenit ha entrevistado al padre pasionista Tito Paolo Zecca, profesor de Teología pastoral y espiritualidad en la Universidad Pontificia de San Juan de Letrán y en el Ateneo Pontificio Antonianum de Roma. Este catedrático, que ha dedicado investigaciones y libros al argumento, es uno de los máximos expertos mundiales en la materia.

Acaba de presentar sus últimos descubrimientos en una conferencia dictada sobre «El Crucifijo de la Sábana Santa y las personas con estigmas» en el centro de Sindonología del Caravita, en Roma (http://www.sindonologia.it).


¿Cuál es el significado de los estigmas?

En el misterio de la resurrección de Jesús, el Evangelio muestra cómo no han quedado canceladas su llagas. Los estigmas representan un signo de lo que sufrió Cristo durante la pasión, y por tanto constituyen un dato teológico en el que hay que profundizar mucho más de lo que hemos hecho hasta ahora. En el Evangelio de Juan, cuando Jesús entra en el Cenáculo con las puertas cerradas y saluda a los discípulos, muestra los estigmas para identificarse. A santo Tomás le dice: «Mete tu dedo en mi costado». La consternación de los apóstoles es también un hecho revelador de este misterio. Este fenómeno muestra la eficacia de la salvación de Cristo en la Cruz y permanece de manera particular en el signo de los estigmas, convirtiéndose en un dato distintivo de la eficacia redentora y salvadora de la fe.


Ha habido 250 casos de santos y beatos que han tenido los estigmas. ¿Cuál es el significado histórico de este signo?

Es un dato particular de la espiritualidad y de la mística occidental. A partir de san Francisco, hemos tenido un número significativo de santos y beatos que han vivido la experiencia desconcertante de la reproducción en su cuerpo de los estigmas de Cristo. Hasta ahora, la investigación ha subrayado el carácter de configuración e imitación de Jesús, que surge de la intensa relación personal que han mantenido con él estas personas. Sin embargo, se ha analizado muy poco el papel que estos santos y beatos han desempeñado en la Iglesia. No se ha reflexionado suficientemente en la misión particular que está ligada a los estigmas.


¿Puede poner algún caso concreto?

Por ejemplo, san Francisco de Asís recibió los estigmas cuando todos sus proyectos de santidad --fundación de la Orden, aprobación de la regla primitiva, viaje a Palestina-- habían fracasado. Se encuentra solo y abandonado. La configuración con el Crucificado le consuela, pero al mismo tiempo el sufrimiento de los estigmas se convierte en un bien para su Orden y en un mensaje para toda la Iglesia.

El sucesor de san Francisco, Fray Elías, entendió el significado de los estigmas y así lo subrayó en la carta que dirigió a todos los fieles.

Este mismo mensaje y misión de los estigmas puede constatarse en Santa María Magdalena de Pazzi y en santa Catalina de Siena. En el siglo que acaba de concluir esta misión se constata con claridad en personajes como santa Gemma Galgani (fallecida en 1913), el beato padre Pío de Pietrelcina (1887-1968), y Marthe Robin (mística francesa fallecida en 1981 de quien se están estudiando sus escritos antes de emprender el proceso de beatificación).

Marthe Robin se ha hecho conocida después de que el famoso escritor Jean Guitton escribiera el libro «El viaje inmóvil» Durante cuarenta años esta mujer estuvo sin moverse en su lecho. Al igual que Gemma Galgani y Pio de Pietrelcina, ha dado vida a muchísimos grupos de espiritualidad y oración en todo el mundo.


¿Qué es lo que experimenta quien recibe los estigmas de la pasión de Cristo?

Se trata de una experiencia de alegría y dolor. El Señor es siempre el que toma la iniciativa. Los destinatarios de los estigmas consideran esto como una inmensa gracia, de la que no se sienten dignos. De hecho piden al Señor que se la quite, pues se avergüenzan. Esta actitud es evidente en el padre Pío. El beato de Pietrelcina muestra claramente cuál es la misión de quien lleva los estimas. El padre Pío funda grupos de oración y la Casa de Alivio del Sufrimiento (un gran hospital), realizando una obra concreta para aliviar los sufrimientos físicos. Además, a través de la oración, profundiza en la capacidad de intercesión de las personas unidas a quien padece los estigmas que renueva el mundo, lo salva y lo protege.


Pero, entonces, ¿por qué da el Señor esta «gracia» a ciertas personas?

La respuesta está precisamente en su misión. Es un servicio que la Iglesia necesita en un momento particular de su historia. Es como un signo profético, un llamamiento, una dato sorprendente capaz de recordar a los hombres las cosas esenciales, es decir, la conformación con Cristo y la salvación de Cristo que con sus llagas nos ha rescatado.

En cierto sentido, todos nosotros llevamos los estigmas, pues con el bautismo estamos sumergidos en la vida de Cristo, que nos permite participar en el misterio pascual de su muerte y resurrección. En su pequeñez, cada uno de nosotros lleva los estigmas. Si los lleva con espíritu de fe, esperanza, valentía y fortaleza, estas llagas, que pueden ser purulentas y que no cicatrizan nunca, pueden servir para curar a los demás.

En definitiva, los estigmas representan la aceptación consciente de la Cruz vivida espiritualmente.

Varias oraciones para que los niños aprendan a rezar / Autor: Marcelo A. Murúa


Enséñame a rezar

Jesús, maestro y amigo bueno,
enseñame a rezar como vos lo hacías.
Prepara mi corazón y mis labios
para decircontigo: ¡Papá!
Al Dios Bueno que está en los cielos
y en la tierra, cerca nuestro acompañandonos
y cuidandonos mucho y siempre.
Ayudame a buscar un momento en el día
para hablar con Dios, tranquilo,
contandole mi vida, mis cosas,
mis problemas y mis alegrías.
Enseñame a hacer silencio para escuchar su palabra.
Enseñame a oir, entre el ruido que nos rodea,
la voz del Padre que nos expresa su amor.
Jesús, amigo bueno, enseñame a decir
Padrenuestro con fe, con ganas, con alegría y confianza.


Oración de la noche


Querido amigo Jesús,
en esta noche
tengo muchas cosas para decirte:
Te quiero dar gracias
por mi familia,
mis papás, mis hermanos,
mis amigos,
y toda la gente buena
que Vos ponés a mi lado.
Quiero pedirte
por todos los niños del mundo,
en especial por los que están más solos,
para que todos reciban
cariño y amor sincero,
para que no haya chicos que sufran
y todos puedan sonreir felices en este día.
Te pido tu ayuda para ser mejor.
Te pido tu compañía
para vivir alegre en todo momento.
Y te pido tu amor
para llevarlo a los que me rodean,
y así vivir cada día
más cerca tuyo.


Por mi familia


Jesús,
te quiero pedir hoy por toda mi familia.
Mi papá, mi mamá, mis hermanos…
Dales buena salud a todos
y que siempre puedan ser felices.
Que mis papás tengan trabajo
y se quieran mucho.
Que mis hermanos y yo
estudiemos todo lo que aprendemos en la escuela,
que ayudemos en casa sin protestar,
y que aprendamos a jugar juntos
y a llevarnos bien.
Quiero que siempre nos acompañes
y que vivamos muy unidos
haciendo crecer tu inmenso amor
en medio de nosotros
todos los días, en todo momento.
Que así sea, buen Señor Jesus.

Oración para antes de leer la Biblia / Autor: Marcelo A. Murúa


Señor,
ayúdanos a abrir el corazón
a tu voz viva en la Biblia.
Infunde en nosotros
la presencia de tu Espíritu.
Abre nuestro entendimiento,
cambia nuestra puntos de vista,
sacúdenos de nuestras
seguridades falsas.
Enséñanos a confiar sólo en Tí
y en tu Palabra.
Haznos humildes,
aumenta nuestra
capacidad de escucha,
mantennos atentos
a las reflexiones
de nuestros hermanos.
Ayúdanos a descubrirte
en los demás.


Enséñanos a discernir
desde la mirada del Evangelio
la realidad que nos toca vivir,
y aquello que hay que denunciar
porque se opone al Reino.
Que no acomodemos tu Palabra
incisiva y verdadera,
a las ondas "light" de estos tiempos.
Danos la valentía de anunciar
tu presencia liberadora
en medio nuestro.
Que no diluyamos, Señor,
tu Palabra
que no la cambiemos
por un reglamento,
que no ahoguemos
su llamado al cambio,
que no tapemos su luz
con nuestras oscuridades.


Danos hambre y sed diaria
de tu Palabra en la Biblia,
la constancia
de la lectura cotidiana,
el esfuerzo por aprender
siempre más,
el deseo por acercarnos
a esa fuente viva
y recobrar las fuerzas
para luchar sin descanso
contra el hambre y la sed
que cercenan vidas
y ahogan esperanzas.
Que tu Palabra nos comprometa,
nos interpele,
nos conmueva desde adentro
y nos mueva
a practicarla sin demora.


Danos la luz de tu Verdad
para que tu mensaje
eche raíces en nuestro interior
y de frutos abundantes
de solidaridad
a los hermanos que hoy sufren.
Danos coherencia, Señor,
para vivir sin dobleces
el camino que nos muestras
cuando meditamos tu Palabra.
Prepara nuestra inteligencia
para entender lo que nos dices.
Ayúdanos a buscar en comunidad,
profundizar tu conocimiento,
y haz crecer nuestros compromisos
de llevarte al mundo
para hacerlo Reino.


Contágianos
la fe intensa de María,
maestra del evangelio
y testigo fiel de tu Palabra.


Jesús, Maestro Bueno,
habla que escuchamos,
llama que acudimos pronto,
invita que estamos dispuestos
para hacer tu voluntad
de vida plena
y de justicia verdadera.

Dios es simple / Autor: Oscar Schmidt


Si, Dios es simple. Sus Palabras y Sus mensajes también lo son. Simplicidad y sabiduría hacen de Sus cosas algo redondo, llano, perfecto. Es que al comprender la forma en que El se comunica con nosotros, el alma grita ¡como no me di cuenta antes! Así, a Dios se lo encuentra en las cosas simples de la vida, en aquello que es tan obvio que difícilmente le prestemos atención. Una sonrisa de alguien que no nos conoce, una preocupación que de repente se resuelve del modo más inesperado, un hijo que viene al mundo producto del amor de dos simples personas.

Sin embargo, es detrás de esa simplicidad que se descubre toda la Omnipotencia, toda la Infinita Sabiduría del Señor. Es como abrir una puerta, una simple puerta, y del otro lado encontrar todas las respuestas que nuestra alma pueda necesitar. A veces siento que contemplar y comprender a Dios es como estar suspendido en el espacio, sin traje de astronauta ni nada que se le parezca, y tener al frente nuestro a todas las galaxias y constelaciones, todas las maravillas del universo desplegadas frente a nuestra vista. ¡Ese es Dios! ¿Cómo podemos pretender comprender Su Potencia Creadora, Su Divina Inteligencia? El universo fue creado desde Su Pensamiento, y sin embargo, para El, vale más esta pequeña alma que está aquí indefensa, que toda esa compleja sinfonía de planetas, estrellas, cometas y polvo estelar que danzan silenciosos a nuestro alrededor. Este es el secreto de Su Simplicidad: El resume todo en el amor que tiene por nosotros.

Por eso es que la simplicidad de Dios hace que no se requieran palabras difíciles para comprenderlo, y amarlo. Las almas más elevadas, nuestros queridos santos, llegaron a comprender la simplicidad de Su mensaje en ayuno y oración intensa, más que leyendo libros y tratados sobre teología. Es que en esas cuevas o ermitas donde solían retirarse a meditar y orar, doblegaban la resistencia de la carne y llegaban a abrirse al amor de Jesús, a pleno. En esos momentos, el Espíritu Santo entraba en sus almas dejando una huella imborrable de sabiduría y fortaleza espiritual.

Cuando escuchamos a alguien cuyas palabras realmente nos llegan al corazón, advertimos que más que la complejidad del discurso, lo que nos llega es la pasión y el sentimiento puesto en escena. Un buen predicador sabe que la gente ve mucho más allá de las palabras, por eso las escoge muy simples y directas, y pone toda su energía en transmitir que realmente habla desde el corazón, desde la convicción más profunda. Un corazón simple se expresa en forma directa, humilde, limpia, poniendo los acentos y las pausas donde se requieran.

De la misma forma nos habla Dios. El a veces se introduce en nuestra vida de modo sorpresivo, mientras en otras oportunidades prefiere sutiles mensajes, aquí y allá. Nosotros solemos esperar el gran milagro, a Dios bajando del Cielo y hablándonos en forma directa, o venciendo las leyes naturales para que quede clara Su Divinidad. No, el Señor no nos quiere hacer las cosas tan fáciles, porque en ese caso poco mérito quedaría de nuestra parte. Para que nuestra fe se construya sobre bases firmes y resistentes, Jesús nos habla con el milagro de miles de cosas cotidianas que debemos advertir y valorar, y agradecer.

Dios está en lo simple, en lo humilde, en lo pequeño. Vivamos en la pequeñez a la que El nos invita, nos llama. Como pequeños niños debemos aceptar Su Voluntad, y con amor y docilidad meditaremos Sus Palabras y sus Deseos. Y así, con la alegría sencilla y cristalina de los hijos de Dios, gritaremos con el pecho inflamado:

¡Gloria al Señor, que nos da el sustento y el aire que respiramos!

¡Gloria al Cristo Resucitado que eligió la simpleza de Dos Maderos para darnos la Salvación!

¡Gloria al Padre que nos dio a María, Reina de la sencillez y la simplicidad!

¡Gloria al Espíritu Santo que no habla a través de poderosos sino de sencillas almas que lo acogen sin preguntar!

¡Gloria al Cielo todo, que fue hecho para albergarnos por los siglos de los siglos!

Francisco y el leproso / Autor: J. Mª. Alimbau


Al final de una conferencia sobre el SIDA, el Dr. Kirschner ofreció una anécdota maravillosa sobre lo que hay que buscar en el Mesías. Le preguntaron:
-¿Donde buscaremos al Mesías? ¿Vendrá como los grandes mandatarios y señores del mundo, con gran pompa y boato exterior?
El doctor Kirschner citó el libro del Talmud babilónico (Sanhedrin 98a) que cuenta que un día, el rabino Joshua hizo esta pregunta, nada menos, que al profeta Elías en persona:
- ¿Dónde encontraré al Mesías? El profeta Elías respondió:
- En la puerta de la ciudad.
-Y ¿cómo lo reconoceré?- inquirió Joshua. Elías dijo:
- Se sienta entre los leprosos…Joshua, admirado, exclamó:
- Entre los leprosos? ¿Qué hace allí?- Elías, el profeta, contó:
-Les cura, les cambia las vendas uno a uno, les atiende, les consuela, les ayuda, está a su lado… es uno de ellos.
San Francisco de Asís iba montado en su caballo por la llanura que hay bajo la ciudad de Asís. Encontró a un leproso. Sintió gran repugnancia. Bajó del caballo. Sacó de la bolsa dinero y comida y se lo dio al leproso con una gran sonrisa. Más: lo abrazó, besó sus manos y el rostro… Francisco subió al caballo. Su corazón rebosaba contento. Volvió la cabeza para mirar al leproso… y el leproso no estaba, había desaparecido... Entonces, Francisco se dio cuenta que: el leproso… era el mismo Cristo.
-El evangelista San Mateo (25,40) nos dice: «Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos… a mí me lo hicisteis».

Pierre Lemieux, reza en el Parlamento canadiense por la protección del sacramento del matrimonio











En Estados Unidos es más o menos común que se mencione a Dios en las cámaras gubernamentales, ya que se trata de uno de los países democráticos más religiosos del mundo (en competencia con Brasil, la India y otros...)

Pero no es común hablar de Dios en Canadá: el vecino del norte es una nación tremendamente secularizada, relativista e indiferente ante la religión.

Por eso ha impactado el discurso del diputado conservador por Ontario, Pierre Lemieux, que en la Cámara de los Comunes no sólo defendió el matrimonio de hombre y mujer como voluntad de Dios sino que recordó a sus señorías que “el cargo de diputado dura poco pero la Eternidad ante Dios no”.

En concreto Lemieux se dirigió a los diputados que se autodefinen como católicos para que considerasen el asunto como católicos con una mirada a sus almas inmortales. “Cuando dejemos de ser diputados, tristemente, nos olvidarán nuestros compañeros los hombres; pero no Dios, que nos conoce a cada uno íntimamente. Si Dios Mismo es realmente el autor del matrimonio, que seamos capaces de dar un buen informe sobre nosotros cuando nos presentemos ante Él, porque todos estaremos ante Él”.

Lemieux concluyó su intervención con una oración en pleno Parlamento: “Dios Todopoderoso, protector de todas las familias, guíanos en nuestros esfuerzos para defender el Santo Sacramento del Matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer. Te lo pido en el nombre de Nuestro Señor, Jesucristo.”

En Canadá un gobierno progresista instaló el matrimonio homosexual poco después que el gobierno Zapatero lo implantase en España. Posteriormente, los Conservadores y Liberales ganaron las elecciones. El Primer Ministro, Stephan Harper, se había comprometido a revocar la ley sobre el matrimonio homosexual, pero no acudió a este debate en el cual se planteaba reabrir el debate, aceptando, eso sí, aquellas uniones que ya se hubiesen producido.

Sin embargo, sólo 20 de los 308 parlamentarios estaban presentes y los diputados liberales de los que se esperaba un voto pro-familia no votaron a favor. Como resultado, no se aprobó la reapertura del debate sobre la naturaleza del matrimonio.

Pese al desinterés de los diputados, el tema sí interesa a los ciudadanos. Lemieux, que dijo que había trabajado duro para estar en la lista de oradores del día, explicó en el parlamento que nunca había recibido tanta correspondencia como acerca del tema del matrimonio y que los ciudadanos de su distrito “en abrumadora mayoría me piden votar en defensa de la definición tradicional del matrimonio”.

El diputado de Ontario explicó que el matrimonio es una institución que existe desde el origen de la humanidad, presente entre todas las culturas y luego pasó a citar el Catecismo de la Iglesia, algo insólito en un país muy descristianizado:

“La comunidad de vida y amor que constituye el estado matrimonial ha sido establecido por el Creador y dotado por Él de sus propias leyes; es una alianza en la que esposo y esposa expresan si amor mutuo y s eunen a Dios en la creación de una nueva persona humana, destinada a la vida eterna".

Testimonio: El perdón de Ana María


Se trata de una profesora, Ana María Suárez, originaria de Esquel, Argentina. Su hijo, Mariano Drew, joven de 27 años, murió asesinado. El motivo: una riña, un malentendido, una rivalidad, qué más da, el caso es que Mariano murió a golpes.

El asesino es arrestado y llevado a juicio. Héctor Fabián González, 25 años, se crió sin su madre, estuvo internado en varios institutos correccionales de menores y es adicto al alcohol. Héctor reconoce su culpabilidad en el juicio.

Hasta aquí, no pasa de ser una noticia más que llena nuestros periódicos cotidianos. Lo amarillo "siempre" es noticia. Pero llegó el juicio y… el color de la historia cambió.

Ana María se pone de pie y se dirige al acusado. A unos pasos de él, minutos antes de que se dictara la sentencia, le dice estas palabras: «Ayer cuando fui a la Iglesia de San Cayetano, le oraba a la Virgen y pensaba que mi hijo está con Dios. Pero también pensaba en vos, que sos tan joven. No te voy a hacer daño. Sólo quiero darte esto…» Y le coloca un rosario en la mano.

La mujer se gira ante los presentes en el juicio y agrega: «Solamente la oración calma cada día mi dolor».

Vuelve su mirada al joven, asesino de su hijo, y le dice: «Sólo Dios cura las heridas. Yo te perdono, y si mi hijo te ofendió, te pido perdón. Yo lo amaba y ahora quiero que vos no sufrás. El destino que te toca me duele, porque trabajo con jóvenes. En esta tierra hay mucha violencia y vos has sido víctima de ella desde que naciste. Es el amor el que también ayuda a curar las heridas».

Y la mujer lo abrazó, mientras el acusado estalló en llanto.

El joven no escapó de la sentencia de ocho años de cárcel, pero ha escapado de la pena más dura: la de su conciencia, la de haber herido profundamente el corazón de una madre.

De igual modo, Ana María también ha cerrado una herida dentro de su corazón. En vez de llenarlo de odio y rencor, prefirió llenarlo de amor y perdón. Quizá vio en lo ojos de Héctor, no al asesino de su hijo, sino a una víctima del mundo en que vivimos. Y a pesar del dolor de haber perdido a su hijo, Ana María se encuentra en paz.

Celebremos el 7 de octubre la Jornada Mundial del Rosario / Enviado por Mónica Heller



INVITACIÓN A TODOS LOS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS Y LAICOS

PARA QUE SE UNAN EN LA JORNADA MUNDIAL DEL ROSARIO

EL Domingo 7 de Octubre de 2007


Se invita a que organicen un rosario en su comunidad, ya sea en un evento multitudinario, en un estadio o iglesia, o en familia y con los amigos, para unirnos a muchos mas rosarios que se organizan alrededor del mundo el mismo día 7 de octubre, con las mismas intenciones, y podamos unirnos en la Jornada Mundial del Rosario 2007

En octubre de 1996 se llevó a cabo el Rosario Simultáneo por el 50 aniversario de la Ordenación Sacerdotal de su Santidad Juan Pablo II. El Evento se realizó en 20 países. En la República Mexicana se rezó en 2 mil 600 localidades con una participación de más de tres millones de personas.

Durante la Jornada Mundial del Rosario que se realizó en octubre de 2000 se unieron más de 140 países, en los cuales se organizaron un sin número de Rosarios multitudinarios en iglesias, estadios, catedrales, plazas de toros, plazas cívicas, cárceles, hospitales, colegios, etc., siendo muchos de ellos trasmitidos por radio o televisión. Se tuvo la participación de millones de personas a nivel mundial.

Este año 2007 celebramos ya once años de estar llevando a cabo esta obra, que con la bendición de Nuestra Madre la Santísima Virgen María año con año son más las personas y países que se unen a rezar el Rosario . El evento sede sera en la Basílica de Guada lupe en la Ciudad de México.

Queremos invitar a todos los movimientos religiosos y laicos del mundo a organizar Rosario s multitudinarios y unirse a ésta Jornada Mundial del Rosario 2007 en el mayor número posible de localidades en el mayor número de países posibles, y que formen parte de esta gran evento durante el mes de Octubre, organizando o participando en un Rosario multitudinario el primer fin de semana de este mes. Se pide que promuevan el evento que tanto debe agradar a Jesús y a Maria.

OBJETIVOS:

1. Pedir para que florezca el amor en los seres humanos. Por la paz del mundo, la vida y la familia. Por los no-nacidos. Por el Papa, los sacerdotes y las vocaciones sacerdotales y religiosas.
2. Rezar el Rosario con el Santísimo Sacramento expuesto.
3. Incluir la jaculatoria “Jesús, Protege y salva a los no-nacidos” después de cada misterio
4. Hacer consagración al Inmaculado Corazón de María.
5. Motivar a la confesión en el evento.
6. Buscar la indulgencia plenaria que da el rezo del rosario en comunidad.
7. Instituir la Jornada Mundial del Rosario el primer sábado del mes de Octubre, año con año.
8. Formar grupos de oración para reunirse al menos una vez al mes.


SUGERENCIAS PARA ORGANIZAR EL EVENTO:

1. Se nombra a un representante para coordinar en cada localidad.
2. Se busca un lugar público de buena capacidad, como podría ser una iglesia, plaza, auditorio, casa, colegio, hospital, cárcel o estadio para celebrar el evento.
3. Se busca la aprobación del obispo local o el párroco y se busca su apoyo.
4. Se invita a todos los movimientos laicos y religiosos locales para que participen y unan esfuerzos.
5. Hacer promoción en iglesias, parroquias, escuelas, universidades, hospitales, cárceles, centros comerciales, taxis, autobuses, estadios, auditorios, familiares, etc.
6. Promover por medios de comunicación como prensa, radio, televisiones locales.
7. Invitar a sacerdotes a confesar durante el evento.


INFORME:

Se pide se informe sobre los avances y la magnitud del evento a realizar en cada localidad. El tener esta información anticipadamente ayudará a promover su evento por medio de prensa, radio y televisión. Favor de proporcionar el nombre del responsable de cada localidad y como contactarlo para tener comunicación para éste y los rosarios posteriores. Si fuera posible, se pide carta de apoyo del obispo de su localidad para enviarlo a la Santa Sede.


Guillermo Estévez Alverde
Organizador

Para mayores informes:
http://www.churchforum.org/rosario
rosario@churchforum.org

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Una comunidad "en desplazamiento" / Autor. Henri Nouwen


Seguir al Señor desplazado

El desplazamiento voluntario, como estilo de vida, lejos de ser algo excepcional, es el rasgo característico del discipulado. El Señor, cuya compasión queremos manifestar en el tiempo y en el espacio, es realmente el Señor desplazado. Pablo describe a Jesús como Aquel que se desplazó voluntariamente a sí mismo: "El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávida-mente el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres" (Fil. 2, 6-7). Sería inimaginable un desplazamiento mayor. El misterio de la encarnación radica en que Dios no permaneció en el lugar que resultaba apropiado para Él, sino que se corrió al del ser humano sufriente. Dios abandonó su lugar celestial y tomó un lugar humilde en medio de los hombres y mujeres mortales. Dios se desplazó a sí mismo de tal modo, que nada humano le resultó ajeno y pudo experimentar de lleno el quebrantamiento de nuestra condición humana.


Dejar el lugar ordinario y apropiado

La palabra comunidad expresa generalmente un cierto estilo de vivir y trabajar juntos, sosteniéndose y alentándose. Cuando alguien dice: “Echo de menos aquí un sentido de comunidad; habría que hacer algo para edificar una mejor comunidad", ella o él está probablemente sufriendo de alienación, soledad o falta de mutuo apoyo y colaboración. El deseo de comunidad es, lo más a menudo, un deseo de sentir la unidad, la sensación de ser aceptado y una experiencia de sentirse en casa. No es, pues, de extrañar que para algunos de los observadores críticos de la escena contemporánea la palabra comunidad vaya asociada con sentimentalismo, romanticismo e incluso melancolía.

Si queremos reflexionar sobre la comunidad en el contexto de la compasión, es preciso que superemos estas asociaciones espontáneas. La comunidad no podrá ser nunca el lugar en el que la servidumbre obediente de Dios se autorrevela, si por comunidad entendemos principalmente algo cálido, blando, hogareño, confortable o protector. Cuando integramos la comunidad ante todo para curar nuestras heridas personales, la comunidad no puede llegar a ser el lugar en el que nosotros entremos efectivamente en solidaridad con los dolores de la gente.

La paradoja de la comunidad cristiana radica en que sus componentes están reunidos en común en voluntario desplaza-miento. La unión de quienes integran esta comunidad cristiana consiste en un estar-juntos-en-desplazamiento. Desplazarse significa trasladarse de un lugar a otro, dejar el lugar ordinario y apropiado. Esta definición resulta muy elocuente cuando nos percatamos de lo mucho que nos preocupamos por adaptarnos a las normas y valores vigentes en nuestro medio. Queremos ser personas ordinarias y apropiadas que viven vidas ordinarias y apropiadas. Gravita sobre nosotros una enorme presión para que hagamos lo que resulta ordinario y apropiado – hasta el intento de sobresalir es ordinario y apropiado – y de ese modo experimentar la satisfacción de la aceptación general. Esto resulta bastante comprensible, pues el comportamiento ordinario y apropiado que conforma una vida ordinaria y apropiada nos proporciona la confortable ilusión de que las cosas están bajo control y de que todo lo extraordinario e inapropiado puede ser mantenido más allá de las murallas de la fortaleza que nosotros mismos nos hemos creado.

El llamado a la comunidad, tal como lo escuchamos de nuestro Señor, es un llamado a alejarnos de los lugares ordinarios y apropiados. Deja a tu padre y a tu madre. Deja que los muertos entierren a sus muertos. Pon tu mano en el arado y no mires atrás. Vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y sigue-me (cf. Lc 14, 26; 9, 60. 62; 18, 22). Los Evangelios nos enfrentan con esta voz persistente que nos invita a alejarnos de don-de resulta confortable estar, de donde queremos estar, de don-de nos sentimos en casa.

¿Por qué es esto tan central? Lo es porque en desplazamiento voluntario desechamos la ilusión de la "plenitud en unidad” y comenzamos más bien a experimentar nuestra verdadera condición, a saber, que nosotros, como todos los demás, somos peregrinos en camino, pecadores necesitados de gracia. Por medio del desplazamiento voluntario contrarrestamos la tendencia a quedarnos estancados en una falsa comodidad y a olvidar la condición fundamentalmente inestable que compartimos con todos. El desplazamiento voluntario nos lleva a reconocer existencialmente nuestro quebrantamiento interior y nos proporciona una más profunda solidaridad con el quebrantamiento de nuestros semejantes. La comunidad, como lugar de compasión, requiere siempre, pues, desplazamiento. La palabra griega que significa iglesia, ekklesía – de ek, "fuera" y kaleo, "llamar" – indica que, como comunidad cristiana, somos personas que hemos sido llamadas todas juntas fuera de nuestros lugares familiares hacia territorios desconocidos, fuera de nuestros lugares ordinarios y apropiados hacia otros lugares en los que la gente sufre y en los que podamos experimentar con ellas nuestra común fragilidad humana y nuestra necesidad de curación, compartida con ellas.

La comunidad se forma, se profundiza y se robustece en el desplazamiento voluntario. En el desplazamiento voluntario nos descubrimos unos a otros como miembros de una misma familia humana, con la que podemos compartir nuestros gozos y nuestros pesares. Cada vez que queremos regresar a lo que nos resulta ordinario y apropiado, cada vez que anhelamos establecernos y sentirnos en casa, erigimos muros entre nosotros y los demás, socavamos la comunidad y reducimos la compasión a ser el lado blando de una vida esencialmente competitiva.