* «En Calcuta, cuando una persona enferma o tiene un accidente y queda inválida, la sociedad lo rechaza y pasa a ser un intocable. Lo achacan a un castigo del que no se quieren contagiar. Por eso no lo tocan y lo abandonan. Lo importante es darles amor a estas personas, tocarles. Yo he llegado a darle un abrazo a una mujer sin brazos y sentir cómo ella me abrazaba. Calcuta es tenderle una mano a Jesús y que Él te devuelva un abrazo»
CaminoCatólico.com.- Israel tiene 35 años y ganas de desconectar en verano. Ir a la playa, a la montaña, ver a la familia, subir al pueblo podrían ser algunos de sus planes. Pero su tiempo de descanso está bastante lejos de esas opciones. Se va a más de 9.000 kilómetros de Madrid, concretamente, a Calcuta, La India.
Israel se levanta a las 5:30 de la mañana. Tiene opción de asistir a Misa con las hermanas. Desayunan té, pan y alguna galleta o fruta para coger fuerzas para lo que les espera. Después, se ponen en marcha a las órdenes de las Misioneras de la Caridad de Santa Teresa de Calcuta. O las “sisters”, que así llaman los voluntarios en inglés a las hermanas.
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