* «Hoy estoy encantada de haber podido descubrir a este amigo que no es nada imaginario, Jesús. Siento la necesidad de ir a la iglesia todos los domingos por la mañana, de visitarlo como un amigo muy querido y decirle cuánto lo amo, cuánto le agradezco por amarme tanto y como soy, con mis defectos y cualidades. Y estoy segura de que ama a todos los seres humanos de esa manera. ¡Nos toca a nosotros abrirle nuestro corazón! Está esperando eso»
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