Vanessa Guillot ingirió 150 pastillas y se tiró al mar: su familia llevaba años rezando por ella y cuando despertó del coma estaba en paz y se curó de la depresión y la anorexia

* «El intento de suicidio había sido un pecado. Desde el momento en el que me dije que el cielo me había perdonado, me perdoné a mí misma y comencé a revivir. La Virgen María es mi ángel de la guarda. Siempre he llevado esta medalla al cuello que me impusieron en Lourdes cuando peregrinaba. También he ido a Fátima. Siempre me he sentido muy cercano a ella. Es mi madre del cielo que me tomó en brazos y me dijo, ‘Hija mía, vuelve, puedes hacerlo, puedes quererte a ti misma’. Todos somos pecadores, todos cometemos errores, pero creo que yo fui invadida por el mal, por una fuerza terrible que tiraba hacia abajo de mí. Había una batalla en mí entre el bien y el mal»

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