* «Tomé mi tren de regreso a Vannes un poco preocupado por lo que iba a pasar, no tenía nada, no podía comprar comida, tabaco… Podía quedar todavía alcohol en mi apartamento, pero yo le había entregado a Él todas mis adicciones. Desde entonces, no bebo, no fumo… Le devolví todo. A partir de ahí pude reconstruir mi vida con Cristo, con Dios. Hoy, diez años después, tengo la certeza de que Él respondió a mi llamada»
No hay comentarios:
Publicar un comentario