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viernes, 21 de febrero de 2025

Brisvani Alexis Arenas creció sin su papá, bebía y se drogaba, pero fue a un retiro esperando emborracharse al volver: «Comprendí el amor de la Virgen María, me enamoré de ella y pude perdonar a mi padre»


Brisbani Arenas con su medallita de la Virgen, él se enamoró de esa Madre buena del Cielo

* «Decían que me había vuelto loco. La gente no se lo explicaba. Dios me llamó a través de la Virgen y yo me había enamorado. Con Dios todo lo podemos. Un humano sin Dios es egoísmo y destrucción»

 Vídeo de El Rosario de las 11 PM en el que Brisvani Alexis Arenas Suaza cuenta su testimonio

Camino Católico.-  Brisvani Alexis Arenas Suaza es católico, concejal, esposo, padre de 4 hijos, orientador familiar y consejero matrimonial. Es activo en la política municipal del Concejo de Medellín, Colombia, y en el movimiento social Unión Familia.

Aunque Colombia es uno de los países del mundo con mayor porcentaje de cristianos convencidos, el país está impulsando leyes contrarias a Dios, a la vida y a la familia. El aborto está despenalizado hasta la semana 24, se ha legalizado ya el divorcio exprés y en las escuelas se imponen discursos de ideología de género.

Brisvani es hoy activo frente a estos males, pero hace unos años no tenía apenas fe ni le interesaban esos asuntos. Ha explicado qué le cambió en un vídeo de El Rosario de las 11  y Cari Filii hace una amplia síntesis del testimonio. Esta es su historia..

Infancia pobre, juventud con adicciones

Creció sin padre, en un hogar cada vez más pobre. Brisvani de niño fue monaguillo. Su madre, «mujer de fe, rosario y eucaristía» le acompañaba y expresaba su confianza siempre en Dios.

Ya adulto, con cierto dinero al mejorar su situación con un comercio, Brisvani pasó a relacionarse con personas enganchadas al alcohol y la droga, y así también él pasó a dedicar los fines de semana a la borrachera y la droga. «Caí profundamente en el consumo de sustancias, sobre todo de cocaína, y mi vida se fue degradando al punto de que aquella persona que me dio trabajo me tuvo que echar porque le robé dinero», cuenta Brisvani.

Le dieron otra oportunidad laboral. «Como nos pasa mucho a los seres humanos, en las malas nos acordamos de Dios pero en las buenas nos olvidamos de Él. Y cuando empecé a tener dinero para estar bien, me volví a alejar de Dios y de la oración, no escuchaba a mi madre y volví a las malas amistades, al alcohol, a las drogas y todo ese mundo”. Ya no bebía sólo el fin de semana, sino todos los días.

Rezando por su madre

La madre de Brisvani se enfrentó a un grave problema de salud. «Salió conectada a un respirador, como muerta, y el doctor me dijo que lo único que se podía hacer era rezar, porque médicamente no había nada que hacer», recuerda él. Rezó sinceramente por ella. «Le pedí a Dios con tanta fe que nos dio el milagro y al día siguiente, mi madre estaba milagrosamente desconectada. El doctor dijo que no sabía qué había pasado, pero que se recuperó por la noche».

Brisbani Arenas en un encuentro de oración

Como él seguía en la mala vida, su madre le dio un ultimátum: «Si quieres seguir con esa vida, olvídate de mí», le dijo ella. Él, impresionado, decidió aceptar ir a un retiro espiritual al que le invitaron en 2007. Su idea era ir y, una vez acabado, volver a la bebida. Pero la Virgen cambió sus planes.

María, una Madre en el Cielo

En aquel retiro rezó con sinceridad. En una oración de perdón, entendió que haber sido abandonado por su padre afectaba toda su vida. ¿Cómo perdonar a ese padre ausente? «Yo tenía un odio inconsciente hacia él. Por eso, cuando me decían que Dios era padre no podía comprenderlo», recuerda.

Pero con la Virgen María pasaba exactamente lo contrario. «Cuando me hablaron de María, lo entendí porque mi madre sí era una María, una mujer buena, sacrificada… Fue muy fácil comprender el amor de María y me enamoré de ella. Hasta entonces no había sido capaz de perdonar, pero cuando me dieron la bendición de la Virgen, gracias a ella se me dio la gracia de poder perdonar a mi padre».

Él cambió por completo al instante. Desde aquel día, Brisvani comenzó a rezar el rosario, a ir a misa, frecuentaba grupos de oración, los sacramentos, evangelizaba y acudía a retiros. También se consagró a la Virgen.

«Decían que me había vuelto loco. La gente no se lo explicaba», recuerda. Pero su explicación era clara: «Dios me llamó a través de la Virgen y yo me había enamorado».

Cristiano en la vida pública

Han pasado 8 años desde ese retiro. Hoy es padre de una familia que le hace muy feliz, y es un militante defensor de la vida y la familia en la política municipal y el asociacionismo, con el movimiento Unión Familia.

También su acción política la relaciona con un signo mariano. Le propusieron empezar su acción política el 26 de diciembre de 2022, día de la primera aparición de la Virgen de Chiquinquirá. Dio el paso público de aceptar ese reto junto con su esposa en el Santuario de la Virgen de Guadalupe en 2023, durante una invitación a México para participar en un retiro de matrimonios.

«Allí confirmé el apostolado, la misión de ser concejal. Ahora llevamos un año trabajando en el concejo de Medellín por la familia, por la niñez, por el trabajo y por la dignidad del ser humano con principios católicos, convencidos de que con Dios todo lo podemos». Y advierte: «un humano sin Dios es egoísmo y destrucción».

martes, 18 de febrero de 2025

Brian Jackson: «Con 13 años probé drogas, iba de fiestas, bebía mucho, en la universidad vendía droga, pero me arrepentí de mis pecados, experimenté el amor de Dios tan grande y soy sacerdote»


El padre Brian Jackson fue transformado por el amor de Dios al arrepentirse de sus pecados / Foto: El Debate

* «En ese momento entendí, como un rayo, que si yo moría, me iba al infierno. No dije nada, absolutamente nadie. Me fui a mi casa y el día 1 de enero de 2009 cambié el fondo de la pantalla de mi ordenador por un Jesús crucificado. Cuando lo vi, caí de rodillas y empecé a llorar como un niño, pidiendo perdón a Dios por mis pecados. Repetía mucho: Jesús, perdóname, porque vi todo lo que le había hecho a Jesús. Perdóname, Jesús, perdóname. Y luego también vi lo que le había hecho a otras personas, a mis hermanos, a mis amigos, organizando fiestas, llevando gente, y empecé a decir: Jesús, perdona a las personas a las que yo he hecho daño»

Vídeo de El Debate en el que Brian Jackson cuenta su testimonio

Camino Católico.- Si uno tiene en mente que el prototipo de director de cine es alguien con el aspecto de Quentin Tarantino o de Martin Scorsese, le costará creer que este hombre alto, enjuto, grave –pero de sonrisa fácil–, con acento americano –aunque maneja la jerga juvenil de España, donde vive desde hace 15 años– y enfundado en su sotana también lo es. El padre Brian Jackson comparte con ambos al menos un par de rasgos: es estadounidense y rueda películas.

No son ciertamente superproducciones de Hollywood ni copan las carteleras de las salas de cine de todo el planeta, pero tiene su público. Y no es precisamente reducido. «Con la película Garabandal, catarata imparable, llegamos al medio millón de visualizaciones de YouTube en apenas cuatro o cinco días. Pero, de pronto, la plataforma la suprimió sin previo aviso y con la notificación de contenido inapropiado sin recurso a apelación», relata el sacerdote de la congregación española Siervos del Hogar de la Madre. «No sé, no quiero pensar mal, pero bueno, fue así», comenta resignado, encogiéndose de hombros.

Ahora, acaba de presentar un corto sobre la vida de San Edmundo Campion, un jesuita inglés martirizado por mantenerse fiel a Roma, y dirige el canal de YouTube Catholic Stuff, con casi 80.000 suscriptores. Lo entrevista Álex Navajas en El Debate.

– Pero pasaron muchas cosas antes de que usted se dedicara a grabar cine católico como sacerdote.

– Yo soy de una familia cristiana protestante. Crecí en un ambiente muy cristiano, pero no católico. Entré en la Iglesia cuando yo tenía unos 12 años porque mi madre iba, pero yo no estaba viviendo muy bien mi fe. Creía en Dios y tal, pero ya con 12 o 13 años me he metido bastante en todo lo que es el mundo, la fiesta, probar alguna droga... Con 15 años, en un campamento con el Hogar de la Madre, tuve una experiencia muy fuerte de Dios, pero duró muy poco, igual dos semanas. Pero después volví a como era antes.

– ¿Fue una experiencia concreta la que tuvo?

– Bueno, fue el impacto de hacer oración, de estar con otros jóvenes católicos y tal. Creo que me confesé por primera vez. Volví, pero conocí a una chica y empecé otra vez el plan de fiestas, de salir, de drogas, hasta que entré en la universidad con 18 años. Tenía becas, no tenía problemas con los estudios, todo lo tenía pagado, tenía dinero porque trabajaba. Tenía 18 años cuando salí de casa y entré en todo lo que es la universidad en Estados Unidos. Salía los viernes, sábados, hasta que terminé saliendo de fiesta todos los días; hay noches que no recuerdo por las borracheras; el ambiente era malísimo ahí.

No pensaba nada; no me consideraba malo, pero me dejaba llevar por las emociones y las pasiones. Incluso empecé a meterme un poco a vender droga. Yo decía: Bueno, solo estoy dando cosas a mis amigos, pero en realidad estaba metiéndome en un mundo muy, muy feo.

El padre Brian Jackson era de una familia cristiana protestante y cuando se convirtió se hizo católico / Foto: El Debate

– Trapicheaba, como lo llamamos aquí en España...

– A una escala muy pequeña, pero sí. Sin embargo, recibí una gracia muy fuerte. Yo estaba en un coche con unos amigos y no había tomado nada raro, por decirlo así. Miré a la ventana del coche y empecé a ver mi propia cara, y estaba atormentada. Había otras caras alrededor, también atormentadas. Y, en el otro lado de la ventana, había una nube, de la que salía una mano. Con mi mano intentaba tocarla, pero no lo conseguía. Entonces, escuché una voz que me decía: No estás alcanzando la gloria de Dios.

En ese momento entendí, como un rayo, que si yo moría, me iba al infierno. No dije nada, absolutamente a nadie. Me fui a mi casa y el día 1 de enero de 2009 cambié el fondo de la pantalla de mi ordenador por un Jesús crucificado. Cuando lo vi, caí de rodillas y empecé a llorar como un niño, pidiendo perdón a Dios por mis pecados. Repetía mucho: Jesús, perdóname, porque vi todo lo que le había hecho a Jesús. Perdóname, Jesús, perdóname. Y luego también vi lo que le había hecho a otras personas, a mis hermanos, a mis amigos, organizando fiestas, llevando gente, y empecé a decir: Jesús, perdona a las personas a las que yo he hecho daño.

– ¿Qué ocurrió después?

– Resumiéndolo un poco, me metí otra vez con los protestantes, pero estudiando y haciendo todo por la gracia de Dios. Después volví, me confesé bien y entré en la Iglesia católica. Dejé todo mis malos amigos, la fiesta, porque enseguida Dios me cambió muy fuertemente.

– ¿Le costó?

– ¡Nada! Cero. No sé cómo explicarlo, pero ese momento de arrepentirme de mis pecados y experimentar el amor de Dios tan grande, hizo que todo lo que yo había hecho me pareciera absurdo comparado con una sola gota de lo que recibí de Dios.

– ¿Usted era adicto a algo, o no llegaba a ese extremo?

– No, no; no había hecho cosas con drogas muy fuertes. No, no era adicto. Pero estaba bebiendo mucho, por ejemplo. Pude romper de un día para otro con el ambiente, los amigos y eso fue una gracia muy grande. Yo estaba estudiando finanzas, siempre me movía como temas como la Bolsa y tal, pero no me veía trabajando detrás de un escritorio. Solo podía hablar de Dios a mis amigos, a la gente de mi clase, a mi familia...

Padre Brian Jackson / Foto: El Debate

– Todos ellos, claro, notarían su cambio...

– Sí; mi madre, no sé si se lo creía de verdad, pero mis amigos de antes, los de la fiesta, realmente pensaban que me había vuelto loco...

– ¿Apareció entonces su vocación sacerdotal?

– Sí, poco a poco. Después de la conversión, pensé que quería casarme con una chica católica. Y tuve muy buenas vibraciones con algunas, pero no tenía paz y me sentía incómodo. A la vez, iba llevando grupos de jóvenes, organizaba campamentos, rezaba... y todo eso me atraía un montón más. No es que no me atrajesen las chicas; ¡me atraían y me atraen! Pero sentía como que Dios me llamaba a algo mucho más grande.

Muy providencialmente, los mismos sacerdotes del Hogar de la Madre que conocí en el campamento cinco años atrás vinieron a dar una charla a mi parroquia. Hice un retiro con ellos; de hecho, era un retiro para matrimonios. No sé cómo, yo acabé ahí, y sentí muy fuertemente la llamada. Sentí que no me podía negar a Dios y sentí una paz inexplicable. Vine a España en 2010 para hacer el Camino de Santiago y discernir mi vocación, y entré como postulante ese año, y hace dos años y medio fui ordenado sacerdote.

– Háblenos del Hogar de la Madre.

– Fue fundado por un sacerdote de Toledo que aún vive, Rafael Alonso Reymundo. Tenemos tres misiones en la Iglesia: la defensa de la Eucaristía, la defensa del honor de la Virgen María y la conquista de los jóvenes. Yo ahora mismo estoy más dedicado a la evangelización en los medios de comunicación: YouTube, redes sociales y muchos campamentos. También soy capellán en el Holy Mary Catholic School de Madrid. Muchos nos conocen por una hermana, la primera fallecida del Hogar de la Madre, llamada Clare Crockett.

– Sí, la recuerdo…

– Tuvo también una vida muy movida. Tenía mucho talento. Con 18 años vino a España y tuvo una conversión bestial. Quería ser famosa y quería ser monja. Su conversión se produjo en un encuentro de Semana Santa y la recuerdo ahí, delante de todo el mundo, con un cigarrillo. Nos dijo: «Quiero ser famosa, pero también quiero ser monja. Así que voy a ser una monja famosa»...

– Y lo consiguió...

– En 2016 murió en Ecuador en un terremoto, y hace unas semanas se acaba de abrir su proceso de beatificación. Yo tuve la dicha de conocerla, y era increíble.

– Oiga, ¿y usted cómo se metió a dirigir películas?

– Había hecho los típicos vídeos en el colegio, pero nada. En el noviciado hice algunas grabaciones, tomaba fotos y tal, pero nuestro fundador siempre nos lanzaba a hacer más. En torno a 2013 hice un curso de medios de comunicación para jóvenes. Allí se apuntaron dos chicos llamados Pablo Fernández y Luis Candelas, y con ellos fundé el canal Catholic Stuff. Con humor y acción intentamos llegar a los jóvenes. Son como catequesis pero con muchos chistes y buenos ejemplos.

– Su último trabajo es una cinta sobre San Edmundo Campion...

– Sí; es fruto de un campamento de líderes católicos en medios de comunicación. Llevamos unos cuatro o cinco años organizándolo, y ya hemos hecho tres cortos: uno sobre Gereon Goldmann, un seminarista que estuvo en las SS nazis; el año pasado hicimos otro sobre San Sebastián, que está teniendo mucha difusión, y este año hemos rodado el de San Edmundo Campion, un mártir jesuita de Inglaterra que salió de su país para ser formado en Roma. Luego volvió clandestinamente a su país. ¡Pero no voy a hacer spoiler!

martes, 17 de diciembre de 2024

Fede Carranza, cantante de Jésed: «era inseguro, me aboqué en la pornografía, la sexualidad y el alcohol hasta que dije: ‘Señor, ya no quiero estar lejos de ti. Extraño vivir en paz. Quiero corregir el rumbo’»


Fede Carranza, cantante del Ministerio de Música católico Jésed

* «Dios no es un padre de acuerdos. Dios sale a buscarte. Toma tu corazón y lo exprime, te convierte, te sostiene y te da vida. Recuerdo que Tomás mete su mano y toca el costado de Cristo y le dice “Señor mío y Dios mío…mi Dios”. Pensé: “Tengo que hablar con San Francisco de Asís”» 

Testimonio de Fede Carranza entrevistado en un vídeo por Veronica Brunkow 

Camino Católico.- Fede Carranza, cantante del Ministerio de Música católico Jésed, hasta poder testimoniar a Cristo ha tenido que recorrer un largo camino no exento de dificultades: “De adolescente andaba con inseguridades y las tapaba, no las sanaba; empiezo a incursionar en la pornografía y en la impureza”, dice entrevistado en un vídeo por Veronica Brunkow.  También la promiscuidad sexual y su embriaguez reiterada con alcohol le determinaron la vida. 

El inicio de su conversión se produjo cuando tocó fondo estudiando en la universidad y despertó después de una noche de alcohol. Se encontraba tan mal que fue a buscar silencio en la capilla y  “le dije al Señor: ‘Ya no quiero estar lejos de ti, Señor. Me hartan las cosas, extraño vivir en paz. Quiero corregir el rumbo’”. Así empezó su combate para descubrir el amor de Dios. Esta es una síntesis de su historía de vida que cuenta en el vídeo:    


Fede Carranza estuvo en Asís orando durante su camino de conversión

«Dios no quiere un contrato contigo, o tu servicio. Dios te quiere a ti. Dejé que el Señor me mostrara cómo manejar mi vida»       
   
 

Mi historia es la historia del hijo pródigo. Nací en Monterrey. De adolescente, quería explorar otras cosas y descubrir más sobre mí mismo. Yo tenía todo en la casa de mi padre. Tenía amigos a raíz de su interés por la música. Yo andaba con inseguridades y las tapaba, no las sanaba; así que empiezo a incursionar en la pornografía y en la impureza para tapar mi inseguridad. Si no ves la muerte como natural, todo se distorsiona y se contamina. Varias personas cercanas murieron. Termine la Preparatoria y me fui de casa, lleve una vida muy mundana. Ya no quería tapaderas para mi inseguridad. Empecé a andar con amigos que traían la misma crisis que yo.

Mi rompimiento con Dios fue lento, pero salir de casa de mi padre fue como un símbolo. Cuando me embriagaba en compañía de amigos, sacaba mis inseguridades y eso te acaba de romper porque nadie te arropa. Hacer confidencias en ese estado te lleva a caer en vacíos. Cuando tropiezas en vacío no ves el piso, es como tropezar en la noche: No sabes con qué te vas a golpear ni de dónde cogerte. Eso pasa en las relaciones sexuales fuera del matrimonio: crees que tienes todo bajo control y no es así, caes en el vacío. Vuelven a mi mente pensamientos deprimentes.

Estaba en segundo año de universidad, estaba reprobando. No me interesaba nada el estudio; no sabía cuánto gastaba mi papá en mí. Un día me dijo mi padre: ¿No te gustaría estudiar en Estados Unidos en Stubenville? Yo le dije que sí, me fui un verano, me encantó. En enero del 2008 me fui a estudiar la carrera de Comunicación. Allí toqué fondo. Desperté en la casa de un amigo, nos habíamos emborrachado, yo tenía la camisa sucia y me estallaba la cabeza. Me fui a mi habitación y no podía dormir. Pensé: “Me tengo que ir a un lugar silencioso”. Busqué la capilla, era domingo y había Misa. Me quedé y le dije al Señor: “Ya no quiero estar lejos de ti, Señor. Me hartan las cosas, extraño vivir en paz. Quiero corregir el rumbo”.


Fede Carranza, cantando con el Ministerio de Música católico Jésed

Me dije: “No tengo brújula. Estoy reventado. Ando en concupiscencias…”. Regresé a Monterrey y traté de portarme bien con algunas excepciones. Le dije al Señor: “Te sirvo pero te deshonro”. Me di cuenta de que me estaba dañando, había una rotura entre mi alma y mi cuerpo. Esto duró cuatro años, hasta que una amiga me dijo: “No te veo contento, andas deprimido y no eres de una pieza. Necesitas ayuda profesional”. Después de cuatro sesiones me dice la psicóloga: “El problema es que no te amas, no te has aceptado, rechazas tu infancia”. Había empezado a hablar con un sacerdote y le dije; “No quiero orar”. Me dijo: “Lo entiendo, porque no conoces a Dios”. Me hirió, y era verdad, me hirió Dios con la llama de amor viva. Sentí el amor paternal de Dios que exprimía mi corazón con amor, te quebranta y te cura.

Dios no es un padre de acuerdos. Dios sale a buscarte. Toma tu corazón y lo exprime, te convierte, te sostiene y te da vida. Recuerdo que Tomás mete su mano y toca el costado de Cristo y le dice “Señor mío y Dios mío…mi Dios”. Pensé: “Tengo que hablar con San Francisco de Asís”.

Decidí ir dos semanas a Europa y aprovechar para ver a mi hermana que vive en Holanda.

En el primer día del viaje fui a Segovia, donde está enterrado San Juan de la Cruz. En el altar hay una oración que dice: “No me quitarás Dios mío lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo, en que me diste todo lo que quiero, por eso me holgaré que no tardarás si yo espero. Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos, y míos los pecadores; los ángeles son míos y la Madre de Dios y todas las cosas son mías y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Entonces ¿qué pides?, ¿qué buscas alma mía? Tuyo es todo esto y todo es para ti. No te pongas a menos ni repares en migajas que se caen de la mesa de tu Padre. Sal fuera, gloríate en Su gloria, escóndete en ella y goza y alcanzarás las peticiones de tu corazón”.

Fede Carranza

Comprendí que, si alguien sabe historias de amor es Dios.

Decido pasar tres días en Asís, apagar teléfonos y guardar silencio. Llegué a Asís, a rezar ante la tumba de San Francisco. Me dije a mí mismo: “Dios no quiere un contrato contigo, o tu servicio. Dios te quiere a ti”.

Comprendí que la mística católica se ha perdido en estos tiempos. La vida mística va a salvar a la humanidad porque es la única manera en que vamos a amarnos a nosotros mismos y a los demás. Si supiéramos lo que valemos, amaríamos la vida… Los que abortan o matan es porque ellos mismos no saben lo que valen.


Fede Carranza

Cuando regresé dejé que el Señor me mostrara cómo manejar mi vida. Fui con la psicóloga y me dijo: “Ya dejaste de ser niño. Ahora hablas como hombre. Ya no necesitas mi ayuda”.

Volví con el sacerdote y le dije: “Descubrí que no sé nada”. El comentó: “Este es el mejor momento para conocer a Dios”.

Lo primero que descubres cuando Dios te quebranta es que Él siempre ha estado siempre allí, contigo. Ahora sirvo al Seños sin condiciones. Estoy feliz, estoy pleno en Él. Me agarro de tres cosas: de la lectura inteligente de los evangelios, que son un mapa para conocer a Jesucristo. Me apoyo en los santos, en sus escritos, y en los sacramentos.

 Fede Carranza

Ministerio de Música católico Jésed