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martes, 16 de diciembre de 2025

Belén Ayuso, cantante católica: «Cantaba reguetón, me sumergí en el sexo, el alcohol, caí en depresión y le clamé a Dios: `Si existes, o me sanas o me llevas contigo; si me sanas, te dedico mi vida y mi voz para siempre’; y Él me sanó»

Belén Ayuso contando su testimonio en 'Ecclesia es Domingo' de 13 TV

* «Yo me siento completamente un milagro, soy testigo de la misericordia tan grande que tiene Dios, porque yo he sido muy perdonada. Dios ha cambiado mi manera de sentir, mi manera de pensar, mi manera de tratar a los demás. Las liberaciones son muy dolorosas, Dios tiene que destruir todo lo que tú eres para convertirte en lo que Él quiere que seas» 

Vídeo del testimonio de Belén Ayuso en el  programa 'Ecclesia es Domingo' de 13 TV

Camino Católico.-  La cantante Belén Ayuso, conocida por su pasado en el reguetón y por su proceso de conversión, ha relatado en 'Ecclesia es Domingo' de 13 TV un recorrido vital marcado por la oscuridad, la búsqueda y, finalmente, una profunda experiencia de fe. Durante la conversación, la artista murciana ha compartido cómo ha transformado su vida, su música y su relación con Dios tras años de ansiedad, depresión, malas compañías y violencia de género.

Ayuso asegura estar viviendo una etapa completamente renovada. “En mi vida ahora mismo tengo una paz que me da Dios, que me permite hacer todo esto con muchísima ilusión”, ha confesado la artista, subrayando el contraste con su pasado artístico: “Yo vengo del reguetón y mis letras iban en contra de todo lo que dice Dios: apología a las drogas, alcohol, lujuria, todo lo que va en contra de la palabra de Dios.” 

La artista admite que el cambio ha sido tan radical que sólo puede atribuirlo a la acción divina. “Yo me siento completamente un milagro, soy testigo de la misericordia tan grande que tiene Dios, porque yo he sido muy perdonada”.

Preguntada por si en la actualidad encuentra espacios donde expresarse sin ser juzgada, Belén Ayuso reconoce avances, aunque también episodios incómodos: “Tengo espacios donde puedo hablar de mi fe con total libertad, pero hace un par de días, en una televisión nacional, pasé un mal trago que no te puedes imaginar”. 

Aun así, la cantante siente que el clima cultural ha cambiado y que cada vez más artistas hablan de espiritualidad sin complejos. En este sentido, afirma sentirse preparada: “Aunque tenga críticas, aunque muchas personas no lo entiendan, yo me siento muy fuerte y me da muchísima felicidad cantar para Dios”.

Belén Ayuso empezó a cantar reguetón y sumergirse en ambientes no adecuados

Reguetón, malas compañías, depresión y ansiedad 

La cantante ha explicado que empezó en el mundo del reguetón empujada por una adolescencia marcada por la rebeldía: “Yo era una pieza que no te puedes imaginar, me encantaba la fiesta, salir por la noche... Me junté con muy malas compañías, que me incitaban a salir, a beber, lo típico. En ese momento, me sentía muy perdida, con muy malos hábitos, y lo que quería era cantar reggaetón porque lo que me gustaba era bailar y salir de fiesta”. 

Su relación con su familia también se deterioró en esa etapa: “Yo era un toro desbocado, mis padres son muy tradicionales, trabajadores, con bases cristianas, y ver que su hija se tira al reggaetón con ese tipo de letras estaban escandalizados”.

Belén reconoce que “yo en ese momento estaba llena de pecado, llena de mal, en la oscuridad. Siempre digo que el infierno existe porque yo he estado en él. El infierno es un estado físico, mental, psicológico, espiritual, es como sentirte en una cárcel de la cual no puedes salir. Tenía mucha ansiedad, depresión, y estaba medicada: “Las pastillas me relajaban, pero no me daban la paz, sobrevivía”, ha recordado.


Así era la estética de Belén Ayuso antes de convertirse a Cristo

Sexo, alcohol y prácticas esotéricas

Reconoce que “mi espíritu no estaba en sintonía con el Señor, como estoy ahora, que canto para Dios y siento una paz, aunque tenga problemas, porque todos en este mundo tenemos problemas, pero la diferencia es que Dios te da una paz en medio de esos problemas que yo no quiero perderla por nada del mundo. Y le pregunto al Señor: ‘¿por qué me has dejado pasar por todo esto si Tú me amas?’  Y el Espíritu Santo me reveló que Dios me ha permitido pasar por toda esa oscuridad porque sabía perfectamente que el tocar tan bajo me iba a permitir mirarlo, acercarme al Señor, y que ya una vez que yo estuviera en esa presencia de Dios, yo ya nunca querría volver atrás”.

De hecho, “me había adentrado en el en sexo, alcohol... Todo lo que te puedas imaginar. Por eso, siempre digo que las oraciones nunca son en balde. Mi abuela, por ejemplo, rezaba muchísimo por mí en esa época y yo siempre le digo: ‘abuela, gracias a tus oraciones, me encontré con el Señor’.

En esa búsqueda de alivio, Belén Ayuso admite haber entrado en prácticas esotéricas: “Nosotros estamos diseñados para vivir en la presencia de Dios. Muchas veces intentamos llenar ese vacío que solo llena Dios con cosas que si tú estás lejos de Él no son las adecuadas. En mi caso fue con las cartas. Practicaba adivinación a través de cartas, me entró un espíritu de adivinación” relata la artista, precisando que llegó a acertar predicciones a sus amigas. Pero asegura que aquello abrió una puerta peligrosa: “Me empezaron a pasar muchas cosas en casa… caí muy enferma”.

Belén Ayuso sumergida en el esoterismo adivinaba con las cartas del taror

El encuentro con Dios y la sanación

Ese deterioro emocional y espiritual la llevó finalmente a una certeza: “Ni pastillas, ni psicólogos… nada. O acudía al más grande o de ahí no me sacaba nadie”, señala tajante.

Ella admite que “no tengo ni palabras para explicar cómo lo hizo el Señor. Entré en esa depresión tan mala, en esa ansiedad, y me rendí ante el Señor porque yo ya no quería vivir, sobrevía, Siempre he creído en Dios, pero no siempre lo obedecía. Yo estaba muy alejada de Dios. Pensaba que me iba a ir mejor vivir a mi manera. Vivía como si alguien me estuviera asfixiando, así. Todo el día cogiendo aire, muy mala”.

Y llegó el momento crucial: “Un día me rendí ante el Señor y le dije: ‘Señor, si tú existes, que sé que existes, por favor, te lo pido, sáname, porque yo así ya no quiero vivir. O me sanas o me llevas contigo. Yo te prometo que si tú me sanas, Señor, y me quitas toda esta enfermedad, todo este mal, yo te dedico mi vida y mi voz para siempre’. Y Dios me sanó”.

Belén Ayuso cantando a Dios después de que Él la sanara

Maltrato de género manipulando en nombre de Dios

Uno de los testimonios más duros de Belén Ayuso ha sido cuando ha compartido el maltrato que sufrió en una relación. “Ha sido el proceso más complicado y difícil de mi vida, cuando eres una mujer que sufres violencia de género, no quieres contarlo por no hacer sufrir a la familia”. 

La manipulación emocional marcó aquella etapa: “Entré en un bucle, él utilizaba mucho el tema de Dios para manipularme”. En medio de ese aislamiento, su fe se convirtió en refugio: “Una mujer maltratada suele estar muy sola, yo ahí necesité muchísimo del Señor”, apunta.


Belén Ayuso ahora evangeliza con la música y la Palabra de Dios

Tras su proceso de conversión, Ayuso describe una profunda renovación personal: “Dios ha cambiado mi manera de sentir, mi manera de pensar, mi manera de tratar a los demás”.

Pero admite que no fue fácil: “Las liberaciones son muy dolorosas, Dios tiene que destruir todo lo que tú eres para convertirte en lo que Él quiere que seas”. Esta reconstrucción afectó todos los ámbitos de su vida, incluida su relación con sus padres: “Ha cambiado muchísimo, nos ha llenado a todos de luz”, agradece.

sábado, 11 de octubre de 2025

Arianna Valarezo: «Me alejé de Dios, sufría por falta de amor, abusé del alcohol, hice terapias con ayahuasca, chakras, hasta que en coma en la UCI Dios me tomó en sus manos»

 Arianna Valarezo ha tenido que realizar un camino perseverante de conversión con la oración y los sacramentos / Foto: Cortesía de Arianna Valarezo

* «Creo que no intenté suicidarme solamente por la gracia de Dios… Entregué mi corazón al Señor y finalmente le entregué mi vida para su servicio. En esta liberación el Señor cortó las cadenas con el alcohol y la falta de amor que me esclavizó durante tantos años. Todo esto no fue inmediato, duró más o menos 3 años. Al día de hoy no puedo vivir sin rezar el Rosario diario y trato de recibir los sacramentos lo más seguido posible. Diariamente me comunico con Jesús y Él guía todas mis decisiones. Es increíble cómo la vida cambia. He sufrido la persecución de ciertas personas de mi entorno, pero Dios nos ha protegido y nos ha bendecido con todo lo que necesitamos para vivir tranquilas. Ahora le consulto cada vez que tomo una decisión importante. Es un Padre exigente pero a la vez amoroso y comprensivo, y sobre todo es un Dios VIVO. No es fácil seguir a Jesús, cada día es una lucha y sigo siendo una pecadora. Caigo siempre pero tengo la confianza de que Él me levantará y de que jamás me abandonará. La Virgen María ha sido y es mi gran intercesora. Ella rezó al pie de mi cama cuando estaba en coma para que Dios me diera una segunda oportunidad y sigue intercediendo por mí» 

Vídeo del testimonio de Arianna Valarezo publicado el 27 de abril de 2022 de Mater Mundi 

Camino Católico.- Arianna Valarezo nació en una familia católica en la que se rezaba, pero en la universidad «me alejé de Dios, sufría por falta de amor, abusé del alcohol, hice terapias con ayahuasca, imanes, chakras, hasta que en coma en la UCI Dios me tomó en sus manos», explica a Aleteia en un testimonio en primera persona. Así explica su conversión:

«No sentirme querida casi acaba conmigo»

Nací y crecí en una familia católica creyente. En mi casa siempre se rezaba y se iba a misa.

Mis padres y hermana siempre fueron devotos de la Virgen María y desde pequeña me recuerdo rezando con ellos el Rosario. Me acuerdo que mi Primera Comunión fue un momento muy bonito y emocionante.

Sin embargo, a partir de la adolescencia empecé a juntarme con amigas y amigos alejados de Dios, y empecé a tener problemas en la casa por mi rebeldía.

Esto trajo un fuerte alejamiento de mis padres, por lo cual desde muy joven me sentí muy sola, incomprendida, y con una gran falta de amor.

Cuando llegué a la universidad ya estaba bastante alejada de Dios. Mi grupo de amigos era totalmente indiferente a los temas religiosos y lógicamente empecé a llevar a una vida donde cada vez tenía menos noción de la existencia de Dios.

Una extraña voz

No recuerdo en qué momento fue, pero empecé a sentir que una voz me acompañaba muchas veces durante el día.

Era como una risa en mi oído que susurraba y se reía cuando iba a pecar o estaba ante una tentación. No le di importancia hasta hace un par de años.

Mi corazón se endureció cada vez más. Era incapaz de sentir pena o dolor ante el sufrimiento ajeno.

Tratando de huir

Mi único interés era pasarlo bien, olvidar el dolor que sentía por la falta de amor en mi corazón.

Y para eso me dediqué a salir de fiesta, salir con amigas, tener pretendientes, viajar y buscar las cosas del mundo, como un buen trabajo, verme bien físicamente, hacer ejercicio, etc.

El enemigo me encadenó a través del abuso de alcohol, y muchas veces caí en pecado mortal relacionado a esto.

Puedo decirles que cada vez me sentía más vacía, y a la vez perdí la noción del pecado.

Cuando cometes pecados graves y no estás en gracia, pierdes el temor y la pena de ofender a Dios.

Arianna Valarezo durante una fiesta / Foto: Cortesía de Arianna Valarezo

¿Nadie me amaría nunca?

Y por eso apenas salí de mi casa a los 23 años, empecé a convivir con mi pareja de ese entonces, y luego con 2 parejas más.

Cada relación era más tormentosa y dañina. Llegué a creer que jamás nadie me amaría y que estaba condenada a sufrir toda mi vida con personas que me hacían daño y me maltrataban.

En varios momentos, lo único que quería era terminar con ese dolor y la verdad creo que no intenté suicidarme solamente por la gracia de Dios.

Puertas abiertas al enemigo

Busqué varias formas de acabar con mi dolor: hice terapia con ayahuasca, imanes, chakras.

Y empecé a notar que sentía miedo durante las noches, como si algo estuviera conmigo.

No tenía idea de lo dañino que es hacer estas cosas y cómo abrimos puertas al enemigo.

También leí muchos libros de autoayuda: Louise Hay, Deepak Chopra, algunos psicólogos importantes.

Pero solo tocaban temas superficiales, me decían que yo sola podía ser feliz y lograr mis metas.

Y la verdad siempre sentí que algo faltaba en ese speech, que no era cierto y no me calmaba el vacío interior.

La consagración a María, punto de inflexión

Más o menos a los 30 años, mi papá me invitó a hacer la consagración al Inmaculado Corazón de María de san Luis Grignon de Monfort, y la hice con él solo para darle gusto en realidad.

Desde ese momento y sin que me diera cuenta, la Virgen María empezó a protegerme de una forma especial.

Arianna Valarezo tomando su Rosario en la mano, compartiendo como la Virgen María la ha protegido / Foto: Cortesía de Arianna Valarezo

A los 33 años salí embarazada de la pareja con quien vivía y me preparé para el parto natural.

Sin embargo al momento de dar a luz no pude dilatar y me hicieron una cesárea de emergencia. 

Regresé a mi casa y empecé a notar que me dolía el cuerpo, estaba hinchada y tenía mucha fiebre, así que regresé a la clínica.

Mi batalla espiritual en la UCI

Y después de unos análisis me dijeron que tenía una fuerte infección por una bacteria intrahospitalaria y que tenían que operarme de emergencia.

Hasta ese momento no tenía idea de la gravedad de mi infección, pero gracias a Dios y a una buena amiga de la familia, vino un sacerdote a la clínica y después de mucho tiempo, recibí la confesión, la comunión y hasta la unción de los enfermos.

Al abrirme descubrieron que tenía una sepsis y tuvieron que ponerme en coma inducido.

Es en ese coma de 2 días, Dios Nuestro Señor me regaló una visión. Salí de mi cuerpo y fui trasladada a un lugar que llamo mi infierno personal.

Era un lugar espantoso. Es difícil describirlo con palabras pero era como una explanada interminable donde pude ver muchas escenas a la vez.

En resumen vi los mayores pecados y tormentos de la humanidad y cómo las almas son engañadas por el enemigo.

Vi cosas que durante mi vida había pensado que eran lo más importante como la belleza, la riqueza, el culto al cuerpo, el poder, la sexualidad en sus peores formas.

Y vi cómo son engaños del maligno para perder a las almas y cómo una vez que las almas aceptan el engaño, no hay vuelta atrás.

Comprendí muchas cosas y también fui tentada personalmente por el enemigo, quien me prometió darme todo lo que quisiera a cambio de adorarlo.

Esa batalla espiritual, que para mí duró siglos, solo terminó cuando imploré a Dios que me sacara de ese lugar, que yo no pertenecía allí.

Ríos de amor infinito

La misericordia infinita de Dios y seguramente la gracia de los sacramentos que había recibido me levantaron como una gran mano.

Sentí que una mano gigante me sacaba de ese lugar espantoso y empecé a elevarme.

Empecé a escuchar una música, como coros de miles de niños cantando, vi una luz celeste mucho más brillante que el sol y supe que llegaría a la presencia de Dios.

Cuando finalmente llegué a Su presencia, se me permitió solamente levantar un poquito el velo y lo que sentí fue ríos y ríos y ríos de amor infinito que me llenaron por completo.

Es una experiencia impresionante, donde el alma siente que ha llegado a su casa y quiere seguir ahí eternamente gozando de la presencia de su creador.

Además, sentí mucha vergüenza y pena por tener las manos vacías ante Dios que solo me daba amor y misericordia. Nunca me juzgó.

Segunda oportunidad

Comprendí que mi vida había sido vacía y que recibiría una segunda oportunidad. Sentí las oraciones de muchas personas como pequeñas velas encendidas, oraciones vivas por mi salud.

Regresé a mi cuerpo y me desperté en la UCI sin entender nada. Estaba enchufada a 8 máquinas, entubada, me alimentaban por sonda.

Escribí todo lo que había visto pero todavía dudaba si era un sueño.

Por medio de distintos acontecimientos y de varias señales, Dios me fue indicando que esa visión me la había dado para compartirla y para salvar almas.

Me dijo: “quiero que te proclames una mujer sana y liberada por tu Padre Dios”. Salí de la clínica 28 días después, con el corazón lleno de amor y una paz nueva para mí.

La conversión de mi vida

A partir de ahí, empezó la aventura más importante de mi vida: seguir a Dios y aceptarlo en mi corazón.

Yo vivía con un hombre que odia a Dios y a la Virgen María. Tenía que esconderme para rezar.

Entonces le rogué a Dios: "Si Tú quieres, sácame de aquí". Y al poco tiempo me regaló un trabajo y un apartamento y pude separarme finalmente de ese hombre y mudarme sola con mi hija de 1 año.

A partir de ahí, Dios me tomó en sus manos como una arcilla y empezó a moldearme: viajé a Estados Unidos y a través de un grupo de oración en Baltimore y su ayuda, entregué mi corazón al Señor y finalmente le entregué mi vida para su servicio.

En esta liberación el Señor cortó las cadenas con el alcohol y la falta de amor que me esclavizó durante tantos años. Todo esto no fue inmediato, duró más o menos 3 años.

Dios Padre está vivo

Al día de hoy no puedo vivir sin rezar el Rosario diario y trato de recibir los sacramentos lo más seguido posible.

Diariamente me comunico con Jesús y Él guía todas mis decisiones. Es increíble cómo la vida cambia.

He sufrido la persecución de ciertas personas de mi entorno, pero Dios nos ha protegido y nos ha bendecido con todo lo que necesitamos para vivir tranquilas.

Ahora le consulto cada vez que tomo una decisión importante. También me jala las orejas cuando caigo y me levanta para comenzar de nuevo.

Es un Padre exigente pero a la vez amoroso y comprensivo, y sobre todo es un Dios VIVO.

No es fácil seguir a Jesús, cada día es una lucha y sigo siendo una pecadora. Caigo siempre pero tengo la confianza de que Él me levantará y de que jamás me abandonará.

Arianna Valarezo visitando la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, en Portugal  / Foto: Cortesía de Arianna Valarezo

La ayuda de la Virgen hasta el cielo

La Virgen María ha sido y es mi gran intercesora. Ella rezó al pie de mi cama cuando estaba en coma para que Dios me diera una segunda oportunidad y sigue intercediendo por mí.

Mi hija ya tiene casi 6 años y ama a María y a Dios con todo su corazón.

Sigo escuchando esos susurros que les conté de vez en cuando en mi oído, pero sé que es el enemigo molestándome e inmediatamente pido a María o a san Miguel Arcángel que me protejan, y el susurro se va (así que no se preocupen si alguno escucha algo parecido, solo invoquen a María).

Siempre vamos a caer, a tropezar, pero sabemos que estamos del lado correcto de la batalla con el más poderoso de todos, nuestro Dios.

Sigamos trabajando para su obra que hasta el Cielo no paramos como dice el sacerdote. ¡Gloria a Dios!

Arianna Valarezo