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sábado, 11 de octubre de 2025

Arianna Valarezo: «Me alejé de Dios, sufría por falta de amor, abusé del alcohol, hice terapias con ayahuasca, chakras, hasta que en coma en la UCI Dios me tomó en sus manos»

 Arianna Valarezo ha tenido que realizar un camino perseverante de conversión con la oración y los sacramentos / Foto: Cortesía de Arianna Valarezo

* «Creo que no intenté suicidarme solamente por la gracia de Dios… Entregué mi corazón al Señor y finalmente le entregué mi vida para su servicio. En esta liberación el Señor cortó las cadenas con el alcohol y la falta de amor que me esclavizó durante tantos años. Todo esto no fue inmediato, duró más o menos 3 años. Al día de hoy no puedo vivir sin rezar el Rosario diario y trato de recibir los sacramentos lo más seguido posible. Diariamente me comunico con Jesús y Él guía todas mis decisiones. Es increíble cómo la vida cambia. He sufrido la persecución de ciertas personas de mi entorno, pero Dios nos ha protegido y nos ha bendecido con todo lo que necesitamos para vivir tranquilas. Ahora le consulto cada vez que tomo una decisión importante. Es un Padre exigente pero a la vez amoroso y comprensivo, y sobre todo es un Dios VIVO. No es fácil seguir a Jesús, cada día es una lucha y sigo siendo una pecadora. Caigo siempre pero tengo la confianza de que Él me levantará y de que jamás me abandonará. La Virgen María ha sido y es mi gran intercesora. Ella rezó al pie de mi cama cuando estaba en coma para que Dios me diera una segunda oportunidad y sigue intercediendo por mí» 

Vídeo del testimonio de Arianna Valarezo publicado el 27 de abril de 2022 de Mater Mundi 

Camino Católico.- Arianna Valarezo nació en una familia católica en la que se rezaba, pero en la universidad «me alejé de Dios, sufría por falta de amor, abusé del alcohol, hice terapias con ayahuasca, imanes, chakras, hasta que en coma en la UCI Dios me tomó en sus manos», explica a Aleteia en un testimonio en primera persona. Así explica su conversión:

«No sentirme querida casi acaba conmigo»

Nací y crecí en una familia católica creyente. En mi casa siempre se rezaba y se iba a misa.

Mis padres y hermana siempre fueron devotos de la Virgen María y desde pequeña me recuerdo rezando con ellos el Rosario. Me acuerdo que mi Primera Comunión fue un momento muy bonito y emocionante.

Sin embargo, a partir de la adolescencia empecé a juntarme con amigas y amigos alejados de Dios, y empecé a tener problemas en la casa por mi rebeldía.

Esto trajo un fuerte alejamiento de mis padres, por lo cual desde muy joven me sentí muy sola, incomprendida, y con una gran falta de amor.

Cuando llegué a la universidad ya estaba bastante alejada de Dios. Mi grupo de amigos era totalmente indiferente a los temas religiosos y lógicamente empecé a llevar a una vida donde cada vez tenía menos noción de la existencia de Dios.

Una extraña voz

No recuerdo en qué momento fue, pero empecé a sentir que una voz me acompañaba muchas veces durante el día.

Era como una risa en mi oído que susurraba y se reía cuando iba a pecar o estaba ante una tentación. No le di importancia hasta hace un par de años.

Mi corazón se endureció cada vez más. Era incapaz de sentir pena o dolor ante el sufrimiento ajeno.

Tratando de huir

Mi único interés era pasarlo bien, olvidar el dolor que sentía por la falta de amor en mi corazón.

Y para eso me dediqué a salir de fiesta, salir con amigas, tener pretendientes, viajar y buscar las cosas del mundo, como un buen trabajo, verme bien físicamente, hacer ejercicio, etc.

El enemigo me encadenó a través del abuso de alcohol, y muchas veces caí en pecado mortal relacionado a esto.

Puedo decirles que cada vez me sentía más vacía, y a la vez perdí la noción del pecado.

Cuando cometes pecados graves y no estás en gracia, pierdes el temor y la pena de ofender a Dios.

Arianna Valarezo durante una fiesta / Foto: Cortesía de Arianna Valarezo

¿Nadie me amaría nunca?

Y por eso apenas salí de mi casa a los 23 años, empecé a convivir con mi pareja de ese entonces, y luego con 2 parejas más.

Cada relación era más tormentosa y dañina. Llegué a creer que jamás nadie me amaría y que estaba condenada a sufrir toda mi vida con personas que me hacían daño y me maltrataban.

En varios momentos, lo único que quería era terminar con ese dolor y la verdad creo que no intenté suicidarme solamente por la gracia de Dios.

Puertas abiertas al enemigo

Busqué varias formas de acabar con mi dolor: hice terapia con ayahuasca, imanes, chakras.

Y empecé a notar que sentía miedo durante las noches, como si algo estuviera conmigo.

No tenía idea de lo dañino que es hacer estas cosas y cómo abrimos puertas al enemigo.

También leí muchos libros de autoayuda: Louise Hay, Deepak Chopra, algunos psicólogos importantes.

Pero solo tocaban temas superficiales, me decían que yo sola podía ser feliz y lograr mis metas.

Y la verdad siempre sentí que algo faltaba en ese speech, que no era cierto y no me calmaba el vacío interior.

La consagración a María, punto de inflexión

Más o menos a los 30 años, mi papá me invitó a hacer la consagración al Inmaculado Corazón de María de san Luis Grignon de Monfort, y la hice con él solo para darle gusto en realidad.

Desde ese momento y sin que me diera cuenta, la Virgen María empezó a protegerme de una forma especial.

Arianna Valarezo tomando su Rosario en la mano, compartiendo como la Virgen María la ha protegido / Foto: Cortesía de Arianna Valarezo

A los 33 años salí embarazada de la pareja con quien vivía y me preparé para el parto natural.

Sin embargo al momento de dar a luz no pude dilatar y me hicieron una cesárea de emergencia. 

Regresé a mi casa y empecé a notar que me dolía el cuerpo, estaba hinchada y tenía mucha fiebre, así que regresé a la clínica.

Mi batalla espiritual en la UCI

Y después de unos análisis me dijeron que tenía una fuerte infección por una bacteria intrahospitalaria y que tenían que operarme de emergencia.

Hasta ese momento no tenía idea de la gravedad de mi infección, pero gracias a Dios y a una buena amiga de la familia, vino un sacerdote a la clínica y después de mucho tiempo, recibí la confesión, la comunión y hasta la unción de los enfermos.

Al abrirme descubrieron que tenía una sepsis y tuvieron que ponerme en coma inducido.

Es en ese coma de 2 días, Dios Nuestro Señor me regaló una visión. Salí de mi cuerpo y fui trasladada a un lugar que llamo mi infierno personal.

Era un lugar espantoso. Es difícil describirlo con palabras pero era como una explanada interminable donde pude ver muchas escenas a la vez.

En resumen vi los mayores pecados y tormentos de la humanidad y cómo las almas son engañadas por el enemigo.

Vi cosas que durante mi vida había pensado que eran lo más importante como la belleza, la riqueza, el culto al cuerpo, el poder, la sexualidad en sus peores formas.

Y vi cómo son engaños del maligno para perder a las almas y cómo una vez que las almas aceptan el engaño, no hay vuelta atrás.

Comprendí muchas cosas y también fui tentada personalmente por el enemigo, quien me prometió darme todo lo que quisiera a cambio de adorarlo.

Esa batalla espiritual, que para mí duró siglos, solo terminó cuando imploré a Dios que me sacara de ese lugar, que yo no pertenecía allí.

Ríos de amor infinito

La misericordia infinita de Dios y seguramente la gracia de los sacramentos que había recibido me levantaron como una gran mano.

Sentí que una mano gigante me sacaba de ese lugar espantoso y empecé a elevarme.

Empecé a escuchar una música, como coros de miles de niños cantando, vi una luz celeste mucho más brillante que el sol y supe que llegaría a la presencia de Dios.

Cuando finalmente llegué a Su presencia, se me permitió solamente levantar un poquito el velo y lo que sentí fue ríos y ríos y ríos de amor infinito que me llenaron por completo.

Es una experiencia impresionante, donde el alma siente que ha llegado a su casa y quiere seguir ahí eternamente gozando de la presencia de su creador.

Además, sentí mucha vergüenza y pena por tener las manos vacías ante Dios que solo me daba amor y misericordia. Nunca me juzgó.

Segunda oportunidad

Comprendí que mi vida había sido vacía y que recibiría una segunda oportunidad. Sentí las oraciones de muchas personas como pequeñas velas encendidas, oraciones vivas por mi salud.

Regresé a mi cuerpo y me desperté en la UCI sin entender nada. Estaba enchufada a 8 máquinas, entubada, me alimentaban por sonda.

Escribí todo lo que había visto pero todavía dudaba si era un sueño.

Por medio de distintos acontecimientos y de varias señales, Dios me fue indicando que esa visión me la había dado para compartirla y para salvar almas.

Me dijo: “quiero que te proclames una mujer sana y liberada por tu Padre Dios”. Salí de la clínica 28 días después, con el corazón lleno de amor y una paz nueva para mí.

La conversión de mi vida

A partir de ahí, empezó la aventura más importante de mi vida: seguir a Dios y aceptarlo en mi corazón.

Yo vivía con un hombre que odia a Dios y a la Virgen María. Tenía que esconderme para rezar.

Entonces le rogué a Dios: "Si Tú quieres, sácame de aquí". Y al poco tiempo me regaló un trabajo y un apartamento y pude separarme finalmente de ese hombre y mudarme sola con mi hija de 1 año.

A partir de ahí, Dios me tomó en sus manos como una arcilla y empezó a moldearme: viajé a Estados Unidos y a través de un grupo de oración en Baltimore y su ayuda, entregué mi corazón al Señor y finalmente le entregué mi vida para su servicio.

En esta liberación el Señor cortó las cadenas con el alcohol y la falta de amor que me esclavizó durante tantos años. Todo esto no fue inmediato, duró más o menos 3 años.

Dios Padre está vivo

Al día de hoy no puedo vivir sin rezar el Rosario diario y trato de recibir los sacramentos lo más seguido posible.

Diariamente me comunico con Jesús y Él guía todas mis decisiones. Es increíble cómo la vida cambia.

He sufrido la persecución de ciertas personas de mi entorno, pero Dios nos ha protegido y nos ha bendecido con todo lo que necesitamos para vivir tranquilas.

Ahora le consulto cada vez que tomo una decisión importante. También me jala las orejas cuando caigo y me levanta para comenzar de nuevo.

Es un Padre exigente pero a la vez amoroso y comprensivo, y sobre todo es un Dios VIVO.

No es fácil seguir a Jesús, cada día es una lucha y sigo siendo una pecadora. Caigo siempre pero tengo la confianza de que Él me levantará y de que jamás me abandonará.

Arianna Valarezo visitando la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, en Portugal  / Foto: Cortesía de Arianna Valarezo

La ayuda de la Virgen hasta el cielo

La Virgen María ha sido y es mi gran intercesora. Ella rezó al pie de mi cama cuando estaba en coma para que Dios me diera una segunda oportunidad y sigue intercediendo por mí.

Mi hija ya tiene casi 6 años y ama a María y a Dios con todo su corazón.

Sigo escuchando esos susurros que les conté de vez en cuando en mi oído, pero sé que es el enemigo molestándome e inmediatamente pido a María o a san Miguel Arcángel que me protejan, y el susurro se va (así que no se preocupen si alguno escucha algo parecido, solo invoquen a María).

Siempre vamos a caer, a tropezar, pero sabemos que estamos del lado correcto de la batalla con el más poderoso de todos, nuestro Dios.

Sigamos trabajando para su obra que hasta el Cielo no paramos como dice el sacerdote. ¡Gloria a Dios!

Arianna Valarezo

martes, 2 de septiembre de 2025

Krishna: «Nací en una granja Hare Krishna, probé drogas, alcohol, chicas, popularidad, estaba muy triste y pedí ayuda a Dios diciendo: ‘te necesito’; mi vida cambió y voy a Misa todos los días»

 

Krishna

* «Poco a poco empecé a ir a Misa los domingos, a leer el Evangelio mientras iba o volvía de clase, etc. Me lo ponía en la radio y escuchaba. Me llamaban mucho la atención las lecturas y me llenaban. Un día decidí confesarme y fue fenomenal. Seguí yendo a Misa los domingos y encontré un libro en la casa a la que nos habíamos mudado en Bilbao que se llamaba 'La imitación de Cristo', de Tomas Kempis, que era muy potente. Contaba cosas sobre el cristianismo que tenían mucho sentido, y por la noche fácilmente me podía pasar 2 horas de rodillas rezando. Era impresionante, me llenaba muchísimo»

Camino Católico.-  Después de haber nacido en una granja Hare Krishna y de una adolescencia marcada por los fracasos escolares, conflictos familiares y el consumo de drogas y alcohol, Krishna descubrió el amor y la presencia de Dios en su vida. Así lo ha contado en el canal de YouTube de Jóvenes Católicos. Esta es su historia contada en primera persona:

Vídeo de Jóvenes Católicos en el que explica su testimonio de conversión 

Mi nombre es Krishna, nací en una granja Hare Krishna y he pasado de fumar porros a ir a misa todos los días.

Quiero contar un poco mi testimonio. Nací en un pueblo de Guadalajara y en una comunidad hare krishna porque a mis padres les encantaba esa espiritualidad. A los 2 años me mudé a Boadilla del Monte (Madrid), ya que tuve una pulmonía y nos trasladamos allí, porque hacía mejor tiempo.

He pasado casi toda mi vida en Madrid. Mi infancia fue bonita hasta los 5 años. A mis padres les iba genial, tenían muchos negocios en la India, traían plata, piedras semipreciosas, productos, recibían encargos de toda España... Les iba bastante bien.

Cuando yo tenía 5 años mi padre falleció y dejó algunas deudas. Mi madre se vio sola con tres hijos y tuvo que sacar a la familia adelante. Mi madre ha sido una guerrera, nos ha querido siempre con locura y la verdad es que le debo todo. Ciertas cosas de tu infancia te hacen ser un poco diferente: yo siempre he tenido tendencia a liarla, a llamar la atención, a hacer lo que está prohibido, a saltarse las normas, etc. Esto me llevó a tener unas ciertas amistades que no eran lo mejor; siempre me he dejado influir mucho.

Krishna nació en una granja Hare Krishna

Porros y litros de cerveza

En 6º de primaria, con los amigos de mi urbanización probamos los porros (cigarro total o parcialmente relleno de cannabis) y el tabaco también. Mi madre me pilló con un poco de marihuana. Con 12 años ya se veía a dónde tiraba la cabra, ¿no? Mi madre lo vio venir y dijo: “a este niño hay que meterle en algún sitio” y me metió en un “colegio de curas”, como decía ella. Fui a un colegio que se llama Andel (Alcorcón), donde estudié toda la etapa secundaria.

En ese momento no me gustaba nada. Me decía: “jo estos pijos con corbata no sé qué, ¿de qué va esta gente?”; pero la verdad es que me ha ayudado mucho y ahora miro hacia atrás y ha sido una pasada: los profesores que tuve me enseñaron a trabajar, a estudiar, están muy encima de ti, estás super arropado. Tienes formación católica, puedes ir a Misa si quieres, hablar con un sacerdote… te quitan todas esas vergüenzas, que yo creo que me han salvado la vida, de acudir a un sacerdote, de no tener esa vergüenza y saber que puedes acudir a él.

En la ESO ya fumaba tabaco y porros con los amigos, me dejaba influir y la verdad es que ni me lo planteé cuando me los ofrecieron por primera vez. Me acuerdo que fue en un descampado, donde teníamos una guarida construida con muebles robados, a la que íbamos siempre.

Krishna gastaba 5 euros en cerveza todos los días y  el plan entre semana era ese y fumar porros. Los fines de semana compraba el doble de todo y bebía cubatas con los amigos de fiesta, en descampados y llegando a casa a las 12 de la noche

No me paraba a pensar si eso me gustaba o no, simplemente lo probaba, me reía con ellos pero poco a poco, con 14 años, mi plan de fin de semana empezó a consistir en beber litros de cerveza. Para cuando me di cuenta ya me estaba gastando 5 euros en cerveza todos los días y el plan entre semana era ese y fumar porros. Los fines de semana comprábamos el doble de todo y bebíamos cubatas con los amigos de fiesta, en descampados y llegando a casa a las 12 de la noche.

Cuando llegaba, tenía problemas todos los días, era una situación un poco conflictiva. Mi madre siempre ha sido antidroga, antiporros, antialcohol... Todas las semanas tenía alguna bronca con ella y la verdad que la pobre tuvo primero lo de mi padre, que es una historia que da también para una tertulia. Ella siempre ha estado al pie del cañón. Me enteré más tarde que en aquella época dejó el hare krishna y empezó a ir a Misa y a rezar el rosario con mi abuela todos los días para pedir por mí. Tenían un grupo de oración en el que pedían para que yo me alejara de todos estos temas.

En 4º de la ESO me cambiaron al colegio público, donde enganché bien con todos mis amigos. Ahí noté que era otra cosa: no estás tan cobijado por los profesores, a la gente le das más igual, los compañeros son un poco más malos. Yo entraba a clase muy fumado y se reían de mí y la verdad que creo que fue el peor año de mi vida.

Se me empezó "a ir un poco la pinza" con los porros, el alcohol y empecé a pensar que la gente se reía de mí. Dejé de fumar porque me sentaba fatal y empecé a probar otras cosas. A los 16 nos colábamos en discotecas, metíamos alcohol porque no teníamos dinero, usaba un DNI falso, etc.

Repetí un año de curso por malas notas, me cambiaron una vez más de colegio y las broncas con mi madre continuaban. Nos tuvimos que mudar de Boadilla del Monte a Valdebebas, otro barrio de Madrid.

La última bala... un Padre Nuestro

Recuerdo que antes de mudarnos, en la casa que dejábamos, hubo una noche que estuve fatal y estuve tan mal que utilicé la única, la última bala que me quedaba en la recámara, porque lo había probado todo, había probado todo lo que te propone el mundo para ser feliz: drogas, chicas, popularidad… lo que te ofrece el mundo y la verdad que no me llenaba. Estaba muy triste. Entonces esa noche me comí mi orgullo y me acuerdo que recé un Padre Nuestro diciendo: “te necesito”.

Me comí el orgullo y la soberbia de que yo podía con todo y cambié el chip para reconocer que estaba mal y que necesitaba ayuda, así que se la pedí a Dios. Al día siguiente no cambió nada pero sí que fue un punto de inflexión en el que fueron pasando cosas pequeñas o grandes y que me ayudaron a cambiar de vida.

Una videollamada desde Bilbao

Acabé el bachiller en Madrid y seguí saliendo de fiesta con los amigos. Durante el último año del bachillerato ya no consumía drogas. Me mudé a Bilbao y empecé a estudiar y a trabajar en una cocina de un restaurante. Lo bueno de la cocina es que trabajas todos los fines de semana y no puedes salir de fiesta porque trabajas hasta tarde. Poco a poco empecé a ir a Misa los domingos, a leer el Evangelio mientras iba o volvía de clase, etc. Me lo ponía en la radio y escuchaba. Me llamaban mucho la atención las lecturas y me llenaban.

Un día decidí confesarme y fue fenomenal. Seguí yendo a Misa los domingos y encontré un libro en la casa a la que nos habíamos mudado en Bilbao que se llamaba 'La imitación de Cristo', de Tomas Kempis, que era muy potente. Contaba cosas sobre el cristianismo que tenían mucho sentido, y por la noche fácilmente me podía pasar 2 horas de rodillas rezando. Era impresionante, me llenaba muchísimo, pero sí que sentía que me faltaba algo más, siempre necesitaba algo más: iba a Misa, me confesaba, hablaba con un cura, pero me faltaba algo.

Después llegó la pandemia y rezaba, pero luego me bebía unas cervezas y estaba hasta las 4 de la mañana jugando a videojuegos. Cuando terminó la pandemia un día hicimos una videollamada de antiguos socios del club del Opus Dei al que iba de pequeño, cuando estaba en quinto y sexto de primaria. Hablamos de todo y de nada.

Cuando se acabó dije: “¿no habrá algo parecido a esto en Bilbao?”. Recordé que yo me lo pasaba muy bien con esta gente… y que además rezaba. Entonces escribí a mi monitor y me puso en contacto con una persona del Opus Dei en Bilbao. Empecé a hablar con este chico y la primera vez que hablé con él me puse a llorar porque le conté mi vida: que estaba fatal aunque iba a Misa, pero que todavía tenía heridas que sanar. 

Krishna con la persona que le animó a rezar más y a ser santo

Me animó a rezar más, a rezar el Rosario, etc., pero hubo una cosa que me cambió la vida que fue por la que hoy estoy aquí. Me dijo: “Tú, Krishna, puedes ser santo”. Yo pensé: “este hombre no me conoce todavía”. Y me insistió: “no, no, es que tú puedes ser santo y estás llamado a ser santo. Todos estamos llamados a ser santos y tú no lo vas a hacer, lo hace Dios en ti”, y eso me descolocó.

Feliz con mayúsculas

A partir de ahí empezamos a hablar y yo hacía lo que me decían: empezaba la semana muy bien, luego bajaba, subidas, bajones, lo típico, pero al final conectas los puntos: caí de repente en un club del Opus Dei, me hablaron de la santidad en medio del mundo, y en un momento dado me propusieron pedir la admisión al Opus Dei y entregarme a Dios.

La verdad es que me costó un poco la idea del celibato; dices “a mí me encantan las tías, igual esto no es para mí”, pero claro a todos nos gustan, pero es que Dios necesita gente, nos llama como a los apóstoles y no te lo esperas.

Me costó un poco, varias personas rezaron varias novenas por mí y al final me lancé a la piscina y me fié. La verdad es que sigo muy contento cuatro años después. Sigo luchando no en las mismas cosas evidentemente, pero siempre tiene que haber lucha. Cuando pedí la admisión dije “ya he llegado, ya está todo hecho, qué bien”. Pero no, acababa de empezar todo y hoy sí que puedo decir que soy feliz con mayúsculas.

Krishna goza de la felicidad de saber que Dios está pendiente de él 

Darte cuenta que Dios te quiere, que está pendiente de ti, que tiene un propósito y una misión para ti concreta... es impresionante. La libertad que te deja para hacer lo que te dé la gana. Cada día no puedo hacer otra cosa que dar gracias a mi familia que ha rezado tanto por mí; mi madre, que puede ser Santa Mónica, la madre de san Agustín, fácilmente; al igual que mi abuela.

Krishna

viernes, 21 de febrero de 2025

Brisvani Alexis Arenas creció sin su papá, bebía y se drogaba, pero fue a un retiro esperando emborracharse al volver: «Comprendí el amor de la Virgen María, me enamoré de ella y pude perdonar a mi padre»


Brisbani Arenas con su medallita de la Virgen, él se enamoró de esa Madre buena del Cielo

* «Decían que me había vuelto loco. La gente no se lo explicaba. Dios me llamó a través de la Virgen y yo me había enamorado. Con Dios todo lo podemos. Un humano sin Dios es egoísmo y destrucción»

 Vídeo de El Rosario de las 11 PM en el que Brisvani Alexis Arenas Suaza cuenta su testimonio

Camino Católico.-  Brisvani Alexis Arenas Suaza es católico, concejal, esposo, padre de 4 hijos, orientador familiar y consejero matrimonial. Es activo en la política municipal del Concejo de Medellín, Colombia, y en el movimiento social Unión Familia.

Aunque Colombia es uno de los países del mundo con mayor porcentaje de cristianos convencidos, el país está impulsando leyes contrarias a Dios, a la vida y a la familia. El aborto está despenalizado hasta la semana 24, se ha legalizado ya el divorcio exprés y en las escuelas se imponen discursos de ideología de género.

Brisvani es hoy activo frente a estos males, pero hace unos años no tenía apenas fe ni le interesaban esos asuntos. Ha explicado qué le cambió en un vídeo de El Rosario de las 11  y Cari Filii hace una amplia síntesis del testimonio. Esta es su historia..

Infancia pobre, juventud con adicciones

Creció sin padre, en un hogar cada vez más pobre. Brisvani de niño fue monaguillo. Su madre, «mujer de fe, rosario y eucaristía» le acompañaba y expresaba su confianza siempre en Dios.

Ya adulto, con cierto dinero al mejorar su situación con un comercio, Brisvani pasó a relacionarse con personas enganchadas al alcohol y la droga, y así también él pasó a dedicar los fines de semana a la borrachera y la droga. «Caí profundamente en el consumo de sustancias, sobre todo de cocaína, y mi vida se fue degradando al punto de que aquella persona que me dio trabajo me tuvo que echar porque le robé dinero», cuenta Brisvani.

Le dieron otra oportunidad laboral. «Como nos pasa mucho a los seres humanos, en las malas nos acordamos de Dios pero en las buenas nos olvidamos de Él. Y cuando empecé a tener dinero para estar bien, me volví a alejar de Dios y de la oración, no escuchaba a mi madre y volví a las malas amistades, al alcohol, a las drogas y todo ese mundo”. Ya no bebía sólo el fin de semana, sino todos los días.

Rezando por su madre

La madre de Brisvani se enfrentó a un grave problema de salud. «Salió conectada a un respirador, como muerta, y el doctor me dijo que lo único que se podía hacer era rezar, porque médicamente no había nada que hacer», recuerda él. Rezó sinceramente por ella. «Le pedí a Dios con tanta fe que nos dio el milagro y al día siguiente, mi madre estaba milagrosamente desconectada. El doctor dijo que no sabía qué había pasado, pero que se recuperó por la noche».

Brisbani Arenas en un encuentro de oración

Como él seguía en la mala vida, su madre le dio un ultimátum: «Si quieres seguir con esa vida, olvídate de mí», le dijo ella. Él, impresionado, decidió aceptar ir a un retiro espiritual al que le invitaron en 2007. Su idea era ir y, una vez acabado, volver a la bebida. Pero la Virgen cambió sus planes.

María, una Madre en el Cielo

En aquel retiro rezó con sinceridad. En una oración de perdón, entendió que haber sido abandonado por su padre afectaba toda su vida. ¿Cómo perdonar a ese padre ausente? «Yo tenía un odio inconsciente hacia él. Por eso, cuando me decían que Dios era padre no podía comprenderlo», recuerda.

Pero con la Virgen María pasaba exactamente lo contrario. «Cuando me hablaron de María, lo entendí porque mi madre sí era una María, una mujer buena, sacrificada… Fue muy fácil comprender el amor de María y me enamoré de ella. Hasta entonces no había sido capaz de perdonar, pero cuando me dieron la bendición de la Virgen, gracias a ella se me dio la gracia de poder perdonar a mi padre».

Él cambió por completo al instante. Desde aquel día, Brisvani comenzó a rezar el rosario, a ir a misa, frecuentaba grupos de oración, los sacramentos, evangelizaba y acudía a retiros. También se consagró a la Virgen.

«Decían que me había vuelto loco. La gente no se lo explicaba», recuerda. Pero su explicación era clara: «Dios me llamó a través de la Virgen y yo me había enamorado».

Cristiano en la vida pública

Han pasado 8 años desde ese retiro. Hoy es padre de una familia que le hace muy feliz, y es un militante defensor de la vida y la familia en la política municipal y el asociacionismo, con el movimiento Unión Familia.

También su acción política la relaciona con un signo mariano. Le propusieron empezar su acción política el 26 de diciembre de 2022, día de la primera aparición de la Virgen de Chiquinquirá. Dio el paso público de aceptar ese reto junto con su esposa en el Santuario de la Virgen de Guadalupe en 2023, durante una invitación a México para participar en un retiro de matrimonios.

«Allí confirmé el apostolado, la misión de ser concejal. Ahora llevamos un año trabajando en el concejo de Medellín por la familia, por la niñez, por el trabajo y por la dignidad del ser humano con principios católicos, convencidos de que con Dios todo lo podemos». Y advierte: «un humano sin Dios es egoísmo y destrucción».