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sábado, 16 de agosto de 2025

Karina y Joaquín: «Nos separamos a los 8 años de casados, recibimos la nulidad, pero al conocer al Señor todo cambió y nos volvimos a casar: nuestra roca es Jesús y nuestra relación es nueva. porque Dios nos hizo nuevos»


Karina y Joaquín se volvieron a casar, después de haber obtenido la nulidad matrimonial, porque la gracia de Dios actuó en sus vidas / Foto: Cortesía de Karina y Joaquín

* «Oramos y le entregamos la decisión a Dios, y Él hizo un milagro. Joaquín dice que se le quitó una venda de los ojos. Entendimos que Dios no quería que dejáramos la familia que Él había formado. Fue un nuevo sí, pero no fue fácil. Tuvimos que sanar, hacer mucha terapia, tener muchos encuentros personales con Dios. Tuvimos que morir a lo que fuimos, para que Él pudiera hacernos nuevos… Se necesita fe. Se necesita estar dispuestos a trabajar, a mirar hacia adentro, a dejarse moldear por Dios. La restauración es real, pero no sucede sin decisión, sin humildad y sin proceso. Sabemos que si lo amamos a Él, Él nos da el amor para amarnos entre nosotros» 

Camino Católico.- Joaquín y Karina comenzaron su camino como esposos desde muy jóvenes; ella tenía 20 y él 24. Tras ocho años juntos decidieron separarse y comenzar el trámite de su nulidad matrimonial.

Karina cuenta a Majo Frias en Aleteia que, aunque al tomar la decisión de casarse había mucho amor y amistad, también había heridas muy profundas que no sabían que tenían, pero que necesitaban ser sanadas.

“Nos escondíamos detrás de la diversión y del alcohol. No teníamos idea de lo que significaba realmente el compromiso del matrimonio. Al llegar los problemas, no teníamos herramientas para enfrentarlos. No nos conocíamos a nosotros mismos, ni sabíamos por qué reaccionábamos de ciertas formas”.

Pronto se toparon con una realidad: no estaban listos para un amor maduro, ni para el compromiso que conlleva el matrimonio.

“Nuestras heridas no trabajadas comenzaron a chocar, y sin una relación viva con Dios, sin ese trabajo personal, simplemente no pudimos sostenernos. Fue necesario detenernos y que todo se rompiera para volver a construir”. 

Karina y Joaquín con su hija / Foto: Cortesía de Karina y Joaquín

Tras un tiempo, y con una hija de ocho años, tomaron la decisión de separarse, manteniendo una relación de cuidado y respeto, aún cuando cada uno rehízo su vida con nuevas parejas.

Un encuentro con el Amor para aprender a amarse entre sí

Llegó entonces el momento que lo cambió todo. Conocieron al Señor.

“Al conocer al Señor, todo cambió. Dejamos nuestras relaciones porque queríamos vivir en gracia. Joaquín no quería regresar en ese momento, así que se inició el proceso de nulidad matrimonial”.

Sin embargo, al llegar a firmar su nulidad, tuvieron un encuentro poderoso con el Espíritu Santo.

“Oramos y le entregamos la decisión a Dios, y Él hizo un milagro. Joaquín dice que se le quitó una venda de los ojos. Entendimos que Dios no quería que dejáramos la familia que Él había formado. Fue un nuevo sí, pero no fue fácil. Tuvimos que sanar, hacer mucha terapia, tener muchos encuentros personales con Dios. Tuvimos que morir a lo que fuimos, para que Él pudiera hacernos nuevos”.

Karina reconoce que el proceso fue difícil, pues el enemigo usaba esos miedos y heridas para llenarlos de dudas, para hacerles creer que las cosas no cambiarían y que, de volver a elegirse, la historia se repetiría. “En mi caso, yo ya venía rota, con una depresión profunda aunque aparentaba estar bien. Cuando tuve un encuentro con el amor verdadero —el amor que es Dios— entendí que nunca había sabido amar porque nunca lo había conocido a Él. Al conocerlo, pude ver a Joaquín con Sus ojos, y empezar a amarlo como Él lo amaba”.

Guiados por Dios, decidieron volver a casarse, con Jesús en el centro.

Hoy su vida matrimonial es completamente diferente. “Sabemos que si lo amamos a Él, Él nos da el amor para amarnos entre nosotros”.

“Ahora no buscamos que el otro llene nuestros vacíos. Ante cualquier problema, vamos primero a Dios. Nuestra roca es Jesús, por eso nuestra relación es nueva. Dios nos hizo nuevos. No hay vuelta atrás a la antigua versión de nosotros”.

En su día a día buscan activamente el bien del otro, su crecimiento y desarrollo para que lleguen a convertirse en lo que Dios soñó y cumplan su propósito de vida. “Queremos ser ese faro, ese apoyo en los momentos difíciles, esa persona sana, que sostiene desde el amor, y no desde la necesidad”.

Ya no se trata solo de “nosotros”, aseguran, “sino de amar tanto al otro que anhelas que florezca, que cumpla su llamado. Y todo eso solo es posible porque el amor viene de Dios”.

Crisis como oportunidad para ser transformados por Dios

Desde esta experiencia, Karina enfatiza en que, si bien el matrimonio es de dos, el trabajo interior y la relación con Dios son personales, y sin estos aspectos individuales, la relación puede fracturarse.

“Si no hay un encuentro profundo con Él, si no se sanan las heridas internas con Su luz, es muy difícil sostener una relación sana y verdadera”.

“Las heridas más peligrosas son las heridas de la infancia no sanadas, porque las proyectamos en la relación. Esperamos que el otro las cure, pero eso solo puede hacerlo Dios. Si no las trabajamos, terminamos cargando al otro con algo que no le corresponde”, advierte Karina.

Y reconoce también que hacer un espacio para el divorcio, para otras personas, vicios o ídolos como el trabajo, divide al corazón y abre una puerta de entrada al enemigo.

Karina y Joaquín en el momento de volverse a casar después de haber firmado la nulidad / Foto: Cortesía de Karina y Joaquín

Karina y Joaquín volvieron a celebrar su matrimonio y animan a otras parejas en crisis a buscar un encuentro profundo con Dios, a buscar ayuda profesional y no perder la esperanza.

“Queremos decirles, desde nuestra experiencia, que sí hay luz al final del túnel. Aunque en este momento todo se sienta oscuro, aunque parezca que ya no hay salida, la hay. Pero se necesita valentía. Se necesita fe. Se necesita estar dispuestos a trabajar, a mirar hacia adentro, a dejarse moldear por Dios. La restauración es real, pero no sucede sin decisión, sin humildad y sin proceso.

Y si solo uno de los dos cree en la restauración, con uno basta. Uno que ore. Uno que se rinda. Uno que sane desde la raíz. Uno que busque a Dios con todo el corazón. Porque ese ejemplo transforma. Ese ejemplo arrastra. Ese ejemplo puede ser la chispa que despierte algo nuevo en el otro. El cambio no se impone, se inspira”.

Ambos enfatizan en que la crisis, más que un final, es una oportunidad, pues el punto de quiebre es el lugar perfecto para que Dios reconstruya desde cero.

“La crisis puede ser una puerta de salida o una puerta de entrada a una nueva historia, a una sanación más profunda de la que jamás imaginamos. Si la tomamos como camino, puede ser el inicio de algo muchísimo más bello de lo que fue antes. Pero tenemos que caminar juntos”.

Además, aconsejan: “En medio de la tormenta, no olviden lo bueno que han vivido. Es fácil ver lo negativo cuando todo duele, pero hagan memoria del amor que los unió. Escríbanlo, recen con eso y pídanle a Jesús que les muestre el camino. No se trata de volver solo por costumbre o necesidad; se trata de permitir que Dios haga nuevo ese matrimonio, que lo limpie, que lo purifique y lo eleve”.

Tras todo este camino, concluyen que "Dios es un Dios que cumple sus promesas y que hace todo nuevo, pero tenemos que dejarnos ser moldeados por El".

El cineasta Anthony D’Ambrosio se alejó de la fe cuando quería formar una familia y no pudo hacerlo: «El ejemplo de amor de San Maximiliano Kolbe me llevó a Dios»


El cineasta Anthony D’Ambrosio y San Maximiliano Kolbe

* «Recuerdo despertar de esta horrible pesadilla y salir a mi jardín e intentar orar y sentir como si esa parte de mí que creía en Dios hubiera desaparecido por completo. Como si me estuviera acercando a una puerta cerrada Durante esas noches sin dormir, me encontraba, por alguna razón, empezando a meditar sobre la historia de San Maximiliano Kolbe, que cambió su vida por salvar a otro… Cuando no podía realmente creer en Dios o en los milagros, podía creer en el ejemplo de amor que podía entrar en la oscuridad solo para estar conmigo. Creo que eso es lo que necesitan las personas que dudan y que están sufriendo» 

Camino Católico.- El director de cine Anthony D’Ambrosio se encontraba lejos de la Iglesia Católica, pero fue el ejemplo de San Maximiliano Kolbe quien lo trajo de regreso a la fe. Este es su conmovedor testimonio.

El 6 de enero de 2024, D’Ambrosio publicó un video contando cómo la historia de este santo impactó en su vida. El testimonio fue compartido en la cuenta de Instagram de “Triumph of the Heart” (Triunfo del corazón), su próxima película.

“Triumph of the Heart” es una película independiente sobre el triunfo de San Maximiliano Kolbe y sus compañeros en Auschwitz, que se estrena precisamente el 14 de agosto de 2025, cuando la Iglesia recuerda a este mártir. 

En el video, D’Ambrosio compartió cómo se alejó de la Iglesia y la forma única en que el ejemplo de San Maximiliano Kolbe lo llevó de regreso a la fe.

El director de cine, hijo de Marcellino D'Ambrosio, un "teólogo católico profesional", luchó con la lujuria y la adicción mientras estaba en una relación con una mujer, con quien creía llegaría hasta el matrimonio.

De hecho, D’Ambrosio señala que durante ese tiempo escuchó al Señor decirle que esta mujer sería su esposa, en una experiencia que él llama la más profunda que jamás haya tenido.

“Mi adicción desapareció. Mis miedos al matrimonio desaparecieron. Mi sentido de vergüenza desapareció y fui sanado, y fue increíble”, agregó.

Antes de comprometerse, D’Ambrosio comenzó a experimentar problemas de salud intensos, tanto mentales como físicos. Esto lo llevó a terminar su relación para poder concentrarse en su salud.

Le llevó más de un año, y durante este tiempo, la mujer con la que pensaba formar una familia se casó con otra persona. Este duro golpe lo hizo cuestionar por completo su fe.

“Estaba experimentando cómo se deshacía mi fe”.

“Recuerdo despertar de esta horrible pesadilla y salir a mi jardín e intentar orar y sentir como si esa parte de mí que creía en Dios hubiera desaparecido por completo. Como si me estuviera acercando a una puerta cerrada”.

En ese momento era ministro de jóvenes, su familia era muy católica y también lo eran sus amigos. Le resultaba increíblemente difícil hablar con otros sobre la pérdida de su fe. Sentía que quienes estaban cerca de él se veían desafiados por su experiencia.

A pesar de que sus amigos hacían todo lo posible por ayudarlo, no tuvieron éxito. En algunos casos, empeoraron la situación.

Sin embargo, hubo un amigo celestial que entró en escena.

“Durante esas noches sin dormir, me encontraba, por alguna razón, empezando a meditar sobre la historia de San Maximiliano Kolbe. La historia del hombre que cambió su vida por salvar a otro”, indicó.

D’Ambrosio continua explicando su encuentro con este poderoso santo.

“Estaba experimentando, de alguna manera, en mi propio sufrimiento, lo que era estar en esa celda con Kolbe. Muriendo de hambre sin esperanza de salvación”.

El director de cine señala que fue profundizando en el papel que San Maximiliano Kolbe desempeñó dentro de su celda en Auschwitz mientras esperaban la muerte. Kolbe inspiró a sus compañeros prisioneros e infundió en ellos la fuerza para luchar por sus vidas.

Kolbe y sus compañeros de celda vivieron durante dos semanas sin comida ni agua. Durante este tiempo, explica D’Ambrosio, Kolbe asumió su sufrimiento.

Este acto de amor “es lo que empezó a darme significado y una base para la fe nuevamente. Cuando no podía realmente creer en Dios o en los milagros, podía creer en el ejemplo de amor que podía entrar en la oscuridad solo para estar conmigo. Creo que eso es lo que necesitan las personas que dudan y que están sufriendo”.

D’Ambrosio cree que aquellos que se encuentran en una situación similar no necesitan apologética, necesitan amor.

“Necesitan sentir el cristianismo junto a ellos, a su lado, sosteniéndolos en su pérdida de sentido”, agrega.

El video concluye con D’Ambrosio destacando su película y señala la parte de la historia de San Maximiliano Kolbe que más lo conmovió.

“La mayoría de las historias sobre San Kolbe terminan con su elección de ofrecerse voluntario para entrar en la celda. Pero nuestra historia comienza allí, mientras San Kolbe lucha por forjar una rebelión de esperanza con otros nueve prisioneros en el lugar más oscuro de la Tierra”, declara el sitio web de la película.

Yesica González: «Aborté, me confesé, Jesús me perdonó, pero yo no me perdoné a mí misma; yo necesitaba a Dios; volví a confesar mi pecado del aborto, y algo en mí comenzó a sanar»

A Yesica González Cristo la ha sanado de sus heridas de haber abortado

* «En el retiro del Viñedo de Raquel, viví una experiencia mística profunda: Jesús me mostró a mis hijos en el Cielo. Los vi correr hacia mi, los abracé. Mi hijo Gabriel me dijo: 'Mamá, no estés triste. Mi hermanita y yo te amamos y te vamos a esperar'. Y yo les pregunté: 'Pero si este es el cielo, ¿dónde está ella, dónde está la Virgen María?'. La vi, a los lejos, en la cima de la colina, vestida toda de blanco, con un bebé entre sus brazos, con niños a su alrededor, y ahí, en ese instante, me di cuenta y me dije: '¡Claro! Mis hijos tienen a la mejor y más bella mamá, ellos tienen a la Virgen María, ella cuida a mis hijos en el cielo'» 

Camino Católico.- “Yo también he estado ahí”. Con estas palabras, Yesica González comienza su testimonio. Un testimonio que nace del dolor más profundo: el del aborto, pero que florece en la esperanza, la misericordia y la misión. Desde Nicaragua hasta Medjugorje, Yesica ha recorrido un camino de transformación radical, que hoy la convierte en instrumento de sanación para muchas otras mujeres heridas por el aborto. Su historia no solo conmueve, sino que confirma una verdad eterna: en Dios, el dolor más escondido puede convertirse en semilla de vida nueva. 

Dios me está cobrando el negarle la vida a mi primer bebé

Yesica tenía apenas 16 años cuando se enfrentó a una prueba de embarazo positiva. Su novio reaccionó con temor: “Te amo, pero no podemos ser padres”. En menos de una semana, se encontraba sedada en una clínica en Nicaragua, un país donde el aborto es ilegal en todas sus formas. Nunca vio nada. No sintió dolor. Solo despertó con un vacío imposible de nombrar.

"Busqué pruebas físicas de que algo había pasado. Pero todo estaba limpio, como si nada hubiese ocurrido. Y, sin embargo, mi alma gritaba lo contrario", comparte a Ingrid Basaldúa Guzmán en Aleteia.

Tras confesar el aborto, recibió la absolución de un sacerdote franciscano gracias a una dispensa especial de san Juan Pablo II. Pero la paz no llegó. “Jesús me perdonó, pero yo no me perdoné a mí misma”, explica la joven nicaragüense. 

Cuatro años más tarde, estando en otra relación con propuesta de matrimonio, volvió a quedar embarazada. Esta vez escuchó las siguientes palabras: "Sé que no hicimos las cosas correctamente, pero a pesar de ello yo, estoy Feliz 'Voy a ser papá'".

Estas palabras resonaron en el corazón de Yesica y le dieron la seguridad de que podía enfrentar este momento; sin embargo, el dolor volvió pronto. A los siete meses de gestación, su bebé, Alicia Marcela, murió en el vientre. El impacto fue devastador. “Yo pensé: esto es un castigo. No merezco ser madre. Dios me está cobrando el negarle la vida a mi primer bebé, yo me merezco sufrir”. Aquella noche, en el hospital, rodeada de madres que sí pudieron tener a sus hijos vivos, Yesica vivió “el viernes más doloroso” de su vida.

Después de vivir sumida en la tristeza y el silencio y de no contarle a nadie sobre su aborto, la vida de Yesica comenzó a cambiar en 2012, gracias a un retiro de castidad organizado por la misión Corazón Puro. Por primera vez escuchó hablar del verdadero sentido del amor, de la virtud de la castidad, del significado de la feminidad y masculinidad, del Sacramento del Matrimonio, y del perdón real.

"Allí supe que quería cambiar porque erróneamente yo buscaba algo pero era alguien a quien yo necesitaba, Dios. Volví a confesar mi historia, mi pecado del aborto, y algo en mí comenzó a sanar", cuenta Yesica

Yesica González del Viñedo de Raquel hoy ayuda a personas a sanar de los traumes del aborto

La verdadera sanación

Pero la verdadera sanación llegó cuatro años después, en 2016, cuando finalmente aceptó la invitación del Padre Agustín María Conner a asistir al Viñedo de Raquel, el retiro de sanación post-aborto más grande del mundo.

“Fui con miedo, con vergüenza, con dudas… pero decidí dar el salto de fe. En ese retiro, viví una experiencia mística profunda: Jesús me mostró a mis hijos en el Cielo. Los vi correr hacia mi, los abracé. Mi hijo Gabriel me dijo: 'Mamá, no estés triste. Mi hermanita y yo te amamos y te vamos a esperar''"

Yésica cuenta que, en ese momento, les hizo una pregunta: 'Pero si este es el cielo, ¿dónde está ella, dónde está la Virgen María?' . Y continúa: "La vi, a los lejos, en la cima de la colina, vestida toda de blanco ,con un bebé entre sus brazos, con niños a su alrededor, y ahí, en ese instante, me di cuenta y me dije: '¡Claro! Mis hijos tienen a la mejor y más bella mamá, ellos tienen a la Virgen María, ella cuida a mis hijos en el cielo'”.

Desde entonces, Yesica se entregó a la misión provida, compartiendo su testimonio en colegios, retiros y comunidades, y colaborando con el Viñedo de Raquel en Nicaragua. Con la ayuda del Padre Agustín, la comunidad Oasis de la Paz y la organización de Peregrinando con María, uno de sus sueños se concretó.

En 2023 se celebró el primer retiro del Viñedo de Raquel en Medjugorje, Allí, en la tierra de María, Yesica acompaña hoy a hombres y mujeres a reconciliarse con sus hijos en el Cielo, a experimentar la misericordia de Jesús, y a abrirse a la ternura infinita de la Reina de la Paz. 

Cada retiro es un milagro; una experiencia que une retiro y peregrinación, sanación y contemplación, en el corazón del santuario donde María, la Reina de la Paz, sigue tocando almas cada día. 

Hoy, desde esa tierra bendita, su voz se levanta para todos aquellos que han vivido el drama del aborto en silencio: "Sí, hay sanación. Sí, hay perdón. Sí, hay un cielo esperándonos. Y mi Madre te espera en Medjugorje", invita Yesi a todos aquellos que hayan pasado por el dolor del aborto.

María Valentina Leal comparte el estudio de la Palabra de Dios: «Mis papás me concibieron en oración, pero fue ante un problema de salud, a los 15 años, que el Señor se valió de mi dolor para tomar mi sí personal»


María Valentina Leal compartiendo la Palabra de Dios en su canal de YouTube

* «Fue como si Dios necesitara mi quietud física para provocar una quietud interior en la cual pudiera hablarme: ‘Tú has vivido una fe en familia hermosa, pero necesito tu sí personal. Has recibido un montón y necesito que empieces a entregar… Siempre digo: los protestantes dicen ‘sola Scriptura’, pero nosotros a veces parecemos cero Scriptura. Y no puede ser. La Palabra de Dios tiene que ser pan diario para nosotros… Lo importante es que sea la Palabra de Dios la que toque los corazones, no mis palabras» 

Camino Católico.-  María Valentina Leal, una joven católica colombiana, politóloga de formación y biblista por vocación, se ha convertido en una de las voces más inspiradoras de la evangelización digital en América Latina. A través de su perfil en Instagram La puerta de al lado, lleva años ayudando a miles de personas a redescubrir la belleza de la fe católica, en especial mediante el estudio cotidiano de la Palabra de Dios.

Pero su historia de fe comienza mucho antes de abrir un canal de YouTube o dirigir estudios bíblicos en vivo. Arranca, como ella misma dice, “desde el vientre de mi mamá”.

“Desde que mis papás me concibieron, me concibieron en oración. Y mientras yo estaba en el vientre, me hablaban diciéndome lo que dice el catecismo: ‘Hemos venido a conocer a Dios’. Eso me lo repetían constantemente. Me pusieron Valentina porque querían que fuera una niña valiente, que nunca tuviera miedo de hablar del Señor”.

Un momento de fractura y una nueva entrega a Dios

La vida de María Valentina se transformó cuando, a los 15 años, sufrió un problema de salud que frenó en seco el ritmo frenético con el que conducía su vida. “Fue como si Dios necesitara mi quietud física para provocar una quietud interior en la cual pudiera hablarme: ‘Tú has vivido una fe en familia hermosa, pero necesito tu sí personal. Has recibido un montón y necesito que empieces a entregar’”.

Aquel momento de fractura se convirtió en un punto de inflexión espiritual. “Tuvimos crisis existenciales muy fuertes. Yo decía: ‘Si hoy me muero, no hice nada’. Entonces el Señor se valió de mi dolor para tomar mi sí personal”.

A los 17 años ingresó a la comunidad Familia Espiritual de Fray Nelson Medina, y, junto a unos amigos también católicos, pusieron en marcha una iniciativa evangelizadora: “Siempre nos quejábamos de lo que veíamos en redes sociales, pero solo eran quejas. Y dijimos: las quejas no solucionan nada. El mundo no cambia con mi queja, cambia haciendo algo”.

Así nació el canal de YouTube La puerta de al lado. Pero la verdadera inspiración llegó cuando el Papa Francisco publicó Gaudete et Exsultate en 2018. En los capítulos del 6-9, el Pontífice argentino habló de los santos de la puerta de al lado. “Ese nombre me parecía muy llamativo, lo retomamos, y así renació el proyecto”, asegura en conversación con ACI Prensa.

Hoy "La puerta de al lado", fundado por María Valentina Leal es un proyecto de apostolado familiar digital / Foto: Cortesía de María Valentina Leal

Evangelizar desde lo cotidiano

Estudiante de Ciencias Políticas en una universidad laica, María Valentina explica que se acercó al estudio de la Biblia de la mano de la predicación del P. Fidel Oñoro, sacerdote eudista colombiano, especializado en teología bíblica y muy activo en la formación pastoral:”Llevaba toda mi vida escuchando la Palabra de Dios, pero este sacerdote logró tocar mi corazón y enamorarme realmente de la Biblia”.

Hoy, La puerta de al lado se ha convertido en un apostolado familiar. “Mis papás hacen el Rosario a las 5 de la mañana, mis hermanos rezan Laudes, y yo cada mañana a las 8 hago estudios bíblicos en vivo por Instagram y YouTube, depurando la lectura del día, explicando su contexto y sentido”.

Su objetivo es claro: que los católicos se enamoren de la Palabra. “Siempre digo: los protestantes dicen ‘sola Scriptura’, pero nosotros a veces parecemos cero Scriptura. Y no puede ser. La Palabra de Dios tiene que ser pan diario para nosotros”.

Impacto real para todos los que quieran acercarse

María Valentina relata con emoción que los estudios bíblicos que dirige en Internet no solo convocan a fieles católicos. “Una chica musulmana se conectaba diariamente y me decía: ‘No es lo que tú haces, es que la Palabra de Dios me toca’. Y se convirtió al catolicismo”.

También se conectan protestantes, que valoran su fidelidad a la doctrina católica: “Siempre me presento como una cooperadora de la verdad, como dice el lema de san Juan Pablo II. Lo importante es que sea la Palabra de Dios la que toque los corazones, no mis palabras”.

Hoy tiene ciento de seguidores que no se pierden sus citas en directo para hablar de la Biblia. “Me conmueve ver que hay católicos convencidos que ahora le han puesto horario a la Palabra de Dios. Eso transforma vidas”, detalla.

María Valentina Leal participó en el Jubileo de los misioneros digitales | Foto: Victoria Cardiel-EWTN News

Presencia y misión en el Jubileo de los Jóvenes

María Valentina fue una de las jóvenes que participó en el Jubileo de los misioneros digitales. Una cita fue especial que confirmó el terreno fértil que ofrecen las plataformas digitales en la evangelización. Por las calles de Roma, se encontró con otros que “también le dicen sí al Señor cada día. Tengo mucho deseo de verlos, de ponerles rostro, de ver el rostro por el que Dios da la vida”.

Han pasado siete años desde el lanzamiento de La puerta de al lado y el proyecto se ha convertido en mucho más que una cuenta de redes sociales. Este año, María Valentina organiza el Congreso Presencial de Biblia, el sábado 6 de septiembre en Bogotá, junto a Fray Nelson Medina. “Queremos dar herramientas para leer, orar y estudiar la Palabra de Dios. Que no se quede en redes, que llegue al corazón, a la vida”.

Su testimonio es prueba de que el Evangelio puede transformar incluso los espacios más inesperados, y que las redes, bien usadas, pueden ser una verdadera “puerta de al lado” hacia la santidad.