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jueves, 13 de febrero de 2025

‘Los evangelizadores: la fe edificadora de los peregrinos enfermos en Lourdes’, un documental testimonial de Laurent Jarneau


Camino Católico.-  Durante varias temporadas de peregrinaciones, Laurent Jarneau del Santuario de Lourdes (Francia) ha ido al encuentro de hombres y mujeres enfermos o discapacitados, pero todos portadores de una esperanza indecible arraigada en Jesucristo. Sí provocan una cierta admiración por el valor y el amor que demuestran, estos héroes ordinarios son sobre todo heraldos de la fe. El documental plasma el testimonio de estas personas que no tiene precio.

Con rostros resplandecientes que logran ocultar la prueba del sufrimiento y llevados por voces a la vez suaves y enérgicas, la nueva película de Laurent Jarneau ilustra con razón la feliz formulación del presidente del pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella: «Los peregrinos enfermos están llamados a asumir la conciencia y la responsabilidad de llevar la buena nueva del Evangelio que salva desde su propia condición. Por tanto, se puede afirmar que los primeros evangelizadores del santuario de Lourdes son realmente ellos, los enfermos».


Efectivamente, las personas enfermas (o discapacitadas) son los primeros evangelizadores. Sólo hay que verlos y escucharlos. A continuación algunas frases elegidas.


Lydie: «Entre el cuerpo y el alma, prefiero mi alma. ¡Tenemos más ganas de ir al cielo que de caminar!» Andrew: «Para mí es un contacto cercano y casi perfecto con el Señor, eso es una curación». Evelyne: «Creo profundamente que hay algo después de la muerte y para mí ese algo, es este amor infinito en el que estaremos inmersos, pero este amor por mí ya es ahora». Sophie: «La oración si la sueltas, es concreta y pragmática: la discapacidad ocupa todo el lugar...»


Cedric: «¡Por más bajo que estemos, con Dios nos levantamos siempre!» Hermana Catarina: «Se dice que es a la sombra de la cruz donde está la resurrección. Así que esto es lo que me da la alegría». Martine: «¡Mi vida habría sido tan triste y aburrida sin Cristo ni María!» Jean-Noël: «Hay mucho sufrimiento de la gente de a pie: en su alma también se vive un infierno».


Raymonde: «Cuando tienes fe y alegría, tienes que compartirlas con los demás». Jeanne: «La fe es la compañera de todos los días: uno se levanta con la fe, nos acostamos con ella. La fe es un 90% de esperanza y un 10% de duda». Hermano Matthieu: «La enfermedad es un mal que se dice en nosotros, pero el bien también se dice en nosotros». Alexiane: «¡Rezo, rezo mucho! Sí, me encanta rezar».


«Esta perspectiva nos permite mirar a través de la fe a todo enfermo que se convierte en peregrino para captar la presencia de Cristo que pide ayuda y que, a su vez, ofrece su amor salvador», subraya Fisichella.

El documental termina con la mirada de Jeanne, que tiene una miopatía, cuyas palabras ilustran perfectamente las de Mons. Fisichella: «Cuando Jesús dice: “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” es una palabra que me ha marcado mucho porque se identificaba con los más pequeños de todos y daba un mensaje también a los cuidadores, es maravilloso tener la oportunidad de curar a Cristo, tener a Cristo al alcance de la mano. Así que esta palabra me parece muy fuerte y si la tomamos más en serio, creo que después de todo podríamos llamar a los hospitales “santuario”». La película termina rindiendo homenaje a Andrew y Lydia que fallecieron por culpa de la enfermedad. Su testimonio de esperanza no se borrará nunca del corazón de todos aquellos que lo recibieron.

lunes, 27 de enero de 2025

Papa Francisco en mensaje para la Jornada del enfermo: «El dolor lleva siempre consigo un misterio de salvación, porque hace experimentar el consuelo que viene de Dios de forma cercana y real»

* «¡Cuántas veces, estando cerca de quien sufre, se aprende a creer! ¡Cuántas veces, inclinándose ante el necesitado, se descubre el amor! Es decir, nos damos cuenta de que somos “ángeles” de esperanza, mensajeros de Dios, los unos para los otros, todos juntos: enfermos, médicos, enfermeros, familiares, amigos, sacerdotes, religiosos y religiosas; y allí donde estemos: en la familia, en los dispensarios, en las residencias de ancianos, en los hospitales y en las clínicas»     


27 de enero de 2025.- (Camino Católico)  “El dolor lleva siempre consigo un misterio de salvación, porque hace experimentar el consuelo que viene de Dios de forma cercana y real”: Lo escribe el Papa Francisco en su Mensaje para la XXXIII Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el próximo 11 de febrero, y cuyo texto ha difundido esta mañana la Oficina de Prensa de la Santa Sede. 

"La esperanza no defrauda y nos hace fuertes en la tribulación” es el título del Mensaje en este año Jubilar 2025, en el que la Iglesia nos invita a hacernos ‘peregrinos de esperanza’. Tomado de la carta de san Pablo a los Romanos, contiene - como especifica el Pontífice - “palabras consoladoras, pero que pueden suscitar algunos interrogantes”, en particular en quienes sufren enfermedades y, además del propio sufrimiento, ven sufrir a los seres queridos que los asisten.

“En todas estas situaciones sentimos la necesidad de un apoyo superior a nosotros”, señala el Papa. "Necesitamos la ayuda de Dios, de su gracia, de su Providencia, de esa fuerza que es don de su Espíritu". A continuación, Francisco invita a reflexionar sobre la presencia de Dios que permanece cerca de quien sufre, en particular bajo tres aspectos que la caracterizan: el encuentro, el don y el compartir. El texto completo del mensaje del Papa es el siguiente:

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO

CON OCASIÓN DE LA XXXIII JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO

11 de febrero de 2025

«La esperanza no defrauda» (Rm 5,5)

y nos hace fuertes en la tribulación

Queridos hermanos y hermanas:

Celebramos la XXXIII Jornada Mundial del Enfermo en el Año Jubilar 2025, en el que la Iglesia nos invita a hacernos “peregrinos de esperanza”. En esto nos acompaña la Palabra de Dios que, por medio de san Pablo, nos da un gran mensaje de aliento: «La esperanza no defrauda» (Rm 5,5), es más, nos hace fuertes en la tribulación.

Son expresiones consoladoras, pero que pueden suscitar algunos interrogantes, especialmente en los que sufren. Por ejemplo: ¿cómo permanecer fuertes, cuando sufrimos en carne propia enfermedades graves, invalidantes, que quizás requieren tratamientos cuyos costos van más allá de nuestras posibilidades? ¿Cómo hacerlo cuando, además de nuestro sufrimiento, vemos sufrir a quienes nos quieren y que, aun estando a nuestro lado, se sienten impotentes por no poder ayudarnos? En todas estas situaciones sentimos la necesidad de un apoyo superior a nosotros: necesitamos la ayuda de Dios, de su gracia, de su Providencia, de esa fuerza que es don de su Espíritu (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1808).

Detengámonos pues un momento a reflexionar sobre la presencia de Dios que permanece cerca de quien sufre, en particular bajo tres aspectos que la caracterizan: el encuentro, el don y el compartir.

1. El encuentro. Jesús, cuando envió en misión a los setenta y dos discípulos (cf. Lc 10,1-9), los exhortó a decir a los enfermos: «El Reino de Dios está cerca de ustedes» (v. 9). Les pidió concretamente ayudarles a comprender que también la enfermedad, aun cuando sea dolorosa y difícil de entender, es una oportunidad de encuentro con el Señor. En el tiempo de la enfermedad, en efecto, si por una parte experimentamos toda nuestra fragilidad como criaturas —física, psicológica y espiritual—, por otra parte, sentimos la cercanía y la compasión de Dios, que en Jesús ha compartido nuestros sufrimientos. Él no nos abandona y muchas veces nos sorprende con el don de una determinación que nunca hubiéramos pensado tener, y que jamás hubiéramos hallado por nosotros mismos.

La enfermedad entonces se convierte en ocasión de un encuentro que nos transforma; en el hallazgo de una roca inquebrantable a la que podemos aferrarnos para afrontar las tempestades de la vida; una experiencia que, incluso en el sacrificio, nos vuelve más fuertes, porque nos hace más conscientes de que no estamos solos. Por eso se dice que el dolor lleva siempre consigo un misterio de salvación, porque hace experimentar el consuelo que viene de Dios de forma cercana y real, hasta «conocer la plenitud del Evangelio con todas sus promesas y su vida» (S. Juan Pablo II, Discurso a los jóvenes, Nueva Orleans, 12 septiembre 1987).

2. Y esto nos conduce al segundo punto de reflexión: el don. Ciertamente, nunca como en el sufrimiento nos damos cuenta de que toda esperanza viene del Señor, y que por eso es, ante todo, un don que hemos de acoger y cultivar, permaneciendo “fieles a la fidelidad de Dios”, según la hermosa expresión de Madeleine Delbrêl (cf. La speranza è una luce nella notte, Ciudad del Vaticano 2024, Prefacio).

Por lo demás, sólo en la resurrección de Cristo nuestros destinos encuentran su lugar en el horizonte infinito de la eternidad. Sólo de su Pascua nos viene la certeza de que nada, «ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios» (Rm 8,38-39). Y de esta “gran esperanza” deriva cualquier otro rayo de luz que nos permite superar las pruebas y los obstáculos de la vida (cf. Benedicto XVI, Carta enc. Spe salvi, 27.31). No sólo eso, sino que el Resucitado también camina con nosotros, haciéndose nuestro compañero de viaje, como con los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,13-53). Como ellos, también nosotros podemos compartir con Él nuestro desconcierto, nuestras preocupaciones y nuestras desilusiones, podemos escuchar su Palabra que nos ilumina y hace arder nuestro corazón, y nos permite reconocerlo presente en la fracción del Pan, vislumbrando en ese estar con nosotros, aun en los límites del presente, ese “más allá” que al acercarse nos devuelve valentía y confianza.   

3. Y llegamos así al tercer aspecto, el del compartir. Los lugares donde se sufre son a menudo lugares de intercambio, de enriquecimiento mutuo. ¡Cuántas veces, junto al lecho de un enfermo, se aprende a esperar! ¡Cuántas veces, estando cerca de quien sufre, se aprende a creer! ¡Cuántas veces, inclinándose ante el necesitado, se descubre el amor! Es decir, nos damos cuenta de que somos “ángeles” de esperanza, mensajeros de Dios, los unos para los otros, todos juntos: enfermos, médicos, enfermeros, familiares, amigos, sacerdotes, religiosos y religiosas; y allí donde estemos: en la familia, en los dispensarios, en las residencias de ancianos, en los hospitales y en las clínicas.

Y es importante saber descubrir la belleza y la magnitud de estos encuentros de gracia y aprender a escribirlos en el alma para no olvidarlos; conservar en el corazón la sonrisa amable de un agente sanitario, la mirada agradecida y confiada de un paciente, el rostro comprensivo y atento de un médico o de un voluntario, el semblante expectante e inquieto de un cónyuge, de un hijo, de un nieto o de un amigo entrañable. Son todas luces que atesorar pues, aun en la oscuridad de la prueba, no sólo dan fuerza, sino que enseñan el sabor verdadero de la vida, en el amor y la proximidad (cf. Lc 10,25-37).

Queridos enfermos, queridos hermanos y hermanas que asisten a los que sufren, en este Jubileo ustedes tienen más que nunca un rol especial. Su caminar juntos, en efecto, es un signo para todos, «un himno a la dignidad humana, un canto de esperanza» (Bula Spes non confundit, 11), cuya voz va mucho más allá de las habitaciones y las camas de los sanatorios donde se encuentren, estimulando y animando en la caridad “el concierto de toda la sociedad” (cf. ibíd.), en una armonía a veces difícil de realizar, pero precisamente por eso, muy dulce y fuerte, capaz de llevar luz y calor allí donde más se necesita.

Toda la Iglesia les está agradecida. También yo lo estoy y rezo por ustedes encomendándolos a María, Salud de los enfermos, por medio de las palabras con las que tantos hermanos y hermanas se han dirigido a ella en las dificultades:

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!

Los bendigo, junto con sus familias y demás seres queridos, y les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí.

Roma, San Juan de Letrán, 14 de enero de 2025 

                                                                                  FRANCISCO

Fotos: Vatican Media

martes, 19 de diciembre de 2023

Pauline con secuelas de un accidente y una enfermedad neurológica: «Le digo: ‘Señor, te ofrezco mis dolores. ¡Tómalos y lánzalos como flores sobre el mundo!’ Y lo hace»

 


 «Gracias a esta enfermedad y a estas secuelas del accidente, encontré un camino de profunda y duradera felicidad, un camino de alegría. A diario sigue siendo un calvario, pero jamás estoy triste, ¡jamás! Siento una alegría y una paz permanentes, porque el Señor me ayuda a soportarlo, me ayuda, me empuja, tira de mí, me lleva. Está conmigo todos los días, a cada paso. ¡Ha sido un descubrimiento absolutamente maravilloso!» 

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sábado, 4 de marzo de 2023

Valentine y su esposo perdieron a sus 2 hijas bebés por una enfermedad desconocida: «Sólo Dios puede escucharnos, recibirnos, sanar nuestras heridas. No he sido decepcionada»


Valentine con dos niños colombianos, que adoptó años después cuando Dios le dio la gracia de aceptar esta nueva fecundidad a ella y a su esposo
* «Recé: ‘Señor, acepto lo que me está pasando, pero no me dejes de tu mano. Mi dolor es insondable, por eso quiero que llenes mi vida de alegría sin límites’. Cuando estamos inmersos en una gran prueba, hay una soledad abrumadora, independientemente de la presencia y la ternura del entorno. Ahora bien, esta soledad puede abrir un espacio de intimidad con Dios»

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viernes, 3 de marzo de 2023

domingo, 22 de enero de 2023

Homilía del Evangelio del Domingo: Cristo redimió también el sufrimiento y la muerte / Por P. Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

domingo, 15 de enero de 2023

Homilía del Evangelio del Domingo: Jesús ha dado al dolor sentido y fecundidad / Por Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

jueves, 28 de julio de 2022

Enséñame Señor a amar a mi hermano en su adversidad / Por Arturo López


Camino Católico.-
  Arturo López Martos, laico casado y padre de dos hijos, miembro de la Comunidad Familia, Evangelio y Vida, profundiza en esta charla en lo único esencial para evangelizar: Amar a los demás como Dios los ama. ¿Por qué cuando tu hermano vive sumergido en la adversidad tiendes a no desear su presencia aunque ores por él? Evangelizar es mostrar a los demás el rostro de Cristo Jesús y el amor de Dios Padre. Para eso es imprescindible sostener al hermano con nuestra presencia en medio del sufrimiento.

Arturo López también participa de la reuniones de plegaria del grupo de oración Familia, Evangelio y Vida de la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Vilanova i la Geltrú, Barcelona, España, donde ha sido grabada en directo esta meditación, el 3 de mayo de 2010.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Papa Francisco pide rezar en noviembre «para que las personas, que sufren de depresión o agotamiento extremo, reciban apoyo de todos y reciban una luz que les abra a la vida»


* «No olvidemos que, junto al imprescindible acompañamiento psicológico, útil y eficaz, las palabras de Jesús también les ayudan. Me viene a la mente y al corazón: ‘Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso’»

3 de noviembre de 2021.- (Camino Católico) “Para que las personas, que sufren de depresión o agotamiento extremo, reciban apoyo de todos y reciban una luz que les abra a la vida”, pide el Santo Padre en el “Video del Papa” del mes de noviembre de 2021.

El Pontífice invita a reflexionar “procuremos estar cerca de los que están agotados, de los que están desesperados, sin esperanza, muchas veces escuchando simplemente en silencio porque no podemos ir a decirle a una persona: ‘No, la vida no es así. Escúchame, yo te doy la receta’. No hay receta”. El texto completo de las palabras de Francisco en  “el Video del Papa” es el siguiente:

La sobrecarga de trabajo, el estrés laboral hacen que muchas personas experimenten un agotamiento extremo, un agotamiento mental, emocional, afectivo y físico.

La tristeza, la apatía, el cansancio espiritual terminan por dominar la vida de las personas que se ven desbordadas por el ritmo de la vida actual.

Procuremos estar cerca de los que están agotados, de los que están desesperados, sin esperanza, muchas veces escuchando simplemente en silencio porque no podemos ir a decirle a una persona: ‘No, la vida no es así. Escúchame, yo te doy la receta’. No hay receta.

Y además, no olvidemos que, junto al imprescindible acompañamiento psicológico, útil y eficaz, las palabras de Jesús también les ayudan. Me viene a la mente y al corazón: ‘Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso’.

Recemos para que las personas, que sufren de depresión o agotamiento extremo, reciban apoyo de todos y reciban una luz que les abra a la vida.

Francisco

miércoles, 20 de enero de 2021

Manuel se alejó de Dios, viajó y trabajó por todo el mundo y regresa al Señor 35 años después: «Dios tiene sus caminos, a veces difíciles de comprender. Recibí la Confirmación»

 


* «Al cabo de 530 vuelos profesionales de avión (guardo todas las tarjetas de embarque) volví a Portugal en 2019. ¿El motivo? Me diagnosticaron un problema de salud vascular congénito, que se manifestó debido al exceso de viajes de avión y helicóptero. Los médicos me recomendaron que no viajase con tanta intensidad y, por eso, me instalé definitivamente en Portugal. Por esas mismas fechas, falleció un familiar al que yo quería mucho. Le quería casi como a un padre. Llegué a Lisboa a tiempo para el funeral. Las palabras del sacerdote fueron tan apropiadas e inspiradas, que me calaron profundamente. Mientras tanto, Dios convertía el corazón de mi antigua novia de mis tiempos de investigador en Coimbra. Ella supo perdonarme. Su buen ejemplo y oraciones supusieron un gran testimonio para mí. Resolví acompañar a mi madre a Misa los domingos. Fue como si le preguntase si podría hacerle compañía en un paseo. En la Parroquia de las Mercês me sentí en casa, como si no hubieran pasado décadas desde que abandonara la práctica religiosa. Y el Señor, en su bondad, quiso enviarme otra señal: la lectura del Evangelio de ese domingo era nada menos que la parábola del hijo pródigo»

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martes, 15 de diciembre de 2020

Katherine Wolf era una exitosa modelo y un infarto cerebral la dejó paralizada y se aferró a Cristo: «Agradezco a Dios el sufrimiento»


“No tenemos control sobre lo que nos sucede en la vida, lo que sí tenemos control es sobre nuestra respuesta a lo que nos pasó. Estoy agradecida de que el Señor me haya permitido experimentar sufrimientos a una edad temprana. La cruz y el sufrimiento de Cristo no parecen hermosos, pero en el Reino de Dios, sabemos que es la fuente última de la belleza, ya que significa que al final de la historia no habrá tristeza, dolor y muerte sino una vida nueva, y esto es algo hermoso”

lunes, 23 de noviembre de 2020

Miguel Mota, jinete portugués: «Busqué a Dios en las competiciones de caballos y en lo oculto… Lo encontré en la confesión y el cáncer»


* «En 2019 me diagnosticaron un mieloma múltiple: lo que yo creía que era una lesión del omóplato derivada de mi profesión de jinete era, al final, un cáncer en la sangre, una enfermedad para la que todavía no hay cura. Lo que se me ocurrió inmediatamente fue que si Jesús se entregó y murió por mí, ¿por qué no debería sufrir yo por él? Pensé que lo que sucediera sería para mi bien y para mi familia, así que Dios me concedió la gracia de no desesperarme ni enfadarme. A partir de ese momento mi vida adquirió otro valor, la enfermedad y el sufrimiento me unieron a Jesús como nunca antes. Pude rezar y ofrecer todo esto por los que amo, por la Iglesia y por la Obra. Yo, que soy tan pequeño y carente de generosidad, ahora tenía mucho que ofrecer. Estuve internado en la IPO de Lisboa en mayo de 2020, en plena pandemia de COVID-19. Pasé por momentos muy difíciles de dolor y de tratamientos complicados, como el autotrasplante de médula. Pero, en medio de todo aquello, recibí el apoyo y el cariño de María, el de mi familia, además de amigos, hermanos de la Obra y de muchas personas que rezaron por mí. Llegar a un desafío tan difícil de la vida y poder decir que soy feliz, profundamente feliz, no tiene explicación. ¿Qué puede ser sino la gracia de Dios?»

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viernes, 23 de octubre de 2020

Billy Moore, condenado a muerte por asesinato, encontró a Cristo en la cárcel y fue perdonado por la familia de su víctima: «Me bauticé poco antes de la ejecución y encontré la paz»


* La propia familia de la víctima, cuando estaban en marcha los últimos trámites para paralizar la ejecución, manifestó públicamente que no solo no querían que Billy muriera, sino que recuperara la libertad. «Dijeron que ya habían tenido suficiente con perder a un miembro de su familia y no querían que les pasara con otro. Ellos no solo me perdonaron, lucharon por mi vida. Cuando cambió mi situación ya no era reo de muerte, me pidieron que fuese la mejor persona posible y que ayudara a otra gente. Y esta es parte de la misión que Dios me ha encomendado y por eso recorro Estados Unidos y todo el mundo para contar mi historia»

martes, 17 de diciembre de 2019

¿Dónde está Dios cuando afrontamos dificultades y sufrimos? / Por Conchi Vaquero

Camino Católico.-  Conchi Vaquero Callejas, laica casada y madre de dos hijos, miembro de la Comunidad Familia, Evangelio y Vida, profundiza en esta meditación de la Palabra de Dios en las actitudes que nos hacen vivir la vida cotidiana poco cimentada en la fe, lo que nos lleva a preguntarnos ante cualquier dificultad: «¿Dónde está Dios?». En la meditación se hace una oración para que el Señor venga a todos los momentos en que no hemos comprendido su presunto silencio cuando en realidad Él estaba a nuestro lado sosteniéndonos. Conchi Vaquero pertenece también al grupo de oración Familia, Evangelio y Vida de la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Vilanova i la Geltrú, Barcelona, España, donde fue grabada en directo esta charla, el lunes 13 de diciembre de 2010.