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* «Le dije a mi médico: ‘No quiero seguir con el resto del tratamiento. Me respondió: ‘Qué bueno que creas en tu Dios, pero ese Dios no existe’. Le dije: ‘¡Sí existe, yo lo conozco! Y no quiero someterme a la segunda sesión de quimioterapia porque siento que es veneno para mi cuerpo. Fui ante el Santísimo Sacramento y le dije: ‘Señor, Tú sabes lo que yo siento en mi cuerpo con ese medicamento. Pero yo confío en Ti, y sé que Tú me vas a sanar»
* «Sabiendo cuánto le gustaba comprar juguetes, le dije: ‘¿Ves cuánto dinero te han regalado? ¡Tienes que decirle a los angelitos y a la Virgen que te curen para que puedas gastarlo!’. Me contestó enseguida, sin pensárselo: ‘No, papá. Me están esperando. Me tengo que ir’. ¿Se imaginan a un niño de ocho años hablando así de su muerte, con una certeza y una serenidad indescriptibles? Davide nos mostró que la muerte no es el final, sino el principio de la vida. Antes de ir al cielo, se hizo coser un traje especialmente para volar con los angelitos: lo eligió todo hasta el último detalle, y cuando se lo probó, parecía que se estaba preparando para una boda, ¡para el día más hermoso de su vida!»
* «Recuerdo cuando mi hija tenía ocho años y me decía: ‘no quiero que te mueras’. Yo no podía decirle que no porque qué padre sería si le mintiese. Tuve que decirle: ‘hoy estoy vivo, vamos a disfrutar de hoy, mañana Dios dirá e iremos viendo cada día qué quiere Dios de nosotros’… Pero al final en ese sufrimiento es donde uno se encuentra realmente con Dios y ahí lo he visto. Sigo siendo el mismo gruñón de siempre hago muchas más cosas de manera voluntaria y entregada pensando en el bien de los demás que antes no hacía. Ahora me siento más lleno del amor de Dios. Yo no he hecho nada, es Dios quien me ha dado una felicidad que no tenía antes»
El testimonio en vídeo que Sergio Rodríguez Cuadrado ha compartido con los antiguos alumnos de la Universidad Francisco de Vitoria, en la que él mismo estudió Administración y Dirección de Empresas
Camino Católico.- Sergio Rodríguez Cuadrado vive agradecido porque sabe que todo es un regalo. El tiempo que ahora disfruta con su mujer, sus cinco hijos, sus familiares, amigos y los hermanos con los que vive la fe en el Camino Neocatecumenal en Madrid es pura gracia pues no una vez sino dos ha vencido a linfomas no curables para los que le habían dado un tiempo máximo de vida.
Ahora este padre de familia relata su testimonio, echa la vista atrás y ve como Dios ha actuado en su vida no sólo al poder curarse de dos cánceres sino sobre todo a haberlos podido pasar desde la fe, que es lo que junto a los médicos le mantuvo con vida.
* «El médico nos dio un informe por escrito y emprendimos el camino de vuelta a casa. Hicimos todo el viaje en coche prácticamente en silencio, llorando y dando gracias a Dios. Fue un gran martes de 2009. Tras llegar a nuestra ciudad, fuimos directamente a la parroquia, y ante el Santísimo Sacramento dimos gracias una vez más. Pocos días después tuvimos una consulta en el servicio de hematología del Hospital Universitario de Albacete con el médico encargado del caso de nuestro hijo. No podía creer lo que veía en el informe. El resultado era el mismo que antes. Nos pidieron que no interrumpiéramos el tratamiento y que lo siguiéramos hasta el final. Todos los días rezaba delante de la foto de Juan Pablo II que me llevé de la capilla del hospital»
* «El médico dijo: ‘Lo siento, pero hicimos otra biopsia y lo que tienes es mucho más agresivo de lo que pensábamos. Creemos que te quedan 10 meses de vida’. Ni siquiera me ofrecieron quimioterapia o radioterapia, dijeron que este tipo de cáncer mataba a todos y que no había tratamiento para él»
* María de Jesús Cardeña, madre del muchacho: «La verdad es que yo me había olvidado del Divino Niño Jesús, porque yo antes había hecho sus novenas; y cuando Andri se enfermó, me pidió que le cantara las canciones del Divino Niño. Mi hijo se aferró al Divino Niño, y a Él yo también le fui pidiendo. También le pedí a la Virgen; a Ella y a Cristo Jesús me aferré», expresó. La Virgen y el Divino Niño Jesús estuvieron al momento en que operaron a mi hijo. Porque cuando lo diagnosticaron el tumor era maligno, pero cuando se lo quitaron ya era benigno»
Bryce Newman curado por Dios de un cáncer
cerebral grave, a la izquierda de la imagen, posa con un paciente joven que recibe un iPad /
Foto: Fundación El Milagro de Manchester
Camino Católico.- Pocos jóvenes pueden afirmar haber sentido claramente el toque sanador de Dios al orar todos los miembros de su escuela por él y quedar curado sobreviviendo un cáncer grave. Menos aún pueden decir que han lanzado una fundación destinada a ayudar a otros jóvenes sobrevivientes de cáncer mientras luchan en sus propias batallas médicas. Esta es la experiencia de Bryce Newman quien aún no ha cumplido los 25 años y le diagnosticaron cáncer por primera vez a los 15 años, en la cúspide de lo que parecía ser una próspera carrera en el béisbol a una edad temprana.
Camino Católico.- Nos acercamos a los días, quizá, de mayor sentido de la vida cristiana. En Semana Santa recordamos la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Estos días el sufrimiento sobra especial atención. Decía el psiquiatra Viktor Flankl, fundador de la logoterapia, que el sufrimiento deja de ser sufrimiento cuando se le encuentra un sentido. Ante el dolor, la enfermedad o el vacío existencial que muchas veces nos rodea, nos preguntamos ¿tiene sentido el sufrimiento hoy en día?
A veces los reveses de la vida nos ponen entre la espada y la pared. La falta de respuestas ante algunos problemas que nos bloquean o ante la propia enfermedad, puede incluso hacer que nuestra fe se tambalee. A Jorge Gutiérrez un dolor en la pierna le llevó a un diagnóstico que no se esperaba: un tumor cerebral inoperable. ¿Cómo se enfrenta uno a una noticia así?
“La verdad es que yo lo encajé bien. Yo creo que Dios es mi padre, me quiere con locura y todo es para bien. No tengo miedo y no estoy angustiado. Es verdad que tengo momentos, pienso en el futuro y en mis hijos, pero estoy bien. Estoy extrañamente feliz”, asegura Jorge en su testimonio en el programa Ecclesia de 13 TV. A él lo que más le ha ayudado ha sido la fe y también su familia. “Mi mujer es una Santa, me está cuidando y estoy extrañamente bien”. Jorge cree que es una “suerte” que sepa cuándo se va a morir porque así puede prepararse y dejarlo todo bien atado para sus hijos.
El sufrimiento acompaña al ser humano, forma parte del vivir. Aceptarlo y comprenderlo nos ayuda a paliar esa sensación que a veces nos desborda. César Cid es Diácono, además de experto en Duelo y Atención Espiritual al final de la Vida. Asegura que en la sociedad en la que vivimos “no queremos hablar de la muerte”. César explica que “no es tanto el miedo a la muerte si no el saber qué va a pasar después”. La fe “da sentido a lo que nos espera, pero no como una esperanza tonta, si no desde el convencimiento de que somos amados por Dios y desde el amor, todo es posible”.
* «Una tía me dijo: ¡pídele con fe a la Virgen del Valle!. Me operaron y empecé tratamiento de radioterapia y quimioterapia, pero en ese ínterin fui a la Isla de Margarita y visité la basílica. El ojo me lloraba y justo le estoy rezando y pidiéndole a la Virgen que me ayudara a salir bien de ese proceso porque yo tenía un hijo en ese entonces de 3 años. Usted se podrá imaginar cómo me sentía de solo pensar que me pasara algo, ¿qué iba a ser de mi hijo? Los milagros existen y no hay que perder la fe. Yo no perdí la fe en la Virgen del Valle Sabía que ella me iba a curar y así sucedió»
* «Yo no tenía ninguna costumbre de ir a misa, y allí, durante una celebración, el Evangelio me golpeó directamente en los oídos. ‘Zaqueo, date prisa y baja’ (del árbol donde se había subido para ver a Jesús, Lc 19, 5). Enseguida comprendí que Jesús se dirigía a mí. Es como si dijera: ‘Thierry, date prisa y baja’. Pero no comprendía qué quería decir. Le di vueltas a esa frase todo el día en mi cabeza y en mi corazón. Por la noche, durante la vigilia de Adoración, llevaban la Hostia en procesión. Cuando la vi, comprendí que era Jesús vivo, realmente presente. Me eché a llorar, aquello me cambió por completo. Era evidente que no podía seguir viviendo como antes. Tenía que hacer algo por Jesús que es alguien que nos ama a nosotros antes de que sepamos que Él existe. Es nuestro amigo, nuestro confidente, nuestro padre»
Camino Católico.- Thierry creció en una familia de cultura cristiana, pero sin práctica religiosa alguna. Él quería ser militar, pero un año antes de enrolarse su vida se torció, estuvo año y medio en prisión, y al salir se hizo adicto al cannabis y se metió 10 años en el ocultismo, el esoterismo y en la nueva era… Él mismo cuenta en primera persona su testimonio en un video de Découvrir Dieu:
El vídeo-testimonio de Thierry en Découvrir Dieu puede verse con los subtítulos en español entrando en subtítulos C, acto seguido en la ruedecita de la derecha de configuración, luego en subtítulos, después en traducir automáticamente y eligiendo el español
Camino Católico.- En abril de 2021, Camino Católico contabala historia de Pedrito, un niño de 11 años enfermo de un cáncer presuntamente incurable que, mientras recibía tratamiento por su enfermedad, generó una cadena de oraciones por todo el mundo, e incluso conversiones. El 20 de noviembre de 2020, un mes después del diagnóstico, los sacerdotes del Hospital de la Paz (Madrid) celebraron Misa mientras el pequeño era operado. Tanto la madre, Carla Guzmán, como el médico responsable del trasplante se abandonaron a «las manos de Dios». La intervención era muy delicada.En diciembre de 2021 publicábamos como Pedrito daba gracias a Dios por su curacióny hoy explica su testimonio en un vídeo del canalEl rosario de las 11 pm.
“Tengo 12 años y mi enfermedad empezó en 6º de primaria”, así empieza explicando Pedrito su historia. Recuerda que en ese momento se había puesto enfermo y estuvo una semana sin poder ir al colegio. “El primer día me dolía la tripa y luego pensábamos que tenía un virus”.
Era domingo y Pedrito relata que fue a jugar al fútbol y un niño le dio un codazo en la tripa y fue esa noche cuando empezó a dolerle mucho la tripa. Fueron de hospital en hospital haciéndole pruebas hasta que le diagnosticaron cáncer. “Tenía temor pero siempre estuve cogido de la fe”, explica.
Después de los tres tratamientos vieron que el cáncer se había reducido mucho. “Ahí ocurrió el primer milagro”. Al principio de la enfermedad recuerda emocionado cómo comenzaron a rezar por él un rosario. Pedrito se acuerda de una compañera del hospital que estaba con él, Mireia, ella siempre se sorprendía y le preguntaba el por qué estaban siempre tan felices y Pedrito le contestaba que era porque tenían fe. “Le empecé a hablar a Mireia de Jesús y le regalé un Rosario y le enseñé a rezarlo”, explica.
* «Al ver que nuestra bebé estaba enferma, le dije a mi esposo Javier que se trajera al hospital lo que quedaba del agua de Lourdes”. Él explica: “Se la echamos en la cabeza de nuestra hija y le confiamos su curación a la Virgen, incluso antes de saber lo grave de la enfermedad que tenía… Cuando nos empezaron a explicar sobre la enfermedad, me solté a llorar. Pero estas dos médicas fueron bastante positivas, porque nos hablaron de fe; dijeron que habían visto que éramos personas de fe, ya que yo en mis partos me llevo mi altarcito, con mi reliquia de santa Mariam y una imagen de la Virgen que me regalaron unas monjas francesas de clausura. Pedi oración a mis amigas monjas para que encomendaran a mi niña a la Virgen de Lourdes. También les pedí ayuda a amigas laicas que tienen sus grupos de oración, para que intercedieran. Igualmente se lo pedía a mis amigos obispos y sacerdotes. Y así se hizo una gran cadena de oración. Pero yo, la verdad, apenas si podía rezar; Javier también apenas si podía. . Fue la fuerza de la oración que dice el Evangelio: ‘Mientras haya dos o tres personas reunidas en mi Nombre, ahí estoy Yo’. Y también: ‘Pedid y se os dará’»
Camino Católico.- El pasado abril, Camino Católico contabala historia de Pedrito, un niño de 11 años enfermo de un cáncer presuntamente incurable que, mientras recibía tratamiento por su enfermedad, generó una cadena de oraciones por todo el mundo, e incluso conversiones. El 20 de noviembre de hace un año, un mes después del diagnóstico, los sacerdotes del Hospital de la Paz (Madrid) celebraron Misa mientras el pequeño era operado. Tanto la madre, Carla Guzmán, como el médico responsable del trasplante se abandonaron a «las manos de Dios». La intervención era muy delicada.
Camino Católico.- A Rupika le diganosticaron un cáncer de mama durante una prueba rutinaria. No obstante, meses más tarde, el tumor desapareció de manera sorprendente. Para muchos se trata de un milagro de la Virgen María, ya que durante el trascurso de la enfermedad, rezaba junto a su amiga Shanthini Caldera el Rosario.
* «Tengo mi rutina, mis momentos de oración, de mañana y de tarde. Trato de descubrirlo en las personas y en cada instante. Entendí que Dios no se deja ganar en generosidad. En el deporte veo cómo Dios me exige en su amistad con él, en perseverar en ella y en la fidelidad.. Esta relación me potencia todas las actividades que hago, Dios está en todas mis cosas. No hace falta vivir lo extraordinario para poder disfrutar, se trata de poner amor en todo lo que haces; de esa manera se convierte en extraordinario»
* «En mi equipo saben que tengo fe, que soy creyente y católica, y me respetan. Eso no quiere decir que ellas lo vivan. Con las compañeras hemos tenido charlas sobre la existencia de Dios. Hasta el día de hoy intento ver cómo incidir ahí y que puedan ver a Dios de alguna forma. De pronto viene una y me pregunta si rezo el rosario todos los días. Te descolocan. Otras me preguntan sobre la creación del mundo. Algunas van a colegios católicos, pero no practican. Tienen presente que soy una mujer de fe. Para mí es importante que a ellas les muevan esos cuestionamientos. No pierdo las esperanzas de que alguna se convierta. Rezo antes de un partido. A la Santísima Trinidad y a la Virgen María»
* «No te asustes -le dije yo a mi hijo-, creo que tengo cáncer, pero no te preocupes porque Dios me va a sanar… El médico le dijo a mi hijo: «le queda un mes de vida». Ya estaba toda tomada en los pulmones, los huesos desde la cabeza a los pies, había hecho metástasis. Yo tenía la firme convicción de que Dios me iba a sanar y así se lo manifestaba a la doctora. Ella me dijo: «bueno, me encanta que tenga ese ánimo». En una misa yo, mirando al altar…vi al padre Pío. ¡Lo vi, fue algo maravilloso! Y cuando agaché la cabeza, no sentía el cuerpo, sino una tranquilidad inmensa. Era como si Jesús me hubiera tocado, como que el cuerpo no lo tenía -algo difícil de explicar-, como que flotaba, una alegría, una paz y bueno, no me quería ir… La primera estaba completamente llena de metástasis tenía la columna que eran solo agujeros negros y en esta última tomografía se ve todo restaurado, no tengo un agujero nuevo. Y no solamente eso, se me restauró la mama. Yo le pregunté a la oncóloga si estaba viendo bien o se me estaba restaurando la mama, ella dice: «se te está restaurando la mama». ¡A los 71 años se me está restaurando la mama!, es otro milagro»
* «Empecé a colaborar con las voluntarias Vicentinas, en el lugar donde se hospedaban los niños que iban al hospital, y ahí aprendí a conocer realmente a Dios a través de los ‘niños crucificados’, aquellos que están intubados, con el suero en una manita y la otra inmovilizada, como el mismo Jesús en la cruz… Seguramente también sigo aquí porque no me he ganado el Cielo. Dios me está dando la oportunidad de hacer cosas, de compartir con la gente»
* «Nos pusimos a rezar como locos y a pedir oraciones a todo el mundo…. También comenzó un rosario diario por Zoom, a las 20:00 horas, al que se apunta muchísima gente. La médico nos decía que estábamos haciendo un bien enorme, no sabéis hasta qué punto… Me empezó a escribir gente que llevaba sin confesarse décadas y que, a raíz de la historia de Pedrito, habían vuelto a confesarse. O personas de otros países que se han acercado a la fe»
* «¿Quién me iba a decir que después de recibir este sacramento, que no lo había hecho con la edad que me correspondía, a los dos años iba a recibir otro sacramento, la unción de los enfermos? Me detectaron cáncer, y hoy puedo decir que dignamente viví esta enfermedad con paz y puedo decir que casi con alegría porque sentí la fuerza del Señor. Él me acompañó en todo momento. Cada uno tenemos la historia que Dios nos ha preparado muy bien, porque Él sabe cómo lo hace. Descubrí que toda esa trayectoria tenía un sentido y ese sentido era ver que con Él se puede todo. Nos hizo con muchas debilidades pero a la vez con mucha fortaleza, pero está en mi mano que esa fortaleza sea fuerte en la medida que me deje llevar por Él. La experiencia de caminar a su lado en medio de esta enfermedad fue una bendición, me hizo crecer más en la fe y saber que me quiere, que nunca me va a dejar y que pase lo que pase, con Él se puede todo. Yo sola no sería capaz de enfrentarme ni esta enfermedad ni a nada en la vida pero ahora sé que con Él lo puedo hacer todo»
* «En 2019 me diagnosticaron un mieloma múltiple: lo que yo creía que era una lesión del omóplato derivada de mi profesión de jinete era, al final, un cáncer en la sangre, una enfermedad para la que todavía no hay cura. Lo que se me ocurrió inmediatamente fue que si Jesús se entregó y murió por mí, ¿por qué no debería sufrir yo por él? Pensé que lo que sucediera sería para mi bien y para mi familia, así que Dios me concedió la gracia de no desesperarme ni enfadarme. A partir de ese momento mi vida adquirió otro valor, la enfermedad y el sufrimiento me unieron a Jesús como nunca antes. Pude rezar y ofrecer todo esto por los que amo, por la Iglesia y por la Obra. Yo, que soy tan pequeño y carente de generosidad, ahora tenía mucho que ofrecer. Estuve internado en la IPO de Lisboa en mayo de 2020, en plena pandemia de COVID-19. Pasé por momentos muy difíciles de dolor y de tratamientos complicados, como el autotrasplante de médula. Pero, en medio de todo aquello, recibí el apoyo y el cariño de María, el de mi familia, además de amigos, hermanos de la Obra y de muchas personas que rezaron por mí. Llegar a un desafío tan difícil de la vida y poder decir que soy feliz, profundamente feliz, no tiene explicación. ¿Qué puede ser sino la gracia de Dios?»