Marcelo Figueroa junto al Papa Francisco en uno de sus encuentros
* «Prácticamente todos los días llamaba a mi casa para ver cómo estaba, que él seguía orando por mí. Bueno, esos gestos tan humanos, tan espirituales, tan profundos de él, que uno siempre guarda en el corazón»
Vídeo de la Televisión Pública Argentina en el que Marcelo Figueroa cuenta su testimonio
Camino Católico.- El argentino Marcelo Figueroa, pastor protestante, amigo por décadas del Papa Francisco, relata cómo fue que las oraciones del Pontífice mediaron milagrosamente para su sanación de un cáncer agresivo. Ante la aparición de la enfermedad los médicos le pronosticaron que sólo podría vivir un año. En el video de la Televisión Pública Argentina, Marcelo Figueroa cuenta su testimonio de cómo sanó.
El Papa oró por él y se curó. ¿Podemos hablar de un milagro? se pregunta el periodista argentino Guillermo Andino al iniciar su diálogo con Marcelo Figueroa, pastor protestante y amigo de Papa Francisco, quien afirma tener "un profundo sentimiento de orfandad" ante el fallecimiento del Pontífice.
Han sido 25 años en los cuales se forjó el vínculo entre Marcelo, protestante, y el Papa católico. Años de experimentar el diálogo interreligioso, forjando luego instancias para fortalecer el ecumenismo. A la par crecía espontáneo el íntimo afecto entre ambos. "Para mí fue un padre, un amigo. Él mismo decidió llamarme amigo", reitera Marcelo con voz emocionada.
Se puede comprender la intensa conmoción de este pastor protestante, tras escuchar su testimonio de cómo la impronta de Dios presente en el Papa Francisco marcó su alma, cuando por las oraciones del Pontífice fue sanado de cáncer, como él mismo lo relata:
Marcelo Figueroa y el Papa francisco saludándose en uno de los viajes apostólicos
«Mira, voy a rezar por vos. Ahora tengo que ir al Coliseo, cuando esté allí voy a rezar por vos»
Hace 10 años, justo el día de mi cumpleaños, el Papa Francisco me llamó, como todos los cumpleaños. Y bueno, yo tenía que ir a buscar una biopsia... pero le dije que estaba todo bien, que se quede tranquilo, que seguramente no era nada. Bueno, no fue así, era un cáncer muy agresivo que en general porcentajes que dan era más o menos podía durar un año (...) Entonces yo le escribí a él, por supuesto pidiéndole oración. Justo estábamos en Semana Santa. Y bueno, él me llamó el día que va al Coliseo para el Vía Crucis de Viernes Santo. Yo estaba con mi señora y me llamó por teléfono y me dijo: «Mira, estoy vestido para salir al Coliseo, acabo de recibir tu carta y no puedo salir sin saber cómo estás». Le conté y me dijo: «Mira, voy a rezar por vos. Ahora tengo que ir al Coliseo, cuando esté allí voy a rezar por vos». Y, bueno, el cáncer desapareció.
Recuerdo después de un año cuando me encontré con él en Santa Marta. Justo llegué a la recepción y bajó Bergoglio con Tucho Fernández que en ese momento ni siquiera era cardenal. Franciscol, delante de todo el mundo -me dio mucha vergüenza-, porque se abrió el ascensor, me vio, levantó los brazos y me dice: «¡Viniste Lázaro!», por el Lázaro de la historia bíblica. Claro, así con ese chiste. Pero bueno, él llamó mucho a mi familia, habló con mi esposa, sí. Prácticamente todos los días llamaba a mi casa para ver cómo estaba, que él seguía orando por mí. Bueno, esos gestos tan humanos, tan espirituales, tan profundos de él, que uno siempre guarda en el corazón.
Marcelo Figueroa
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