Camino Católico

Mi foto
Queremos que conozcas el Amor de Dios y para ello te proponemos enseñanzas, testimonios, videos, oraciones y todo lo necesario para vivir tu vida poniendo en el centro a Jesucristo.

Elige tu idioma

Síguenos en el canal de Camino Católico en WhatsApp para no perderte nada pinchando en la imagen:

Mostrando entradas con la etiqueta sanación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta sanación. Mostrar todas las entradas

domingo, 30 de marzo de 2025

Walter Sánchez: «Un abuso sexual fue el disparador que me llevó al consumo de drogas, pero cuando conocí a Dios y encontré el amor en Él, la droga nunca más tuvo protagonismo en mi vida: llevo 25 años libre de drogas»


Walter Sánchez, sanado por el amor de Dios pudo dejar las drogas

* «Cerca de mi casa, a seis cuadras, había una parroquia, y decidí ir caminando hasta allí. El padre, un sacerdote diocesano agregado al Opus Dei, me dijo: “Si tú quieres que Dios te cure, ven a las seis de la mañana a rezar conmigo en el oratorio”. Comenzamos a hacer oración juntos y luego asistía a la Santa Misa. Ese silencio en el oratorio fue fundamental, pues allí encontré el espacio que necesitaba para reencontrarme conmigo mismo y con ese Dios al que anhelaba para curar mis heridas»

Vídeo del Opus Dei en el que Walter Sánchez cuenta su testimonio

* «Dios me permitió formar a una persona que hoy tiene un centro de rehabilitación con 17 años de trayectoria. San Josemaría decía: ‘Yo amo a Dios porque me da la gana’ y eso lo adopté en mi vida: ‘Yo no vuelvo a usar drogas porque no me da la gana, aunque se caiga el mundo’. Estoy agradecido del padre que me ayudó, pues llevo 25 años libre de drogas. Cuando él llegó a esta parroquia, sentí que había llegado por mí. Lo que Dios hizo en mí fue un milagro, porque ni yo ni quienes intentaban ayudarme podíamos hacer nada, pero yo me dejé amar por Dios» 

Camino Católico.- Walter Sánchez estaba sumido en el mundo de las drogas, el dinero y relaciones fallidas. Un abuso sexual en la infancia le había destrozado la vida. Todo cambió cuando conoció a un sacerdote que le animó a dejarse amar por Dios y a permitir que Él le ayudara a salir del pozo en el que se encontraba. cuenta su testimonio en un vídeo del Opus Dei. Esta es su historia contada en primera persona:

Nuestros primos cuidaban de nosotros, y fue ahí donde uno de ellos que me llevaba más o menos 10 años de edad trastocó mis emociones y mi intimidad personal. Para mí fue un abuso sexual. Desde entonces repudiaba mi cuerpo y sentía incluso ciertas confusiones. Y eso creó en mí una agresividad pasiva y una rebeldía aún mayor contra mi familia.

Me aislé de mis hermanos. Me echaran del colegio en primaria y para mí fue un golpe muy duro. A los 14 años tuve mi primera novia, y ahí conocí al tío de esta chica, que me dio por primera vez la pasta básica de cocaína. Fue el refugio perfecto para huir —para anestesiar— mis sentidos, y escapar de todo, incluso de mí...

Específicamente, la violación sexual fue el disparador que me llevó al consumo de drogas. Consumía para vivir y  no podía dormir sin pensar en cómo iba a conseguir dinero al día siguiente. Fue entonces cuando entré en la microcomercialización, creyendo que vendiendo drogas —marihuana y cocaína—, podría sostener mi adicción.

Eso me llevó a conocer mucha gente del malvivir: delincuentes de todo tipo, personas del ámbito de la prostitución… Obviamente en mi casa me dejaron de dar dinero, así que empecé a juntarme con un muchacho que ya tenía experiencia en robos menores. Fue él quien me introdujo en el arrebato de carteras, robar sin que la gente se dé cuenta, y el hurto de llantas de carros… hasta que, finalmente, terminé cinco días en la comisaría.

Lo peor lo vivió mi esposa, quien no solo tuvo que soportar a un adicto, sino también a un microcomercializador que, pese a tener dinero, no le daba lo necesario para sobrevivir. Me sumí en una locura impulsada por la droga, sin darme cuenta del daño que causaba.

Entraba y salía de los hospitales de salud mental. Mi exesposa —que en ese entonces aún era mi esposa—, trabajaba, mientras yo me encargaba de las tareas del hogar. 

Llevaba unos nueve meses sin consumir cuando hablé con ella y le dije: “Mira, yo no quiero volver a drogarme porque si no me voy a morir. Si vuelvo a consumir droga no hay quien me pare. De verdad, si Dios existe, muéstramelo, porque ya no sé qué hacer. Si Él no me saca de esto, entonces no hay nada que hacer”.

Walter Sánchez con el sacerdote que le ayudó a sanar sus heridas y a poder iniciar su centro de rehabilitación para otros

Cerca de mi casa, a seis cuadras, había una parroquia, y decidí ir caminando hasta allí. El padre, un sacerdote diocesano agregado al Opus Dei, me dijo: “Si tú quieres que Dios te cure, ven a las seis de la mañana a rezar conmigo en el oratorio”. Comenzamos a hacer oración juntos y luego asistía a la Santa Misa. 

Ese silencio en el oratorio fue fundamental, pues allí encontré el espacio que necesitaba para reencontrarme conmigo mismo y con ese Dios al que anhelaba para curar mis heridas.

Cuando conocí a Dios y encontré el amor en Él, empecé a conocer quién era yo y diagnostiqué la naturaleza exacta de mi problema. A partir de entonces, la droga nunca más tuvo protagonismo en mi vida, hasta el día de hoy.

Para poder recibir el sacramento del matrimonio, me confesé. Pude recibir el perdón de tantos pecados y sentí el alivio más grande, la descarga más importante de mi vida. Sentí que era un hombre nuevo y, al recibir el sacramento de la comunión, experimenté que pertenecía a Cristo.

Después de un tiempo de formación, el sacerdote me dijo: “Walter, ¿por qué no formas un grupo?”. Respondí que apenas podía con mi vida, y que por tanto no podía ayudar a otros. Él me respondió: “Tú tranquilo, Dios te va a decir cómo”.

Al poco tiempo, entendí el mensaje que el padre me dio y así nació el Grupo Libertad en la cochera de la casa de mis padres, donde recibí el primer paciente. Dos años y medio después, al cambiar de casa, comenzamos a trabajar con profesionales de la salud para que la atención de los pacientes, además de la ayuda espiritual, también tuviera un abordaje profesional.

Me interesé por conocer la espiritualidad del Opus Dei. San Josemaría decía que, para ser santo, el hombre no tiene que hacer grandes cosas. Entonces entendí que mi santidad estaba en el trabajo de la rehabilitación.

Walter Sánchez lleva 17 años rehabilitando personas de las adicciones

Tuve la oportunidad de capacitarme en Italia, en una fundación importante, donde aprendí cómo se manejan las estructuras de rehabilitación y traté de acondicionarla según nuestra cultura. En estos 23 años, hemos recibido unos 3.000 pacientes; y algunos de ellos llevan más de 20 años rehabilitados.

Dios me permitió formar a una persona que hoy tiene un centro de rehabilitación con 17 años de trayectoria. San Josemaría decía: “Yo amo a Dios porque me da la gana” y eso lo adopté en mi vida: “Yo no vuelvo a usar drogas porque no me da la gana, aunque se caiga el mundo”.

Estoy agradecido del padre que me ayudó, pues llevo 25 años libre de drogas. Cuando él llegó a esta parroquia, sentí que había llegado por mí. Lo que Dios hizo en mí fue un milagro, porque ni yo ni quienes intentaban ayudarme podíamos hacer nada, pero yo me dejé amar por Dios.

Walter Sánchez

Oremos por Nicole, de 44 años, madre de familia con tres hijas pequeñas, que padece un cáncer agresivo desde hace 5 años. Le van a aplicar un tratamiento experimental como último recurso para intentar erradicar la enfermedad

 


miércoles, 12 de marzo de 2025

Juan Modesto, abogado en medicina legal y forense, curado milagrosamente de un carcinoma renal por intercesión de Santa Teresa de Calcuta


Juan Modesto, abogado en medicina legal y forense, muestra el TAC médico que certifica su curación milagrosa de un carcinoma renal por intercesión de Santa Teresa de Calcuta

Camino Católico.- Juan Modesto, abogado en medicina legal y forense, relata a El Rosario de las 11 PM  su milagrosa curación de un carcinoma renal tras una profunda experiencia espiritual, destacando su acercamiento a Dios, la intercesión de Santa Teresa de Calcuta y la transformación de su vida.

domingo, 9 de marzo de 2025

Lola Rosique, la pediatra que lleva una reliquia de Carlo Acutis a niños enfermos, después de sanar ella de un grave cáncer: En la UCI un pequeño que se había ahogado se ha recuperado


Lola Rosique, pediatra, junto a la reliquia de Carlo Acutis que lleva a los niños enfermos  / Foto: Cortesía de Lola Rosique

Camino Católico.- El 3 de enero de 2025 Lola Rosique estaba viendo un espectáculo navideño con su familia cuando recibió un whatsapp. Una madre del colegio de Murcia en el que estudian sus hijos, y también paciente suya, estaba viviendo un momento dramático: su hijo pequeño, Elías, se acababa de ahogar en una piscina. 

Espontáneamente se puso a rezar al beato Carlo Acutis, a quien se siente muy unida. “Le dije: ¡Carlo, por favor, esta familia, qué tragedia! ¡Tienes que hacer algo!”, relata a  Aleteia.

“Sentí en el corazón: llévale la reliquia”, recuerda, refiriéndose a un pedazo de una pieza de ropa del joven que la Iglesia canonizará el próximo mes de abril.

Reliquia itinerante

Desde hace unos meses, Lola va llevando la reliquia de Carlo a personas que pasan malos momentos, sobre todo a familias de compañeros de sus hijos.

Un sacerdote, Leandro Fernández, le prestó la reliquia en verano del año 2022 cuando le administró la unción de enfermos tras el diagnóstico de su grave cáncer. A Leandro se la había enviado la madre de Carlo en agradecimiento por una imagen del joven beato que él había pintado para su iglesia. 

Imagen de Carlo Acutis pintada por el padre Leandro Fernández junto a la reliquia del beato que lleva Lola Rosique, pediatra, a los niños enfermos  / Foto: Cortesía de Lola Rosique

El sacerdote desconocía que Lola acababa de visitar, junto a su familia, la tumba de Carlo Acutis en Asís. Y que allí, tras rogarle al beato por su familia y por su salud, experimentó un extraordinario bienestar espiritual y físico y la convicción de que se curaría.

Impactada por recibir entonces el regalo de esa reliquia, Lola le hizo una foto que publicó en su estado de Whatsapp, junto a una estampa de Carlo y una petición: que la gente pidiera su mejoría o curación por su intercesión.

Muchísimas personas de distintos lugares del mundo respondieron a su petición. Y ella sintió su fuerza en el duro proceso de pasar por una quimioterapia y dos cirugías muy agresivas.

“Todavía me quedan secuelas pero cada día doy gracias a Dios y a Carlo”, explica sonriendo la pediatra española, que ahora no deja de propagar la devoción a Carlo.

Lola Rosique, pediatra, en el hospital afrontando el grave cáncer que padeció, junto a la tumba del beato Carlo Acutis a quien atribuye su recuperación / Foto: Cortesía de Lola Rosique

La ha llevado a varias familias que aseguran haber vivido un gran cambio en la manera de afrontar problemas difíciles.

En la UCI

A los familiares de Elías, tras conocer la noticia del ahogamiento, les envió un mensaje pidiéndoles si podía llevarles la reliquia. La familia lo agradeció y le pidieron su presencia en la UCI.

Lola se dirigió al hospital, entró a la unidad de cuidados intensivos donde Elías se debatía entre la vida y la muerte. Bendijo al niño con la reliquia, la dejó junto la monitor y rezó con la familia. 

Lola Rosique, pediatra, llevó la reliquia del beato Carlo Acutis hasta la UCI donde el pequeño Elias se debatía entre la vida y la muerte / Foto: Cortesía de Lola Rosique

La madre de Elías, Maribel Galdo, le acercó la reliquia a su hijo, junto a otros objetos religiosos que le habían llevado.

“Al día siguiente, Elías estaba comiendo un bocadillo de jamón”, exclama Lola, convencida de que fue la fe de esa familia la que salvó al niño. 

“El Señor nos infundió esa fe que necesitábamos para pasar ese momento”,  asegura Maribel, feliz de que su hijo se recuperara tan rápido y sin ninguna secuela.

Victoria

Anteriormente, el año 2023, Lola había llevado la reliquia a la familia de Victoria, una niña con un cáncer terminal. 

Cuando su hija le habló de esa compañera de clase, la pediatra empezó a rezar por ella. Y sintió que Carlo le decía: “No puedes quedarte tú sola la reliquia, tienes que compartirla”. 

Ella se resistía porque no conocía a la familia ni quería darles falsas esperanzas, pero la llamada interior persistía.

Al final, a través de una amiga común, le ofreció a la madre dejarle unos días la reliquia de Carlo con la seguridad de que les reconfortaría. 

Y pudo llevársela. La niña estaba con morfina sin poderse levantar de la cama. Le habían dado el alta para que pudiera morir en casa.

Al día siguiente, Victoria empezó una mejoría espectacular, recuerda Lola. “Engordó cuatro kilos en un mes, empezó a comer, la niña le pidió a Carlo poder volver al colegio, era muy trabajadora, le encantaba dibujar”.

“Su madre decía: no sé lo que durará pero cada minuto con Victoria es un regalo, esto es un regalo, dure lo que dure”, relata Lola.

Duró un mes. Y poco después de estrenarse en Murcia la película sobre Carlo “El cielo no puede esperar”, Victoria empeoró y falleció.

“En el tanatorio su madre me abrazaba y me decía: solo puedo agradecer este último mes con mi hija; para Victoria, igual que para Carlo, el cielo no podía esperar”.

El poder de una reliquia

Lola asegura que la reliquia ayuda a muchas personas a confiar más. “Hay mucha gente implicada en estas cosas que han pasado que antes no tenía fe y que de repente se está acercando a la Iglesia”, destaca.

Para ella, “el verdadero milagro ya no son las curaciones, sino vivir la cruz con sentido cristiano, ver la belleza de la cruz aunque sea difícil de entender y que todo sea para gloria de Dios”.

jueves, 6 de marzo de 2025

Sebastián Padrón, el heladero preferido del Papa Francisco: «Mi hijo de 3 años tenía problemas para caminar y 48 horas después de visitar al Santo Padre, el nene empezó a andar solito»


El Papa Francisco, en Casa Santa Marta, con Sebastián Padrón, su mujer Silvia y sus hijos Maite y Luca, el pequeño de 3 años que superó sus problemas para andar después de que el Santo Padre lo bendijera

Camino Católico.- Sebastián Padrón, argentino, 52 años, es el propietario de la ya más que famosa 'Gelateria Artiginiale Padrón', ubicada en la Via Gregorio VII nº 38, a unos escasos 600-700 metros de la Plaza de San Pedro del Vaticano. De hecho, desde la puerta de su heladería, se ve la cúpula de la Basílica de San Pedro.

Sebastián, que vive con su esposa Silvia y dos hijos, Maite y Luca, abrió su negocio en el año 2018, cuando ya conocía que al Papa le gustan mucho los helados, sobre todo el de dulce de leche (un típico y tradicional dulce de Argentina).

Y un día, como cuenta a Cope, decidió llevarle helados a Francisco. Así que con nada más y nada menos que con "4 kilos de helados". Sebastián se fue hasta Santa Marta, donde "pedí permiso para poder entregarle los helados". Tras pasar una serie de controles, finalmente pudo entregar los 4 kilos a uno de los gendarmes que se lo entregaría al Papa, pensó él.

Sebastián Padrón, el heladero que ha encandilado al Papa Francisco

Y así fue, porque, como recuerda, "a partir de ahí empezaron a venir gente del Vaticano, muchos curas, muchas monjas, hasta rangos mayores como cardenales y obispos", hasta que "nos enteramos de que toda esa gente nos la mandaba él".

“¿Quieren comer helado? Vayan a lo de Sebastián”, es lo que el Papa Francisco les decía a todas esas personas que acudían y acuden a la heladería de Padrón.

Y, también, después de ese obsequio que recibió Francisco en su residencia de Santa Marta, "empezó ese trato de cliente y empezaron a comprar helados, siempre con los mismos gustos", concreta, Sebastián.

La carta del Papa y la bendición apostólica

Turistas, peregrinos y los propios romanos acuden a esta 'Gelateria Artiginiale Padrón' para degustar los mismos helados que le gustan al Pontífice y comprobar in situ a qué se debe tanta fama.

Pero también acuden a esta heladería atraídos por un curioso objeto que Sebastián Padrón tiene colgado en una de las paredes de su negocio.

"Un cuadrito con un marco rosa", contiene una carta escrita a mano que dice lo siguiente: “Santa Marta, 24 de noviembre de 2018. A Sebastián Padrón, un cordial saludo y muchas gracias por su atención. Por favor, no se olvide de rezar por mí. Que Dios le bendiga y la Virgen Santa lo cuide. Fraternalmente, Francisco”.

Carta del Papa Francisco a su heladero Sebastián Padrón de la ''Gelateria Artiginiale Padrón' de Roma

Es una carta que el mismo Francisco escribió de su puño y letra en el año 2018 en agradecimiento a este heladero y al que pide, como siempre hace el Pontífice, que "no se olvide de rezar por mí".

Una carta que Sebastián recibió gracias al padre Silvio, un cura argentino que fue a Roma para visitar al Papa y antes de su cita con el Santo Padre acudió a la heladería de Padrón.

"¿Vos sos Sebastián?", preguntó el padre Silvio al heladero. Y tras presentarle y contarle que iba a cenar con el Papa Francisco, le dijo sé que le gustan tus helados, así que "prepárame un kilo que se lo voy a llevar".

Al día siguiente, el padre Silvio regresó a la 'Gelateria Artiginiale Padrón' para entregarle a Sebastián esa carta, una medalla de la Virgen, un rosario y otra serie de detalles que Padrón guarda en su casa.

Junto a esa carta, Sebastián también recibió una Bendición Apostólica del Papa Francisco, que también tiene colgada en la pared de su heladería.

Bendición Apostólica del Papa Francisco en la 'Gelateria Artiginiale Padrón' de Roma

La visita al Papa que cambió la vida de su hijo Luca

De toda la historia de Sebastián Padrón y cómo ha logrado convertirse en el heladero del Papa Francisco, hay un detalle que ha  cambiado sus vidas para siempre, sobre todo la de su pequeño hijo Luca.

En el año 2020, después de la pandemia de COVId-19, Sebastián Padrón recibe una llamada del Vaticano.

Era "octubre de 2020", recuerda el heladero. "Estaba trabajando con mi señora en el negocio y suena el celular, pero el celular mío privado. Era el secretario del Papa diciéndome que el Santo Padre quería hablar conmigo, y me lo pasó".

Un momento emocionante para Sebastián, que llevaba tanto tiempo esperando, "nos hizo una invitación, él nos quería conocer".

Pero de esa llamada, "lo más impactante" fue cuando Francisco le preguntó "cuando tenía yo disponibilidad" para poder conocernos. Algo que descolocó a este heladero.

El Papa Francisco insistía en que fuera Sebastián quien dijera el día y la hora para visitarlo, "sé que vos trabajáis todo el día, decidme cuando podéis". Las palabras que guarda siempre en su cabeza Sebastián, tras la emoción de hablar con el Santo Padre.

Finalmente, Francisco y su familia pudieron conocer al Papa Francisco en su residencia de Santa Marta. Una visita que nunca olvidarán, y menos después de lo que pasó.

Cuenta Sebastián que su hijo Luca, que tenía 3 años cuando conoció al Papa Francisco, "nació con algunos problemas y no podía caminar solo, necesitaba ayuda para hacerlo".

Y antes de despedirse, "mi mujer le pidió al Santo Padre la bendición". Y, confiesa, Sebastián que "48 horas después de visitar al Papa, el nene empezó a andar solito".

Un hecho que no dudaron en contarle al secretario del Papa Francisco.

Ahora, Sebastián Padrón, al igual que todo el mundo, está deseando que el Pontífice mejore y pueda regresar a Santa Marta y disfrutar de sus helados, especialmente el del dulce de leche que tanto le gusta.