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sábado, 1 de marzo de 2025

Ashley defendía el aborto por violación, pero descubrió que ella había sido concebida así: «Pensaba suicidarme hasta que busqué la voz de Dios en mi vida; estoy viva por Su gracia, me conoce, me creó y me ama»


Ashley con su esposo e hijos.

* «Dios sabía lo que iba a suceder el día en que fui concebida, y tenía un plan más grande de lo que cualquiera podía ver. Dios toma situaciones malas y hace algo hermoso. ¡Soy una hija de Dios! Su adopción es hermosa, segura y asombrosa en su glorioso diseño. Estoy aquí para compartir las buenas noticias de Dios y su plan para tu vida y la mía»

Camino Católico.- "Haber sido concebida en una violación no me hace menos digna de vivir": así piensa Ashley hoy. Sin embargo, cuando era adolescente, imbuida por la propaganda ideológica ambiental, era partidaria del aborto en caso de violación: "¿Cómo se podría esperar que una mujer cargara un hijo concebido bajo circunstancias tan horribles y malvadas?", pensaba.

De niña supo que era adoptada, y lloró mucho cuando se lo dijeron, sintió "rechazo" y "dolor". Sabía, sí, cuánto la amaban sus padres adoptivos:  "Pero no sabían cómo me sentía. No podían saberlo. Ellos sabían de dónde venían. Yo no", cuenta ella misma en el blog Salvar El 1 , fundado por Rebecca Kiessling y especializado en el aborto por violación. Ashley ante su situación dice que “pensaba suicidarme hasta que busqué la voz de Dios en mi vida; estoy viva por Su gracia, me conoce, me creó y me ama”. Esta es su historia:

Haber sido concebida en una violación no me hace menos digna de vivir. La violación no me define. Yo soy como Dios me ha moldeado. Él me ama y tiene un propósito para mí. Mi vida tenía valor en el momento de mi concepción y lo sigue teniendo ahora.

“Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.” (Salmo 139:13-16)

Siempre supe que fui adoptada. Recuerdo a mis padres sentándome y explicándomelo. Recuerdo llorar hasta quedarme dormida pensando: Vosotros no sois mis verdaderos papá y mamá. Recuerdo el rechazo y el dolor que sentí. Me amaban tanto y querían ayudarme a lidiar con esta avalancha de emociones, pero no sabían cómo se sentía. No podían saberlo. Ellos sabían de dónde venían. Yo no.                                                        

Esta lucha interna continuó por años. Poco sabía yo que solo conocía una parte de la historia. Estaba en mi último año de secundaria cuando lo descubrí: mi madre biológica había sido violada.

He imaginado la escena una y otra vez en mi mente—cómo mi cumpleaños casi no sucedió. Una joven es recogida para una cita y una noche en la ciudad. Su novio es encantador, persuasivo. La noche iba bien, y luego las cosas tomaron un giro para peor. Lo llamaron violación en una cita. Nueve meses después, aquí estaba yo. Nacida de una mujer que no me quería, que ni siquiera quería saber si era niña o niño.

No amada, no deseada, pero salvada de la violencia impensable del aborto, que de alguna manera es totalmente aceptado en nuestra sociedad. Recuerdo mirar por la ventana del auto de mi madre pensando: Eres un producto del mal; nunca debiste haber existido.

Cómo el enemigo tiene una forma de usar las palabras. Durante años, viví con esos sentimientos persistentes, esos pensamientos de odio—sintiéndome como si estuviera predestinada para algo horrible solo porque así comenzó mi vida. Me sentía patética, o al menos eso me repetía a mí misma. Tenía días buenos, semanas, meses… pero siempre regresaba esa sombra.

Pensando en aquel día, puedo recordar vívidamente lo que mi madre dijo con tanta naturalidad y cómo Satanás estaba convirtiendo la verdad en mentiras. No era yo quien me decía que no debía existir, era el enemigo susurrando: Tú no deberías existir, cualquier cosa para derribarme y hacerme cuestionar el propósito de mi vida.

Ashley En una manifestación en favor de la vida

¿Quién puede imaginar ser violada y luego descubrir que está embarazada del hijo de su agresor? Recuerdo que, como estudiante de secundaria, justificaba que un aborto sería aceptable en caso de violación—quiero decir, ¿cómo se podría esperar que una mujer cargara un hijo concebido bajo circunstancias tan horribles y malvadas? Oh, espera… eso podría haber sido yo.

Cuestionaba todo: mi valor, incluso mi existencia. Pensamientos de suicidio iban y venían. Nunca actué en consecuencia y siempre desechaba la idea. No fue hasta que busqué la voz de Dios en mi vida que esos pensamientos comenzaron a desaparecer.

Poco sabía yo que Dios me estaba llamando a Él. ¿Me quería? No podía ser—Él no sabe sobre mí, de dónde vengo…

"Sí, Ashley, te quiero."

Abrí mi Biblia en Jeremías 1, 5:

“Antes que te formase en el vientre te conocí,

y antes que nacieses te santifiqué,

te di por profeta a las naciones”.

Él me conoce, Él me creó, Él me ama.

Verás, yo no fui un error. Dios sabía lo que iba a suceder el día en que fui concebida, y tenía un plan más grande de lo que cualquiera podía ver. A un nivel más fundamental de lo que incluso mis padres adoptivos podían imaginar, mi Padre reveló la importancia y el propósito que imprimió en mi vida.

Dios toma situaciones malas y hace algo hermoso. ¡Soy una hija de Dios! Su adopción es hermosa, segura y asombrosa en su glorioso diseño. Estoy aquí para compartir las buenas noticias de Dios y su plan para tu vida y la mía.

Estoy viva—no por accidente, sino por Su gracia.

Todos debemos recordar que Dios tiene un plan para nuestras vidas. Puede que no lo veamos o que ni siquiera lo entendamos. Todo lo que podemos hacer es buscar Su rostro y Su voluntad cada día. No debemos desanimarnos cuando sentimos que el mundo nos ha dado la espalda, ¡porque lo ha hecho! Pero Dios no nos ha dado la espalda. Dios estaba, y sigue estando, en control.

Debido a las circunstancias que rodearon mi concepción y nacimiento, he tenido la increíble oportunidad de ministrar a otros, alzando mi voz en contra del aborto y compartiendo el amor de Cristo con quienes están sanando de esa experiencia.

Cada día recuerdo que el plan de Dios es perfecto. ¡Soy bendecida por escribir y hablar de lo que Él ha hecho en mí y a través de mí!

Alabado sea Dios por Su corazón revelado en Jeremías 29:11:

“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Yahvé, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”

Rebecca Kiessling: «Mi madre fue violada por un violador en serie y en dos ocasiones consideró abortarme, pero mi valor es que Jesús murió en la Cruz por mí y soy hija amada de Dios,, como tú»


Rebecca Kiessling, fundadora de Salvar El 1 (Save The 1), una organización internacional dedicada a defender la vida humana en todas las circunstancias, incluyendo la del vientre materno, especialmente en casos de violación

* «Lucho por la vida de todos los niños no nacidos, pero especialmente por aquellos que no tienen voz y cuyo derecho a la vida es negado debido a las circunstancias de su concepción. Creo firmemente que fui creada por Dios, a su imagen, con un propósito, ¡y ese propósito NO era ser abortada! (como una mujer en la iglesia me sugirió en una ocasión). Fui creada para el bien, no para el mal» 

Camino Católico.-  Rebecca Kiessling fue concebida en una violación y es abogada, madre de familia y fundadora de Salvar El 1  (Save The 1), una organización internacional dedicada a defender la vida humana en todas las circunstancias, incluyendo la del vientre materno, especialmente en casos de violación. En su testimonio contado en primera persona afirma que “mi madre fue violada por un violador en serie y en dos ocasiones consideró abortarme, pero mi valor es que Jesús murió en la Cruz por mí y soy hija amada de Dios, como tú”. Esta es su historia: 

Mi nombre es Rebecca Kiessling. Soy abogada, madre y fundadora de Salvar El 1 (Save The 1), una organización internacional dedicada a defender la vida humana en todas las circunstancias, incluyendo la del vientre materno, especialmente en casos de violación.

Los bebés concebidos por violación no son diferentes a cualquier otro niño; no son menos humanos. Tienen la misma dignidad y el mismo derecho a la vida que cualquier otra persona.

Rebecca Kiessling, a la izquierda, con su hija Carina en la manifestación pro vida de Washington

Mi propia madre fue violada por un violador en serie. En dos ocasiones consideró abortarme. Incluso estuvo a punto de someterse a un aborto, pero no tuvo el coraje de llevarlo a cabo.

Hoy estoy viva porque mi madre tuvo el valor de no abortarme y porque, en ese momento, la ley me protegía.

Lucho por la vida de todos los niños no nacidos, pero especialmente por aquellos que no tienen voz y cuyo derecho a la vida es negado debido a las circunstancias de su concepción.

Creo firmemente que fui creada por Dios, a su imagen, con un propósito, ¡y ese propósito NO era ser abortada! (como una mujer en la iglesia me sugirió en una ocasión). Fui creada para el bien, no para el mal. Dios no es un asesino.

Rebecca Kiessling da testimonio de que su fe en Dios le ayudó a afrontar su vida cuando supo que fue gestada en una violación

Soy una persona de fe, y mi fe ha sido, a menudo, mi fuente de fuerza. La fe siempre es un refugio seguro al que recurrir cuando todo parece incierto. Hay momentos en los que defender la vida es difícil; es una misión ardua y paciente. Muchas personas, incluso dentro de la Iglesia, creen que el derecho a la vida de una persona depende de la voluntad de los padres, de la perfección genética o de una concepción libre y amorosa.

Hay quienes dicen que el niño concebido en una violación es desechable, como basura. Pero yo sé que tengo un valor infinito. Al igual que tú, Jesús pagó un precio infinito por mi vida. ¡Ese es mi valor: que Jesús murió en la Cruz por mí! ¡No soy un ser despreciable, soy amada de Dios, hija de Dios!

No elegí las circunstancias en las que fui concebida, pero desde el primer momento de mi concepción, tenía derecho a vivir, y nada ni nadie en este mundo puede arrebatarme ese derecho.

Sin embargo, hay otras personas, igualmente dignas de amor y vida, que están viendo cómo les arrebatan su derecho a la vida y merecen protección. Todos merecen un cumpleaños.

Rebecca Kiessling

lunes, 10 de febrero de 2025

Finita Márquez: «Aborté y al abrir la puerta a este espíritu de muerte vinieron muchos más; orando la Virgen me dijo: 'No sufras, que tu hijo lo tendré entre mis brazos hasta que te reúnas con él; reza el Rosario'»

"Le dije a Dios: 'Yo sé que tú me has perdonado, porque sé que eres bueno'. Sin embargo, dentro de mí, yo no tenía esa paz, no tenía ese consuelo", reconoce la mexicana Finita Márquez

* «La Virgen María intercedió por mí, yo estaba muerta en vida, pero era como si Ella se hubiera llevado todos esos demonios que habitaban en mí: la lujuria, el adulterio, la muerte, la depresión, la ansiedad. Nuestra Señora de Guadalupe se llevó todo este pecado que habitaba en mí. Por eso, quiero invitarte a que si eres madre le des la oportunidad a la vida. Si tú has decidido abortar en alguna ocasión, si sientes que no eres capaz de perdonarte, ve al amor de la Madre del cielo, ese mismo amor y esas bendiciones están para ti como hija de Dios»

Vídeo de El Rosario de las 11 PM en el que Finita Márquez cuenta su testimonio

Camino Católico.- Finita Márquez es mexicana, tiene 52 años, lleva casada más de 20 años y nació en una familia de 10 hermanos. Su infancia estuvo marcada por una enfermedad, que marcó su carácter, y, ya de mayor, vivió grandes dramas personales que le acercaron a Dios y a la Virgen María. En El Rosario de las 11 PM cuenta su testimonio relatando que “aborté y al abrir la puerta a este espíritu de muerte vinieron muchos más; orando la Virgen me dijo: 'No sufras, que tu hijo lo tendré entre mis brazos hasta que te reúnas con él; reza el Rosario'”.

"Yo tuve rechazo de mis compañeros del colegio por mi enfermedad, me imagino que mi imagen repugnaba a los demás porque la gente no se me acercaba, me miraban demasiado. Crecí con esta timidez hacia la gente, el amor de mis padres fue importante para seguir en mi camino. Mi madre hizo lo imposible para buscar a un especialista de esta enfermedad y, gracias a Dios, me recuperé", comienza diciendo Finita.

Su infancia entre numerosos hermanos transcurrió feliz, a pesar de las carencias económicas por las que atravesaba la familia. Hasta que llegó a la juventud y se quedó embarazada. "Me sometí a un legrado y decidí que no iba a tener ese bebé. Hay quienes piensan que por ser unas horas solo ya no se mata la vida, sin embargo, puedo testimoniar que a pocos días de quedarme embarazada ahí ya había vida", asegura la mexicana.



Finita Márquez junto al actor mexicano Eduardo Verástegui.


"Después de haber abortado, mi vida cambió radicalmente en muchos aspectos. De haber sido una joven tranquila y obediente, sin vicios, me convertí en todo lo contrario. Comencé a salir de noche, intentaba fumar y me enojaba por todo. Tenía pensamientos suicidas, no le encontraba el sentido a la vida, todos los días me cuestionaba el para qué estaba aquí. Al abrirle la puerta a este espíritu de muerte vinieron muchos muchos más", relata Finita.


"Cuando una mujer, que está diseñada para dar vida, decide renunciar a ella, matando a esa vida que está en su vientre, da entrada a un espíritu de muerte que comienza a habitarla. En ese tiempo me descubrí como una persona desagradable, no tenía ningún espejo porque no toleraba verme, me volví una mujer celosa, cosa que nunca había sido. Me dije que no era esa mujer, que de mí no quedaba nada y le pedí a mi esposo que me ayudara".


"Comencé a asistir a misa y fui a un retiro en una comunidad donde confesé este pecado del aborto. Le dije a Dios: 'Yo sé que tú me has perdonado, porque sé que eres bueno'. Sin embargo, dentro de mí, yo no tenía esa paz, no tenía consuelo, seguía viviendo sin esperanza, todo se había muerto dentro de mí", comenta Finita.



Finita Márquez pidió ayuda a Dios y sintió el dolor de todos sus pecados


Y, entonces, ocurrió algo muy especial. "Estaba sentada hablando con la Virgen durante una oración comunitaria, pidiéndole perdón, y una señora me rogó que la dejara pasar. Ella llevaba unas bolsas y se las pedí, para ayudarla. Cuando tenía la bolsa en mi mano se desprendió un olor a rosas impresionante. Cuando ella tomó asiento le dije que revisara su bolsa, porque se le había roto un perfume. Ella me dijo que no tenía nada y abrió la bolsa y, efectivamente, no había nada".

"Continué en mi momento de oración con la Virgen, estaba hablando con Ella, le decía: 'Madre, ayúdame, porque me duele mucho haberlo hecho'. En ese momento fue como si me hubiera hablado a la mente. La Virgen me dijo: 'No sufras más que tu hijo lo tendré entre mis brazos hasta que tú puedas reunirte con él, mientras, reza el Rosario'. Esto fue lo que me dijo, yo lo guardé en mi corazón".


Pero, Finita, seguía inmersa en el dolor. "Sufría depresión severa, todos los días lloraba. No era consciente de que hubiera sido por el aborto, simplemente era una tristeza profunda que habitaba en mí (...). Entonces escuché un vídeo de un predicador que en ese momento decía: 'Ábrele tu corazón al Señor, Dile que ya no puedes más', y empezó a describir tal cual yo me estaba sintiendo. En ese momento reconocí que necesitaba la ayuda de Dios y comencé a experimentar un calor dentro de mí. Un calor muy fuerte que recorría todo mi ser, ahora sé que era el Espíritu Santo, terminé en el suelo, postrada, sintiendo el dolor de todos mis pecados", recuerda la mexicana.


Tiempo después, falleció su padre frente a ella, y fue un momento que le tocó mucho. "La Virgen María intercedió por mí, yo estaba muerta en vida, pero era como si Ella se hubiera llevado todos esos demonios que habitaban en mí: la lujuria, el adulterio, la muerte, la depresión, la ansiedad. Nuestra Señora de Guadalupe se llevó todo este pecado que habitaba en mí (...). Por eso, quiero invitarte a que si eres madre le des la oportunidad a la vida. Si tú has decidido abortar en alguna ocasión, si sientes que no eres capaz de perdonarte, ve al amor de la Madre del cielo, ese mismo amor y esas bendiciones están para ti como hija de Dios".

miércoles, 29 de enero de 2025

Angela Copenhaver se convirtió al catolicismo cuando su nieta de 3 años le dijo en una Misa: «tú también necesitas la Comunión, abuela»; y ha creado una empresa para cambiar la mentalidad sobre el aborto


Angela Copenhaver sostiene una imagen de Human From Day One durante una Marcha por la Vida en Washington DC. | Foto: Cortesía de Angela Copenhaver.

* «Sabía que para esto Dios me estaba preparando durante toda mi vida.  Aprendí que el 19% de las personas quieren el aborto a demanda en cualquier momento; el 22% son firmemente provida, y el 59% están en el medio: los que dicen: ‘No creo en el aborto, pero…»

Camino Católico.- Cuando Angela Copenhaver se convirtió a la fe católica se entregó casi por completo, pues aunque había dejado el mundo empresarial estadounidense por la familia y la fe, la parte provida del catolicismo no "encajaba" para ella. "Simplemente ignoraré esa parte", decidió.

Pero Dios juntó las piezas de tal manera que Copenhaver llegaría a crear un programa provida único y revolucionario que se dirige a las personas que sienten que no es su asunto decidir por los demás.

"Necesitamos un esfuerzo sostenido, pero estoy altamente confiada de que va a cambiar las cosas", dice Copenhaver al  National Catholic Register sobre We Teach Think, una empresa de marketing educativo que inspira a las personas a valorar y proteger a todos, nacidos y no nacidos.

Bajo ese paraguas se encuentra Human From Day One, que crea mensajes poderosos como parte de una campaña mediática que incluye vallas publicitarias y anuncios de televisión.

El objetivo es utilizar la lógica para mover corazones y mentes de la misma manera que las campañas para usar cinturones de seguridad, no tirar basura, apagar fogatas, no conducir ebrio. De esta manera, temas que en gran medida eran ignorados, han terminado apasionando al público. Así, Copenhaver busca reemplazar el lavado de cerebro cultural con verdades absolutas.

Dios abrió el camino

Esta esposa, madre de dos hijos y abuela de 12 nietos, creció con poca religión. “Mi madre era cristiana no confesional y mi padre no creía en Dios, así que era confuso”, explica.

Su primera chispa de relación con Dios llegó cuando vivía con su esposo Lowell en Virginia. “Una mañana, mientras miraba un hermoso amanecer anaranjado que se alzaba sobre el océano, una voz entró en mi cabeza: ‘Deberías estar viviendo con tu familia y visitando el océano en lugar de visitar a tu familia y vivir con el océano’”. Ella creía que era Dios diciéndole que necesitaban regresar a Nebraska para estar más cerca de sus hijos.

Se mudaron de nuevo a las llanuras. Copenhaver se convirtió en abuela a tiempo completo y Lowell encontró un trabajo. Su hija mayor se había unido a la Iglesia Católica e invitó a sus padres a asistir a Misa. Un domingo, en el momento de la Comunión, su nieta de tres años quiso acompañarla a recibir la Eucaristía. Cuando Copenhaver le explicó que no iba, su nieta se inclinó hacia ella, nariz con nariz, con sus manos sobre las mejillas de su abuela, y dijo: "Pero tú también necesitas la Comunión, abuela".

"Mi hija regresó de la Comunión y yo estaba llorando a lágrima viva", recuerda Copenhaver. Su hija le preguntó qué había sucedido. "Siento como si Dios hubiera puesto sus manos sobre mi rostro y me hubiera dicho que fuera a la Comunión con la única voz a la que nunca digo 'no'", respondió.

Después de unirse con su esposo a la Iglesia Católica, en la Pascua de 2012, Copenhaver dejó de apoyar incondicional el aborto, pero sin ser provida. "Tomé la decisión consciente de ignorar ese tema", dice.

Sin embargo, la fe católica la había encendido. Durante su conversión, EWTN Radio, que se escuchaba en Spirit Catholic Radio en Nebraska, había impactado en su crecimiento espiritual. Pronto fue contratada como directora de desarrollo de la estación.

Cartel de Human From Day One que anima a las personas a evaluar su manera de pensar sobre la vida. Crédito: Human From Day One

Copenhaver afirmó que “fue emocionante” porque “podía ir a la radio para hablar sobre mi fe y, durante el ‘Carathon’, pedirle a la gente que le entregara su vida a Cristo. Me encantó”.

Tres años después, una amiga que era voluntaria en 40 Días por la Vida le entregó un libro sobre la organización. El capítulo 33, Tómatelo como algo personal, la dejó helada. Contaba la historia de una abuela cuya nieta tenía programado un aborto en Helena, Montana, durante el mismo tiempo que Copenhaver había vivido allí.

Ella conocía bien las instalaciones. De hecho, había estado del otro lado donando y trabajando como voluntaria para Planned Parenthood.

“Estaba llorando y angustiada y tuve que dejar el trabajo. Fue uno de los peores días de mi vida. Conduje directamente desde el trabajo hasta mi sacerdote y le pedí confesión”.

“¿Qué voy a hacer?”, le preguntó a su sacerdote.

“Tómate un tiempo y ora al respecto”, le aconsejó. “No tienes idea de lo que Dios tiene planeado para ti. Hace diez años, nunca podrías haber imaginado que estarías en la radio pidiendo a la gente que entregara su vida a Cristo”, le dijo.

Rezó y esperó en el Señor. Luego, en 2018 participó en una procesión eucarística hacia un centro de abortos en Lincoln, Nebraska, con alrededor de 1.000 personas organizadas por el Obispo James Conley.

“Una señora que salía de la entrada de su casa gritó por la ventanilla del coche: ‘Ustedes no tienen idea de lo que están haciendo. Pasé mi vida como enfermera cuidando bebés nacidos de madres drogadictas’”.

Copenhaver reflexionó sobre sus palabras. “Sin duda, hay un lugar en el cielo para quienes cuidan a esos bebés, pero ¿habría sido mejor si esos bebés no hubieran nacido? Mi respuesta fue ‘No’”.

Empezó a investigar, sin saber a dónde la llevaría. “Cada vez que estás desarrollando una estrategia de ventas, necesitas entender a quién se está vendiendo”, explicó, añadiendo que el estudio que realizó en profundidad en 2017 fue esclarecedor.

“Aprendí que el 19% de las personas quieren el aborto a demanda en cualquier momento; el 22% son firmemente provida, y el 59% están en el medio: los que dicen: ‘No creo en el aborto, pero…’” (Encuestas más recientes de EWTN y RealClear Opinion se pueden consultar aquí).

Copenhaver aprendió además que la mayor parte del dinero para luchar contra el aborto iba a mujeres que piensan en abortar, un grupo importante al que dirigirse. Sin embargo, se dio cuenta de que también se debería abordar a la mayoría media, para que dejen de considerar el aborto como algo aceptable y pase a ser impensable.

Copenhaver retiró su dinero de jubilación de UPS y renunció al trabajo que amaba en Spirit Catholic Radio para comenzar una empresa sin fines de lucro cuyo objetivo fuese cambiar la mentalidad sobre el aborto. “Sabía que para esto Dios me estaba preparando durante toda mi vida”, compartió.

Hacer crecer el mercado provida

El mercado objetivo son los potenciales provida. “Quiero hacer crecer la participación en el mercado provida, para que el aborto pase de ser socialmente aceptable a ser socialmente inaceptable”, indicó.

Los comerciales de 30 segundos de Human From Day One tienen vallas publicitarias que los acompañan. Los mensajes transmiten verdades simples y claras, como el aviso que muestra a un espermatozoide y un óvulo unidos, que dice: “Este eres tú en el primer día de tu vida”.

Las vallas publicitarias tienen códigos QR para que las personas obtengan más información. Copenhaver trabaja con personas y grupos para difundir esta campaña en todo Estados Unidos.

Joan Schueler, de Dakota del Sur, conoció a Copenhaver en una convención de Right to Life. “Nadie quiere hablar conmigo sobre el tema porque saben mi postura”, dice, “pero dejar que Angela llegue a la gente a la que yo no llego a través de vallas publicitarias y anuncios de televisión es efectivo”.

Indica que ahora tienen “cuatro grandes vallas publicitarias en el centro de Dakota del Sur” y pagan “por anuncios de televisión que se transmitieron en todo el estado”.

Schueler comparte que un amigo le relató el diálogo de dos mujeres sobre la valla publicitaria que muestra un óvulo humano fertilizado. “Una mujer dijo que el mensaje fue muy acertado y recordó lo difícil que fue cuando sufrió un aborto espontáneo porque había perdido un hijo”, explica.

Kathy Bloom llevó una campaña a su ciudad natal de Rapid City, también en Dakota del Sur. “Simplemente tiene sentido”, dijo. Manifestó su confianza en que ayude cambiar la forma en que “se ve el controvertido tema de cuándo comienza la vida”. “Todos los que han escuchado esta presentación se van pensando sobre lo inteligente que es este enfoque, además de sentir una sensación de entusiasmo”, destaca.

Las campañas suelen durar doce semanas. Algunas son caras, como la de un cartel de 4,2 x 14,7 metros frente al estadio Huskers Memorial de la Universidad de Nebraska en Lincoln, que costó 9.000 dólares durante ocho semanas. Pero a los partidos suelen asistir más de 80.000 personas, por lo que es una buena relación costo-beneficio. También hay agricultores y ganaderos que patrocinan carteles publicitarios en sus propiedades de forma gratuita.

“No es una solución rápida”, observa Copenhaver sobre el trabajo que hay que hacer para cambiar los corazones y las mentes para que valoren toda vida.

Sin embargo, reitera que su objetivo es asegurar el futuro de la humanidad. Señala que las personas que están en medio del espectro no van a investigar sobre el aborto por su cuenta.

“Queremos llegar a ellas en su espacio personal: teléfonos, televisión, radio. Ahí es donde son más receptivos a la nueva información, donde no tienen que defenderse ante nadie. Por eso funciona la radio católica, escuchándolas en el coche o en casa, en un lugar cómodo donde la información penetra”.

Enfatiza que todo vale la pena: “Cuando tu corazón y tu mente cambian, es un cambio verdadero, y entonces es más probable que lo apoyes públicamente”.

domingo, 12 de enero de 2025

Jewels Green abortó a los 17 años, trabajó en un abortorio, dos provida en un chat la cambiaron... y acabó católica: «Me decidió: la idea de que Dios pueda estar todos los días conmigo»

Jewels Green

* «Además de recibirle en la misa, lo que más me atrae es la adoración eucarística. Ir a misa alimenta tu alma. Nunca agradeceré lo bastante a Lindsay y Lauren su inquebrantable testimonio a favor de la santidad de la vida. Sin saberlo, me pusieron en el camino de descubrir y aceptar el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte, y dedicar mi vida a defenderlo» 

Camino Católico.-  La historia que ha marcado la existencia de Jewels Green comienza a los 17 años con su aborto y termina en 2011, con su incorporación al movimiento provida, y en 2012, con su conversión al catolicismo desde su formación luterana.

"Durante buena parte de mi vida, estaba tan empeñada en mi abortismo que incluso cortaba cualquier conversación que me invitase a examinar o cuestionar mi posición", explicó en el blog Secular Pro-Life.

Fue presionada violentamente, pero no quería abortar

Siendo todavía una adolescente quedó embarazada y la presionaron para que abortase: "Consumía drogas y había dejado el instituto, pero en cuanto la doctora me dijo que estaba embarazada me vi a mí misma como  madre. Todo el mundo quería que abortase... salvo yo". De hecho, dejó de drogarse, acudió a una biblioteca, sacó un libro sobre madres adolescentes y pidió hora con la matrona para el primer chequeo. Sin embargo la "violencia y amenazas", sobre todo de su novio y padre de la criatura, la llevaron hasta el abortorio un 6 de enero de 1989, cuando ya estaba de nueve semanas y media de gestación.

Las consecuencias fueron devastadoras: se intentó suicidar tres veces y tuvieron que internarla un mes en una clínica psiquiátrica para adolescentes. Ella describió después con todo detalle las características del dolor que la hundió por completo: mientras se cortaba las venas con un cúter o se atiborraba de fármacos, "prefería el dolor físico al dolor emocional".

Con hijos seguía siendo proabortista

El vuelco que supuso ese hecho en su vida se tradujo en una espantosa opción laboral: durante cinco años a partir de entonces, desde los 18 a los 23, trabajó en un abortorio: primero al teléfono, luego en el mostrador inscribiendo clientes y recibiendo los pagos, luego como auxiliar de enfermería y, tras diplomarse en Psicología, como consejera para las madres que acudían al centro.

Durante todo el tiempo que trabajó allí, fue una firme defensora del derecho al aborto, y se manifestó en repetidas ocasiones por ello, a pesar de que sufrió pesadillas en cuanto llegó a ver los cuerpos troceados de los bebés: "Todo ese tiempo sabía en mi corazón que lo que había hecho estaba mal, que había perdido a mi hijo. Ahora comprendo que, rodeándome de personas que consideraban correcto abortar niños, buscaba que algún día me parecería a mí también correcto haber abortado al mío. Pero eso nunca sucedió".

Jewels supo desde el principio que había hecho mal al abortar, e intentó durante años sepultar esa certeza

Jewels cambió de trabajo a mediados de los 90, pero todavía en 2002 volvió durante un tiempo a ganarse la vida en un abortorio... a pesar de que estaba entonces embarazada de su primer hijo. Aún tendría dos hijos más mientras seguía siendo partidaria del llamado "derecho a decidir".

Un chat salvador

Todo empezó a cambiar en 2010, cuando una amiga suya alquiló su útero para concebir el hijo de otros. Durante una de las pruebas de ese embarazo, se detectó que el niño tenía síndrome de Down. Los padres de alquiler ofrecieron entonces a la mujer pagarle el contrato en su integridad (decenas de miles de dólares) si abortaba. Y ella abortó. Algo se iluminó en la mente de Jewels: "Esto está mal", se dijo.

Empezó a investigar sobre la maternidad de alquiler y llegó a un foro donde se discutía del tema. Ella intervino defendiendo todavía la postura de que el embrión es un "amasijo de células" que no merecen la misma consideración que una persona adulta. Y se encontró con dos contradictoras provida, Lindsay y Lauren, que la deslumbraron.

"Hablaban clara, coherente y piadosamente ante una docena de oponentes apoyando el derecho de esos seres humanos microscópicos a llegar a la maduración", recuerda: "Nunca abroncaron, despreciaron o insultaron a quienes discrepaban de ellas, pero nunca se rindieron".

"Su firme creencia y su elocuente defensa del valor de toda vida humana hizo mella en la armadura que yo había construido cuidadosamente durante décadas. ¿Qué era la vida, sino un continuo desde la concepción a la muerte? ¿Acaso no fui yo también una vez un pequeño amasijo de células? Finalmente comencé a pensar de una forma distinta en estos asuntos sobre la vida, y a examinar a fondo mi posición, tan largamente sostenida y nunca cuestionada. Poco a poco empecé a considerar que el niño en el seno materno podía ser, en efecto, un niño", asegura.

El camino a la fe

Meses después, Jewels se incorporó al movimiento provida. Acudió a su pastor luterano a confiarle su cambio, pero se encontró con que la ELCA (de las siglas en inglés de Iglesia Luterana Evangélica en América) sostiene una posición pro-choice [pro-elección]: "Comprendí que tendría que hacer alguna búsqueda espiritual más".

Y así llegó a leer el ya clásico Roma, dulce hogar, de los esposos Scott y Kimberly Hahn, que sería su acompañamiento en el camino hasta la Iglesia católica. ¿Qué la convenció más? La Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía: "Además de recibirle en la misa, lo que más me atrae es la adoración eucarística. Es lo que finalmente me decidió: la idea de que Dios pueda estar todos los días conmigo. Ir a misa alimenta tu alma".

"Nunca agradeceré lo bastante a Lindsay y Lauren su inquebrantable testimonio a favor de la santidad de la vida. Sin saberlo, me pusieron en el camino de descubrir y aceptar el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte, y dedicar mi vida a defenderlo": todo un respaldo a la callada labor de miles de provida en todo el mundo y a esos triunfos que logran aunque sólo Dios los conozca.