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miércoles, 29 de enero de 2025

Angela Copenhaver se convirtió al catolicismo cuando su nieta de 3 años le dijo en una Misa: «tú también necesitas la Comunión, abuela»; y ha creado una empresa para cambiar la mentalidad sobre el aborto


Angela Copenhaver sostiene una imagen de Human From Day One durante una Marcha por la Vida en Washington DC. | Foto: Cortesía de Angela Copenhaver.

* «Sabía que para esto Dios me estaba preparando durante toda mi vida.  Aprendí que el 19% de las personas quieren el aborto a demanda en cualquier momento; el 22% son firmemente provida, y el 59% están en el medio: los que dicen: ‘No creo en el aborto, pero…»

Camino Católico.- Cuando Angela Copenhaver se convirtió a la fe católica se entregó casi por completo, pues aunque había dejado el mundo empresarial estadounidense por la familia y la fe, la parte provida del catolicismo no "encajaba" para ella. "Simplemente ignoraré esa parte", decidió.

Pero Dios juntó las piezas de tal manera que Copenhaver llegaría a crear un programa provida único y revolucionario que se dirige a las personas que sienten que no es su asunto decidir por los demás.

"Necesitamos un esfuerzo sostenido, pero estoy altamente confiada de que va a cambiar las cosas", dice Copenhaver al  National Catholic Register sobre We Teach Think, una empresa de marketing educativo que inspira a las personas a valorar y proteger a todos, nacidos y no nacidos.

Bajo ese paraguas se encuentra Human From Day One, que crea mensajes poderosos como parte de una campaña mediática que incluye vallas publicitarias y anuncios de televisión.

El objetivo es utilizar la lógica para mover corazones y mentes de la misma manera que las campañas para usar cinturones de seguridad, no tirar basura, apagar fogatas, no conducir ebrio. De esta manera, temas que en gran medida eran ignorados, han terminado apasionando al público. Así, Copenhaver busca reemplazar el lavado de cerebro cultural con verdades absolutas.

Dios abrió el camino

Esta esposa, madre de dos hijos y abuela de 12 nietos, creció con poca religión. “Mi madre era cristiana no confesional y mi padre no creía en Dios, así que era confuso”, explica.

Su primera chispa de relación con Dios llegó cuando vivía con su esposo Lowell en Virginia. “Una mañana, mientras miraba un hermoso amanecer anaranjado que se alzaba sobre el océano, una voz entró en mi cabeza: ‘Deberías estar viviendo con tu familia y visitando el océano en lugar de visitar a tu familia y vivir con el océano’”. Ella creía que era Dios diciéndole que necesitaban regresar a Nebraska para estar más cerca de sus hijos.

Se mudaron de nuevo a las llanuras. Copenhaver se convirtió en abuela a tiempo completo y Lowell encontró un trabajo. Su hija mayor se había unido a la Iglesia Católica e invitó a sus padres a asistir a Misa. Un domingo, en el momento de la Comunión, su nieta de tres años quiso acompañarla a recibir la Eucaristía. Cuando Copenhaver le explicó que no iba, su nieta se inclinó hacia ella, nariz con nariz, con sus manos sobre las mejillas de su abuela, y dijo: "Pero tú también necesitas la Comunión, abuela".

"Mi hija regresó de la Comunión y yo estaba llorando a lágrima viva", recuerda Copenhaver. Su hija le preguntó qué había sucedido. "Siento como si Dios hubiera puesto sus manos sobre mi rostro y me hubiera dicho que fuera a la Comunión con la única voz a la que nunca digo 'no'", respondió.

Después de unirse con su esposo a la Iglesia Católica, en la Pascua de 2012, Copenhaver dejó de apoyar incondicional el aborto, pero sin ser provida. "Tomé la decisión consciente de ignorar ese tema", dice.

Sin embargo, la fe católica la había encendido. Durante su conversión, EWTN Radio, que se escuchaba en Spirit Catholic Radio en Nebraska, había impactado en su crecimiento espiritual. Pronto fue contratada como directora de desarrollo de la estación.

Cartel de Human From Day One que anima a las personas a evaluar su manera de pensar sobre la vida. Crédito: Human From Day One

Copenhaver afirmó que “fue emocionante” porque “podía ir a la radio para hablar sobre mi fe y, durante el ‘Carathon’, pedirle a la gente que le entregara su vida a Cristo. Me encantó”.

Tres años después, una amiga que era voluntaria en 40 Días por la Vida le entregó un libro sobre la organización. El capítulo 33, Tómatelo como algo personal, la dejó helada. Contaba la historia de una abuela cuya nieta tenía programado un aborto en Helena, Montana, durante el mismo tiempo que Copenhaver había vivido allí.

Ella conocía bien las instalaciones. De hecho, había estado del otro lado donando y trabajando como voluntaria para Planned Parenthood.

“Estaba llorando y angustiada y tuve que dejar el trabajo. Fue uno de los peores días de mi vida. Conduje directamente desde el trabajo hasta mi sacerdote y le pedí confesión”.

“¿Qué voy a hacer?”, le preguntó a su sacerdote.

“Tómate un tiempo y ora al respecto”, le aconsejó. “No tienes idea de lo que Dios tiene planeado para ti. Hace diez años, nunca podrías haber imaginado que estarías en la radio pidiendo a la gente que entregara su vida a Cristo”, le dijo.

Rezó y esperó en el Señor. Luego, en 2018 participó en una procesión eucarística hacia un centro de abortos en Lincoln, Nebraska, con alrededor de 1.000 personas organizadas por el Obispo James Conley.

“Una señora que salía de la entrada de su casa gritó por la ventanilla del coche: ‘Ustedes no tienen idea de lo que están haciendo. Pasé mi vida como enfermera cuidando bebés nacidos de madres drogadictas’”.

Copenhaver reflexionó sobre sus palabras. “Sin duda, hay un lugar en el cielo para quienes cuidan a esos bebés, pero ¿habría sido mejor si esos bebés no hubieran nacido? Mi respuesta fue ‘No’”.

Empezó a investigar, sin saber a dónde la llevaría. “Cada vez que estás desarrollando una estrategia de ventas, necesitas entender a quién se está vendiendo”, explicó, añadiendo que el estudio que realizó en profundidad en 2017 fue esclarecedor.

“Aprendí que el 19% de las personas quieren el aborto a demanda en cualquier momento; el 22% son firmemente provida, y el 59% están en el medio: los que dicen: ‘No creo en el aborto, pero…’” (Encuestas más recientes de EWTN y RealClear Opinion se pueden consultar aquí).

Copenhaver aprendió además que la mayor parte del dinero para luchar contra el aborto iba a mujeres que piensan en abortar, un grupo importante al que dirigirse. Sin embargo, se dio cuenta de que también se debería abordar a la mayoría media, para que dejen de considerar el aborto como algo aceptable y pase a ser impensable.

Copenhaver retiró su dinero de jubilación de UPS y renunció al trabajo que amaba en Spirit Catholic Radio para comenzar una empresa sin fines de lucro cuyo objetivo fuese cambiar la mentalidad sobre el aborto. “Sabía que para esto Dios me estaba preparando durante toda mi vida”, compartió.

Hacer crecer el mercado provida

El mercado objetivo son los potenciales provida. “Quiero hacer crecer la participación en el mercado provida, para que el aborto pase de ser socialmente aceptable a ser socialmente inaceptable”, indicó.

Los comerciales de 30 segundos de Human From Day One tienen vallas publicitarias que los acompañan. Los mensajes transmiten verdades simples y claras, como el aviso que muestra a un espermatozoide y un óvulo unidos, que dice: “Este eres tú en el primer día de tu vida”.

Las vallas publicitarias tienen códigos QR para que las personas obtengan más información. Copenhaver trabaja con personas y grupos para difundir esta campaña en todo Estados Unidos.

Joan Schueler, de Dakota del Sur, conoció a Copenhaver en una convención de Right to Life. “Nadie quiere hablar conmigo sobre el tema porque saben mi postura”, dice, “pero dejar que Angela llegue a la gente a la que yo no llego a través de vallas publicitarias y anuncios de televisión es efectivo”.

Indica que ahora tienen “cuatro grandes vallas publicitarias en el centro de Dakota del Sur” y pagan “por anuncios de televisión que se transmitieron en todo el estado”.

Schueler comparte que un amigo le relató el diálogo de dos mujeres sobre la valla publicitaria que muestra un óvulo humano fertilizado. “Una mujer dijo que el mensaje fue muy acertado y recordó lo difícil que fue cuando sufrió un aborto espontáneo porque había perdido un hijo”, explica.

Kathy Bloom llevó una campaña a su ciudad natal de Rapid City, también en Dakota del Sur. “Simplemente tiene sentido”, dijo. Manifestó su confianza en que ayude cambiar la forma en que “se ve el controvertido tema de cuándo comienza la vida”. “Todos los que han escuchado esta presentación se van pensando sobre lo inteligente que es este enfoque, además de sentir una sensación de entusiasmo”, destaca.

Las campañas suelen durar doce semanas. Algunas son caras, como la de un cartel de 4,2 x 14,7 metros frente al estadio Huskers Memorial de la Universidad de Nebraska en Lincoln, que costó 9.000 dólares durante ocho semanas. Pero a los partidos suelen asistir más de 80.000 personas, por lo que es una buena relación costo-beneficio. También hay agricultores y ganaderos que patrocinan carteles publicitarios en sus propiedades de forma gratuita.

“No es una solución rápida”, observa Copenhaver sobre el trabajo que hay que hacer para cambiar los corazones y las mentes para que valoren toda vida.

Sin embargo, reitera que su objetivo es asegurar el futuro de la humanidad. Señala que las personas que están en medio del espectro no van a investigar sobre el aborto por su cuenta.

“Queremos llegar a ellas en su espacio personal: teléfonos, televisión, radio. Ahí es donde son más receptivos a la nueva información, donde no tienen que defenderse ante nadie. Por eso funciona la radio católica, escuchándolas en el coche o en casa, en un lugar cómodo donde la información penetra”.

Enfatiza que todo vale la pena: “Cuando tu corazón y tu mente cambian, es un cambio verdadero, y entonces es más probable que lo apoyes públicamente”.

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