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domingo, 19 de enero de 2025

Javier Cascón, de 26 años, transforma vidas comprando pisos para los sintecho: «Para mi Dios es el centro; Si Dios es mi Padre y todos somos hermanos, ¿qué hace mi hermano viviendo en la calle?»


Javier Cascón tiene como modelo el amor de Dios y quiere amar como Él, entregando su vida

* «Mi conversión fue en una adoración, en una de las convivencias a las que había acudido obligado. Recuerdo el día y la hora porque para mí fue impactante. me encontré con Dios, lo sentí. Y Él me decía estoy aquí para ti. Yo sabía que estaba ahí. En la adoración yo estaba sentado porque no creía, era un 4 de enero y había el Niño Jesús allí y de repente pensé: ‘a lo mejor este Niño Jesús es el que da sentido a mi vida y a todo lo que quiero hacer. Entonces, a partir de ese día empecé a leer la Biblia, a ir a misa porque quería, a acompañarme por un guía espiritual»

Vídeo de 13 TV en el que Javier Cascón cuenta su testimonio

Camino Católico.-  Javier Cascón, un joven consultor de 26 años de Tudela, Navarra, ha emprendido un proyecto excepcional en Madrid: comprar pisos para personas sin hogar. Este no es un proyecto surgido de la nada, sino el resultado de años de reflexión y acción social. Pero su fe ha sido esencial para hacerlo realidad: “Para mi Dios es el centro, lo más importante”, afirma Javier en 'Ecclesia Es Domingo' en 13 TV, contando su testimonio de vida y conversión.

El encuentro con Dios que lo compromete a vivir entregando su vida

Javier publicó un libro autoeditado llamado 'Amen sin Tilde'. Este libro, disponible en Amazon y a través de sus redes sociales -con el que recaudó dinero-, es una reflexión sobre la vida y el propósito. "Intentamos plasmar sobre todo preguntas para que la gente se cuestione, piense sobre su vida, sobre sus objetivos, sobre en qué estás dedicando tu vida. Para mí el amén, si le quitas la tilde se convierte en amen del verbo amar. Por eso ese nombre. Amar, entregar la vida". El libro es la esencia de cómo él vive su fe, pero no siempre fue así.


Javier Cascón con su libro 'Amen sin Tilde' / Foto: Instagram de  Javier Cascón

“Mi madre era la única creyente y practicante de mi familia y desde pequeños nos llevaba a la Iglesia a mi y a mis hermanos. Eso nos llevó a mi hermano, a mi hermana y a mí a rebotarnos con la fe y durante mucho tiempo hemos estado alejados de Dios”, cuenta el joven. 

“Yo, a los 14 años, me encontré de nuevo con Dios mi vida se transformó y empecé a tomarme en serio todo el trabajo de ayuda a las personas”, asegura.

“Mi conversión fue en una adoración, en una de las convivencias a las que había acudido obligado. Recuerdo el día y la hora porque para mí fue impactante. me encontré con Dios, lo sentí. Y Él me decía estoy aquí para ti. Yo sabía que estaba ahí. En la adoración yo estaba sentado porque no creía, era un 4 de enero y había el Niño Jesús allí y de repente pensé: ‘a lo mejor este Niño Jesús es el que da sentido a mi vida y a todo lo que quiero hacer”, relata Javier Cascón.

“Entonces, a partir de ese día empecé a leer la Biblia, a ir a misa porque quería, a acompañarme por un guía espiritual, y un poco esto es lo que refleja el libro 'Amen sin Tilde'. Para la gente la Iglesia, la religión y Dios son un conjunto de normas que hay que cumplir porque si no vas al infierno y te van a castigar. Pero para mi Dios, la religión es entregar la vida, es amar -'Amen sin Tilde'. Y eso es lo que da sentido a todo porque si Dios es mi Padre y todos somos hermanos, ¿qué hace mi hermano viviendo en la calle? ¿Qué hago yo que no estoy haciendo nada por mi hermano?

Javier, que se describe como una persona normal que vive en un barrio obrero de Madrid, no proviene de una familia adinerada. Desde niño sintió la inquietud de ayudar a los que menos tienen. Fue esta inquietud lo que llevó al joven navarro, con solo trece años, a comenzar un voluntariado visitando comedores sociales. Pronto comprendió que esa ayuda no era suficiente, porque no solucionaba el problema de estas personas.

Su motivación nació de una empatía y una frustración al ver que la ayuda tradicional no abordaba las raíces del problema. "Ahora mismo estamos poniendo tiritas yendo a un comedor social. Es necesario, sí, pero estás poniendo una tirita en un brazo que está roto y así no se va a pasar, así no va a cambiar esta situación". Y añade "yo no dejaría que mi madre o que mi hermano durmiesen en la calle o que pidiesen, y si puedo hacer algo, pues tengo que hacerlo". 

 Primeros Pasos: Arte y Formación

Antes de comprar pisos, Javier se involucró en otras iniciativas. Con 18 años, fundó con una compañera de clase una pequeña asociación en la que hacían arte con personas sin hogar y creaban lienzos que luego vendían en hoteles y galerías de arte. El dinero recaudado se utilizaba para financiar cursos de formación, ya que, según Javier "no queremos darte comida, no queremos darte abrigo porque eso ya lo tienes en la Comunidad de Madrid. Queremos darte formación para que puedas salir de la situación en la que te encuentras". Estos cursos incluían desde carnets de conducir hasta masters.

La Fundación Lázaro y el Impacto Personal


 Javier Cascón saludando al Papa Francisco en el verano de 2021 cuando estuvo en Roma 4 días con la Fundación Lázaro

Posteriormente, Javier, cuando acabó la carrera trabajó durante tres años en la Fundación Lázaro, donde convivió y acompañó a personas sin hogar tres años. Este periodo fue crucial para reforzar su perspectiva. "Si no entendemos las causas, el nombre de cada una de estas personas, su historia... Porque esto es la gente que vive en la calle, también es gente normal, es decir, gente que en un día tenían un trabajo, tenían una familia y que por circunstancias de la vida acabaron en la calle", explica Javier, subrayando la importancia de ver a cada persona como un individuo con con su propia historia.

“He conocido historias muy duras de drogas, abandonos, recaídas, y siempre veía que hay gente que pese a todo eso resurge, sale adelante y puede hacer mucho bien. Personas que han pasado por estas situaciones tan complicadas dedican parte de su vida a hacer el bien a personas que han vivido situaciones parecidas o peores”.


Javier Cascón con las llaves del segundo piso que acaba de comprar / Foto: Instagram de  Javier Cascón

La iniciativa de comprar pisos surgió de la necesidad de ofrecer algo más que asistencia temporal. Para ello, Javier trabajó en varios empleos simultáneamente, llegando a tener hasta cuatro trabajos a la vez. "Trabajando 12, 14, algún día 16 horas. Luego también limitando muchísimo mis gastos" se sincera. Y aunque ahora es consultor, admite que ha tenido "hasta 17 trabajos". Su esfuerzo y disciplina le permitieron ahorrar 20.000€, cantidad inicial que le sirvió para comenzar su proyecto, llegando a recaudar 180.000€. En el 2022 adquirió el primer piso, invirtiendo todos sus ahorros, y este 2024 compró el segundo tras pedir varios préstamos a su nombre, que todavía está pagando.  También la ventas del libro  'Amen sin Tilde' le sirven para recaudar más dinero para su proyecto.

Javier no solo ofrece un techo, sino un hogar, lo que para él significa "acompañamiento, es escucha y es impulso". Los pisos no son soluciones permanentes, sino un trampolín para que las personas puedan recuperar su autonomía. Por ello, antes de entrar en la casa, los beneficiarios fijan objetivos a seis meses, y se espera que ahorren el 20% de sus ingresos.

Un Modelo de Vida Compartida: la importancia de la comunidad


Javier Cascón con su esposa el día de su boda. Ambos vivirán conjuntamente con personas sintecho en uno de sus pisos / Foto: Instagram de  Javier Cascón

Javier se casó recientemente, y aunque ahora viven en casa de unos amigos durante un par de meses, su idea es vivir en uno de sus pisos con su esposa, compartiendo su vida con personas que lo necesitan. "Ese es nuestro modelo. Es lo que nos gustaría vivir", afirma, demostrando su compromiso total con esta causa.

"Es nuestra misión. Que cada uno sea lo mejor que pueda ser en su ambiente", recalca Javier, invitando a todos a encontrar su propia misión. La iniciativa de Javier no solo busca dar un hogar, sino que también pretende inspirar a otros a contribuir al bienestar común. "Siempre que encontramos una casa de estas dos hasta ahora que tenemos, poníamos algo en redes y nos daban tantos muebles que hemos tenido que dar a otras ONGs" indica, mostrando que las donaciones son importantes para mantener su proyecto.

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