Teresa Yanaros, periodista titulada y católica devota, se dedica a exponer los engaños ocultos y defender la verdad de la Iglesia
* «Las cartas del tarot y otras prácticas ocultistas no pueden por sí mismas conseguir lo que prometen. Algo más debe llenar ese vacío, la imaginación humana o lo demoníaco. Es por eso que el tarot viola el primer mandamiento. Las cartas son un ídolo y Dios no habla a través de ídolos ni nos da información a través de cosas que nos alejan de Él»
Camino Católico.- Como comunicadora cristiana, Teresa Yanaros ha consagrado su carrera a informar a sus miles de lectores sobre los peligros del ocultismo desde sus canales de YouTube, su blog Spirit Sanctified o su libro Freedom from Darkness, a modo de guía para escapar del ocultismo.
Pero Yanaros no siempre participó de una cosmovisión ajena a las prácticas ocultistas. De hecho, como contó recientemente al portal Catholic Exchange, tenía 17 años cuando decidió desvincularse por completo de la fe en que había sido educada, convenciéndose de que esta no era más que una herramienta de control y manipulación.
Frente a la fe que la vio nacer, la joven quedó seducida por la tónica de sus profesores universitarios, según la cual podía y debía vivir una espiritualidad, pero tenía que hacerlo sin más autoridad que ella misma.
Primeras “experiencias inexplicables” en la Nueva Era
Ahora, lejos de la racionalidad de la fe, recuerda estar muy “predispuesta” a sumergirse en los mensajes y terapias de corte alternativo, frecuentando contenidos de Nueva Era, experiencias cercanas a la muerte, terapias de regresión… “Estaba a un paso del ocultismo”, cuenta hoy.
En esa dinámica, recuerda un día cualquiera junto a su pareja, que buscaba poner en práctica una terapia de regresión y canalización. Entonces sufrió la primera de muchas “experiencias inexplicables”.
“Comencé a tener experiencias extracorporales espontáneas. Descubrí que se podían controlar mediante proyección astral, comencé a aprender sobre canalización y cómo entrar en estados alterados de conciencia. Tenía visiones mientras estaba despierta de cosas que ahora sé que se llaman `señales y prodigios demoníacos´. Los demonios me ofrecían un espectáculo, intentando intrigarme y atraer mi interés hacia lo oculto”, relata Yanaros.
La trampa funcionó, mientras la joven centraba cada vez más su atención en otras prácticas ocultistas más conocidas. Especialmente el tarot y la lectura de cartas. Nunca olvidará la sensación que experimentó al abrir su primera baraja, como si la recorriese “un calor que inundaba las palmas de mis manos, llenándolas de electricidad”.
Define aquella primera sensación como el principio de un truco para influir en sus emociones, captar su curiosidad, suavizar lo que pudiese quedar de determinación contra lo oculto y por último motivar más su adicción a la práctica.
Con el tarot, cuenta Teresa Yanaros, `los demonios me ofrecían un espectáculo, intentando intrigarme y atraer mi interés hacia lo oculto´
Síntomas del acoso diabólico: control de su cuerpo, trance, agresión...
En su caso, las señales de una intervención demoníaca no tardaron en hacerse evidentes.
Entre ellas, recuerda especialmente la pérdida de control sobre su propio cuerpo, quedándose dormida mientras leía las cartas y despertando tiempo después, con las cartas perfectamente colocadas.
También perdía la conciencia con frecuencia durante la lectura de cartas, “entrando en trance sin saber lo que le había `leído´ a otras personas, que parecían contentos e impresionados con mis `percepciones´ sobre sus vidas”.
La joven también comenzó a sentir una fuerte aversión y rechazo a los objetos sagrados que tenía en casa, que terminaron en la basura al darse cuenta de que su simple presencia causaban en ella una gran ira.
“Me sentía como un pasajero en mi propio cuerpo, observando mis acciones en lugar de realizándolas conscientemente”, recuerda.
A estos primeros “síntomas” le siguieron el acceso a “poderes y conocimientos ocultos”.
“Recibía visiones y mensajes de `cosas´ ajenas a mí, sin darme cuenta de que esas `cosas´ eran demonios. Recibía información y acceso a eventos y circunstancias en las vidas de otras personas. Una vez, en una lectura para un hombre que nunca había conocido, comencé a hablar sobre una visión que estaba teniendo. Se puso blanco y entró en pánico. Empezó a preguntarme, nublado por cómo podía estar hablando tan claramente sobre algo que él nunca había dicho en voz alta. Saltó de su silla y salió corriendo de la habitación, y nunca lo volví a ver”, cuenta.
Lo último en llegar fueron los ataques y vejaciones, en un periodo que recuerda como “el peor de la historia”, poco antes de abandonar definitivamente el ocultismo y regresar a su fe. Entonces, recuerda, “los demonios se habían vuelto hostiles a mí, atormentaban mis pensamientos, se manifestaban físicamente para intimidarme y me dañaban con rasguños y moratones”.
Todos aquellos episodios le valieron para confirmar lo que hoy difunde en sus escritos, comentarios y entrevistas: que prácticas ocultistas aparentemente inocentes como el tarot son, en realidad, “una trampa”.
Freedom from darkness (Sophia Institute), el testimonio de Teresa Yanaros de su abandono de la fe, práctica ocultista y regreso a la Iglesia
Recuperando el control sobre su vida y cuerpo
Comenzó así otro viaje “largo y arduo” para Teresa, el de abandonar el ocultismo o volver a aprender a caminar junto a Cristo. Solo tras varios años profundizando en las Escrituras, acudir a un programa de posgrado de formación en Teología, retomar la práctica sacramental o sustituir su cosmovisión ocultista por otra cristiana, Yanaros pudo volver a tener el control sobre su vida… incluso sobre su propio cuerpo.
Hoy, Yanaros se dedica a alertar a otros de los peligros asociados al tarot y al ocultismo, basado para ella en una gran mentira como es la idea de que podemos utilizar unas cartas para acceder a un conocimiento divino, hasta el punto de que se refiere a la lectura de cartas como la “anti-oración”, porque te apoyas en tu propio entendimiento para obtener conocimientos divinos, en lugar de rendirte al plan de Dios.
“Las cartas del tarot y otras prácticas ocultistas no pueden por sí mismas conseguir lo que prometen. Algo más debe llenar ese vacío, la imaginación humana o lo demoníaco. Es por eso que el tarot viola el primer mandamiento. Las cartas son un ídolo y Dios no habla a través de ídolos ni nos da información a través de cosas que nos alejan de Él”, explica.
Cómo acceder al conocimiento según la Iglesia
En último término, Yanaros, también advierte de la curiosidad y la soberbia intelectual, que puede llevar al lector de cartas a confundir “la sabiduría divina con sus pensamientos o el conocimiento demoniaco”.
La joven admite que lo que más le costó durante su regreso a la fe fue admitir que la propia Iglesia ya contemplaba cómo acceder a la sabiduría que ella buscaba. Leer las Escrituras, frecuentar regularmente los sacramentos, dedicarse a la oración, practicar disciplinas espirituales…
“Este es el camino correcto hacia Dios, la fuente misma de la Sabiduría divina. Irónicamente, ninguna adivinación puede acceder a lo divino. Todos mis esfuerzos por acceder a Él según mis propios métodos resultaron inútiles y peligrosos. Sin embargo, ahora puedo entenderlo: Dios estuvo esperando todo el tiempo, a que me sometiera a Él, lo aceptara y siguiera humildemente el camino que Él me había trazado”, concluye.
Vídeo del testimonio de Teresa Yanaros en inglés
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