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domingo, 30 de marzo de 2025

Walter Sánchez: «Un abuso sexual fue el disparador que me llevó al consumo de drogas, pero cuando conocí a Dios y encontré el amor en Él, la droga nunca más tuvo protagonismo en mi vida: llevo 25 años libre de drogas»


Walter Sánchez, sanado por el amor de Dios pudo dejar las drogas

* «Cerca de mi casa, a seis cuadras, había una parroquia, y decidí ir caminando hasta allí. El padre, un sacerdote diocesano agregado al Opus Dei, me dijo: “Si tú quieres que Dios te cure, ven a las seis de la mañana a rezar conmigo en el oratorio”. Comenzamos a hacer oración juntos y luego asistía a la Santa Misa. Ese silencio en el oratorio fue fundamental, pues allí encontré el espacio que necesitaba para reencontrarme conmigo mismo y con ese Dios al que anhelaba para curar mis heridas»

Vídeo del Opus Dei en el que Walter Sánchez cuenta su testimonio

* «Dios me permitió formar a una persona que hoy tiene un centro de rehabilitación con 17 años de trayectoria. San Josemaría decía: ‘Yo amo a Dios porque me da la gana’ y eso lo adopté en mi vida: ‘Yo no vuelvo a usar drogas porque no me da la gana, aunque se caiga el mundo’. Estoy agradecido del padre que me ayudó, pues llevo 25 años libre de drogas. Cuando él llegó a esta parroquia, sentí que había llegado por mí. Lo que Dios hizo en mí fue un milagro, porque ni yo ni quienes intentaban ayudarme podíamos hacer nada, pero yo me dejé amar por Dios» 

Camino Católico.- Walter Sánchez estaba sumido en el mundo de las drogas, el dinero y relaciones fallidas. Un abuso sexual en la infancia le había destrozado la vida. Todo cambió cuando conoció a un sacerdote que le animó a dejarse amar por Dios y a permitir que Él le ayudara a salir del pozo en el que se encontraba. cuenta su testimonio en un vídeo del Opus Dei. Esta es su historia contada en primera persona:

Nuestros primos cuidaban de nosotros, y fue ahí donde uno de ellos que me llevaba más o menos 10 años de edad trastocó mis emociones y mi intimidad personal. Para mí fue un abuso sexual. Desde entonces repudiaba mi cuerpo y sentía incluso ciertas confusiones. Y eso creó en mí una agresividad pasiva y una rebeldía aún mayor contra mi familia.

Me aislé de mis hermanos. Me echaran del colegio en primaria y para mí fue un golpe muy duro. A los 14 años tuve mi primera novia, y ahí conocí al tío de esta chica, que me dio por primera vez la pasta básica de cocaína. Fue el refugio perfecto para huir —para anestesiar— mis sentidos, y escapar de todo, incluso de mí...

Específicamente, la violación sexual fue el disparador que me llevó al consumo de drogas. Consumía para vivir y  no podía dormir sin pensar en cómo iba a conseguir dinero al día siguiente. Fue entonces cuando entré en la microcomercialización, creyendo que vendiendo drogas —marihuana y cocaína—, podría sostener mi adicción.

Eso me llevó a conocer mucha gente del malvivir: delincuentes de todo tipo, personas del ámbito de la prostitución… Obviamente en mi casa me dejaron de dar dinero, así que empecé a juntarme con un muchacho que ya tenía experiencia en robos menores. Fue él quien me introdujo en el arrebato de carteras, robar sin que la gente se dé cuenta, y el hurto de llantas de carros… hasta que, finalmente, terminé cinco días en la comisaría.

Lo peor lo vivió mi esposa, quien no solo tuvo que soportar a un adicto, sino también a un microcomercializador que, pese a tener dinero, no le daba lo necesario para sobrevivir. Me sumí en una locura impulsada por la droga, sin darme cuenta del daño que causaba.

Entraba y salía de los hospitales de salud mental. Mi exesposa —que en ese entonces aún era mi esposa—, trabajaba, mientras yo me encargaba de las tareas del hogar. 

Llevaba unos nueve meses sin consumir cuando hablé con ella y le dije: “Mira, yo no quiero volver a drogarme porque si no me voy a morir. Si vuelvo a consumir droga no hay quien me pare. De verdad, si Dios existe, muéstramelo, porque ya no sé qué hacer. Si Él no me saca de esto, entonces no hay nada que hacer”.

Walter Sánchez con el sacerdote que le ayudó a sanar sus heridas y a poder iniciar su centro de rehabilitación para otros

Cerca de mi casa, a seis cuadras, había una parroquia, y decidí ir caminando hasta allí. El padre, un sacerdote diocesano agregado al Opus Dei, me dijo: “Si tú quieres que Dios te cure, ven a las seis de la mañana a rezar conmigo en el oratorio”. Comenzamos a hacer oración juntos y luego asistía a la Santa Misa. 

Ese silencio en el oratorio fue fundamental, pues allí encontré el espacio que necesitaba para reencontrarme conmigo mismo y con ese Dios al que anhelaba para curar mis heridas.

Cuando conocí a Dios y encontré el amor en Él, empecé a conocer quién era yo y diagnostiqué la naturaleza exacta de mi problema. A partir de entonces, la droga nunca más tuvo protagonismo en mi vida, hasta el día de hoy.

Para poder recibir el sacramento del matrimonio, me confesé. Pude recibir el perdón de tantos pecados y sentí el alivio más grande, la descarga más importante de mi vida. Sentí que era un hombre nuevo y, al recibir el sacramento de la comunión, experimenté que pertenecía a Cristo.

Después de un tiempo de formación, el sacerdote me dijo: “Walter, ¿por qué no formas un grupo?”. Respondí que apenas podía con mi vida, y que por tanto no podía ayudar a otros. Él me respondió: “Tú tranquilo, Dios te va a decir cómo”.

Al poco tiempo, entendí el mensaje que el padre me dio y así nació el Grupo Libertad en la cochera de la casa de mis padres, donde recibí el primer paciente. Dos años y medio después, al cambiar de casa, comenzamos a trabajar con profesionales de la salud para que la atención de los pacientes, además de la ayuda espiritual, también tuviera un abordaje profesional.

Me interesé por conocer la espiritualidad del Opus Dei. San Josemaría decía que, para ser santo, el hombre no tiene que hacer grandes cosas. Entonces entendí que mi santidad estaba en el trabajo de la rehabilitación.

Walter Sánchez lleva 17 años rehabilitando personas de las adicciones

Tuve la oportunidad de capacitarme en Italia, en una fundación importante, donde aprendí cómo se manejan las estructuras de rehabilitación y traté de acondicionarla según nuestra cultura. En estos 23 años, hemos recibido unos 3.000 pacientes; y algunos de ellos llevan más de 20 años rehabilitados.

Dios me permitió formar a una persona que hoy tiene un centro de rehabilitación con 17 años de trayectoria. San Josemaría decía: “Yo amo a Dios porque me da la gana” y eso lo adopté en mi vida: “Yo no vuelvo a usar drogas porque no me da la gana, aunque se caiga el mundo”.

Estoy agradecido del padre que me ayudó, pues llevo 25 años libre de drogas. Cuando él llegó a esta parroquia, sentí que había llegado por mí. Lo que Dios hizo en mí fue un milagro, porque ni yo ni quienes intentaban ayudarme podíamos hacer nada, pero yo me dejé amar por Dios.

Walter Sánchez

viernes, 21 de febrero de 2025

Brisvani Alexis Arenas creció sin su papá, bebía y se drogaba, pero fue a un retiro esperando emborracharse al volver: «Comprendí el amor de la Virgen María, me enamoré de ella y pude perdonar a mi padre»


Brisbani Arenas con su medallita de la Virgen, él se enamoró de esa Madre buena del Cielo

* «Decían que me había vuelto loco. La gente no se lo explicaba. Dios me llamó a través de la Virgen y yo me había enamorado. Con Dios todo lo podemos. Un humano sin Dios es egoísmo y destrucción»

 Vídeo de El Rosario de las 11 PM en el que Brisvani Alexis Arenas Suaza cuenta su testimonio

Camino Católico.-  Brisvani Alexis Arenas Suaza es católico, concejal, esposo, padre de 4 hijos, orientador familiar y consejero matrimonial. Es activo en la política municipal del Concejo de Medellín, Colombia, y en el movimiento social Unión Familia.

Aunque Colombia es uno de los países del mundo con mayor porcentaje de cristianos convencidos, el país está impulsando leyes contrarias a Dios, a la vida y a la familia. El aborto está despenalizado hasta la semana 24, se ha legalizado ya el divorcio exprés y en las escuelas se imponen discursos de ideología de género.

Brisvani es hoy activo frente a estos males, pero hace unos años no tenía apenas fe ni le interesaban esos asuntos. Ha explicado qué le cambió en un vídeo de El Rosario de las 11  y Cari Filii hace una amplia síntesis del testimonio. Esta es su historia..

Infancia pobre, juventud con adicciones

Creció sin padre, en un hogar cada vez más pobre. Brisvani de niño fue monaguillo. Su madre, «mujer de fe, rosario y eucaristía» le acompañaba y expresaba su confianza siempre en Dios.

Ya adulto, con cierto dinero al mejorar su situación con un comercio, Brisvani pasó a relacionarse con personas enganchadas al alcohol y la droga, y así también él pasó a dedicar los fines de semana a la borrachera y la droga. «Caí profundamente en el consumo de sustancias, sobre todo de cocaína, y mi vida se fue degradando al punto de que aquella persona que me dio trabajo me tuvo que echar porque le robé dinero», cuenta Brisvani.

Le dieron otra oportunidad laboral. «Como nos pasa mucho a los seres humanos, en las malas nos acordamos de Dios pero en las buenas nos olvidamos de Él. Y cuando empecé a tener dinero para estar bien, me volví a alejar de Dios y de la oración, no escuchaba a mi madre y volví a las malas amistades, al alcohol, a las drogas y todo ese mundo”. Ya no bebía sólo el fin de semana, sino todos los días.

Rezando por su madre

La madre de Brisvani se enfrentó a un grave problema de salud. «Salió conectada a un respirador, como muerta, y el doctor me dijo que lo único que se podía hacer era rezar, porque médicamente no había nada que hacer», recuerda él. Rezó sinceramente por ella. «Le pedí a Dios con tanta fe que nos dio el milagro y al día siguiente, mi madre estaba milagrosamente desconectada. El doctor dijo que no sabía qué había pasado, pero que se recuperó por la noche».

Brisbani Arenas en un encuentro de oración

Como él seguía en la mala vida, su madre le dio un ultimátum: «Si quieres seguir con esa vida, olvídate de mí», le dijo ella. Él, impresionado, decidió aceptar ir a un retiro espiritual al que le invitaron en 2007. Su idea era ir y, una vez acabado, volver a la bebida. Pero la Virgen cambió sus planes.

María, una Madre en el Cielo

En aquel retiro rezó con sinceridad. En una oración de perdón, entendió que haber sido abandonado por su padre afectaba toda su vida. ¿Cómo perdonar a ese padre ausente? «Yo tenía un odio inconsciente hacia él. Por eso, cuando me decían que Dios era padre no podía comprenderlo», recuerda.

Pero con la Virgen María pasaba exactamente lo contrario. «Cuando me hablaron de María, lo entendí porque mi madre sí era una María, una mujer buena, sacrificada… Fue muy fácil comprender el amor de María y me enamoré de ella. Hasta entonces no había sido capaz de perdonar, pero cuando me dieron la bendición de la Virgen, gracias a ella se me dio la gracia de poder perdonar a mi padre».

Él cambió por completo al instante. Desde aquel día, Brisvani comenzó a rezar el rosario, a ir a misa, frecuentaba grupos de oración, los sacramentos, evangelizaba y acudía a retiros. También se consagró a la Virgen.

«Decían que me había vuelto loco. La gente no se lo explicaba», recuerda. Pero su explicación era clara: «Dios me llamó a través de la Virgen y yo me había enamorado».

Cristiano en la vida pública

Han pasado 8 años desde ese retiro. Hoy es padre de una familia que le hace muy feliz, y es un militante defensor de la vida y la familia en la política municipal y el asociacionismo, con el movimiento Unión Familia.

También su acción política la relaciona con un signo mariano. Le propusieron empezar su acción política el 26 de diciembre de 2022, día de la primera aparición de la Virgen de Chiquinquirá. Dio el paso público de aceptar ese reto junto con su esposa en el Santuario de la Virgen de Guadalupe en 2023, durante una invitación a México para participar en un retiro de matrimonios.

«Allí confirmé el apostolado, la misión de ser concejal. Ahora llevamos un año trabajando en el concejo de Medellín por la familia, por la niñez, por el trabajo y por la dignidad del ser humano con principios católicos, convencidos de que con Dios todo lo podemos». Y advierte: «un humano sin Dios es egoísmo y destrucción».

jueves, 29 de agosto de 2024

Héctor García Phoenix, cantautor católico, se alejó de Dios y tocó fondo: «Fui a un retiro y descubrí que Jesús existe y, suceda lo que suceda en mi vida, no quiero alejarme de Él»

 

Héctor García Phoenix

* «Dios te mete en problemas fuertes, porque el estar con Dios es un luchar todos los días. Pero es peregrinar por la santidad a la que todos estamos llamados. Y lo único de que tengo certeza es que de la mano de Dios voy a encontrar la mejor respuesta. Buscamos a Dios con la mente. Y hay que acercarse a Él con el corazón. Es esencial ir con el corazón abierto para que Dios pueda entrar. Hay que pedirle, y dejarle, que nos dé la oportunidad de conocerle, y a la Virgen decirle: ‘no te conozco pero dame la oportunidad de comprobar que tú eres la Madre de Dios’, aconseja. Y de paso nos recuerda que “Dios nunca rechaza a quien quiere conocer a su Madre»

Camino Católico.-   Héctor García Phoenix, cantautor católico, nació en Tamazula, Jalisco, México, y a la edad de 19 años se fue a los Estados Unidos. En ese entonces vivía alejado de Dios, no entendía la importancia de Dios en la vida de un ser humano, hasta que tocó fondo. Vivió un retiro y fue para él la experiencia más grande que ha tenido en su vida al comprobar que Dios existe, y desde entonces su trabajo ha sido descubrir quién es Jesús. Por medio de la música, trata de evangelizar dejando atrás un pasado alejado de Dios. Cuenta su testimonio de conversión en un  vídeo de Mater Mundi TV.

De adolescente rezaba el Rosario a la fuerza y se cansó

Ahora está en camino, “y mi vida está cambiando mucho. Dios es la mejor opción que podemos tener, la mejor manera de vivir el sufrimiento y las alegrías de esta vida”, dice en la entrevista conducida por Matilde Latorre.

Casado y padre de 3 hijos, de pequeño vivió una religiosidad popular. Nada de ir a misa salvo alguna ocasión excepcional, como su primera Comunión, la Confirmación, la boda de su hermano y poco más. De muy pequeño también alcanza a recordar que cada 12 de diciembre le vestían y cargaba con saquitos de azúcar o frijol para las peregrinaciones que arrancaban desde el centro del pueblo y terminaban en un templo cercano que se llama Santuario de la Virgen de Guadalupe. 

Fue su abuela quien empezó a introducirle en el rezo del Santo Rosario. “Lo rezaba a la fuerza. Primero que si un día a la semana. Me quedaba dormido. Después me aumentó a dos días, después a tres días y después ¡todos los días! Hasta que un día me enfadé, me cansé y buscaba la forma de llegar tarde a casa para evitar a mi abuela y al Rosario”. Aquello le avergonzaba. “Era un adolescente y no quería que me asociaran con eso de rezar, quería que me vieran como un chico normal”, asegura.

Adicciones y vacío, música  e interpelación a Dios sobre su existencia

Héctor se fue a vivir un tiempo a Estados Unidos. Allí empieza a caer en adicciones y un modo de vida de confusión. “Empecé a sentir ese vacío que como humanos no entendemos y tratamos de llenar de las más diferentes maneras”. En búsqueda de una salida, se cruzaron en el camino mormones, evangélicos… Gente que “hablaba de Dios, pero criticaban mi fe. Y, aunque fuera una fe poco devota, no me gustaba que atacaran mi fe, una fe que ni conocían”, lamenta. 


Héctor García Phoenix con su familia

“Me regalaron un disco y creo que fue por ahí por donde empezó Dios a remover mi vida. Aquellas canciones me hicieron acabar llorando a gritos y preguntar: no sé quién eres, pero si existes ayúdame. No quiero ser esto que soy“.

A insistencia de su esposa, acudió poco después a un retiro donde sucedió algo que no esperaba. En aquel retiro descubrió que Jesús existe. “Existe y, aunque no lo conozca, suceda lo que suceda en mi vida, no quiero alejarme de Él”, decidió Héctor allí. “Definitivamente encontré el tesoro escondido y no lo quisiera perder jamás. Aunque no soy santo y cometo muchos errores, definitivamente quiero vivir el resto de mi vida de la mano de Cristo”.

Me sentía especial por sentir a Cristo, pero eso también se convierte en una responsabilidad. No es que creyera que mi misión era convertir a la gente, pero sí hablarles de Dios. “Eso ya de primeras provoca que te etiqueten y que te rechacen. Mucha gente se aleja de ti, incluso en tu propia familia, en tu matrimonio”, admite Héctor.

Las persecuciones, las dificultades, las luchas, son parte de la vida cristiana. Y tenemos que reconocernos imperfectos, apunta el cantautor. “Dios te mete en problemas fuertes, porque el estar con Dios es un luchar todos los días. Pero es peregrinar por la santidad a la que todos estamos llamados. Y lo único de que tengo certeza es que de la mano de Dios voy a encontrar la mejor respuesta”, afirma con determinación.

A Cristo de la mano de la Guadalupana

Su abuela falleció al poco tiempo de que Héctor regresa a México. Unos 10 años después, vivió una experiencia espiritual que relata en el video. “Si me creen o no, eso no me importa. Yo sé lo que vi”, dice Héctor. “Vi a mi abuela vestida de blanco, descalza y radiante”. “Y allí también vi una Mujer, con una misma túnica blanca y con un manto azul, de un color azul que no existe en la tierra, y que resplandecía”. Tomó de la mano a su abuela y ambas desaparecieron.


Héctor García Phoenix con dos de sus hijos

Cuando Héctor empezó de nuevo a ir a misa, se encontró con una imagen de la Virgen a la que reconoció: “Esa fue la Mujer que yo vi”.

El cantautor advierte que “buscamos a Dios con la mente. Y hay que acercarse a Él con el corazón. Es esencial ir con el corazón abierto para que Dios pueda entrar. Hay que pedirle, y dejarle, que nos dé la oportunidad de conocerle, y a la Virgen decirle: no te conozco pero dame la oportunidad de comprobar que tú eres la Madre de Dios”, aconseja. Y de paso nos recuerda que “Dios nunca rechaza a quien quiere conocer a su Madre”.

Héctor García se considera un converso en camino, que quiere transmitir que “soy una persona transparente” y que asume que su “peregrinar es parte de la lucha por la santidad a la que todos estamos llamados”.

Otro aspecto que para el cantante mexicano es importante sin duda es su familia conformada por él, su esposa y sus tres hijos. Tratan de vivir cerca de Dios de la mejor manera posible y el ser una persona devota lo ha cambiado definitivamente para bien, pues antes no le dolía el pecado, pero ahora, al conocer su fe y estar enamorado de Cristo, caer en pecado es algo doloroso para él y lo transmite a los suyos.

“Ahora me duele muchísimo cuando caigo en pecado. Hoy oro más y me abandonó en Dios pero sin dejar de caminar, porque al final todo a su tiempo se acomoda”.


Héctor García Phoenix

Nueve discos

Quien escucha la música de Héctor García se lleva una gran sorpresa. La mezcla de ritmos y letras captan enseguida la atención, suenan distinto y cada canto tiene su particularidad. Como cantautor, la inspiración no le llega solo de la imaginación, sino de cada emoción, recuerdo y vivencia. Con una familia sostenida por Cristo y una misión que cada día alimenta y comparte, este mexicano radicado Arizona, Estados Unidos, está “loco por Cristo”.

Gracias a la música son muchos los escenarios y las experiencias por las que ha pasado y, poco a poco, con ayuda de muchas personas, no todas involucradas con la fe, ha crecido como cantautor, mejorando constantemente sus producciones de ritmos variados, con especial gusto por la banda, buscando siempre hacer el bien. Compaginado con esto, está su programa de streaming “Locos por Cristo”, en el que presenta entrevistas, testimonios, vivencias de fe y por supuesto, música, que puede verse en su canal de Youtube.

“Bueno, si soy sincero, ni yo sé cómo hago para hacer este trabajo. Lo único que he hecho son dos cosas, como decía San Agustín, orar como si todo dependiera de Dios y trabajar como si todo dependiera de mí. Y sobre todo soñar, le dejo todos mis sueños a Dios, en sus manos, y me dejo sorprender por Él. Por momentos no es fácil, pero Dios pone los medios para hacerlo llevadero”.

Para Héctor, quien no se cansa de perseverar, estar “loco por Cristo” es estar dispuesto a hacer lo necesario para que otros conozcan a Cristo, sin importar lo que diga la gente, incluidos los mismos cristianos.

Su estilo musical, desplegado en nueve discos, no está definido, lo mismo puede incluir mariachi, estilo sierreño, norteño, banda, tropical, cumbia y hasta un toque de picardía. Héctor se define a sí mismo como un cantante loco, sin límites ni estilos exclusivos.

Los planes de Héctor son seguir trabajando por sus sueños, pero el más importante, dice, “es llegar hasta el último día de mi vida enamorado de Dios. En todo lo demás dejo que Dios siga marcando el camino, aunque en momentos duele, te desespera, pero también te alegra”.


jueves, 4 de abril de 2024

Joseph Lebèze: «Con 8 años vi a mi padre matar a mi madre, viví en la calle, quería suicidarme, pero por la misericordia de Dios me bauticé, confesé, perdoné y soy sacerdote»

 


* «Yo estaba pensando en casarme y tener hijos, así que tuve que discernir. Hablé de ello con mi párroco y me propuso ir a varios seminarios, entre los que muchos no me querían por mis antecedentes. Finalmente entré en la Casa Saint-Augustin de París. Acepté que Dios me llamaba, con la condición de que fuera feliz, perdoné a mi padre, fui a su tumba, le dije que no toleraba lo que había hecho pero que siempre seguiría siendo mi padre. Es un gesto que necesitaba hacer. A través de su perdón, Dios me dio este ministerio, por el que Dios ahora da su misericordia al resto. No hay nada más hermoso»

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domingo, 4 de febrero de 2024

viernes, 12 de enero de 2024

Robyne Ferri sentía rabia con Dios por haber dejado morir a su madre, se hizo gogo dancer y adicta a las drogas: «Fui a misa, el Señor me habló y le dije: ‘Voy a vivir centrada en ti’»

 


 «Escuché una voz que resonó en todo mi cuerpo y supe al instante que era Dios. Lo oí tan claramente en mi ser, que sentí como si hubiera sido audible en toda la iglesia. Llena de misericordia, amor y ternura, decía: ‘Este es tu hogar, Robyne, este es tu lugar. Vuelve a casa’. Al mismo tiempo tuve la sensación de algo parecido a una cascada de misericordia y amor brotando sobre mí desde lo alto de mi cabeza hasta la planta de mis pies. Volví a oír la voz decir las mismas palabras y supe que yo no merecía ese amor incondicional, pero que se me estaba ofreciendo absolutamente» 

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sábado, 25 de noviembre de 2023

Eder Chávez, el rapero que pone su talento al servicio de Cristo: «Viví en ambiente de calle, violencia y vicios. Me confesé, volví a nacer, vivo con paz inmensa y Dios guía mis pasos»

 


* «En mi primer acercamiento con la iglesia surgió en mí la necesidad de hacer música para Dios, pero no me sentí digno de hacerlo. Al recuperarme de mis adicciones, esperé un año más para comenzar a rapear, pues quería prepararme, vivir mi fe como un buen católico y estar seguro que hablaría de Dios con todo mi corazón. No dejaba de sentir la inquietud por la música, así que una noche, al platicar con el Señor, le dije, ‘si Tú quieres que rapee para ti, pues ¡aquí estoy!’. Entiendo la misión que Dios puso en mi corazón, y si a través de estas canciones y de su ritmo un muchacho puede encontrar el camino a Dios, entonces quiere decir que estoy cumpliendo con mi encomienda»

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lunes, 5 de septiembre de 2022

Thierry delinquió, estuvo en la cárcel, salió y se hizo adicto a las drogas y se metió en el ocultismo: «¡Me confesé y quedé liberado de mi adicción! Entendí que Jesús me ama»

 * «Yo no tenía ninguna costumbre de ir a misa, y allí, durante una celebración, el Evangelio me golpeó directamente en los oídos. ‘Zaqueo, date prisa y baja’ (del árbol donde se había subido para ver a Jesús, Lc 19, 5). Enseguida comprendí que Jesús se dirigía a mí. Es como si dijera: ‘Thierry, date prisa y baja’. Pero no comprendía qué quería decir. Le di vueltas a esa frase todo el día en mi cabeza y en mi corazón. Por la noche, durante la vigilia de Adoración, llevaban la Hostia en procesión. Cuando la vi, comprendí que era Jesús vivo, realmente presente. Me eché a llorar, aquello me cambió por completo. Era evidente que no podía seguir viviendo como antes. Tenía que hacer algo por Jesús que es alguien que nos ama a nosotros antes de que sepamos que Él existe. Es nuestro amigo, nuestro confidente, nuestro padre»


Camino Católico
.-  Thierry creció en una familia de cultura cristiana, pero sin práctica religiosa alguna. Él quería ser militar, pero un año antes de enrolarse su vida se torció,  estuvo año y medio en prisión, y al salir se hizo adicto al cannabis y se metió 10 años en el ocultismo, el esoterismo  y en la nueva era… Él mismo cuenta en primera persona su testimonio en un video de Découvrir Dieu:

El vídeo-testimonio de Thierry en Découvrir Dieu puede verse con los subtítulos en español entrando en subtítulos C, acto seguido en la ruedecita de la derecha de configuración, luego en subtítulos, después en traducir automáticamente y eligiendo el español

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