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miércoles, 18 de septiembre de 2024

Rafael Guzmán era alcohólico con 8 años: «Fui a un retiro sin fe y Cristo me lo arrancó, me sanó milagrosamente, me transformó y por eso soy sacerdote»


 Rafael Guzmán superó su adicción por la gracia de Cristo, milagrosamente, y se hizo sacerdote

* En el retiro un joven cogió el micrófono y comenzó a hablar: «El Señor tiene poder para sanar tu vida, para rescatarte, para sanar a tu familia, a tu madre…» En ese momento sin saber por qué, Rafael comenzó a llorar sin poder controlarlo: «No sabía qué me pasaba, se rompió algo dentro de mí, fui sacudido de una manera tan fuerte que me quedé en silencio sin saber lo que ocurría»

Vídeo de El rosario de las 11 pm en el que Rafael Guzmán cuenta su testimonio

Camino Católico.-   En Bolivia, Rafael Guzmán desde que era un niño, por pura inocencia, comenzó a beber precozmente cuando tenía 8 años hasta que quedó completamente enganchado. Invitado al canal El rosario de las 11 pm, Guzmán relata que “no deseaba ser alcohólico», pero mientras cuidaba al ganado en los campos de Bolivia vio como los vaqueros comenzaban a beber dulces licores y, «por curiosidad», empezó a consumir con ellos cada noche durante tres meses.

Al volver a la ciudad tres meses después, se sintió perdido. «En cada fiesta o cumpleaños, cogía una botella de ron y comenzaba a beber hasta que quedaba atontado. Creé un vicio no por gusto personal, sino por el gusto de lo dulce e imitar lo que otros hacían», explica. Pero pronto quedó atrapado en la «euforia y enajenación» que le producía y con 14 años estaba completamente adicto. Bebía al antes, durante y después del colegio y cuando no bebía, «no entendía por qué comenzaba a sudar, a temblar y a sentirme perdido. Necesitaba hacerlo».

En distintas entrevistas ha subrayado que “yo era alcohólico, andaba borracho y peleando en las calles, hacía escándalos en mi casa. Humillé a mi madre y casi la mato, peleaba con mi hermano por todo y por nada. Era una vida que yo creía que era normal. Era increíble porque cuando uno se ata a los vicios y a la mediocridad uno piensa que todo es normal. Yo creía que era normal, pero era una desgracia de vida…”.

Sin embargo, Fray Rafael Guzmán, conocido por sus hijos espirituales como el Padre Rafael, confiesa que experimentó la presencia del Espíritu Santo y su vida cambió radicalmente y sus ganas de beber se esfumaron para siempre. Todo se transformó cuando sin fe ni práctica religiosa, acudió a regañadientes a un retiro de oración y al ver la felicidad de los católicos, supuso que repartían drogas en los confesionarios que les hacía estar alegres. Lo que no podía pensar es que Cristo le sanaría milagrosamente de su adicción.

Peleas y sin control

Fue a los 14 cuando comenzó a meterse en peleas, sus resultados escolares eran desastrosos y empezó a ser consciente trató de dejarlo por sus propios medios, pero no pudo. Explica que llegó un punto que perdió todo control sobre sus capacidades motrices y su propia voluntad.

De pronto, su madre cayó gravemente enferma. «No sabían lo que tenía, la operaron, la ingresaron y por último la devolvieron a casa sin saber qué hacer», en medio de «fiebres muy altas» y sin sensibilidad en brazos y piernas, explica.

En aquel tiempo, la poca voluntad que le quedaba la destinaba por completo al alcohol: «Pensaba que mi madre lo hacía a propósito para que yo no saliese de noche. Creía que mentía y comencé a desearle la muerte mientras se deterioraba».

La salud de su madre acaparó todos los gastos, muchas veces no tenían «ni para comer» y el alcohol empezó a ser difícil de conseguir. «Caminaba como loco, sin dinero, caminando sin rumbo kilómetros y kilómetros hasta que oscurecía y volvía a casa, pero no aguantaba el vacío que sentía», menciona.


Rafael Guzmán fue a un retiro y Dios transformó su vida y ahora predica él enseñanzas para que cada persona ponga su vida en las manos del Señor

Invitado a un retiro va creyendo que iban a beber

Una noche de Semana Santa, un conocido le invitó a un retiro de oración pero lo único que conocía de la fe era la imagen «vieja, arisca y castigadora» de Dios que le presentaron las religiosas en la escuela. «Algo en mi corazón hacía que le rechazase y prefería no creer», explica.

No quiso saber nada del retiro hasta que al día siguiente, su amigo consiguió que le rebajasen el precio a la mitad. «Con tal de no ver tus mentiras, me voy a un retiro», le dijo a su madre enferma. El mismo Rafael cuenta que sus intenciones no eran buenas, pues creía que iban «a beber pasarlo bien en el sentido mundano con mujeres».

La realidad fue bien distinta y quedó sorprendido ante la oración, los cánticos de alabanza y el fervor con que los jóvenes adoraban al Señor animados por el sacerdote. «¿Qué es todo esto?», se preguntó. Especialmente al ver una larga fila de personas que esperaba a ver al sacerdote. «Vamos a confesar nuestros pecados», le dijeron.

Su sorpresa llegó al extremo cuando veía que no pocos entraban llorando y salían con una sonrisa en la cara. «Ya sé por qué la gente es así en este lugar, el sacerdote reparte marihuana a los muchachos y por eso salen riendo», pensaba.

Una sacudida del poder sanador de Dios

El último día de retiro, el joven comenzó a sentir de nuevo como su cuerpo se revolvía y demandaba el alcohol cuando un joven cogió el micrófono y comenzó a hablar: «El Señor tiene poder para sanar tu vida, para rescatarte, para sanar a tu familia, a tu madre…»

En ese momento había captado su atención y sin saber por qué, comenzó a llorar sin poder controlarlo. «No sabía qué me pasaba, se rompió algo dentro de mí, fui sacudido de una manera tan fuerte que me quedé en silencio sin saber lo que ocurría», explica.

«Cuando volví a casa y vi a mi madre temblando, me di cuenta de que realmente yo la estaba matando con mi vida», recuerda.

Desde aquel momento, una serie de extraños sucesos comenzaron a perseguirle. El primero fue el siguiente fin de semana, cuando comenzó a beber sin control, como en una especie de «venganza» por no haber podido hacerlo durante el retiro. «Fue como si hubiese tomado agua, no me afectó«, recuerda.

«¿Qué me han hecho en ese retiro?», se preguntó durante días. Poco tiempo después, su amigo le invitó nuevamente a unas jornadas de oración y testimonios, donde escuchó multitud de sanaciones de padres, madres e hijos… y también de alcohólicos.


Rafael Guzmán predicando una enseñanza del evangelio

Rafael Guzmán predicando una enseñanza del evangelio

El final milagroso de una adicción

«Llegué a casa, me encerré en el baño y, sin saber rezar, dije: `Señor, si es verdad lo que dijo la gente, no quiero beber más´», rezó. Durante un mes no pudo dormir, temblaba histérico y se encerraba toda la noche en el baño de rodillas, pidiendo ayuda para evitar el alcohol. Desde entonces, son 21 años los que lleva sin beber: «Cristo me lo arrancó».  

El joven no entendía nada, pero continuó yendo a los retiros «ansioso por saber qué había pasado». Guzmán iba a contar su testimonio cuando el sacerdote dijo: «No quiero nada de hablar de cómo has dejado de fumar, de beber… ¡Eso es fácil! Quiero que des testimonio de lo que Dios ha hecho en tu vida».

Entonces comprendió que él no había sido el único salvado por el Señor: «Lo que los médicos, el hombre, el dinero o la medicina no pudieron hacer lo hizo el Señor. Mi madre estaba totalmente sana y también la relación en mi familia, los estudios… me dijeron que no servía para nada y terminé mi carrera de ingeniería ambiental, un grado superior y trabajando en una empresa de importaciones», relata.

“Fue increíble, me quitó las ganas de beber, comencé a tener insomnio, dolores en mi cabeza, en mi pecho y creí que me estaba volviendo loco. Pero vino el Espíritu Santo a mi vida fue una libertad total, como si me hubieran sacado un casco de la cabeza y comencé a hacer muchas cosas en mi vida. El Señor me transformó, se lo debía todo y se lo sigo debiendo, y nunca voy a poder pagarle lo que ha hecho en mi vida. Por eso me hice sacerdote. Y eso es lo que también quiere hacer en tu vida, si tienes el valor. Depende de ti»; concluye.

Fray Rafael hoy en día es un sacerdote de la Orden de Predicadores de Santo Domingo de Guzmán, conocidos como los Padre Dominicos y desde el inicio de su ministerio ejerció la pastoral de sanación física, interior y de liberación.

miércoles, 28 de agosto de 2024

A Vincent la muerte de su padre le alejó de Dios, se «refugió» en la droga y el alcohol, pero encontró una grabación en la que su papá decía: «Sé un hijo en quien vive Jesús»

 


* «Papá me había hablado muchas veces de religión. Decidí ir a ver a un sacerdote para hablar con él. Le confié todo lo que guardaba en mi corazón, todo aquello que lamentaba. Al final, en nombre de Jesús, me perdonó todo. Me sentí como liberado… Comprendí que la única persona -no la droga y el alcohol- que podía llenar mi corazón era Jesús. Cogí la poca droga que me quedaba en la habitación, me fui a la calle y busqué una alcantarilla. Dije en mi corazón: «Señor, hago esto por Ti». Y lo tiré. Luego fui a ver a mis amigos para poner fin a unas relaciones nefastas que me estaban hundiendo. Fue así como, de un día para otro, dejé la droga»

Camino Católico.- Vincent nació en una familia católica practicante: iban a misa los domingos y a diario procuraban rezar juntos por la noche. Hasta que algo vino a turbar esa paz familiar y la propia fe del joven.

El adiós y el regreso de papá

«Cuando tenía 14 años perdí a mi padre por un cáncer. En ese momento me rebelé. Dios es quien da la vida y quien la quita. Entonces, ¿por qué yo? ¿Por qué mi padre? ¿Por qué ahora? ¿Qué he hecho para merecer esto?», se torturaba pensando.

Ese rechazo provocó que cada vez le costase más rezar: «Pero cuanto menos rezaba, más vacío sentía mi corazón. Y entonces, para colmar ese vacío, me drogaba y bebía alcohol, porque era la única solución que veía».

Sabía que hacía mal, pero «había perdido la esperanza«, confiesa a Découvrir Dieu: «Me hallaba en el fondo de un pozo. Intentaba huir de una realidad que no comprendía, y en situaciones como esa uno sigue dentro de la droga porque no ve salida posible ni imaginable».

Un día, cuando tenía 16 años, trasteando entre cosas viejas de la casa encontró en un mueble una vieja grabadora: «Antes de su segunda operación, papá había grabado en ella sus últimas voluntades para el caso de que saliese mal. Esa grabación se dirigía a mí: «Vincent, lo único, lo más importante para mí, es que sigas siendo un hijo de la Luz» (cf Lc 16, 8), es decir, un hijo en quien vive Jesús. En ese momento sentí una gran culpabilidad, porque yo estaba muy lejos de ser un amigo de Jesús, dado que me drogaba y bebía».

Yo te absuelvo de tus pecados…

La semilla sembrada por quien le hablaba ahora desde el otro mundo seguía plantada en el corazón de Vincent, así que sabía lo que tenía que hacer: «Papá me había hablado muchas veces de religión. Decidí ir a ver a un sacerdote para hablar con él. Le confié todo lo que guardaba en mi corazón, todo aquello que lamentaba. Al final, en nombre de Jesús, me perdonó todo».

«Me sentí como liberado», recuerda Vincent, quien aún recibió un buen consejo de quien acababa de absolver sus pecados: «Vincent, ahora tienes que saber que Dios está presente y Dios te ama, pero tienes que luchar”.

Salió del templo dispuesto a hacerlo: «Comprendí que la única persona -no la droga y el alcohol- que podía llenar mi corazón era Jesús. Cogí la poca droga que me quedaba en la habitación, me fui a la calle y busqué una alcantarilla. Dije en mi corazón: «Señor, hago esto por Ti». Y lo tiré. Luego fui a ver a mis amigos para poner fin a unas relaciones nefastas que me estaban hundiendo. Fue así como, de un día para otro, dejé la droga».

No muchos años después, Vincent conoció en la parroquia a una estudiante que le invitó a una reunión de jóvenes cristianos.

Un versículo y un anuncio

Una vez allí, llegó el momento de una vigilia de Adoración, y en las escaleras que subían hasta el lugar del encuentro había unas cestas llenas de unas tarjetas con frases de la Biblia. Cogió la suya: «Cuando empecé a rezar, leí la frase y era de la Epístola a los Romanos, capítulo 12, versículo 18: «En la medida de lo posible y en lo que dependa de vosotros, manteneos en paz con todo el mundo». Pensé en aquellos viejos amigos con quienes me drogaba y en mi corazón me planteé una pregunta: «Señor, ¿qué quieres que haga?»»

En ese momento, una señora tomó el micrófono y dijo: «Entre estos dos mil jóvenes hay uno de unos veinte años que, ante el Santísimo Sacramento, se está preguntando qué hacer. Y Jesús simplemente le dice: «Quiero quedarme contigo»»

Vincent se sintió abrumado: «Comprendí que esas palabras estaban inspiradas por Dios y que Dios, a través de esa señora, se dirigía a mí para unirse a lo que yo había vivido, a mi sufrimiento«.

Y esta vez sí, Jesús se quedó habitando en él, convirtiéndole, según los deseos de su padre, en un hijo de la Luz: «Jesús se ha convertido en un amigo, un verdadero amigo en quien encuentro mi fuerza. Sigo sufriendo por mi padre, pero ahora hay Alguien con quien puedo contar«.

viernes, 5 de abril de 2024

Arianna Valarezo: «Me alejé de Dios, sufría por falta de amor, abusé del alcohol, hice terapias con ayahuasca, chakras, hasta que en coma en la UCI Dios me tomó en sus manos»


* «Creo que no intenté suicidarme solamente por la gracia de Dios… Entregué mi corazón al Señor y finalmente le entregué mi vida para su servicio. En esta liberación el Señor cortó las cadenas con el alcohol y la falta de amor que me esclavizó durante tantos años. Todo esto no fue inmediato, duró más o menos 3 años. Al día de hoy no puedo vivir sin rezar el Rosario diario y trato de recibir los sacramentos lo más seguido posible. Diariamente me comunico con Jesús y Él guía todas mis decisiones. Es increíble cómo la vida cambia. He sufrido la persecución de ciertas personas de mi entorno, pero Dios nos ha protegido y nos ha bendecido con todo lo que necesitamos para vivir tranquilas. Ahora le consulto cada vez que tomo una decisión importante. Es un Padre exigente pero a la vez amoroso y comprensivo, y sobre todo es un Dios VIVO. No es fácil seguir a Jesús, cada día es una lucha y sigo siendo una pecadora. Caigo siempre pero tengo la confianza de que Él me levantará y de que jamás me abandonará. La Virgen María ha sido y es mi gran intercesora. Ella rezó al pie de mi cama cuando estaba en coma para que Dios me diera una segunda oportunidad y sigue intercediendo por mí»

Vídeo del testimonio de Arianna Valarezo publicado el 27 de abril de 2022

Camino Católico.-  Arianna Valarezo nació en una familia católica en la que se rezaba, pero en la universidad «me alejé de Dios, sufría por falta de amor, abusé del alcohol, hice terapias con ayahuasca, imanes, chakras, hasta que en coma en la UCI Dios me tomó en sus manos», explica a Aleteia en un testimonio en primera persona. Así explica su conversión:

lunes, 1 de abril de 2024

Lourdes Pérez, triste y lejos de Dios, probó el esoterismo, pero se convirtió con el rosario, una sanación de la Virgen y una confesión en Medjugorje: «La felicidad se llama Dios»

* «Medjugorje es un centro espiritual impresionante, grandísimo, allí la presencia de Dios se palpa. Yo fui con mi mochila bien cargada de pecado. Yo, y mi actual marido, porque entonces vivíamos en pareja. Allí fue mi primera confesión. Rompí a llorar delante del sacerdote. Le conté mis remordimientos, lo que había hecho. Ahí empezó el cambio, porque mi marido me pidió matrimonio allí, en el Monte de las Apariciones de la Virgen. En Medjugorje hice ayuno, lo que la Virgen pedía, y yo pedí luz a la Virgen… y así fue saliendo de esas cosas esotéricas, con sutileza, poco a poco»

Camino Católico.-  Lourdes Pérez, de Sevilla, ha contado cómo se educó en una familia sin práctica religiosa y vivió en una tristeza mundana y sin Dios. El Camino de Santiago, el rezo del rosario y una curación asombrosa por intercesión de la Virgen cambiarían su vida y la sacarían de la tristeza. Lo ha explicado en “Cambio de Agujas“, el programa de testimonios de HM Televisión.

domingo, 28 de enero de 2024

Dios habló fuerte a Timothy Murphy, homosexual, ateo, poeta reconocido y también a Alan Sullivan, su pareja de siempre, y se convirtieron al catolicismo


Camino Católico.-
 
Timothy Murphy nació en 1951 en Minnesota en una familia católica que tendría otros cinco niños. Era monaguillo en la parroquia cuando tenía apenas 6 años, y un chico mayor abusó sexualmente de él. Más tarde, a los 18 años, sufrió abusos sexuales otra vez, en el instituto, por parte de un jesuita que estaba a punto de ordenarse sacerdote.   Con estos antecedentes, en el instituto desarrolló atracción por el mismo sexo y odio hacia la iglesia y Dios. Era un joven sensible e inteligente, enamorado de la literatura, malo en deportes, pero con dos pasiones: la caza y la poesía. Y muy pronto, con una adicción especialmente destructiva, el alcohol.
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lunes, 22 de enero de 2024

Priscille Roquebert odiaba desde niña a su padre alcohólico: «Sufría su cólera, me sentí abandonada por Dios, pero viendo ‘La Pasión’ me encontré con Jesús y el perdón»

 


* «Comprendí que Jesús, mi hermano, había muerto por la salvación del mundo, que había muerto por mí y para salvarme a mí. ‘Él conoce todas mis heridas. Jesús, el Hijo de Dios, las ha padecido mucho antes que yo’ pensé. El camino del perdón se abrió ante mí. Comprendí que el perdón no es una simple casilla que una marca para ser buena cristiana. Es un camino de paciencia, de sanación y de humildad. Comprendí que Dios quería mi bien y que necesitaba que yo le dejase hacer. Y que cuando se plantase el perdón, tendría que darlo gratuitamente.  El odio es  un veneno. Se apoderó de mi corazón y de todo mi ser. Si no le hubiese perdonado, no sé dónde estaría hoy. El perdón no lo borra todo, pero quienes no conocen el perdón deben ser muy desgraciados. El perdón es exigente, pero nos libera»

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sábado, 2 de diciembre de 2023

John Edwards era Bautista, cambió la fe por las drogas y en prisión «Jesús habló a mi corazón: `lo intentaste, ahora tienes una nueva vida y te vas a ir de aquí conmigo’»   

 


 «Me levanté después de la Misa para irme, llegué a la puerta, y de repente, sentí una mano en mi hombro. No conocía a nadie allí. Me di la vuelta y dije `padre´, refiriéndome al sacerdote, y me dijo: ‘Hola, John’. Recordó mi nombre, me había conocido una vez cinco años antes. Y dijo: ‘No sé por qué tu familia no está aquí, pero Dios quiere que te diga que todo va a estar bien’. Y lo miré y pensé, ‘¿cómo puede saber eso?’ Y él dijo: ‘John, disfruta tu día, feliz Pascua’. Se dio la vuelta y se fue. Fui y me senté en el auto de mi papá y dije: ‘Eso es todo, eso es todo. Voy a recuperar a mi familia. Voy a dar mi vida a ti, Señor’… Dios dice: ‘Oye amigo, solo necesito un poco de ti. Solo necesito tu corazón y tu confianza’. Estas cosas muy simples» 

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sábado, 25 de noviembre de 2023

Eder Chávez, el rapero que pone su talento al servicio de Cristo: «Viví en ambiente de calle, violencia y vicios. Me confesé, volví a nacer, vivo con paz inmensa y Dios guía mis pasos»

 


* «En mi primer acercamiento con la iglesia surgió en mí la necesidad de hacer música para Dios, pero no me sentí digno de hacerlo. Al recuperarme de mis adicciones, esperé un año más para comenzar a rapear, pues quería prepararme, vivir mi fe como un buen católico y estar seguro que hablaría de Dios con todo mi corazón. No dejaba de sentir la inquietud por la música, así que una noche, al platicar con el Señor, le dije, ‘si Tú quieres que rapee para ti, pues ¡aquí estoy!’. Entiendo la misión que Dios puso en mi corazón, y si a través de estas canciones y de su ritmo un muchacho puede encontrar el camino a Dios, entonces quiere decir que estoy cumpliendo con mi encomienda»

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