* «Durante 35 años he interpretado a Francisco en lugares cargados de historia y espiritualidad -monasterios, abadías o plazas de iglesias. Cada actuación es como un boceto. Una etapa de un viaje interior que nunca termina. Me llamaron especialmente la atención las actuaciones que hicimos en Roma en 2017, durante el festival Fratello, la peregrinación de la gente de la calle. Los hombres y mujeres de la calle son mi familia. San Francisco era grande porque seguía siendo muy pequeño. También me siento muy cercano del cura de Ars, Charles de Foucauld… Como ellos, dejé de crecer, de perseguir el éxito, la fama, el poder y el dinero; son señuelos, calamidades. Como ellos, abracé la pobreza. La habitación de 17 m2 en la que he vivido durante 45 años es muy sencilla y, sin embargo, ¡me siento como en un palacio!»