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viernes, 25 de octubre de 2024

Niccolò Reale, ateo y «blasfemo en serie», se ha hecho católico hablando de ciencia y fe y leyendo a San Agustín: «Encontré los sacramentos, la Eucaristía, el Bautismo, la adoración eucarística y seré seminarista»

Niccolò, ante las reliquias de San Agustín en la basílica de San Pedro in Ciel d'Oro en Pavía (Italia), donde se conservan / Foto: Instagram @summacognitio

* «Una noche discutía -lo hacía a menudo- con mi amigo Christian, que entonces era cristiano evangélico, de ciencia y fe. Fue una discusión, un debate en el que él estaba mucho mejor preparado que yo y salí de allí cambiado, volví a casa con ganas de abrirme a Dios… Cuando empecé a leer las primeras palabras de San Agustín, pensé: ‘Así que los católicos también creen en Dios …’. Me fascinó esta figura, seguí meditando sobre su vida y sus obras, anotando sus citas. Estaba descubriendo a un hombre que hablaba de Dios como no había oído hacer a nadie. También tenía una historia parecida a la mía... con una juventud alejada de la fe, vivida en el mundo»

Camino Católico.- Su nombre es Niccolò Reale, pero en Instagram es conocido como Summacognitio y a quienes aterrizan en su perfil, casi catorce mil seguidores, les dice: "Siempre he sido anticatólico, tanto durante mi ateísmo como después de mi conversión al protestantismo. Mi forma típica de evangelizar consistía, en primer lugar, en atacar a la Iglesia católica. Pero, en realidad, nunca había profundizado en lo que realmente decía el catolicismo". 

Sólo tiene 26 años, pero su vida está llena de giros, game changer, como los llaman hoy, sliding doors, encuentros o momentos que de repente cambian el curso de una historia que parecía ya escrita. Toscano, ingeniero químico, nacido en 1998, Niccolò es hijo único de una familia "católica no practicante" que se desmorona cuando él es aún muy pequeño. Se queda a vivir con su madre y la mujer, tras la separación, mira al cielo y poco a poco se acerca al cristianismo ingresando en la Iglesia Evangélica Pentecostal, y en esa fe cría a su hijo. Niccolò, aún así, como muchos jóvenes de su edad, se considera autosuficiente, plantea como superflua cualquier conversación sobre Dios y más aún, lo ve como opuesto a la ciencia y a esa razón que quiere convertir en el eje de su vida. 

Raffaella Frullone le ha entrevistado en el número de octubre de Il Timone y lo ha traducido Verbum Caro en Religión en Libertad:

-Si tuvieras que fijar un primer punto de inflexión, en tu vida, ¿dónde lo colocarías?

-En enero de 2019. Por aquel entonces, no solo me declaraba ateo, sino que era un blasfemo en serie. Una noche discutía -lo hacía a menudo- con mi amigo Christian, que entonces era cristiano evangélico, de ciencia y fe. Fue una discusión, un debate en el que él estaba mucho mejor preparado que yo y salí de allí cambiado, volví a casa con ganas de abrirme a Dios y al día siguiente volví a la iglesia, a la iglesia evangélica, por supuesto, a la que tanto había ido de niño con mi madre, y a partir de ahí empecé de nuevo a escribir, a hacer apologética, tenía mucho interés en que mi fe estuviera enraizada en la razón. En ese momento empecé a desarrollar el deseo de compartir lo que estaba viviendo, mi fe, los dones que había recibido. Y así abrí mi perfil de Instagram; era el año 2022. 

-¿En ese momento cómo veías a los católicos?

-Como a personas bajo el yugo de la ley, de la idolatría, de María, de los santos. A ellos también me dirigía con mi página, tenía la idea de contribuir a su conversión: como recién convertido quería devolver a mis hermanos católicos al lugar donde yo creía que había verdadera fe, la Iglesia evangélica.

Niccolò Reale, en una entrevista 'on line' sobre su conversión

Así que ni siquiera dudé en atacar al catolicismo, al que presenté como una secta que se había inventado un montón de cosas, mi intención era simplemente desmontarlo pieza a pieza, para mostrar el engaño. 

-Y aquí entra en tu vida nada menos que San Agustín, si no me equivoco...

-En diciembre de 2020 fui a un mercadillo de segunda mano, cosa que hacía a menudo, a buscar libros filosóficos; pero me topé con las Confesiones y pensé que era un volumen sobre la práctica de la confesión, la que hacían los sacerdotes católicos; sólo costaba un euro y pensé que era una herramienta que podía desmontar con provecho.

Sin embargo, no lo leí inmediatamente, sino más de un año después. Cuando empecé a hojearlo y a leer las primeras palabras, pensé: "Así que los católicos también creen en Dios ...". Me fascinó esta figura, seguí meditando sobre su vida y sus obras, anotando sus citas. Estaba descubriendo a un hombre que hablaba de Dios como no había oído hacer a nadie. También tenía una historia parecida a la mía... con una juventud alejada de la fe, vivida en el mundo. En ese momento me convencí de que Agustín era prácticamente un protestante.

Niccolò, venerando las reliquias de San Agustín en la basílica de San Pedro in Ciel d'Oro en Pavía (Italia), donde se conservan / Foto: Instagram @summacognitio

Pero mientras tanto, cada vez llegaban más católicos a mi página, así que opté por un "giro ecuménico", opté por limitar los ataques a la Iglesia católica y crear un ambiente en el que se hablara de fe, pero en el que todo el mundo pudiera sentirse como en casa. 

-Es entonces cuando llega, de nuevo, un punto de inflexión, en el tren.

-Así es; delante de mí había un hombre hablando por teléfono, hablaba de un funeral. Me quedé impresionado y decidí acercarme a él: "Siento haber escuchado su conversación, me he enterado de este duelo, pero ¿usted cree en Dios?", "Soy sacerdote", me contestó. Y entonces le dije que yo era evangélico, e intercambiamos números de teléfono. 

-Pero este tampoco fue el último 'turning point' ....

-No, exacto. Algún tiempo después hice un ayuno, el ayuno de San Daniel: es un ayuno que se hacía en mi iglesia y era bastante exigente y serio, duraba tres semanas y la última semana prácticamente sólo se comían verduras; yo no comía verduras y me alimentaba de escritura. Estás llamado a rezar mucho, ese es el verdadero alimento, de lo contrario no tiene sentido, y también a leer mucho y, por supuesto, yo leía a Agustín, el Comentario al Evangelio de San Juan, y en un momento determinado el santo se dirige a quienes están fuera de la Iglesia católica, así que de hecho me estaba hablando a mí. Con verdad y caridad juntas.

Niccolò empezó a mirar a Roma con otros ojos tras leer a San Agustín. Foto: Instagram @summacognitio

Esas palabras fueron para mí una epifanía. Poco a poco sentí el deseo de empezar de cero, de releer a los Padres de la Iglesia sin un filtro protestante, y allí encontré los sacramentos, la Eucaristía, el Bautismo, el primado de Roma... Pero está claro que la nuestra es una religión de la carne, no basta con un libro. Y así fue como volví a contactar con el sacerdote del tren, el padre Sergio. Allí comenzó mi andadura católica, encontré una sacralidad que no había experimentado antes, los sacramentos, la adoración eucarística. 

-Entonces se acaban los golpes de efecto.

-No, en realidad no, siempre he querido dedicar mi vida a Dios y en octubre, después de un proceso de discernimiento, comenzaré mi andadura en el seminario. 

-Ahora tu página de Instagram se ha convertido en una voz que habla de tu fe católica, a menudo te diriges a los protestantes, ¿no te parece que hay un poco de timidez en la casa católica, en esto?

-Sí, mi modelo sigue siendo el santo de Hipona, que por un lado amonestaba a quienes seguían las herejías, y por el otro, con caridad, sólo tenía el objetivo de volver a traer las almas a casa. Y a eso estamos llamados todos hoy.

Traducción de Verbum Caro.

jueves, 17 de octubre de 2024

Eduardo Peys, maltratado y abandonado por su madre, sin fe, sin bautizar, pidió a Dios que ayudara a su novia y Él le respondió sanando a los dos: «Dejé de odiar y todo mi pasado dejó de doler»


Eduardo Peys contando su testimonio de conversión el pasado 5 de octubre 

* «Pasamos los tres días en el Vaticano! Había una sala de adoración allí, y me arrodillé y empecé a orar por mis padres, por mi madre que me había abandonado. No sabía por qué lo hacía. Cuando escuché ‘amor’ y vi esa palabra en la pizarra, entendí que había rezado por mi madre como un gesto de amor. Y en la mesa, ante los compañeros, me puse a llorar, hiperventilando, y todos preocupados, y yo les decía: ‘No os preocupéis, que en realidad lloro de alegría’. Y en ese momento todo, absolutamente todo, dejó de doler. Ya no sentía odio ni rencor a mi madre, a mi madrastra. Sigo el camino del Señor, todo me lo sanó. Tengo una relación de confianza con Dios, ¡me ha quitado un dolor tan grande! Ahora cuando pasan cosas malas, sé que tengo a Dios conmigo, y soy más fuerte»

  

Testimonio de Eduardo Peys en la inauguración del curso pastoral de la Diócesis de Getafe 

Camino Católico.- Eduardo Peys compartió su testimonio de renovación y conversión el sábado 5 de octubre en el encuentro de inauguración del curso pastoral de la Diócesis de Getafe que tuvo lugar en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús. Un camino de fe que le llevó a recibir el Bautismo en la Vigilia Pascual de este año y a casarse hace tres meses con su novia Judith. Este chileno de 34 años lleva en España desde hace 12 años. Llegó a nuestro país para ganarse la vida trabajando en la construcción. En la actualidad, reside en la localidad de San Martín de la Vega y pertenece a la Parroquia Natividad de Nuestra Señora. En Camino Católico publicamos en octubre del año pasado su testimonio que el desgranó como ejemplo del poder del kerigma para sanar y tocar corazones en un encuentro ante responsables diocesanos de Primer Anuncio de toda España.

"Vengo de familia pobre, en Chile. Nadie era cristiano en mi casa y no me bautizaron. Sufrí maltrato por parte de mi madre, palizas. Yo sentía claramente que mi madre no me quería. Incluso me ponía a comer separado en una esquina. De niño, a menudo iba a una iglesia cercana, porque allí me trataban bien y sentía cariño", explica.

"A los 14 años descubrí que mi madre ¡no era mi madre! Era una vecina que me había alojado todo este tiempo. Supe por qué mi madre real me dejó de lado, una historia no muy agradable. Al saberlo me explotó la cabeza y estuve unos meses con depresión. Me dijeron que en España vivía mi tía por parte de mi madre real, que se ofrecía a cuidarme. Así dejé a mi familia, a mis hermanos y mi contacto con la iglesia", cuenta Eduardo.

Llegado a España, estableció las líneas que marcarían su vida. "Me dije: la vida es dura, levántate tú, nadie te levantará". En España sufrió algunas desgracias, fue víctima de estafas, tuvo problemas con papeles... "Yo le echaba las culpas a Dios y me decía: 'soy fuerte y ni la vida ni Dios ni nadie podrá conmigo'".

A partir de cierto momento, las cosas le empezaron a ir mejor, "aunque en silencio, yo lloraba, con mi mochila del pasado".

Enamorarse da fuerza... y vulnerabilidad

Conoció a Judit. "Era una chica muy buena, bondadosa, me enamoré locamente. Con su sonrisa, su mirada, me dio lo que nunca había tenido. Ella me hacía feliz y me hacía reír. A veces me contaba cosas de la Iglesia, pero yo no quería saber nada de ese tema", explica.

Cuando Judit entró a trabajar en el Ejército, ella empezó a sufrir acoso y bullying y entró en una grave depresión. "Se fue su sonrisa. Y yo, por primera vez en mi vida, ya no podía presumir de mis fuerzas autónomas. Nada ayudaba a Judit: ni psicólogos ni pastillas ni yo. Eso me puso de rodillas", cuenta Eduardo.

"Algo le había pasado en Tierra Santa"

En septiembre de 2022, los padres de Judit fueron a Tierra Santa y volvieron entusiasmados.  La madre ya era una firme cristiana, pero el padre era más tibio. "Nos invitaron a comer y por primera vez ahí escuché un testimonio de una persona impactada por Dios. Mi suegro, que había ido a regañadientes, había vuelto transformado de Tierra Santa. Le había pasado algo en Tierra Santa y se había convertido profundamente. No entendí mucho de la historia que nos contaba. ¡Pensé que le había afectado el incienso! Pero lo cierto es que sus ojos no eran los mismos, eran ojos que brillaban, y esos ojos con su brillo me tenían sorprendido".

El 8 de octubre de 2022 Judit sufrió un brote agresivo, a las 4 de la mañana. Eduardo se sentía inútil, incapaz de ayudarla. "Me fui de casa, caminando, llorando, y aparecí junto a la parroquia de San Martín de la Vega. Me senté en un banco, miré la cruz y entre lágrimas hablé a Dios y oré. Le dije: 'Nunca antes te he pedido nada en mi vida. Por favor, ayúdala a ella. No a mí, a ella'. Y me volví a casa".

Unos días después, empezaron unas catequesis en esa parroquia.  "Allí iba mi suegro entusiasta, convertido a viento y marea. Y me dijo mi suegra: 'vente tú también'. Yo le dije: '¡Pero si no estoy ni bautizado!'. Pero pensé: 'Pedí ayuda a Dios, y a lo mejor es un pago o una penitencia que he de cumplir'".

Eduardo Peys sufrió maltrato y una vida complicada, abrirse al perdón fue difícil, pero Dios le condujo hacia allí

Dios te ama y te envía señales

Con esa idea, empezó a acudir a las catequesis. "Hoy quiero a esos catequistas con locura, pero en ese momento no los quería nada. Eso sí, de nuevo, me asombraban sus ojos. Un catequista planteó: '¿qué es lo más importante?'. Yo dije: la familia. Pues no, él insistía en que sólo el amor. Yo pensé: "Este hombre no tiene ni idea. ¡Como él sí tiene su familia desde siempre, no la valora!".

Los catequistas tenían un mensaje muy directo y sencillo para dar: que Dios siempre está ahí, que te ama, que te envía señales y "has de sacarte las gafas de madera que no te dejan ver".

En las catequesis en San Martín de Valdeiglesias Eduardo fue conociendo a Jesús

Reticente y de mal humor, pero en las catequesis en San Martín de la Vega Eduardo fue conociendo a Jesús y el amor de Dios.

Esas catequesis empezaron a tocar a Eduardo. Le tocaban las canciones, los testimonios, y que Judit acudía y recobraba la alegría. Judit sonreía en esas catequesis y eso alegraba a Eduardo y le hacía perseverar en esas sesiones.

"El problema es que se hablaba mucho de perdón y amor y eso, en la historia de mi vida, no lo veía, y por eso me dolía. Perseveré porque sentía que Dios me ayudaba. Un día que se habló del perdón, empecé a llorar una vez en casa, porque me dolía el corazón. Dije: 'solo sé que me duele el corazón, necesito redimirme'". Ni siquiera estaba muy claro que entendiera a qué se refería con la palabra.

Ese sábado se quedó solo en casa. Le habían hablado de la teleserie cristiana 'The Chosen', y pensó en ponerla como ruido de fondo mientras jugaba videojuegos en la consola. Pero pronto dejó la consola y miró con atención la historia de María Magdalena, que sufría y pensaba en suicidarse. "Ella sigue a una paloma y ve a Jesús, y al aparecer Jesús, se me puso a latir fuerte el corazón, a hacer cosas raras. Y Jesús dice entonces: 'No temas, porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mía'. Y yo pensé, al escuchar eso, que estaba respondiendo a lo que yo había pedido".

En ese momento sonaron las campanas llamando a la misa de 7. "Fui corriendo a misa, y la homilía era sobre el perdón. Y le dije a Dios: no sé lo que quieres, pero confío en ti. Seguiré lo que Tú me digas".

Desde ese momento, esperaba con ganas las catequesis, y luego las Cenas Alpha, con sus vídeos y sus temas de fe. "La tercera sesión trataba sobre el perdón. Yo era incapaz de perdonar a mi madre y me sentía mal. 'Con lo que me han hecho, no puedo perdonar', decía".

Su párroco, Jesús Úbeda, actual vicario de Evangelización en la diócesis de Getafe, le dijo: "Si abres la carne y empiezas a tratar al corazón, puede ayudar; aunque es verdad que, aunque va sanando, duele".

Orar por los que os trataron mal

Eduardo y Judit fueron a Roma: era un viaje breve que habían comprado muchos meses antes, antes de tener fe. "¡Pasamos los tres días en el Vaticano! Había una sala de adoración allí, y me arrodillé y empecé a orar por mis padres, por mi madre que me había abandonado. No sabía porqué lo hacía".

Eduardo Peys dio el paso a confiar en Dios, a orar por los demás, y con ese amor el perdón acabó de sanar su vida interior

Eduardo dio el paso de confiar en Dios, orar por los demás, y con ese amor el perdón acabó de sanar su vida interior. Se preparó con alegría para recibir el bautismo y los otros sacramentos, que acogió con emoción y alegría en la pasada Vigilia de Pascua.

De vuelta a España, la siguiente sesión de Alpha trataba sobre el mal. Y su enseñanza central era: "el mal se combate con amor".

"Cuando escuché 'amor' y vi esa palabra en la pizarra, entendí que había rezado por mi madre como un gesto de amor. Y en la mesa, ante los compañeros, me puse a llorar, hiperventilando, y todos preocupados, y yo les decía: 'No os preocupéis, que en realidad lloro de alegría'. Y en ese momento todo, absolutamente todo, dejó de doler. Ya no sentía odio ni rencor a mi madre, a mi madrastra. Y a la cena siguiente todos me dijeron: 'Eduardo, te ha cambiado la mirada, estás distinto'".

"Desde entonces, sigo el camino del Señor, que todo me lo sanó", concluye su historia. "Tengo una relación de confianza con Dios, ¡me ha quitado un dolor tan grande! Ahora cuando pasan cosas malas, sé que tengo a Dios conmigo, y soy más fuerte", asegura.

jueves, 10 de octubre de 2024

Colin Smith era protestante y se convirtió al catolicismo: «Escribí centenares de cartas a mi familia para explicarles la fe y todos se han hecho católicos. He quedado asombrado por la Providencia»

La búsqueda de la verdad de Colin Smith, el primero por la derecha, ha llevado a la conversión de toda su familia que entraron en la Iglesia Católica la pasada Solemnidad de la Asunción, el 15 de agosto, en la casa madre de las hermanas dominicas de Nashville donde está tomada la imagen. De izquierda a derecha están los hermanos de Colin, Andrew y Abby, y sus padres, Beth y Byron, junto a él - Foto: Colin Smith

* «La razón más obvia de escribir las cartas fue mi amor por mi familia y un deseo genuino de que encontraran la plenitud de la vida cristiana que yo creía haber encontrado. Aunque, escribí concretamente cartas porque no quería darles lecciones. Explicar la posición católica frente al protestantismo lleva mucho tiempo, y dar lecciones sería incómodo. Las cartas añaden un toque personal, que sabía que sería bien recibido. Me había ganado la reputación de ser sólido en mi fe. Fue una experiencia maravillosa, pero también me sentí tentado a considerarlo un logro mío, lo cual no fue así. Las cartas no provocaron la conversión. Los factores más importantes estaban totalmente fuera de mi control. Fue un honor ser el padrino de mi padre y de mi hermano. Tuvimos a muchos de nuestros amigos católicos presentes, lo que fue una gran alegría»

Camino Católico.- Colin Smith es un estudiante de la universidad católica de Notre Dame (Indiana, EE.UU) que se convirtió hace apenas cuatro años. Tiempo en el que no se quedó quieto y escribió cientos de cartas para convencer a su familia de que hicieran lo mismo, y funcionó. El portal National Catholic Register acaba de recoger su historia. "¡Me faltan las palabras! Ha sido surrealista ver cómo nuestra historia se hacía pública y la compartían tantos católicos", publicó Smith recientemente en X. El joven se crió como un protestante evangélico devoto, hasta que se convirtió al catolicismo antes de comenzar su primer año de universidad en Notre Dame.

Después de su conversión, Smith decidió escribir cientos de cartas a sus padres y a sus dos hermanos menores explicándoles el razonamiento teológico de su fe. Cuatro años después, sus padres, Beth y Byron, y sus hermanos, Abby y Andrew, ingresaron a la Iglesia Católica el 15 de agosto, Solemnidad de la Asunción de María, en la casa madre de las Hermanas Dominicas de Santa Cecilia en Nashville, Tennessee.

Smith ha explicado cómo la búsqueda de la verdad en medio de una cultura secular y progresista atrajo a sus padres y hermanos a la Iglesia. El estudiante ha compartido la inspiración que había detrás de los cientos de cartas que escribió a los miembros de su familia.

"A principios de la escuela secundaria, me enfrenté a las preguntas típicas de esa edad: ¿Dios realmente existe? ¿tiene sentido la resurrección? ¿La Biblia es verdad? Decidí examinar los principios básicos de la religión y experimenté un intenso entumecimiento espiritual. Hasta que sentí a Dios nuevamente cuando los sacerdotes y las hermanas dominicas entraron en mi vida, especialmente el padre Dominic Legge. Él visitaba nuestra casa para cenar y siempre me sorprendía lo razonable que hacía parecer el cristianismo", comenta Smith.

"Las cartas no provocaron la conversión. Los factores más importantes estaban totalmente fuera de mi control. Fue un honor ser el padrino de mi padre (momento de la imagen) y de mi hermano", dice Colin - Foto: Colin Smith

"Me presentó a Santo Tomás de Aquino y al tomismo, especialmente al Instituto Thomista, que él dirigía, y a Pints ​​with Aquinas, un podcast presentado por Matt Fradd. Profundizar en la Summa Theologica hubiera sido demasiado, pero estos resúmenes me ayudaron a conocer su pensamiento. Con el tiempo, comencé a leer los escritos de Santo Tomás, y ​​estas fuentes me convencieron de la fe cristiana. Me impresionó la cantidad de excelentes preguntas que planteaba Santo Tomás, que yo nunca había considerado".

"El estudio del tomismo fue profundamente terapéutico para mí. Cambió totalmente mi forma de ver el mundo y borró gran parte de la basura de la filosofía moderna que había absorbido a través de la cultura. Decidí que, como honestidad intelectual, debía darle al catolicismo una oportunidad de persuadirme. Cuando me sumergí en la tradición católica, me di cuenta de que había demasiados puntos en discordia, así que decidí centrarme en las cuestiones de autoridad".

"San John Henry Newman finalmente me convenció de las pretensiones de autoridad del catolicismo al resolver mis preguntas sobre por qué los Padres de la Iglesia estaban en desacuerdo sobre muchas cuestiones teológicas. Todo encajaba y me convencí del catolicismo en mi último año de secundaria. Me convertí al catolicismo el verano siguiente, antes de entrar en Notre Dame, en la Casa de Estudios Dominicos".

Sin embargo, paradójicamente, los "enemigos de la Iglesia" tuvieron un papel importante en su conversión y en la de toda su familia: "Años antes de mi propia conversión, mi familia puso a mi hermana en una escuela feminista muy secular. La situación se volvió insostenible. Mi hermana fue castigada por dibujar un árbol de Navidad en la pizarra porque podría ofender a algunos estudiantes. Nuestros padres decidieron entonces enviarla a la Academia Santa Cecilia, la escuela católica para niñas que está al final de la calle, dirigida por las hermanas dominicas. ¡A través de esta escuela, las hermanas dominicas y los sacerdotes de la Provincia Oriental entraron en nuestras vidas!".

"Los enemigos de la Iglesia ayudaron a traer a los dominicos a mi vida y a la de mi familia. Gracias a las payasadas de una escuela progresista mi familia conoció a los dominicos y el padre Dominic Legge se convirtió en mi mentor".

Sobre cómo percibió su familia su conversión, Colin explica que fue difícil. "Aunque nunca me desincentivaron a no hacerlo. Mi hermana había asistido a la Academia Santa Cecilia, y estaba más familiarizada con la fe que el resto. Aun así, todos asistieron a mi confirmación, que me pareció una muestra impactante de amor y de apoyo", cuenta.

"Los enemigos de la Iglesia ayudaron a traer a los dominicos a mi vida y a la de mi familia", dice Colin Smith

Y, entonces, Colin decidió escribirles cartas. "La razón más obvia de hacerlo fue mi amor por mi familia y un deseo genuino de que encontraran la plenitud de la vida cristiana que yo creía haber encontrado. Aunque, escribí concretamente cartas porque no quería darles lecciones. Explicar la posición católica frente al protestantismo lleva mucho tiempo, y dar lecciones sería incómodo. Las cartas añaden un toque personal, que sabía que sería bien recibido. Me había ganado la reputación de ser sólido en mi fe. Algunos miembros de la familia consideraban que podía ser un defecto, pues creían que había sido a expensas del corazón. Las cartas eran una excelente manera de demostrar amor, el atractivo emocional de la fe y proporcionar argumentos intelectuales".

"Cuando escribí estas cartas, ya conocía bastante bien la mayoría de los argumentos católicos. Sin embargo, The Fathers Know Best fue un excelente libro que consulté durante todo el proceso para encontrar las referencias rápidas a los Padres de la Iglesia que quería citar en mis cartas".

Además de las cartas, hubo lugares que tocaron especialmente a sus familiares. Roma, por ejemplo, fue un sitio importante en la conversión de su madre. "El lugar que más la impactó fue, sin duda, el Circo de Nerón. Ella y yo habíamos estado hablando mucho sobre la Eucaristía, pero una visita a la Basílica de San Pedro cambió todo. Ella me dijo que su guía le estaba explicando el gobierno de Nerón, cuando se volvió a mi hermano para comentarle que Nerón era un hombre malvado. Pero, el guía defendió a Nerón, argumentando que él nunca odió a los cristianos. Más bien, pensaba que eran "raros" porque se comían a su Dios. Mi madre se quedó perpleja y pidió una aclaración. El guía confirmó que la razón de muchos martirios era la negativa a retractarse de que la Eucaristía es la verdadera carne y sangre de Cristo. Más tarde, tras esta anécdota, empezó a aceptar la Presencia Real".

Ver a los miembros de su familia crecer en la fe, ha sido para Colin todo un regalo. "Fue algo extraordinario. Es fácil imaginar un movimiento gradual hacia la conversión, sin embargo, a veces, parecía que se estaban deshaciendo los avances. No pude ver lo que estaba sucediendo hasta casi el final del proceso. Una vez que me di cuenta de lo que había sucedido, quedé asombrado por la Providencia".

"Fue una experiencia maravillosa, pero también me sentí tentado a considerarlo un logro mío, lo cual no fue así. Las cartas no provocaron la conversión. Los factores más importantes estaban totalmente fuera de mi control. Fue un honor ser el padrino de mi padre y de mi hermano. Tuvimos a muchos de nuestros amigos católicos presentes, lo que fue una gran alegría", concluye Colin Smith.

martes, 8 de octubre de 2024

Gregory Czerwicki: «En la cárcel, un ateo me recomendó leer la Sagrada Escritura y empezó mi camino de conversión, descubrí la vida de Jesús de Nazaret, quien me mostró que yo valía algo»


Gregory Czerwicki inició su relación con Dios en una celda de la cárcel con 17 compañeros. Actualmente visita los centros penitenciarios para ayudar a los detenidos y a la vez persevera en la fe e invita a los otros a leer la Palabra de Dios

* «A menudo me cuestionaba varias cosas sobre las que había leído en las Escrituras. Además, mis 17 compañeros de celda no ayudaban. Al contrario, refutaban todo esto, decían que era un mito. Este proceso duró cuatro años. Más tarde me armé de valor para arrodillarme junto a la cama y orar. El proceso de conversión me mostró que puedo ser más valiente, porque alguien me acompaña en todo esto, no estoy solo. Ese alguien era, por supuesto, Jesús… Soy un exconvicto que cambió completamente su vida gracias a su conversión y hoy viajo a penitenciarías y centros de detención juvenil para compartir mi testimonio y dar esperanza a quienes se sienten derrotados»

Camino Católico.- Gregory Czerwicki pasó 12 años en prisión. Sin embargo, decidió cambiar su vida y ayudar a los demás. Hoy, este feliz esposo y padre se reúne con presos y jóvenes escolares, dando testimonio de que se puede cambiar de vida, mostrando como ejemplo sus propias experiencias muy difíciles. 

Gregory Czerwicki es autor del libro "No estás condenado", que, como él mismo dice, es "la historia de un ex presidiario que primero lo perdió todo: su familia, su libertad, casi pierde la vida, fue puesto tras las rejas durante 12 años, y luego, después de salir de la cárcel… lo ganó todo”. Entrevistado en el portal polaco Misyjne, habla de cuán importante ha sido encontrar a Cristo en la Sagrada Escritura para su resurrección personal. 

Gregory Czerwicki y su libro "No estás condenado"

- Su historia es una prueba de que la conversión es un proceso que puede tener éxito incluso cuando requiere mucho esfuerzo y tiempo. ¿Pero es la conversión un proceso que termina algún día?

– La conversión es un proceso, un camino que dura hasta la muerte. En mi caso, este proceso lleva 14 años y ahí. El proceso de conversión ocurre todos los días, tiene lugar en mi corazón, en mi cabeza, pero en realidad todo se basa en construir relaciones. Mi conversión comenzó por un impulso, este impulso fue la Sagrada Escritura. El proceso de conversión tampoco es uniforme. Hay momentos mejores y a veces más difíciles, pero cada día es un proceso de transformación.

- ¿Así que no puedes señalar un momento en el que entraste en el camino de la conversión?

– Es difícil señalar un momento concreto, pero entrar conscientemente en el proceso de conversión estuvo ciertamente relacionado con la lectura de la Sagrada Escritura, descubrir la vida de Jesús de Nazaret, quien me mostró que yo valía algo. Me mostró el camino que poco a poco empezaba a recorrer y que empezaba a conocer.

- ¿Había más alegría y fascinación por esta nueva etapa de la vida o más miedos y ansiedades?

- A veces pensaba que era imposible, que no funcionaría. En esos momentos me gustaba volver al fragmento del Evangelio donde el paralítico es llevado a Jesús por sus amigos. Su conversión comenzó gracias a otro hombre, gracias a la ayuda de sus amigos. Fueron ellos quienes lo llevaron a Jesús y allí comenzó su relación con Cristo. Gracias a esto, llegó la curación. Pero antes de que llegara la curación, primero estaba el perdón de los pecados. A mí me pasó lo mismo. Conocí a un amigo, un ateo, que me recomendó las Sagradas Escrituras.

Gregory Czerwicki en prisión y después de salir de ella

- ¿Un ateo que recomienda las Sagradas Escrituras?

- Así fue. Estando en una celda con diecisiete personas él sabía que yo buscaba esperanza, amistad y amor en la vida. Un día, me recomendó un libro que pensó hablaba de lo que yo estaba buscando. Resultó que era la Sagrada Escritura. Fue él quien puso en marcha todo el proceso que condujo a la conversión.

A menudo me cuestionaba varias cosas sobre las que había leído en las Escrituras. Además, mis compañeros de celda no ayudaban. Al contrario, refutaban todo esto, decían que era un mito. Este proceso duró cuatro años. Más tarde me armé de valor para arrodillarme junto a la cama y orar. El proceso de conversión me mostró que puedo ser más valiente, porque alguien me acompaña en todo esto, no estoy solo. Ese alguien era, por supuesto, Jesús.

- ¿Era usted creyente antes de estar en la cárcel?

– No. Fui bautizado, hice mi Primera Comunión, pero recibí el sacramento de la confirmación sólo después de salir de prisión, sólo cuando conocí a Jesús.

Grzegory Czerwicki con su familia

- Hoy, que está libre y ha formado una familia, sigue acudiendo a las prisiones para acompañar a reclusos al encuentro con Dios. 

- Soy un exconvicto que cambió completamente su vida gracias a su conversión y hoy viajo a penitenciarías y centros de detención juvenil para compartir mi testimonio y dar esperanza a quienes se sienten derrotados.

- Respecto a perseverar en la lectura de la Sagrada Escritura siempre dice: 

- Si te acercas a la Biblia como un libro, la dejarás como un libro. Si te acercas a la Biblia como una Palabra Viva y construyes una relación con ella, existe la posibilidad de que tengas una relación con esta Palabra más a menudo. Sí, porque una persona puede llegar a la conclusión de que "Dios ya me está guiando", que "ya conozco el camino correcto" y entonces dejará de lado la Sagrada Escritura. Este es un desafío común para las personas que viven en la comunidad de la Iglesia desde hace mucho tiempo, que han entrado en una rutina y ya no sienten el impulso de su corazón al escuchar la Palabra de Dios.

Encuentro de Gregory con detenidos en una cárcel

Es como el matrimonio. Cuando la rutina entra en vigor, esa relación puede desmoronarse. Lo más importante es cuidar la relación, encontrar una relación viva en la Palabra de Dios. Dios te invita. Entonces el contacto con la Palabra de Dios será algo vivo, algo que querremos cultivar y cuidar. Jesús me invitó a la conversión a través de la Sagrada Escritura, pero luego esta Palabra me llevó al sacramento de la penitencia y la Eucaristía.

Y abrir la Sagrada Escritura significa construir relaciones. Gracias a la lectura conocemos a un hombre vivo: Jesús. Y Jesús nos muestra cómo vivir.

La resocialización funcionó para mí gracias a Dios, gracias a Su Palabra. Jesús, mi amigo, me dijo: "Gregory, nos prepararemos para salir". Y duró cuatro años la preparación. De la misma manera, ahora, cuando un preso empieza a trabajar conmigo porque quiere prepararse para su liberación, suelo decir que se necesita al menos un año para prepararse bien.